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martes, 1 de abril de 2014

EUROPE+HARDREAMS-SANT JORDI CLUB-BCN-29-MAR-2014



Una de las claves del éxito es estar en el lugar idóneo  en el momento adecuado. Tras haber alcanzado la fama internacional con la publicación de su tercer trabajo “The Final Countdown” (1986), con más 10 millones de copias vendidas en todo el mundo, y después de ser uno de  los grandes damnificados de la profunda crisis que vivió la escena hard rock durante  la década de los 90, los suecos Europe iniciaban una segunda andadura, coincidiendo con la entrada del nuevo milenio, dando un nuevo impulso a su carrera, optando por distanciarse de su material más clásico para concentrarse en un hard rock más maduro y contemporáneo, facturando álbumes como “Start From The Dark” (2004), Secret Society (2006), “Last Look Of Eden” (2009), o su más reciente “Bag Of Bones”(2012), un plástico que nos proponía una vuelta a las raíces más clásicas del quinteto, presentándonos una colección de composiciones rebosantes de ese genuino sabor a blues-rock.

Tras su visita  estival por nuestro país abriendo para dos pesos pesados como Whitesnake y Def Leppard, el quinteto regresaba a la montaña mágica de Montjuic, en esta ocasión al recinto del Sant Jordi Club, para ofrecernos su propio espectáculo. A pesar de que los suecos venían de girar por su país conmemorando el trigésimo aniversario de su segundo trabajo “Wings Of Tomorrow”, con una serie de conciertos en los que interpretaron íntegramente el álbum, lo cierto es que para este nuevo periplo hispano la banda planteó un “set-list” muy variado y equilibrado, en el que tuvieron cabida algunas de las mejores composiciones  de sus dos etapas, pero  en el que el mencionado “Wings Of Tomorrow” tuvo un protagonismo destacado, ya que el quinteto desgranó hasta un total de cuatro composiciones de su álbum de 1984.

Para calentar el ambiente, antes del inminente desembarco del combo sueco, contábamos con la participación de una de las mejores formaciones de hard rock en nuestro país, los catalanes Hardreams; unos ilustres veteranos que continúan presentando su tercera obra de estudio “Unbroken Promises”. Arropados por un público muy animado, que daba al recinto un aspecto bastante cálido y acogedor, la actuación de los catalanes arrancaba con la sobriedad roquera contenida en “Rebel Heart”, toda una declaración de intenciones que servía para que el público empezará a calentar motores. A diferencia de la anterior ocasión en que pude ver a la banda, abriendo para los daneses Pretty Maids,  esta noche Hardreams  se presentaban  con su teclista Sergi Segarra, además de contar con la colaboración, como segunda voz y coros, de Armando Corrochano. Tras el efectivo arranque, la descarga proseguía con otra de las piezas de su segundo trabajo “The Road Goes On…”, la melódica “Apologies”, todo un derroche de clase y distinción  que se vio potenciada por la elegante voz de Manu Esteve.

Durante todo su show Hardreams se mostraron especialmente motivados y agradecidos por la oportunidad que representaba poder presentar sus composiciones en el incomparable marco del Sant Jordi Club. Así que la formación supo sacar el máximo partido a su tiempo, apostando por temas como el novedoso “The War Is Over”, que nos mostraba su cara más incisiva y oscura. A pesar de ser la banda telonera, Hardreams gozaron de un sonido y unas luces bastante aceptables, con lo que consiguieron que temas como “My Last Desire”, que Manu dedicó a todos los soñadores, contara con la complicidad y el apoyo de un público muy participativo.

Conforme fue avanzando la actuación de los catalanes, tanto los músicos como el público se fueron animando, consiguiendo que temas como el marchoso  “Goin´ Fast”, con Manu y Armando repartiéndose las tareas vocales, se convirtiera en uno de los momentos destacados de la noche. Tampoco faltaron los emotivos recuerdos a su primer plástico  “Calling Everywhere”, del que desgranaron su pieza de apertura, “Wings Of Fire”, que fue   la excusa perfecta para que Manu nos hiciera  cantar, además de convertirse en el  preámbulo idóneo para la sentimental balada “It´s Only Love”, que fue presentada por el vocalista como una de sus favoritas de su última entrega.

Sin abandonar los temas de “Unbroken Promises”, la encargada de encarar la recta final de sus 45 minutos de show fue la optimista “A High Mountain To Climb”. Mientras que la elegida para cerrar su actuación fue una de sus composiciones más marchosas y adictivas, la eléctrica “Two Shots”, que servía para rubricar la compacta y efectiva actuación del quinteto catalán. En resumen, buena descarga de Hardreams que consiguieron amenizar la espera ante la inminente salida de los cabezas de cartel, transmitiendo esa pasión y esa autenticidad de los músicos que creen firmemente en su propuesta.

Una vez concluida la actuación de la formación catalana y tras el habitual receso,  llegaba el momento que todos habíamos estado  esperando, la hora de Europe. Lo primero que me llamo la atención viendo las dimensiones del escenario fue su sobriedad, ya que los suecos únicamente utilizaron un enorme telón trasero, con la cabeza del águila de la portada del  “Wings Of Tomorrow”,  y dos paneles que formaban el nombre de la banda con la batería de Ian Haugland situada justo en medio. En cuanto al repertorio que nos ofreció la formación sueca consistió en un extenso repaso a su longeva trayectoria discográfica, rescatando cortes de todos sus álbumes, dejando únicamente en el olvido  las composiciones de su debut homónimo de 1983, y las de su retorno discográfico de  2004 "Start From The Dark”.

Con algo de retraso sobre el horario inicialmente previsto y con una gran expectación entre las primeras filas, por fin se apagaban las luces para que una extensa introducción acabara conduciéndonos hasta  la primera pieza de la noche “Riches To Bag”, que fue la elegida para hacer rugir intensamente al respetable, mientras los miembros del quinteto tomaban posiciones sobre las tablas. Desde los primeros compases del show fue Joey Tempest el que acaparó todas las miradas, y es que el vocalista sigue conservando ese magnetismo propio de los grandes “front-man”, animando incansablemente,- con su eterna sonrisa dibujada en el rostro-, tirando de sus compañeros y mostrándose, en todo momento, como el auténtico motor de la banda. Tras la primera toma de contacto, la segunda pieza en caer, sin abandonar su más reciente entrega “Bag Of Bones”, fue “Firebox” que, gracias al vistoso despliegue luminotécnico y al  gran protagonismo de los teclados de Mic Michaeli consiguió mantener la euforia inicial, rubricando así un arranque realmente prometedor.

Una vez consumada la primera ovación de la noche, el escenario quedaba sumido en la más absoluta oscuridad para recibir el primer gran  “hit” de la noche “Superstitious”, provocando  una tremenda explosión de júbilo que acabaría poniendo la sala patas arriba, con todo el mundo cantando enloquecido el estribillo, mientras Tempest daba al corte un aire más lúdico y desenfadado al introducir un pasaje reggae que acabaría desembocando en un breve guiño al “No Woman, No Cry” de Bob Marley. Con la sala aún en estado de ebullición, el vocalista tomaba la palabra para saludarnos cordialmente y presentarnos “Scream Of Anger”, la primera de las piezas rescatadas de su segundo trabajo “Wings Of Tomorrow”, que sería la elegida para que, por primera vez, John Norum tomara las riendas de la banda demostrando su enorme clase y elegancia a la hora de atacar su instrumento.

 Quizás fue a partir de este momento, después del eléctrico arranque que nos propuso el quinteto sueco, cuando empecé a advertir que la banda, a excepción de Joey Tempest, bajaba un poco su nivel de intensidad. No quiero decir  que los músicos no rayaran a un excelente nivel, sino que eche en falta algo más de entrega y pasión, especialmente en  la actitud del bajista John Levén y en la labor del propio John Norum al que, en esta ocasión, note algo más distante y huidizo, resguardado casi siempre  en un discreto segundo plano. Afortunadamente la fuerza y el carisma de Tempest  junto al  enorme “feeling” del guitarrista noruego hicieron  que temas como “Girl From Lebanon”, único representante del infravalorado  “Prisioners In Paradise”, sonaran realmente intensos y emocionantes. El retorno a su más reciente etapa estaría marcado por los teclados de apertura de la grandilocuente  y cambiante “No Stone Unturned”, durante la que Tempest se colgó la guitarra para apoyar a Norum a las seis cuerdas.
 
Con el vocalista  cambiando su guitarra eléctrica por una acústica, y sin abandonar su trabajo de 2009 “Last Look At Eden”, llegaba  el primer  momento emotivo de la noche, de manos de un elegante y sugerente  “New Love In Town”, que fue fantásticamente recibido por parte de una audiencia que no dejo de cantar, animar y apoyar en ningún momento del show. Contrastando con el momento de relax vivido, los suecos volvían a echar la vista atrás para hacernos volar nuevamente hasta 1984, proponiéndonos  la eléctrica dupla compuesta por el metalero “Stormwind”, que desató la euforia entre sus fans más veteranos, y “Wasted Time”, durante la que pudimos apreciar las dificultades del vocalista para alcanzar las tonalidades más agudas.
 
Aunque entiendo que para muchos de sus seguidores la formación sigue siendo la misma que facturó aquellos grandiosos himnos durante la década de los ochenta, lo cierto es que los Europe actuales son una sólida banda de hard rock. De hecho uno de los mejores momentos de la noche se vivió durante la interpretación del novedoso “Demon Head”, en el que los miembros de la banda sí que se mostraron más incisivos y entregados, convirtiendo la pieza en una de las más potentes y brillantes de toda su actuación. Acto seguido, llegó el momento más dulce y sentimental de la velada, gracias a la sutileza aterciopelada de “Carrie”, una de las baladas más sentidas y clásicas de la historia del rock que volvió a emocionar  intensamente a todo el público, creando un marco  mágico e íntimo que acabaría desembocando en una rotunda ovación final.


La electricidad y la flema netamente hard roquera regresarían con la oscura y apasionada “Love Is Not The Enemy”, que inundaba el escenario de humo y luces rojas mientras Tempest se subía a la tarima de la batería para acompañar la parte instrumental con algunos movimientos pugilísticos. El encargado de dar continuidad al show fue el batería Ian Haugland quien, ataviado  con sus inseparables gafas de sol, se marcó un corto pero divertido solo de batería, acompañando  con su instrumento un fragmento de una de las óperas clásicas del maestro Rossini. La vuelta sobre las tablas del resto de sus compañeros estaría marcada por la llegada de un nuevo clásico, en esta ocasión la elegida sería una marchosa "Let The Good Times Rock", que como representante de su cuarto trabajo  "Out Of This World"(1998),  ponía a toda la sala nuevamente a bailar.

Durante toda la descarga Joey Tempest estuvo chapurreando algunas palabras en catalán, lo que sirvió al vocalista para arrancar alguna sonrisa entre sus seguidores, como sucedió durante la presentación de una de las piezas más rotundas y contundentes de la noche, la trepidante “The Beast”, que sería la encargada de adentrarnos en una recta final que estaría marcada por el ritmo contagioso de la  guitarrera “Dance The Night Away”, última pieza rescatada de su “Wings Of Tomorrow” y  en la que volvería a emerger la figura de John Norum para hacer  subir las revoluciones y la excitación de un público completamente entregado. Sin tiempo para reaccionar y casi por sorpresa llegaba la hora de uno de sus “hits” más celebrados, el rompedor “Rock The Night”, que convertiría  el recinto en una fiesta absoluta, con todo el mundo botando y cantando junto a la banda para encarar  un final por todo lo alto, con John Norum postrado de rodillas exprimiendo al máximo su guitarra mientras Joey Tempest giraba incansablemente su pie de micro provocando el delirio de sus incondicionales.

Aunque el quinteto había abandonado el escenario, todos sabíamos que los suecos  aún regresarían para rematar la faena. Así que toda la sala se convirtió en un clamor pidiendo la vuelta de los músicos sobre las tablas. Los bises  del quinteto arrancaron con  el dramatismo y la intensidad de la composición que daba título y  abría  su penúltima entrega “Last Look At Eden”. Pero evidentemente el fin de fiesta y el broche definitivo  a su actuación estuvo protagonizado por un esperado   “The Final Countdown”, que fue coreado con el fervor propio de un himno que ha dejado de pertenecer a sus creadores  para convertirse en  parte de la banda sonora de toda una generación de roqueros. Al final del concierto abrazos y vítores entre las primeras filas, mientras que sobre el escenario un frío  saludo final, con el bajista John Levén repartiendo púas mientras sus compañeros le esperaban en el centro del escenario, parecía escenificar la poca sintonía entre algunos  miembros de la banda.

Pese a que no  creo que ningún seguidor de Europe  quedara descontento con la actuación del quinteto, lo cierto es que a mí, personalmente, me dejaron un poco contrariado, con la extraña  sensación de que la banda no llegó a transmitir la misma intensidad y emoción que en ocasiones anteriores. Quizás esa actitud un tanto distante entre los propios miembros de la banda acabó por lastrar la interpretación de  algunas de las composiciones, especialmente las más clásicas, que  acabaron sonando  un tanto lineales  y faltas de garra. En cualquier caso, irreprochable la labor como instrumentistas  de todos los miembros de la banda, y muy destacable la entrega y la simpatía  de un Joey Tempest que sigue manteniendo intacto ese carisma y ese “sex-appeal” propio de los grandes "front-man" de la vieja escuela.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS EUROPE:CARLOS OLIVER

1 comentario:

  1. Pues la verdad es que los Europe de ahora molan mucho. Han descubierto que sabían hacer más cosas aparte de maquillarse y han sacado varios discos consecutivos muy buenos. Un abrazo.

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