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lunes, 26 de agosto de 2013

SONICBLAST 2013-MOLEDO-PORTUGAL-24-AGO-2013

Al igual que sucede en nuestro país, durante todo el mes de agosto, el litoral norte de Portugal es una sucesión de pequeñas poblaciones que celebran sus fiestas patronales, con lo que no resulta extraño que en cada una de ellas haya un acontecimiento “especial” que las diferencie del resto de poblaciones vecinas. Si en algunos de estos núcleos urbanos están  las ahora tan en boga “Ferias Medievales”, es en la bonita población de Caminha, concretamente en la Playa de Moledo, donde se celebra una de las más atractivas e importantes citas para todos los amantes del rock psicodélico y  el stoner, el emergente festival SonicBlast. 
 
Alejado del circuito de los grandes festivales europeos, el modesto SonicBlast ha ido creciendo y consolidándose hasta convertirse en uno de los nombres  de referencia, tanto entre el público portugués como para toda la cornisa norte de nuestro país, con lo que no fue difícil encontrar durante la maratoniana jornada de conciertos gente venida de Galicia, Asturias y el País Vasco.

Al igual que sucediera durante las ediciones anteriores, el festival estaba dividido en varios recintos:

A primera hora de la mañana, los más valientes y madrugadores podían acercarse hasta la playa de Moledo para poder probar en sus propias carnes la gélida  temperatura de las  aguas del  Atlántico mientras probaban sus aptitudes para los deportes acuáticos como el Surf, o el Bodyboard.

En el apartado estrictamente musical, la primera parte del festival se llevaba a cabo en la piscina del Centro Cultural de Moledo. Dentro del recinto había habilitado un pequeño escenario por el que fueron desfilando las primeras formaciones del cartel, mientras que los asistentes pasaban el día disfrutando del intenso sol y refrescándose  en la piscina, convirtiéndose el reciento en una especie de fiesta entre amigos, una fiesta que se vio amenizada por la  buena música en directo  y los siempre divertidos e improvisados  concursos de saltos a la piscina.

Para la segunda parte del festival, la que tendría lugar durante la tarde-noche, se concentraban las actuaciones de las bandas más atractivas y conocidas del cartel. Para sus respectivas descargas  la acción se trasladaría a otro recinto mayor, situado a escasos 100 metros de la piscina. Un recinto grande, presidido por un escenario alto y perfectamente equipado que sería el marco idóneo para la descarga de las bandas más importantes de esta tercera  edición del festival portugués. 

Completando la zona acondicionada para los conciertos, existían además del puesto destinado para el “merchandising” de los grupos, varias barras en las que se podía adquirir bebida a un precio asequible, y los siempre necesarios servicios sanitarios que se concentraban en la parte trasera del recinto.

LIBIDO FUZZ

Aunque dentro del recinto de la piscina el festival se había iniciado a última  hora de la mañana  con la participación de algunos Dj´s y la actuación de  las primeras bandas del día,  que fueron las encargadas de poner la banda sonora a los primeros chapuzones de la  calurosa jornada, para el que suscribe, la intensa actividad festivalera se iniciaba con la actuación de los franceses Libido Fuzz, un trio procedente de Bourdeaux, que fueron los encargados de mitigar el sofocante calor y la morriña propia de después del almuerzo.

Para alejarnos de los brazos de Morfeo,  el trío francés nos sorprendió con una propuesta de retro-rock cargada de boggie y elegancia, con temas como en el sureño “I Was Made On A Desert Road”, pero sin dejar de lado algunos alardes psicodélicos que parecían directamente sacados del libro de estilo de las  grandes formaciones de finales de los 60 y principios de los 70.
 
Pese a que en un principio el trio se mostró algo tímido  sobre las tablas, lo cierto que se fueron entonando a medida que fue avanzando su show hasta cuajar una actuación realmente convincente y atractiva,  consiguiendo brillar en los desarrollos más extensos y contagiosos,  destacando especialmente temas como el  sabroso y festivo “California Gold Rush”, una pieza que reúne todos los atributos de la propuesta de la formación francesa.







SUPER SNAIL

Mientras el sofocante sol empezaba a dejar paso a la fresca brisa marina, los encargados de cerrar esta primera tanda de actuaciones en el recinto de la piscina fueron los portugueses Super Snail, un power-trio que recientemente ha puesto en circulación su última obra de estudio el marchoso “Space Mountain”.

Si la actuación de los franceses Libido Fuzz había estado protagonizada por la psicodelia y el rock ácido y setentero, la propuesta de los portugueses resultó mucho más sucia y agresiva, basando sus composiciones en la crudeza de unas guitarras graves y rugosas con las  que consiguieron animar a la audiencia a base de  latigazos precisos como el retumbante “Sunset Fuzz”.

Además de los cortes extensos, llenos de complejos desarrollos y constantes cambios de ritmo como  la instrumental “Vouyage”, el trio portugués también demostró que sabe pisar el acelerador al máximo, apostando sin complejos por esos tempos rápidos y agresivos en los que parecen percibirse algunos ramalazos más propios de la música “grunge”, especialmente a la hora de someternos a esos estribillos repetitivos y concisos de temas como “Surfin In The City” , o el espeso e incisivo “Dead Sailor”.


GUERRERA

Tal y como marcaba el orden del día, las siete de la tarde era la hora prevista para el inicio de las actuaciones en el escenario principal de esta tercera edición del SonicBlast. Así que después del ordenado y corto peregrinaje, con algo de retraso sobre el horario previsto, daba arranque la actuación de los gallegos Guerrera, un sexteto que con su flamante mezcla de rock/blues/boggie y stoner, consiguieron fraguar una actuación realmente intensa y vibrante con la que se metieron a toda la audiencia en el  bolsillo, haciendo mover la cabeza a los presentes, contagiados por los desarrollos intensos y apoteósicos de piezas como el brillante y experimental  “Ted Kaczynski” (una auténtica delicia en directo), o el efectivo “Under The Gypsy Sun”, durante el que pudimos escuchar algún grito de apoyo hacia el sexteto, lo que evidenciaba que la proximidad geográfica de la banda había arrastrado a algunos de sus fieles hasta territorio luso.

De cara a esta presentación en el SonicBlast portugués, la banda venía a presentar su primer trabajo “Under The Gypsy Sun”, un álbum del que se prensaron  únicamente  300 copias, pero que la banda ha puesto a disposición de sus seguidores a través de su  página de  bandcamp.

No faltaron en su repertorio las corrosivas andanadas de “Dead Man” o el sugerente “Make Me Feel",con el  que consiguieron inyectar un tanto de mordiente y agresividad a su rock visceral de raíz bluesera,  redondeando una actuación que iba ganando en intensidad y garra por momentos, hasta tal punto de  que su guitarrista y vocalista Alejandro rompió el correaje de su instrumento, lo que provocó que junto a los delirantes  bailes de algunos de sus  compañeros consiguieran  sonsacar más de una sonrisa a un público que quedó plenamente satisfecho con la descarga del sexteto gallego. 

Sin duda Guerrera tienen tablas y temas suficientes para convertirse en una de las bandas punteras  dentro  del blues/rock patrio,  y  actuaciones como la que ofrecieron en Moledo no hacen  más que ratificar esta impresión.




KILLIMANJARO

Tras la frenética descarga de los vigueses Guerrera, llegaba el turno de una de las bandas más esperadas y queridas por el público portugués, la única formación que repetía participación con respecto a la edición del pasado año, los locales Killimanjaro.

El trío, procedente de la cercana población de Barcelos, no lo iba a tener nada fácil para conseguir mantener el nivel de intensidad y buen rollo creado por los gallegos, pero la verdad es que la banda liderada por el guitarrista y vocalista Jose Gomes se descolgó ante su audiencia  con una descarga de lo más competente y convincente, basando su repertorio en riffs salvajes y efectivos con los que dieron forma a una propuesta contagiosa y festiva que, lejos de cualquier tipo de etiquetas, dejaba espacio tanto a esas ráfagas de rock directo e incisivo, como a pequeños desarrollos más propios del stoner, consiguiendo hacer  las delicias de una audiencia ya muy numerosa.

Además de ratificar el por qué son a día de hoy son  una de las bandas con más tirón y proyección dentro de la escena del país vecino, el adictivo trío  de Barcelos basaron su show en el material contenido en su disco homónimo de 2011, del que desgranaron piezas como "Uncle Pope", o "Empty", además de estrenar alguna nueva composición que formara parte de su próximo trabajo, consiguiendo recabar una calurosa respuesta  por parte de un público muy participativo y animado que no dejo de alentar y apoyar la propuesta del trío portugués, llevándolos en volandas y ayudándoles a certificar una de las actuaciones más marchosas y dinámicas de la jornada.



MARS RED SKY

Los siguientes en tomar las tablas eran los franceses Mars Red Sky, un trío procedente de Bourdeaux, que llegaban al Sonicblast habiendo levantado una gran expectación gracias a la buena acogida de su reciente  EP "Be My Guide", un trabajo realmente redondo que les ha ayudado a consolidarse y hacerse un hueco dentro de la escena psicodélica.

Pese a las enormes ganas con las que el público luso aguardaba la descarga  de la banda gala, lo cierto es que su show acabó quedando un poco por debajo de las expectativas que en ellos habían depositado. Quizás fuera por el gélido viento que se desató durante su actuación, o tal vez fue por  el contraste con la dinámica actuación de Killimanjaro, pero lo cierto es que la propuesta de la banda francesa, basada en el intimismo introspectivo y la elegancia instrumental cargada de melancolía y psicodelia, no llegó a llenarme enteramente.

Pese a ello, la formación gala sonó especialmente poderosa durante los pasajes más ácidos e intensos de "Falls", "Marble Sky", o el siempre inmenso "Strong Reflection", con el que consiguieron recrear esas atmosferas cargadas de psicodelia y reflexión sonora que caracterizaban las composiciones de su homónimo  debut grabado en 2011 en tierras españolas. Tampoco faltaron durante su actuación algunas de las piezas de su última entrega discográfica, el EP "Be My Guide", del que destacaría piezas como "Clean White Hands" o "Stranger", en las que brilló especialmente su  vocalista Julien Prass gracias a sus tonalidades hipnóticas y envolventes.

Los compases finales de su actuación  sirvieron para volver a degustar una brillante versión del siempre inspirado "Way To Rome", que fue la encargada de poner la rúbrica a una actuación un tanto fría y desangelada, que dejó al personal un poco indiferente. 

Sin duda, propuestas como la del virtuoso trío francés resultan mucho  más atractivas y vistosas  en el intimismo propio de los pequeños clubs que no en el marco de los festivales veraniegos. En cualquier caso, los amantes de los ritmos hipnóticos y la psicodelia setentera pudieron  ver colmadas sus pretensiones, aunque a un servidor le hubiera gustado que los de Burdeos  pisaran un poco más el acelerador,  y se hubiera decidido por meter algo más de "chicha" durante  su show.


THE MACHINE

Tras la irregular descarga de Mars Red Sky, era el turno de los holandeses The Machine, formados en el año 2007, el poderoso trío de Rottherdam no ha parado de trabajar durante todos estos años. Su secreto, sin duda, ha sido el mantener una formación estable e invariable, con la que han facturado un total de cuatro lanzamientos de estudio, amén de un reciente split compartido con Sungrazer.

 Poco a poco, la banda ha ido creándose un nombre dentro de los ambientes del rock setentero, facturando notables actuaciones en festivales como el Roadburn, el DunaJam Festival o el Burg Herzberg Festival, de modo que esta aparición en Moledo se esperaba con impaciencia por parte de unos fans deseosos de degustar, en primera persona,  sus sabrosas y ambientales melodías.

Aunque la gente, a estas alturas de la noche, empezaba a estar algo cansada, fue salir el trio a escena y convertir el recinto en una fiesta, gracias a  sus poderosos desarrollos en esas largas odas cargadas de virtuosismo e improvisacion con las que nos hicieron tocar el cielo, despuntando   los pasajes cambiantes y atmosféricos del extensisimo "Moons Of Neptune", que nos sirvieron  para apreciar la poderosa base ritmica formada por el bajista Hans Van Heemst y el bateria Dave Boogaard, un equipo que se mostró perfectamente sincronizado durante todo el show, bastando una simple mirada entre ellos para variar completamente el patron sonoro del tema, y dar paso a un nuevo ritmo sobre el que la guitarra de David Eering desarrollaría sus psicodélicas  melodías.

Tampoco quisieron dejar de lado los holandeses sus composiciones mas rápidas y directas, proponiéndonos un viaje a su primer trabajo "Shadow Of The Machine", para ofrecernos la pieza que prestaba su nombre al debut de la banda,  una pieza  marchosa y ácida, que puso a las primeras filas en movimiento. 

Sin duda,  una de los mayores alicientes del combo holandés  es su facilidad para combinar ambos patrones estilísticos en su personal sonido, sabiendo sonar compactos y precisos en algunos momentos, para posteriormente abandonarse en esos intrincados y alargados alardes melódicos que ayudan a hacer volar la imaginación del oyente, arrastrándole a  un viaje a través del infinito.

Como si de una montaña rusa se tratase la formación holandesa nos mantuvo en un sube y baja constante durante toda su actuación , pasando de la rabia desaforada de temas como el impactante y paradójico "Repose", a momentos hipnóticos e introspectivos como los contenidos en el atmosférico y cambiante  "Moonward", extraído de su experimental "Calmer Than You Are".

A pesar de que su actuación se hizo especialmente corta, lo cierto es que los holandeses dejaron una fantástica impresión al publico portugués con su atronadora descarga, y abandonaron  el escenario del SonicBlast  dejando tras de si una sonora ovación que les convertía en uno de los triunfadores de la jornada.

KADAVAR

Con la barrera de la media noche ampliamente sobrepasada, llegaba el turno del plato fuerte de esta tercera edición del SonicBlast, los alemanes Kadavar. El trío berlinés tras una extensa y exitosa gira, que les ha llevado a recorrer  prácticament  todo el viejo continente durante los primeros meses del año, están aprovechando ahora la temporada  estival para aparecer en diferentes festivales, consiguiendo hacer llegar sus composiciones a audiencias más masivas mientras reclutan nuevos adeptos para su hipnótico y retrospectivo  viaje a las raíces del rock setentero.

Pese a ello, en esta descarga por tierras lusas, el trio berlinés salía a escena con las cartas marcadas, ya que la audiencia congregada frente al escenario para seguir su actuación se mostró como un público fiel y devoto, perfectamente conocedor del material de la banda germana.

Además, Lupus Lindermann y sus muchachos saltaron al escenario plenamente concienciados de la oportunidad que suponía para ellos el liderar un festival emergente como el SonicBlast, así que la formación salió a darlo todo desde los primeros compases de su actuación,  sometiéndonos al poderoso arreón inicial compuesto por piezas como el apabullante  “Black Sun” o el imponente y riffero “Doomsday Machine”,  que fue el primero que consiguió hacer rugir intensamente a la audiencia de Moledo.

A diferencia de otras bandas que parecen haberse apuntado al carro del revival setentero, todo en la propuesta de Kadavar irradia honestidad, desde sus pintas y ropas, que parecen sacadas del armario de sus padres, a esos intensos y rugosos desarrollos instrumentales impregnados de esa esencia "Sabbath" que hace que los temas de la banda sean tan adictivos y pegadizos, haciendo que piezas como “Fire”, extraído de su última entrega discografía “Abra Kadavar”, este llamado a convertirse en uno de los clásicos de su discografía.

A pesar del intenso frio que castigaba nuestros agotados cuerpos, la descarga de los alemanes fue caliente e intensa, con un magistral Tiger llevando todo el peso rítmico de la formación germana, empujando y dando contundencia con cada uno de sus golpes, y es que el barbudo batería tiene una pegada realmente poderosa.

 El nuevo miembro del trío, el bajista Simon "Dragon" Bouteloup , demostró que tras su reciente periplo europeo está perfectamente integrado en el engranaje de la banda, y forma junto a Tiger un poderoso muro sonoro que resulta el marco ideal para los desarrollos instrumentales de un inspiradísimo Lupus Lindermann, que además de mostrarnos sus buenas aptitudes como guitarrista, supo cumplir con creces ante el micrófono.

Aunque evidentemente, esta actuación dentro del marco del SonicBlast, servía para presentar su última obra de estudio “Abra Kadavar”, el poderoso trio alemán optó por un repertorio muy equilibrado en el que otorgaron la mitad de su tiempo en escena a cada uno de sus trabajos.

Si durante el primer tramo de su presentación el repertorio estuvo básicamente centrado en las  composiciones de nuevo cuño, fue durante el segundo tramo del show cuando la banda se decidió a regalarnos piezas como “Broken Wings” o el deliciosamente psicodélico “Purple Sage”, que nos introdujo de lleno en las fragancias "hippiosas" que destilaba su primera entrega discográfica.

Lejos de mostrarse excesivamente comunicativos con la audiencia, la maquinaria alemana se concentró en mostrar sus credenciales sobre el escenario, atacando una recta final sin concesiones  que dejo convencidos a los más escépticos,  y que vino liderada por andanadas del calibre de “Dust”, para posteriormente rematar la faena con dos de sus más brillantes composiciones “Creatures Of The Demon” y la apabullante “Goddes Of Dawn”, con la que ponían el punto y final a un concierto que se hizo excesivamente corto.

En resumen, gran descarga del trio alemán que demostraron sobre las tablas que están llamados a convertirse en una de las formaciones más importantes dentro del revival del sonido setentero. Actitud, entrega, presencia escénica y buenos temas no le faltan al trio berlinés, que únicamente debe mejorar en un par de aspectos: mostrarse algo más comunicativos para con su público, y saber medir el tempo de las actuaciones, ya que resultó algo frustrante que uno de los platos fuertes del festival se retiraran sin ofrecernos un bis.

A pesar de que me hubiera gustado presenciar la actuación de los pontevedreses Unicornibot  que  eran, a la postre,  los encargados de clausurar esta tercera edición del SonicBlast, la húmeda brisa marina,  y el cansancio acumulado pudieron más que las ganas de ver a la formación gallega, así que decidimos que era hora  de retirarse aprovechando el buen sabor de boca dejado por la descarga del trío alemán. 

En cualquier caso, y a modo de balance, me gustaría destacar el notable crecimiento que ha experimentado el festival en esta tercera edición, consiguiendo consolidarse y  arrastrar a una cantidad de público sensiblemente superior a pasadas ediciones, demostrando que con ilusión y amor por lo que se hace es posible tirar adelante un festival de estas características.

No me gustaría acabar esta crónica sin felicitar a la organización por el trabajo realizado, y agradecer muy especialmente a Ricardo Rios  el trato y las facilidades recibidas  para la realización de esta crónica.
 

TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

5 comentarios:

  1. Lo que os perdisteis con Unicornibot. Mi-ma-dre!

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  2. Espero que el festival no "crezca" ni se haga muy famoso. Es perfecto tal cual está. Tremenda experiencia.

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  3. where can we mail you alfonso ?
    Libido Fuzz

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