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lunes, 5 de agosto de 2013

EXODUS+AGGRESSION-RAZZMATAZZ2-BCN-3-AGO-2013



Aunque el epicentro del terremoto thrashero que asoló este pasado fin de semana nuestro país se registró en tierras gallegas, una de sus múltiples réplicas se dejó sentir con fuerza en la Capital Catalana, donde los americanos Exodus nos ofrecieron una buena muestra de su potencial y furia metálica, brindándonos un sorpresivo concierto que, enmarcado a principios del mes de Agosto, sorprendió muy positivamente tanto por la actitud y entrega de la banda, como por la afluencia de un público que, esta vez sí, respondió a la convocatoria, logrando que la descarga se trasladará desde la pequeña Sala 3, a la confortable  Sala 2 de un Razzmatazz que registró algo más de media entrada.

Desde su regreso en 2004, y más concretamente durante los últimos años, la formación americana se ha convertido en una asidua de nuestros escenarios, descargando de forma habitual en nuestro país. Con su última visita, de junio del año pasado, todavía fresca en la memoria, el quinteto de San Francisco se presentaba, en esta ocasión, sin un nuevo trabajo bajo el brazo, pero sí con importantes novedades en su  formación. Debido a la unión de su guitarrista y fundador Gay Holt a los “todo poderosos” Slayer, la banda ha optado por  reclutar, para los conciertos que no pueda contar con Holt, al guitarrista Kragen Lum de los clásicos Heathen.

Los encargados de abrir la velada fueron los barceloneses Aggression, una banda que tras la edición el pasado año de su brillante “Viocracy”, parecen  estar inmersos en un profundo proceso de reestructuración y cambio, ya que la formación catalana se presentó en el escenario de Razzmatazz con una alineación de trío, formando sin bajista, y aprovechando la ocasión para presentarnos a su nuevo hacha Nico Hernández.

Pese a lo atípico de la alineación que presentaban Aggression, lo cierto es que Pol Luengo y sus muchachos se marcaron una actuación competente y convincente, regalándonos trallazos como el irrefrenable "Get Mad", o el brutal "Chaos Anatomy", extraído de su anterior obra "MoshPirit", con el que la banda logró obtener una gran respuesta del público, lo que evidenciaba que el trío estaba descargando en casa.

Aunque a lo largo de su actuación, la banda catalana intercaló las mejores piezas de sus dos plásticos, lo cierto es que las composiciones que forman parte de su última entrega “Viocracy”, fueron las que mejor funcionaron, contrastando la velocidad y rabia de temas como el primerizo "Psycho-Crime", con la técnica y melodía del tema título a su última obra "Viocracy", un álbum en el que la banda ha dado una  "virtuosa" vuelta de tuerca a su propuesta, manteniendo intacta su potencia arrolladora, y ese personalísimo sonido "old school" que siempre les ha caracterizado.

La encargada de despedir la breve actuación de los thrashers barceloneses fue la furiosa "MoshPirit", que consiguió desatar la locura generalizada en la pista, y durante la que Pol se encargó de dar las instrucciones necesarias para montar el primer "wall of death" de la noche, que sirvió  como calentamiento de  cara al vendaval que se nos venía encima. Tras algo más de media hora de show, el trío se despedía de la audiencia con la satisfacción del deber cumplido después de haber cuajado una notable actuación, en la que destacó la labor de su batería Jose Rosendo.

Esperemos que de cara al futuro la formación pueda completar un line-up de garantías  que les permita proseguir con la senda ascendente que iniciaron con la edición de su segundo trabajo "Viocracy". Sin duda, talento, coraje y actitud no les faltan.

Tras la descarga de los locales Aggression, llegaba el turno de la banda californiana. Durante este nuevo periplo por el Viejo Continente,  Exodus van a ofrecer un total de 17 conciertos en los que alternaran sus apariciones en grandes festivales con actuaciones en salas de mediano aforo en las que  liderarán su propio show. Así que esta nueva visita del quinteto americano representaba una excelente oportunidad para comprobar, de primera mano,  el actual estado de forma de  una banda que, a día de hoy, pasa por ser  uno de los pilares básicos  de un estilo que parece estar viviendo una segunda juventud en pleno S.XXI.

El hecho de que el concierto estuviera programado en una fecha que, a priori, no es habitual repercutió muy positivamente tanto en la afluencia de público, como en la respuesta desbordante de actitud y pasión de una audiencia que se mostró especialmente motivada y participativa durante toda la actuación, transmitiendo a los músicos su calor y apoyo incondicional, dejando claro ,desde los primeros compases del show, la admiración de los fans  para con los de San Francisco, lo que se tradujo en un caluroso recibimiento que fue brutalmente contestado por el quinteto americano.

La banda arrancó su actuación arrasando con todo a su paso, imprimiendo mucha garra y fuerza a las dos piezas que abren su última entrega discográfica “Exhibit B: The Human Condition”: una brutal "The Ballad Of Leonard And Charles", que nos sirvió para comprobar el  excelente momento por el que atraviesa la banda, y el arrasador "Beyond The Pale", durante el que ambos guitarristas nos mostraron su buena conexión en directo, cosa lógica si tenemos en cuenta  que Lee Altus y Kragen Lum,  forman también equipo en los legendarios Heathen.

Tras un inicio arrollador, en  el que la banda se metió a toda la sala en el bolsillo, llegaba el momento del primer gran clásico de la noche "Piranha", un desbordante trallazo que sonó plenamente contemporáneo, gracias a la rugosidad despiadada de la base rítmica formada por Hunting y Gibson, y a la rabia que transmite Rob Dukes, inyectando con sus rasgados registros  ese personal toque hardcore que consigue  que el material clásico de la banda siga sonando plenamente vigente, sonando igual de poderoso y amenazante   que cuando se publicó a mediados de la década de los ochenta en obras maestras como aquel primerizo "Bonded By Blood".
 
Con la sala convertida en una olla presión, en la que  la gente no paraba de desparramar y hacer constantes "circles-pits", llegaba el momento de recuperar el aliento durante el tramo inicial de la intensa "Children Of A Worthless God", en la que Dukes buscó nuestra complicidad para acompañarle en los estribillos, para posteriormente volver a desatar la locura en la pista al espetar un sonoro "Fuck Religion", que serviría de introducción para un  arrollador y abrasivo "Iconoclasm", que ratificaba las buenas sensaciones dejadas durante los primeros compases del show, demostrando que la banda, pese a la ausencia de Holt, sigue funcionando como una maquina perfectamente engrasada, rebosante de intensidad y voracidad thrashera.

Respondiendo a una nueva aclamación, de parte de un público que no se cansó de carear el nombre del quinteto en diferentes ocasiones a lo largo del show, llegaba el momento de una nueva mirada retrospectiva, en esta ocasión, a su trabajo de 1989 "Fabulous Disaster", de la mano de una rotunda "The Last Act Of Difiance", que consiguió mantener el ánimo de la tropa, para posteriormente deleitarnos con  una doble ración de su  "Tempo Of The Damned" de 2004, del que rescataron  "Scar Spangled Banner", y la crujiente "Blacklist", en la que el carismático Tom  Hunting volvió a deleitarnos con su fenomenal pegada y su maestría a la hora de introducir esos portentosos redobles marca de la casa.

Si durante la primera mitad del show, la formación americana había optado por mezclar su material más reciente con algunos de sus clásicos más representativos, de cara a la segunda parte de la actuación, el quinteto quiso concentrarse en su material más antiguo, apostando, casi de forma exclusiva, por composiciones que formaron parte de sus primeros lanzamientos, dando cabida en su repertorio a piezas  del calibre de  "Fabulous Disaster", que convirtió la sala en un "circle-pit" gigantesco, o el primerizo y seminal "A Lesson In Violence", todo un himno para los seguidores de Exodus, que consiguió hacer rugir con fuerza a toda la audiencia, convirtiendo la sala en una fiesta con todo el mundo haciendo “headbanging”, y en donde incluso pudimos ver a algún "surfero" haciendo de las suyas sobre las cabezas del respetable.

"War Is My Shepherd", de su fantástico "Tempo Of The Damned", fue la única infiltrada entre la apabullante colección de clásicos que seguirían cayendo de mano de joyas como el icónico "Bonded By Blood", (con dedicatoria incluida al tristemente desaparecido Jeff Hanneman), que se convirtió en toda una demostración de cómo debe sonar hoy día un auténtico himno del thrash metal "old school".

La recta final del show, vino precedida por una nueva provocación de Dukes, quien no paró durante todo el show de calentar y exaltar a un entregado y participativo público, que se convirtió en protagonista durante muchas fases de la actuación, llevando a la banda en volandas al atacar piezas del calibre de "The Toxic Waltz", o la final "Strike Of The Beast", que sirvió para sellar la especial hermandad creada entre banda y público. Una comunión  que quedó escenificada  cuando Kragen Lum subió a un chaval del público para colgarle su guitarra y dejarle marcarse los acordes finales del show, mientras nos pedía encarecidamente que confiáramos en la nueva generación del thrash metal.

Tras noventa minutos de incendiario y brutal show, el quinteto americano abandonaba las tablas dejando tras de sí a una audiencia agotada, satisfecha, y plenamente convencida de haber visto una fantástica descarga. Sin duda, lo que pudimos presenciar en la Sala mediana del Razzmatazz fue una clase magistral del mejor thrash metal “old school”, con la formación de San Francisco ofreciendo una actuación realmente brillante, que únicamente se vio empañada por un sonido sensiblemente mejorable. Tras presenciar la arrolladora descarga de Exodus creo que la banda sigue haciendo honor a las palabras de su carismático vocalista original Paul Baloff:”Metal rules, and if you don´t like it…die!!!!!”



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER




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