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martes, 21 de julio de 2015

DEATH ANGEL+EXODIA+NO AMNESTY-BOVEDA-BCN-12-JUL-2015



Tarde-noche de domingo y una nueva sesión de thrash metal nos esperaba en la sala Bóveda de la Ciudad Condal. Con el cansancio acumulado después de la larga maratón de actuaciones que supuso la segunda edición del festival  Be prog! My Friend, un servidor y el compañero Carlos Oliver encaminaban sus pasos para presenciar la descarga de uno de esos nombres clásicos y de culto dentro de la escena thrash americana, Death Angel. Afortunadamente, durante los últimos meses hemos sido testigos de primera mano  del excelente estado de forma del que gozan muchas formaciones clásicas  que vivieron su etapa de máximo esplendor durante la década de los ochenta. Sin ir más lejos hace tan solo unos meses  pudimos asistir al duelo de titanes que protagonizaron dos pesos pesados como  Testament y Exodus. De modo que la descarga de esta noche nos serviría para comprobar si los veteranos thrashers de la Bay Arena, quienes acaban de publicar un documental titulado “A Thrashumentary” y el DVD en directo “The Bay Calls For Blood”, siguen conservando la garra y la pegada de antaño.

El recinto escogido para la descarga de los de San Francisco sería la sala Bóveda y para aplacar la impaciencia de su nutrido grupo de incondicionales contaríamos con la presencia de dos baluartes dentro del thrash nacional. Por un lado, contaríamos con el concurso de los valencianos Exodia que arribaban a Barcelona tras su paso por el festival Rock Arena. Mientras que los elegidos para abrir fuego serían los jovencísimos No Amnesty, un cuarteto procedente de Sant Boi De LLobregat que hace algunos meses ponía  en circulación su primer EP "A New Order For Attack", dejando clara su apuesta  decidida por un thrash técnico, melódico  y vertiginoso.

Durante los últimos años la cantera de jóvenes formaciones influenciadas por el clasicismo thrashero parece no tener fin. Y es que siguiendo la estela de los manchegos Angelus Apatrida muchas bandas noveles están batallando por hacerse un hueco dentro de una escena cada vez más saturada. Pese a su insultante juventud los chicos de No Amnesty mostraron un talento y unas tablas impropias de su edad, consiguiendo que algunas composiciones como "Redemption" y "Kill Or Spare One's Life", nos dejarán a todos unas fantásticas sensaciones.

Mucha velocidad, unos buenos cambios de ritmo y una voz agresiva y con matices  heavy metaleros, a cargo de su bajista David Inarejos,  fueron algunas de las armas que exhibió  el combo del Baix Llobregat durante su escueta actuación. Además  del material contenido en “A New Order For Attack”, el cuarteto no quiso dejar pasar la ocasión de presentarnos alguna nueva composición, en la que evidenciaron la acusada evolución de su sonido, concediendo unas mayores cuotas de protagonismo a la melodía y a los desarrollos solistas de su guitarrista Jonathan Soler.

Riffs directos, corrosivos y con mucha pegada marcarían piezas como la incisiva "Politically", que hacían que las primeras filas se fueran animando. El turno para ponernos a todos a cantar llegaría con el himno de los americanos Anthrax , "Indians", que provocó  los primeros “pits” de la velada.

Con el ambiente caldeado y con una sala en la que ya se respiraba un muy buen ambiente llegaba el momento de finiquitar su actuación, y las elegidas serían "No Way Out" y la hímnica pieza que cierra su EP,  "Thrasher's Pride", que a modo de declaración de intenciones dejaba bien claras la identidad y las preferencias de un cuarteto que tiene por delante un futuro de lo más prometedor.

Los encargados de recoger el testigo tras la descarga de No Amnesty serían los chicos de Exodia. El quinteto valenciano hace ya más de un año  que puso en circulación su segundo trabajo “Hellbringer” y desde entonces su actividad en directo ha sido constante. Mucho ha llovido desde que un servidor les descubriera abriendo para Evile en la céntrica sala Music Hall presentando su debut “”Slow Death”, ya que aquellos jovenzuelos hambrientos se han acabado convirtiendo en unas auténticas apisonadoras en directo.


Si hay algo que siempre ha caracterizado las descargas de los thrashers valencianos ha sido la intensidad. De modo que tras una fugaz introducción el quinteto empezaba a desgranar su último lanzamiento, azotando nuestras cervicales con el doble ataque guitarrero al que nos sometieron Pablo y Rafa en “The Town Of No Return”, mientras Armando, aferrado a su pie de micro, ejercía como perfecto “frontman”, animando al personal constantemente. Tras un lacónico: “Somos Exodia y vamos a partir cabezas”, llegaría el momento del descontrol  y los primeros “circles-pits” acompañando a  la seminal “Infected Hate”.

El ataque de Exodia fue despiadado, y el nivel de intensidad lejos de decaer continuaría en ascenso al anunciarnos Armando el vertiginoso “Go!”, que nos dejaría el escenario envuelto en humo mientras la banda machacaba sin compasión sus instrumentos para acabar conduciéndonos sobre un abrumador pasaje solista, deudor de los clásicos Megadeth. Tal y como sucede en “Hellbringer” la siguiente en hacer acto de presencia sería “Future Generation”, en la que el quinteto supo conjuntar a la perfección su habitual velocidad con unos pasajes más crudos y machacones.

Con las pilas bien cargadas tras su descarga en el festival alicantino Exodia se mostraron totalmente intratables, consiguiendo que los coros de temas como “Wicked Seed” se convirtieran en la excusa perfecta para que los más animados levantaran sus puños al aire para corearlos. Aunque el grueso de su descarga estuvo centrado en su plástico más reciente “Hellbringer”, tampoco quisieron dejarse en el tintero algún pequeño guiño hacia su debut “Slow Death” del que rescataron para la ocasión su tema más emblemático  “Fight My Cock And Your Palate”, convirtiendo la pista en un auténtico desmadre.

Con la base rítmica marcando incansablemente el paso y con la gente volviendo a erigirse como protagonista llegaba el momento de “150% Attitude”, toda una declaración de intenciones que se convertiría en el marco perfecto para que Armando organizara un “wall of death”. Lamentablemente el tiempo de los valencianos estaba tocando a su fin, pero antes de despedirse definitivamente todavía tendrían tiempo de obsequiarnos los oídos con una doble ración del material de los maestros Slayer, ofreciéndonos “Postmorten” y un “Raining Blood”, que quedó  un tanto deslucido a causa de los problemas de Rafa  con su guitarra.

En cualquier caso, Exodia volvieron a convencer a la parroquia catalana ofreciendo un show crudo, vibrante y poderoso,  ratificando que son una banda muy a tener en cuenta de cara al futuro.

Tras el habitual receso llegaba el turno de las estrellas de la noche, Death Angel. Los americanos se hicieron derogar más de lo deseado, pero una vez que asaltaron el escenario consiguieron que toda la audiencia congregada en la Sala Bóveda acabara cayendo rendida ante semejante despliegue de velocidad, técnica y contundencia. Y es que si alguno de los presentes pensaba que la descarga de los californianos iba a estar centrada en su primera etapa, no podía estar más equivocado, ya que Death Angel basaron el grueso de su repertorio en el material contenido en su última entrega de estudio “The Dreams Calls For Blood”.

Con el escenario engalanado con un enorme lienzo que reproducía la portada del mencionado trabajo, una intrigante introducción acabaría desembocando en el primer trallazo de la noche “Left For Dead”. Comandados por un carismático  Mark Osegueda la banda nos ofreció una clase magistral de lo que debe ser un concierto de thrash metal. Agresividad, temas con pegada y, ante todo, actitud.

La nota de colorido la puso su bajista Damien Sisson quien, ataviado  con sus pantalones de campana, no paró de moverse sobre el escenario como un autentico poseso. Aunque el sonido durante los primeros compases del show fue algo embarullado, lo cierto es que poco a poco fue mejorando, alcanzando un buen nivel con la llegada del desquiciante “Son Of The Morning”, que nos servía para poner de manifiesto la buena acogida que ha tenido su material más reciente.

Tras dirigirse por primera vez al respetable, Mark sacaba una botella de vodka, que un fan le había regalado, para brindar con todos nosotros antes de proponernos la primera escala en “Relentless Retribution” de manos de “Claws In So Deep”, que rebajaba  mínimamente el nivel de revoluciones para concentrarse en su faceta más netamente heavy metalera. Pese a que durante todo el show fue Mark quien se llevó la mayoría de las atenciones, también tuvo su merecida cuota de protagonismo su compañero a las seis cuerdas Rob Cavestany, ofreciéndonos algunos fraseos verdaderamente vertiginosos en temas como “Fallen”.

Tampoco faltarían a lo largo de la descarga esos pasajes revestidos de oscuridad y épica como sucedió en el arranque de la descomunal “Buried Alive”, que lograba captar el apoyo de todo el respetable, mientras Mark se esquinaba a la derecha del escenario para dejar todo el protagonismo en manos de Mark y Ted.

Tras refrescarse la garganta con un nuevo trago de vodka llegaba el momento, ahora sí, de desempolvar una de sus composiciones clásicas “Evil Priest” y, como no podía ser de otra forma, la respuesta fue verdaderamente antológica con banda y público firmando uno de los momentos más vibrantes de toda la velada.

Parecía difícil que los de Concord consiguieran mantener semejante nivel de intensidad durante todo el show, pero lo cierto es que el quinteto se mostró en un estado de forma esplendido, imprimiendo al  show un ritmo auténticamente demencial.

No habría espacio para extensas charlas, ni solos excesivamente largos. Así que la tormenta sónica siguió azotándonos sin compasión con temas como “Succubus”, que nos dejaría la imagen de un errático  Mark deambulando  por el escenario mientras nos desafiaba con la mirada. Uno de los pocos momentos de tregua llegaría con las acústicas “enlatadas” que marcarían el arranque de “Execution -Don´t Save Me”, para acabar abocándonos sobre un final apocalíptico,  con el vocalista destrozando sus cuerdas vocales antes de recibir la cerrada ovación de sus incondicionales.

El particular ceremonial thrashero de los californianos proseguiría con la base rítmica, formada por Damien y Will, marcando el machacón  arranque de “Truce”,  que significaba su segunda incursión en “Relentless Retribution”, un trabajo que pasó un tanto desapercibido en su momento, pero que sigue conservando intacta su áspera pegada. Conforme iba avanzando el show todos éramos conscientes de que la última parte del concierto tendría que estar reservada para las  piezas clásicas de su discografía. Así que tras sentarse en el filo del escenario para presentarnos a sus compañeros  Mark anunciaría, ante la algarabía generalizada de los presentes, la hora de la descomunal “3rd. Floor”, que se convertiría en toda una lección de thrash metal “old school”.

Con el personal completamente extasiado  y mientras el escenario se cubría de humo nuestro viaje al pasado proseguiría con “Seemingly  Endless Time”, de aquel lejano “Act III” de 1990, que con ese filo denso  y mosheante se convertiría en la excusa perfecta para el retorno del pogo a la pista.

El momento emotivo de la velada llegaría cuando Mark se emocionó al recordar a su abuela durante la presentación del tema que prestaba el título a su última obra , el hímnico “The Dreams Comes For Blood”. La última bala en la recamara de los californianos, antes de su huida a los camerinos,  estaría protagonizada por la incendiaria “Caster Of Shame”.

Para el regreso sobre las tablas, acompañados de los inevitables cánticos  de la audiencia, Death Angel nos tendrían preparada  una suculenta ración de clasicismo thrashero con temas incontestables como “Bored”, que sonó particularmente crudo con esas guitarras rugosas y sangrantes, y el impacto frontal que supuso el primerizo “Mistress Of Pain”.

Muy complacidos con la respuesta del público barcelonés la banda no dudó en ofrecernos antes de despedirse definitivamente el característico arranque de “The Ultra-Violence” y la arrebatadora “Thrown To The Wolves”, que a la postre se acabaría convirtiendo en la única representante de su álbum de regreso de 2004 “ The Art Of Dying”.

Imparables, los americanos parecen estar viviendo una segunda juventud en esta nueva etapa de su carrera. Aunque indudablemente siempre nos quedaran los clásicos de sus primeros trabajos, a día de hoy la banda parece plenamente centrada en su material más reciente, lo que sin duda es un firme indicativo de que tenemos Death Angel para rato.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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