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martes, 26 de noviembre de 2013

AIRBOURNE+BLACK SPIDERS+CORRODED-APOLO-BCN-19-NOV-2013





¡Diez años!. Tan solo una década han necesitado los hermanos O´Keeffe para convertir a su banda Airbourne en todo un referente dentro de la escena roquera internacional, y muy especialmente su vocalista y guitarrista, el carismático e histriónico, Joel O´Keeffe para consagrarse como el último gran mesías del rock n´roll. Esteremos de acuerdo en que los australianos no han inventado nada, que su propuesta es claramente deudora  de sus primos mayores de Ac Dc, pero aunque la formula, a priori, puede parecer sencilla, lo cierto es que el cuarteto de Warrnambool sale cada noche a escena con el cuchillo entre los dientes, dispuestos a arrollar con todo a su paso como si fuera su último concierto, derrochando fuerza, entrega y actitud, ofreciendo unas descargas vibrantes, apasionantes y eléctricas que les han servido para convertirse en una apuesta segura para cualquier gran festival alrededor del mundo.

Con la excusa de presentar las nuevas composiciones de su último trabajo “Black Dog Barking”, el cuarteto australiano regresaba a la Ciudad Condal y, como no podía ser de otra forma, el público catalán respondió masivamente a la convocatoria de la banda, consiguiendo reunir a cerca de un millar de seguidores en la sala grande de la céntrica Apolo.


Con un excelente ambiente en los alrededores del recinto, y a una hora muy temprana, arrancaba la actuación de los suecos Corroded. Ante unas cuatrocientas personas, y en entre saludos y abrazos de sus componentes,  daba inicio la descarga del contundente quinteto de Änge con un crujiente “Let Them Hate As Long As They Fear”, con  el que los suecos ponían las cartas sobre mesa, asolándonos sin contemplaciones con un hard  rock compacto y musculoso, protagonizado por una arrolladora tripleta de guitarras. A pesar de ser los encargados de abrir la velada, los chicos de Corroded salieron a escena dispuestos a dejar una muy grata impresión entre los asistentes, apoyándose para ello en  la rotundidad de piezas como “More Than You Can Chew”, o  la más pegadiza y contagiosa  “Age Of Rage”, con la que consiguieron poner a cantar a las primeras filas.

Liderados por un carismático y comunicativo Jens Westin, quien además de ocuparse de las tareas vocales también se hizo cargo de la mayoría de los solos, la banda supo agradar y convencer a una audiencia muy calurosa y receptiva, que se dejó seducir y arrastrar  por la calidad de cortes como “Time And Again”, una de sus piezas más conocidas, que nos sirvió para ir  calentando las gargantas  de cara a lo que se nos venía encima. Una muy seguida “I Am The God”, que contó con el apoyo del respetable acompañando el tema con palmas, y una primeriza “6 Ft Of Anger”, fueron las encargadas de dar el carpetazo definitivo a los escasos 25 minutos del combo sueco, dejando entre los asistentes una grata impresión y la amenaza de una pronta vuelta por nuestros escenarios.

Tras un ágil y rápido cambio de equipo, era el turno de los británicos Black Spiders. Al igual que sucediera con sus compañeros de gira Corroded, el quinteto de Sheffield se presentaba en Barcelona con una triple alineación de guitarras, lo que provocó que en algunos momentos de su actuación, especialmente durante los temas más rápidos y vertiginosos, el sonido estuviera un poco saturado, creando esa incómoda bola sonora que hacía prácticamente imposible diferenciar cada una de las guitarras.

Pese a ello, los británicos se marcaron una actuación muy completa y entretenida, agradando y convenciendo plenamente a un público que bailó, cantó y vibró al ritmo de temas tan sugerentes  y pegadizos como “Kiss Tried To Kill Me”, que fue el encargado de dar inicio a una fiesta roquera repleta de estribillos pegadizos y potentes riffs de escuela  stoner. Tras la primera salva de aplausos, y a ritmo de vértigo, la siguiente en sonar fue la arrolladora “Stay Down”, con toda la banda exprimiéndose al máximo sobre las tablas, contagiando a las primeras filas.

Aprovechando la buena respuesta del respetable, la banda fijaba su objetivo en su más reciente entrega “The Savage Land”, para ofrecernos el festivo “Still It To The Man”, toda una invitación al jolgorio y al descontrol que se convirtió en la antesala perfecta  para los riffs más densos y sabáticos de la más crujiente “Trouble”, con la tripleta formada por Lister, Spider y Thomas ofreciéndonos un duro castigo. Continuando con su material más reciente, los británicos no quisieron dejarse en  el tintero las atmosferas más cambiantes y rugosas de la aplastante “Balls”, ni los aires más  sureños de una brillantísima “Just Like A Woman”, extraída de su trabajo de 2011 “Sons Of The North”, que se convirtió en una de los momentos más intensos y vibrantes de su actuación.

Con la gente plenamente concentrada en la descarga del portentoso quinteto británico, llegaba el momento de la despedida con una frenética y descerebrada “Teenege knife Gang”, que fue la encargada de dar por finalizada la fantástica fiesta roquera que nos ofrecieron los chicos de Black Spiders. Si siendo “teloneros” los británicos fueron capaces de montar un show de lo más enérgico y convincente, no me quiero imaginar lo que estos chicos pueden montar en su propio concierto en una sala más pequeña. Dinamita Pura.

Tras las descargas de Corroded y  Black Spiders, el ambiente en la sala estaba ya plenamente caldeado de cara a la descarga de las estrellas de la noche, los australianos Airbourne. Con un escenario a la vieja usanza, con una montaña de amplificadores Marshall a cada lado, y un inmenso telón de fondo con el nombre de la banda, cuando faltaban pocos minutos para las 22 horas, las luces se apagaban y la audiencia empezaba a rugir desaforadamente mientras a través del P.A. sonaba la banda sonora de “Terminator 2”. Un cuidado juego de luces, y una tensión más que palpable en el ambiente fueron los ingredientes ideales para la primera explosión de la noche, una enérgica “Ready To Rock”, todo un torbellino que nos presentaba al cuarteto en su hábitat natural el directo, con la banda sonando de forma atronadora mientras Joel, ya a pecho descubierto, se erigía como el motor y líder absoluto de la banda, corriendo de un lado para otro, consiguiendo contagiar a toda la audiencia desde los primeros compases de su actuación.

Aunque la presente gira servía para presentar los temas de su última entrega discográfica “Black Dog Barking”, los australianos, conscientes de la calidad y arraigo de sus primeras composiciones,  rápidamente se decidieron a agasajar a sus seguidores con alguna de las gemas de su álbum de 2007 “Runnin´  Wild”, ofreciéndonos  una suculenta doble ración compuesta por la irresistible “Too Much, Too Young, Too Fast”, que puso a toda la pista a botar salvajemente, mientras los fans del piso superior coreaban incansablemente el estribillo, y la más enérgica “Girls in Black”, que fue la escogida para el habitual paseo de Joel por la sala, siendo llevado a hombros por un “pipa” hasta la mesa de sonido, situada en la parte trasera del recinto, donde el guitarrista nos deleitó con uno de sus eléctricos y vistosos solos de guitarra, para posteriormente volver junto a sus compañeros para cerrar el tema de forma delirante, provocando la locura de una audiencia desatada.

¡Apoteósico! En poco más de diez minutos de show  la banda australiana había conseguido meterse a toda la sala en el bolsillo. Aunque evidentemente es Joel quien se lleva todas las atenciones sobre el escenario, lo cierto es que  sus compañeros funcionan como un auténtico equipo, sonando crudos, compactos y perfectamente engrasados, ofreciendo el soporte perfecto para las correrías y locuras escénicas del excéntrico guitarrista, consiguiendo hacer  que temas más novedosos como “Back In The Game”, no desentonen  junto a  viejos favoritos como el lascivo “Diamond  In The Rough”, que el vocalista dedicó a todas las chicas presentes.

A estas alturas tanto banda como púbico estaban ya totalmente empapados en sudor, así que la mejor forma de no enfriarse era seguir con la electricidad punzante y vertiginosa del tema que presta el nombre  a su más reciente entrega discográfica “Black Dog Barking”, una soberbia composición en la que el cuarteto,- por si alguien tenía alguna duda-, sigue mostrando su firme y decidida apuesta por el rock n´roll mas marchoso y vacilón. Pese a que Joel no es ningún virtuoso a la hora de cantar, lo cierto es que el frontman australiano sabe suplir sus carencias vocales  con esa garra y actitud que convierten temas como “Cheap Wine & Cheaper Women”, (que Joel presentó botella de vino en  mano), en todo un himno roquero, con toda la sala nuevamente cantando y bailando como si le fuera la vida en ello.

Tras una nueva ovación, “No Way But The Hard Way” era la encargada de dar continuidad al show, con Joel disparando un cañón de luz sobre la audiencia mientras ésta coreaba incansablemente la pegadiza melodía  del  tema. Y es que si la banda estuvo de diez durante toda la actuación, mención aparte merece la entrega y actitud de un público cómplice  y participativo que respondió  a cada uno de los gestos y provocaciones de la banda. El último sprint de los australianos vendría marcado por  otra de las piezas clásicas en su repertorio, una aceleradísima “Stand Up For Rock ´N´Roll”, durante  la que el cuarteto volvería a pisar el acelerador al máximo para ofrecernos un final apoteósico  con Joel saltando desde la tarima de la batería para dar por finalizado el show.

Entre los gritos de una audiencia sedienta de más rock n´roll, reaparecía en escena Ryan O´Keeffe para hacer sonar  una estrepitosa sirena que nos anunciaba el último vuelo rasante del poderoso bombardeo australiano, que dejó caer su artillería pesada en forma  de proyectiles tan destructivos como  “Live It Up”, todo un bombazo que desató las avalanchas entre las primeras filas mientras la gente no dejaba de cantar y botar contagiada por el dinamismo del tema.  Los característicos canticos de “oe, oe, oe, oe…”, serían los que marcarían el arranque de una hímnica “Rise The Flag”, que fue la elegida para otra nueva excursión de Joel, en esta ocasión por el piso superior del Apolo. La encargada de poner la guinda al pastel fue una primeriza y arrolladora “Runnin´ Wild”, toda una declaración de intenciones en la que la banda se dio un auténtico baño de masas, provocando el delirio generalizado de la audiencia al  introducir a lo largo del tema fragmentos de clásicos como el   “Paranoid” de Black Sabbath  o  el  “Live And Let Die” de Paul McCartney.

En resumen, gran descarga del combo australiano que demostró con su arrolladora presentación en tierras catalanas que, a día de hoy, son una de las bandas más compactas y solventes de la escena hard rock internacional, ya que poseen los temas, la actitud y los fans perfectos para conseguir que cada una de sus descargas se convierta en una auténtica ceremonia roquera.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS;CARLOS OLIVER

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