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lunes, 8 de octubre de 2012

SABATON+ELUVEITIE+WISDOM-RAZZMATAZZ 2-BCN-3 OCT-2012


Con el recuerdo de su última vista a principios del año pasado, junto a los franceses Nightmare, todavía fresco, cerca de cuatrocientas personas se dieron cita  en la sala 2 de  Razzmatazz  para presenciar la primera parada  por territorio nacional  del Sweedish Empire Tour,  un periplo  que está llevando por toda Europa a la nueva formación de los suecos Sabaton, presentando su último lanzamiento, el aclamado “Carolus Rex”, un viaje a través de la historia  del antiguo imperio sueco, en un cartel de lo más atractivo y sugerente que se ve completado junto a los veteranos  folk metaleros Eluveitie, que nos presentan, su también conceptual, "Helvetios" y los power metaleros   húngaros Wisdom .

 Los primeros en saltar sobre las tablas fueron los húngaros Wisdom, un quinteto con más de una década de existencia, periodo en el que han facturado dos discos (" Words Of Wisdom", "Judas") y dos epes ( "Wisdom", "At The Gates"). Pocas referencias tenia de esta formación, pero lo cierto es que durante la poco más de media hora de que dispusieron, consiguieron cumplir su función, entretener y calentar al público a base de su ataque dinámico y ágil  a dos guitarras junto a  feroces ráfagas de doble bombo, que les hacían reivindicarse como seguidores del power metal melódico de la década de los noventa, además de incluir en su sonido algunas pinceladas de metal clásico de bandas  como Iron Maiden o Judas Priest. Temas como la inicial “Falling Away From Grace”, o la rapidísima “Live Forevermore”, consiguieron enganchar a un público que mostró una buena predisposición y muchas ganas de pasarlo bien.


También interpretaron temas más crujientes y densos, como el medio tiempo “Somewhere Alone”, muy en la línea del material clásico de Hammerfall, o el uptempo “Heaven And Hell”, nada que ver con el conocido tema de Black Sabbath. La nota de color la puso una muy correcta versión del “Wasted Years” de Iron Maiden, que dio paso al tema hímnico que da nombre a la banda “Wisdom”, para cerrar definitivamente con “Judas”, tema que da nombre a su último trabajo , que supone el estreno de su nuevo vocalista Gabor Nagy.

Una actuación correcta y competente, que se vio un poco deslucida en la parte final por algunos problemas de sonido y por los problemas técnicos que obligaron a uno de los guitarrista a tener que cambiar de instrumento, dejando el sonido del último tema un poco falto de consistencia guitarrera.

Tras el necesario cambio de backline, más que justificado en esta ocasión, debido a las necesidades de espacio que requiere una formación tan numerosa como Eluveitie, los 7 componentes de la banda suiza, salían dispuestos a agradar y convencer con su agresivo folk metal. Aunque en un principio podría parecer una decisión arriesgada, contar en el cartel, con una banda como ellos, lo cierto es que la incertidumbre desapareció rápidamente cuando después del prólogo inicial, empezaron a sonar los enérgicos golpes de percusión que abrían la potente “Helvetios”, donde la interacción de los instrumentos y estructuras típicamente metaleros, voces guturales incluidas, se fundían con los aportes folk de instrumentos como la gaita, la flauta o el “Hurgy durgy”, dando forma a una propuesta  rica en matices y sobretodo muy contundente, que engancho al respetable desde los primeros instantes de actuación.



Habiendo abierto su show de forma prometedora, el ambiente relajado de “Luxtos”, fue calando entre los asistentes que acompañaron con palmas el inicio del tema, mientras Chrigel Glansmann y Anna Murphy, se alternaban en las labores vocales, dando vistosidad a un tema que sonó realmente bien. A pesar de no ser los cabezas de cartel, Eluveitie, demostraron que son una banda con una gran experiencia y profesionalidad, viéndoseles  especial interés en conectar con el público, dando un toque inminentemente metálico a cortes como “Neverland” , mientras se dejaban arrastrar por los sonidos más folk en otros como en el caso de la bella “A Rose For Epona”.


Con un repertorio basado, casi de manera exclusiva, en su último trabajo “Helvetios”, únicamente rescataron el fantástico y coreadísimo “Inis Mona”, de su aclamando “Slania” de 2008, que fue precedido por “Divico” una primeriza composición, que se ha visto rescatada recientemente en su trabajo retrospectivo “The Early Years”. Durante toda su actuación el vocalista y multi instrumentista, Chrigel Glanzmann, ejerció las veces de líder indiscutible del grupo, pero supo dejar a sus compañeros el espacio necesario para su lucimiento personal, lo que permitió que en  cortes como la intensa “Alesia”, consiguieran plasmar la dualidad sonora de una banda capaz de transportarnos  desde   pasajes arrolladores conducidos por el doble bombo del potentísimo batería Merlin Sutter, al lirismo armoniosos con tendencias celtas, encabezado por el sonido de instrumentos como la zanfoña, la flauta o el arpa clásica.

 Con un público rendido ante su propuesta, los de Winterthur  encararon el tramo final de su actuación de la mano de “The Uprising”, en la que volvieron a rescatar su faceta más dura y agresiva, con un tema directo, aunque en esta ocasión no fueran  las guitarras las encargadas de dar velocidad al tema,  sino la trepidante y vertiginosa melodía del violín de Meri Tadic. Como colofón a sus muy bien aprovechados 45 minutos, nos regalaron una fenomenal interpretación de “Havoc”, con la que remataron un fantástico show, con el que dejaron un muy buen sabor de boca y la impresión de que esta noche habían conseguido sumar unas cuantas decenas de seguidores a su causa.


Parecía que las aguas bajaban revueltas en el entorno de Sabaton, que tras facturar su trabajo más complejo y ambicioso hasta la fecha, el conceptual “Carolus Rex”, veían como se producía una espantada general dentro del seno de la banda, dejando como únicos miembros al bajista Pär Sundström y al vocalista  Joakim Brodén. Ambos lejos de tirar la toalla, se pusieron manos a la obra para completar una formación de garantías, que fuera capaz de ayudarles a continuar la carrera de fondo que ha supuesto la trayectoria de Sabaton, una banda que sin llegar a despuntar de manera definitiva, ha ido facturando discos cada vez más completos y elaborados, lo que les ha supuesto una mayor afluencia de espectadores a cada una de sus giras, hasta llegar a convertirles en una de las bandas más solicitadas dentro del circuito de festivales Europeos.

A pesar de todos los cambios sufridos recientemente dentro del seno de la formación sueca, el ahora quinteto, nos ofreció un inicio calcado al de su anterior visita, enlazando el conocidísimo “The Final Countdown” de Europe, a modo de intro, con los toques marciales de “The March To War”, con el que toda la sala empezo a corear el nombre de la banda, antes de que Sabaton saltasen al escenario para abordarnos con una brutal y precisa “Ghost Division”, donde pudimos ver que no han cambiado su habitual indumentaria bélica, encabezados por su vocalista Joakim Brodén,  que se mostró como un auténtico ciclón, comandando al escuadrón sueco, ataviado con su habitual chaleco metálico y sus inseparables gafas de sol, de las que solo se despojó durante los bises. Tras una salida en tromba , que se vio contestada por la calurosísima acogida de un respetable que pareció entregado en todo momento, llegaba la hora  de acercarnos algo del nuevo material, siendo el elegido el hímnico “Gott Mit Uns”, el que puso a toda la pista a saltar, mientras los nuevos guitarristas de la banda ( Thobbe Englund y Chris Rörland), hacían sus pinitos como vocalistas, durante las primeras estrofas del tema, demostrando que están perfectamente acoplados al engranaje de la formación, para posteriormente dejar paso a la demostración de poder y potencia metálica  que supone un tema como la monumental  y épica “Poltava”, que se convirtió en uno de los momentos culminantes de la noche.

Durante todo el concierto el vocalista Joakim Brodén, hizo gala de un gran sentido del humor, mostrándose muy agradecido con todos los presentes y pese a su imagen de “tio duro”, se nos presentó como un tipo simpático, cercano y entrañable, sin cortarse un pelo a la hora de bromear, pícaramente, con un fuet que le tiraron desde las primeras files, o de saludar a unos compatriotas que hondeaban banderas de su país, lo que ayudo a crear un ambiente de comunión total con el público, que fue el encargado de elegir, el clásico “White Death”, como continuación del show, respondiendo a la pregunta del vocalista sobre qué tema queríamos oír. Fue durante la interpretación del citado “White Death”, donde se produjo la anécdota del concierto, que fue la caída del vocalista al tropezarse en una de sus carreras con el pie de micro, dando con sus huesos en el suelo, ante el cachondeo de sus compañeros.

Llegaba el momento de someternos a una nueva doble  ración de su material más reciente de la mano del pomposo y grandilocuente “Carolus Rex”, una autentica gozada en directo, gracias al apoyo incondicional del público en los coros  que se vio fusiononada con una extensa charla que desemboco en  la inevitable “Karolinens Bons”, que fue interpretada íntegramente en el idioma natal de la formación. Regresando a sus temas más épicos, no falto la celebrada “40:1”, con ese filo power metalero, que consiguió arrastrar a la audiencia a corear sus pegadizos estribillos, mientras los músicos se posicionaban en las plataformas laterales, o la más melódica e imprescindible “Cliffs Of Gallipoli” que se ha convertido, con el paso de los años, en una de las piezas imprescindibles dentro del repertorio de los suecos y que estaba incluida en su fantástico “The Art Of War” de 2008. Es en este punto donde me gustaría destacar la necesidad de la banda de incorporar un teclista, ya que llevar los teclados pregrabados les hace perder un poco de frescura e intensidad.
 

Por segunda vez durante la velada, era el momento  de que el auditorio fuera el encargado de elegir el siguiente tema, y la mayoría del respetable, se decantó por la trepidante “Uprising”, que dejaría paso a “Lion From The North”, una de las composiciones más intensas y rabiosas de “Carolus Rex”, que nos volvió a ratificar, el buen estado de forma de una banda que se mostró absolutamente arrolladora e imparable durante toda la actuación, exhibiéndose rabiosa y contundente, pero que fue capaz de dejar, pequeñas pinceladas de emotividad, como por ejemplo durante la ejecución  del primerizo de “The Hammer Has Fallen”, que fue interpretado al teclado por el vocalista, mientras sus compañeros le respaldaban con las acústicas, ambientando, el que sin duda fue el momento más relajado de toda la noche.

Tras el efímero momento de calma, llegaba la hora de rematar su fantástico show de la mano de la siempre efectiva y potente “Attero Dominatus”, que dio nombre a su disco de 2006 y la rotunda y guerrera “Art Of War”, con la que la formación abandono el escenario dejando tras de sí una gran ovación y a un respetable expectante que no dejaba de reclamar la presencia de sus héroes sobre las tablas. Como un tornado se produjo la vuelta del quinteto sobre el escenario, para asestarnos dos golpes precisos y certeros, el primeo, el rotundo y  descomunal “Primo Victoria”, que puso a todos los presentes a saltar, haciendo retumbar los cimentos de la sala 2 del Razzmatazz y la potente y coreada “Metal Crue”, toda una declaración de principios y amor hacia el heavy metal, que fue acompañada por un vistoso juego de luces, que sirvió para poner el broche de oro a una rotunda actuación, que volvió a demostrar la clara línea ascendente de una formación que parece crecerse ante las adversidades y que actualmente se encuentra en un gran estado de forma.






ALFONSO DIAZ

FOTOS CARLOS OLIVER





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