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lunes, 9 de marzo de 2015

MARDUK+BELPHEGOR+BLISS OF FLESH+KRYSANTEMIA-APOLO-BCN-4-MAR-2015



La polémica y los escándalos siempre han acompañado a  una de las bandas más longevas dentro del black metal,  Marduk. Desde que los suecos dieran sus primeros pasos a principios de la década de los noventa  con  aquella  impactante  demo titulada “Fuck Me Jesus”, su objetivo siempre fue ser considerados como una de las formaciones más blasfemas, irreverentes  y controvertidas  de la escena. Coincidiendo con su vigésimo quinto aniversario la banda capitaneada por el  insigne guitarrista Morgan “Evil” Steinmeyer   ponía en circulación su decimotercer trabajo de estudio "Frontschwein", un plástico que, como viene siendo habitual, provocaba la división de opiniones entre sus seguidores.

Para apoyar la salida del álbum  el cuarteto se embarcaba en  un nuevo periplo que recorrería gran parte del viejo continente, proponiéndonos dos citas en nuestro país, Madrid y Barcelona. Como compañeros de viaje para esta nueva andadura  Marduk contarían  con la partición de los italianos Krysantemia, los franceses Bliss Of Flesh y, otro de los pesos pesados dentro de la escena black/death, los austriacos Belphegor. El marco escogido para esta particular ceremonia de lo extremo sería la Sala grande del Apolo.

Aunque son todavía poco conocidos en nuestro país Krysantemia llevan en activo desde el año 2007. Recientemente la banda ponía en circulación su segundo trabajo "Finis Dierum", en el que sin dejar de lado su faceta más genuinamente “thrasher” abogaban por dar un nuevo impulso a su sonido, dotando a sus nuevas composiciones de una orientación más densa y oscura, integrando en su propuesta algunos elementos propios del sonido Göteborg. Ante una sala prácticamente vacía, el quinteto nos propuso un detallado recorrido a través de las composiciones más representativas de su nueva entrega, dejando  completamente aparcados los temas de su debut de 2012 "Lay Down Forever".

Pese a que tuvieron que lidiar con una audiencia excesivamente fría, que prefirió observar en la distancia  a dejarse arrastrar por sus composiciones, no puede decirse que su “frontman” Andrea Vidali  no le pusiera pasión y ganas, pero lo cierto es que Krysantemia  nunca llegaron a conectar con una audiencia que obviamente prefería las sonoridades más oscuras y agresivas que vendrían a continuación. Tampoco les ayudó un sonido poco nítido y muy  embarullado que propició que temas como “At Last” o el más oscuro y envolvente "Not Alone", no acabaran  de sonar excesivamente atractivos.

Tras unos primeros compases en los que los músicos se mostraron muy inquietos entre tema y tema,- estaba claro que algo en el sonido no acababa de convencerles-, la cosa empezaría a encauzarse al atacar piezas como "Incarnation", con la que los transalpinos nos mostraban su faceta más puramente deathmetalera. Ante la apatía y el pasotismo generalizado de una audiencia muy poco receptiva, el show prosiguió con cortes como "Try To Get Lost" o el hiriente "Saint Evil", que si bien no puede decirse que sonarán mal, sí que resultaron bastante livianos e inofensivos  al ser descargados  de forma mecánica por unos músicos que se mostraron excesivamente estáticos sobre las tablas. Para rematar este primer acto de la noche los italianos optaron por los aromas “old school” contenidos en  "Six Feet Away".

A medida que fue avanzando la tarde la gente empezó a dar colorido al recinto, propiciando que a la hora marcada para la descarga de Bliss Of Flesh  el ambiente en la sala fuera algo más cálido y  animado. 

A diferencia de la apatía con la que fueron recibidos los italianos, Bliss Of Flesh  fueron acogidos  de forma muy efusiva por unos seguidores que rápidamente se dejaron imbuir por el apabullante torrente black metalero  que emanaba de  piezas como la inicial "Possessed", o la descomunal "Apokalyptik Fields", rescatada de su anterior trabajo “Emacited Deity” (2009),  que servía para poner  en movimiento nuestras cervicales mientras su vocalista, Necurat, se destapaba como un fantástico “frontman”, liderando a sus compañeros y  dirigiendo al personal mientras adoptaba una posición imposible en escena,  aferrandose con las dos manos el pie de micro mientras  colgaba su pierna izquierda sobre un estribo lateral.

El repertorio que nos ofreció el combo francés estuvo básicamente centrado en las composiciones de su segunda entrega "Beati Pauperes Spiritu", descargando con absoluta convicción trallazos como  "Black Procession", que conseguía que las primeras filas se convirtieran en parte activa del espectáculo,  o la invocadora " On The Paths To  Expiation", que con esos aromas a lo Behemoth fue de las que mejor acogida obtuvo.

Tras la pequeña decepción que supuso el primer acto de la noche, la descarga del quinteto  galo se hizo excesivamente corta, de modo que cuando la banda anunció el último tema de su show la gente se entregó al máximo para disfrutar intensamente  cada nota y cada cambio de ritmo de la más envolvente y atmosférica "Pariah".

Tras tan sólo 30 minutos de show  Bliss Of Flesh abandonaron el escenario de la Sala Apolo dejando tras de sí  una magnífica impresión y la certeza de haber  reclutado algún nuevo adepto para  su causa.

Si algo ha caracterizado la carrera de Belphegor es la constancia y la coherencia que la banda ha mantenido siempre  dentro de su propuesta, tanto a nivel musical como letrístico, lo que les ha granjeando el apoyo incondicional de unos seguidores verdaderamente efusivos que se dejan la piel en cada una de sus descargas. Como era de esperar no faltaron en la puesta en escena de la formación austriaca los característicos maquillajes de  sus componentes, los chalecos de cuero y los cinturones de balas  como parte de su indumentaria de guerra. Para ambientar al personal antes de su desembarco el cuarteto  de Salzburgo optó por un interludio musical  inquietante,  que junto a los restos óseos que servían como decoración, acabarían confiriendo al escenario  una imagen propia del averno.

Fieles a la filosofía y a la personalidad que la banda se ha forjado a lo largo de los últimos veinticinco años, la salida fue verdaderamente impactante, tomando posiciones con el devastador  instrumental “Feast Upon The Dead”, para rápidamente elevar  sus instrumentos al aire y  centrarse en la pieza de apertura de su anterior obra “Blood Magick Necromance”, de manos de un sangriento “In Blood-Devour The Sanctity”, con el  que el cuarteto dejaba claro que son unas auténticas bestias a la hora de compactar riffs tortuosos y  unas poderosas acometidas a ritmo de doble bombo.

Tras arrancar la primera ovación de la noche, era el propio Helmuth el encargado de dirigirse a la audiencia para ofrecernos la primera mirada a su última entrega discográfica “Conjuring The  Dead”, con  “Gasmask Terror”, proponiéndonos  un decrépito viaje a través de las sonoridades más oscuras y devastadoras. Pese a  los múltiples cambios que ha sufrido la formación a lo largo de los años parece que el incombustible Helmuth ha encontrado a sus perfectos escuderos en la figura del bajista Serpenth y el guitarrista Impaler, ya que sobre las tablas se mostraron como un equipo sólido y perfectamente cohesionado, haciendo piña en el centro del escenario a la hora de embarcarse en los incendiarios  desarrollos de temas como “Impaled Upon The Tongue Of Sathan”.

Aunque algunos de sus fans más veteranos parecen no acabar de comulgar con el material que la banda ha facturado en sus últimas entregas de estudio, lo cierto es que en directo no se puede poner ninguna clase de pega al potencial que demostraron tener piezas como la novedosa “Black Winged Torment”, que nos dejaría la imagen del cuarteto pisando el acelerador al máximo mientras Bloodhammer nos destrozaba los tímpanos con la imparable pegada de su batería. Si la primera parte del repertorio de Belphegor había estado centrada en el material de sus dos últimos trabajos, más atrás en el tiempo nos llevaría el tema que abría su sexto trabajo “Pestapokalypse VI” (2006), “Belphegor- Hell´s Ambassador”, que conseguía elevar, aún más, la temperatura en una sala entregada ante  el blasfemo ceremonial que nos estaban ofrendando los austriacos.

El único reproche que pondría  a la actuación de Belphegor fue que dejaron completamente olvidados  algunos de sus temas  clásicos, así como todo el material contenido en sus primeros cinco discos, a excepción del demoniaco “Lucifer Incestus”, algo que propició que algunos quedarán muy decepcionados con la elección del repertorio de esta noche. Pero como contrapartida pudimos degustar una buena ración del material de sus últimos trabajos. De modo que las encargadas  de adentrarnos en la recta final de su actuación serían “Rex, Tremendae Majestatis”, que fue la elegida para que todos levantáramos los puños al aire invocando al maligno, y la pieza que presta el nombre a su último  plástico, “Conjuring The Dead”.

Para poner el broche definitivo a su descarga el cuarteto optó por la implacable voracidad de “Bondage Goat Zombie”, que dio arranque con los músicos de espaldas al respetable mientras elevaban sus brazos para hacer el símbolo de la bestia, y que finalizaría con los músicos perdiéndose entre bambalinas mientras Helmuth dejaba en el aire un amenazante “Barcelona Burn In Hell!!!”, a modo de despedida.

Tras unos minutos de descanso, el enorme telón que presidía el escenario, con un pentagrama y el clásico logo de la banda, nos anunciaba el inminente desembarco  de las estrellas de la noche, Marduk. Al igual que suele suceder con otras bandas clásicas del género, en el caso de la formación sueca no existe término medio; o los amas o los odias. Pero lo que está claro es que Morgan “Evil” Steinmeyer y sus muchachos tienen la curiosa facultad  de no dejar nunca indiferente a nadie, ya sea en sus obras de estudio  o en cada una de sus presentaciones. Con el escenario completamente inundado por un denso humo gris, y haciendo uso de un modesto juego de luces, los suecos habrían la velada con la pieza que titula su última entrega “Frontschwein”, contando con la colaboración de una audiencia que les tributó una calurosa bienvenida y que les apoyó arduamente durante los primeros compases del show.

Pese a que el cuarteto salió con mucha actitud y dispuesto a ofrecernos un buen espectáculo, lo cierto es que el sonido durante los primeros compases de su actuación con temas como el marcial “The Blond Beast” fue verdaderamente deleznable, con una batería que devoraba todo a su paso y con unas guitarras que se perdían en la mezcla, haciendo que descifrar el tema que la banda estaba descargando fuera una tarea casi imposible. Ante tales perspectivas tuvo que ser Mortuus quien diera un paso al frente y se erigiera en el auténtico motor de la banda, intentando animar al respetable con la llegada del primer clásico de la noche, el implacable  “Slay The Nazarene”.

Afortunadamente a medida que fue avanzando la velada  el sonido fue mejorando notablemente, permitiendo que la guitarra de Morgan pudiera acabar alcanzando el nivel de  protagonismo que se merecía, y es que el veterano “hacha” se mostró en todo momento como el líder natural del combo, moviéndose por todo el escenario mientras alentaba a las primeras filas a sumergirse en  las melodías de corte oriental contenidas en “The Levelling Dust”, que significó su único  recuerdo hacia su “Rom 5:12” de 2007. Para cualquiera que haya seguido la trayectoria de la formación sueca resulta obvia la fascinación de Morgan por la historia y la  temática bélica, de forma que durante la velada no faltaron piezas como “502”, que con su  ritmo infernal nos proponía constantes alusiones a la Segunda Guerra Mundial.

Aunque el ritmo del show fue intenso y trepidante, los suecos no quisieron dejarse en el tintero algunos pasajes más oscuros y rugosos,  en los que la banda levantó ligeramente el pie del acelerador para concentrarse en su faceta más  rotunda e intensa, ofreciéndonos cortes como “Wartheland”, que fue el escogido para devolvernos a su material más reciente. Pero rápidamente Marduk volverían a recuperar su habitual voracidad black metalera  para espetarnos  una adrenalítica versión de “Into Utter Madness”, consiguiendo caldear al máximo el ambiente entre las primeras filas.

Tampoco faltarían esas composiciones más siniestras y de corte demoniaco como  “Cloven Hoof”, que sonó certero y poderoso interpretado por Mortuus. Pero sin duda el mejor momento de la noche  llegaría con la pieza más antigua que interpretaron, un abrumador “Burn My Coffin”, que puso la sala literalmente patas arriba, con todo el púbico cantando mientras Mortuus extendía los brazos sobre sus incondicionales. Con el escenario convertido en el altar de una ceremonia pagana  llegaba el momento de encarar la recta final de la actuación, y la elegida sería “Warschau”, única licencia que se permitieron  hacia el material de “Plague Angel”(2004), el plástico que significó  el debut de Mortuus como vocalista del combo sueco.

Una última mirada sobre el material contenido en “Frontschwein”, nos acercaría a la correosa velocidad de “Afrika”, mientras que la elegida para poner el broche definitivo a la actuación sería la deliciosa “Sulphur Souls”, tras la que el cuarteto abandonó las tablas. Todos estábamos convencidos de que Marduk regresarían al escenario para rematar de forma definitiva su actuación, pero, lamentablemente, tras unos largos minutos en los que la tensión podía palparse en el ambiente las luces se encendieron dando por concluida la velada, algo que provocó las quejas airadas  y la indignación de muchos seguidores a los que les parecieron  insuficientes los escasos sesenta minutos que Marduk permanecieron en escena.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER



1 comentario:

  1. De un tiempo a esta parte, creo que Belphegor están muy por encima de Marduk; los cuales, desde el lanzamiento de Panzer Division Marduk, yo los veo perdidos. Es una opinión.

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