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miércoles, 21 de octubre de 2015

ANNIHILATOR+LEPROUS+HARLOTT+ARCHER+SPHERE+RENDEVOUZ POINT-RAZZMATAZZ 2-BCN-11-OCT-2015


Debido a la gran cantidad de giras internacionales que últimamente hacen escala en nuestro país cada vez resulta más habitual la solapación de conciertos, y el tener que escoger entre ir a ver  a uno u otro artista. Afortunadamente, en esta ocasión la promotora Madness Live! supo reaccionar a tiempo y aglutinó bajo la denominación de “Madness In The Veins Day”  dos de las giras más atractivas de este otoño, juntando en un mismo cartel a Leprous y Annihilator. La apuesta era arriesgada, ya que reunir en una misma sala a seis bandas de estilos tan dispares como el progresivo y el thrash parecía complicado, pero afortunadamente la convivencia y el buen rollo fueron los protagonistas de una tarde repleta de música en directo, que serviría para que los seguidores de ambos estilos tuvieran la posibilidad de conocer  nuevas bandas y así ampliar horizontes.

RENDEVOUZ POINT

Los encargados de abrir la maratoniana tarde de conciertos a una hora todavía muy temprana, las 17,15, y ante una reducida audiencia fueron Rendevouz Point quienes recientemente publicaban su ópera prima "Solar Storm". Debido a las limitaciones propias de un cartel tan extenso los noruegos no dispusieron ni de mucho espacio ni de mucho tiempo sobre las tablas para desarrollar su propuesta, pero sus escasos veinticinco minutos fueron suficientes para descubrirnos a una banda con mucho potencial.

En cuanto a su propuesta musical  Rendevouz Point desarrollaron un metal de corte progresivo con arreglos grandilocuentes y épicos, proponiéndonos un estilo muy similar al de los propios Leprous, no en vano comparten algunos de sus componentes. Pese a no ser muy conocidos en nuestro país el quinteto de Kristiansand  se mostró muy sólido y compacto,  dejando que piezas como el oscuro "Mirrors", nos mostraran la polivalencia de su vocalista  Geirmund Hansen, alternando momentos dramáticos, -que fueron acompañados de una impecable puesta en escena con el vocalista sentándose absorto al filo del escenario-, con in-crescendos grandilocuentes en los que Geirmund nos sobresaltó con sus registros más incisivos y desgarradores.

Pese a que durante todo el show la gente se mantuvo bastante estática y expectante, lo cierto es que el combo noruego dejó unas muy buenas sensaciones, y escuchando los comentarios tras su descarga parecía unánime la opinión entre los presentes de que su show se había hecho excesivamente corto. Y es que aunque tampoco dispusieron de un buen juego de luces Rendevouz Point consiguieron trasladar al respetable la catarata de emociones y sentimientos encontrados que transmiten sus  composiciones, dejándose para el tramo final del show  la camaleónica "Wastedland", que respaldada sobre una base rítmica arrolladora sería la encargada de finiquitar este primer acto de la noche.

SPHERE

Tan solo unos minutos después eran los también noruegos Sphere los encargados de recoger el testigo para proponernos un rotundo cambio de tercio. Y es que la actuación del quinteto de Oslo estuvo mucho más centrada en la contundencia y la pegada de unas guitarras verdaderamente afiladas junto a los registros más agresivos de su vocalista Isak L. Haugan, proponiéndonos un djent muy influenciado por bandas como los suecos Meshuggah. Aunque en principio su propuesta poco tenía que ver con la de Rendevouz Point o los propios Leprous, lo cierto es que su estilo más extremo y experimental consiguió captar la atención de un público cada vez más animado y numeroso.

Liderados por la garra y la brutal  intensidad que transmitió su vocalista  la formación noruega dio buena cuenta de las composiciones contenidas en su debut “Primordial”, destacando especialmente el brutal juego de voces que nos propusieron  el propio  Isak y el guitarrista Marius Strand, que fue quien se encargó de darle la replica con las voces limpias en temas como la inicial “Primordial”. Además también demostrarían unas buenas aptitudes técnicas a la hora de encarar  los rotundos y marcados cambios de ritmo contenidos en piezas como  la descomunal “Shock And Awe” o internándose en la rotunda densidad que destilaron  piezas como “Erratic”.

Aunque quizás su descarga pecó de una excesiva linealidad, casi todas sus composiciones tuvieron una estructura muy similar, lo cierto es que Sphere demostraron una gran personalidad y tener las ideas muy claras en torno a los  cimentos sobre los que forja su propuesta. Sin duda con uno poco más de madurez y con un mayor rodaje el quinteto puede acabar sacando un mejor partido de sus poderosos argumentos.

ARCHER

Tras presenciar las descargas de las dos bandas que están girando junto a Leprous, llegaba el momento de cambiar de registro y adentrarnos en las propuestas más thrasheras de las formaciones que están acompañando a Annihilator. Los primeros en tomar posiciones serían los americanos Archer, que en formación de trío arribaban por primera vez a los escenarios de la Ciudad Condal dispuestos a  presentar los temas de su segundo trabajo "Culling The Weak".

Con más de una década a sus espaldas los de Santa Cruz, California, desarrollaron con total convicción un heavy/thrash salpicado de virtuosismo y pinceladas clásicas. Quizás la única pega que se les puede poner es que, debido a su concepción como trío, algunas de sus composiciones sonaron algo faltas de pegada, especialmente en las partes en las que su guitarrista y vocalista Dylan Rosenberg se centraba en los desarrollos solistas.

Como un torbellino desatado la banda en sus veinticinco minutos de show nos presentó las mejores composiciones de su último trabajo, dando el pistoletazo de salida con el humeante "Belief", que servía para alegrar la tarde a los aficionados más afines al metal de corte tradicional. Tampoco faltarían a lo largo de su show los machacones estribillos contenidos en el propio "Culling Of The Weak", que animaba al personal a levantar los puños mientras la banda se exprimía al máximo sobre las tablas.

A diferencia de lo que sucediera con las formaciones anteriores, Archer decoraron el escenario con sendas pancartas laterales que reproducían la portada de su último disco. Muy simpáticos y comunicativos los americanos supieron conectar con una audiencia deseosa de emociones fuertes, mientras los más afines al metal progresivo permanecían en la parte trasera del local. Y es que resultó complicado para los más metaleros no dejarse arrastrar por la potencia que el trío americano desplegó en temas como "Day That Never Came", que se cerraba con un grito sobrecogedor.

Pero sin duda el momento más vibrante de su escueta actuación llegaría cuando su frontman, Dylan Rosenberg, se dirigía a un chaval de las primeras filas para dedicarle su reverencial versión del clásico de Megadeth "Tornado Of Souls", que desataba la euforia en la sala antes de que la banda se despidiera definitivamente con "Dawn Of Dilution".

HARLOTT

El último acto antes del desembarco de los dos platos fuertes de la noche estaría protagonizado por Harlott, que al igual que el resto de formaciones vieron su tiempo muy limitado debido a lo apretado del programa. La formación australiana salió al escenario con la consigna clara de revolucionar la velada, mostrando una apuesta decida por ese thrash metal "old school" de guitarras salvajes y subversivas para ofrecernos una colección de temas en los que fueron recurrentes los guiños a las bandas clásicas de la Bay Arena, especialmente a Exodus y Slayer.

Desde los primeros compases del show los de Melbourne no se guardaron  ningún as en la manga y arrancaron su descarga echando toda la carne en el asador, dejando las cosas bien claras con trallazos rotundos y directos como "Proliferation", que presta el título a su última entrega. Al igual que ya sucediera durante la descarga de Archer,  las primeras filas se mostraron muy animadas y participativas, dejándose imbuir por el espíritu desafiante y subversivo de su vocalista Andew Hudson, -muy en la línea de Tom Araya-, liderando fulgurantes acometidas como "Denature", que fue fantásticamente recibida.

Aunque el grueso de su repertorio estuvo basado en las composiciones de su último trabajo "Proliferation", los australianos no quisieron dejarse en el tintero algún fugaz guiño a su pasado, e incluyeron en su repertorio piezas como "Heretic", protagonizada por ese rotundo intercambio vocal entre Hudson  y el bajista Tom Richards, o "None", única licencia que se permitieron a su segundo Ep del mismo titulo publicado en 2012.

Con los ánimos muy caldeados y frente a una sala que estaba disfrutando al máximo llegaba el momento de las despedidas. De modo que la elegida para finiquitar la descarga del cuarteto sería otra rotunda muestra del poderío thrash metalero que exhibieron  los australianos durante toda la velada, " Means To An End", que nos dejaría con otro colosal duelo de guitarras protagonizado por la dupla Hudson/Ryan.

LEPROUS

Quizás resulte una obviedad pero Leprous son una banda peculiar, ya que todo lo que gira alrededor de los de Notodden esta imbuido de ese aire misterioso y de tonalidades oscuras que les hace ser tan sumamente atractivos. Hacia escasamente unos meses que habíamos tenido la oportunidad de verles en directo dentro de la segunda edición del Festival Be Prog! My Friend, pero lo cierto es que en esta ocasión en la intimidad de una sala sus más fieles incondicionales parecían ansiosos por presenciar el espectáculo que están ofreciendo los noruegos  para presentar su nueva obra de estudio  "The Congregation". Lo primero que me gustaría recalcar es que Leprous fueron los grandes damnificados de esta reunión de dos giras internacionales a su paso por la Ciudad Condal, ya que se vieron obligados a recortar su repertorio, dejándose en el tintero piezas que vienen interpretando a lo largo de este periplo europeo, privándonos de degustar gemas como "Foe", "Chronic", “Red”  o "Arquitec Taste", lo que provocó el lógico mosqueo entre sus seguidores.

Si a lo largo de la tarde las actuaciones habían estado enmarcadas dentro de un montaje escénico bastante sobrio y austero, para la descarga del quinteto de Notodden el escenario quedó presidido por una lona trasera con su logo y dominado por cuatro inmensos monitores de televisión sobre los que se fueron proyectando diferentes imágenes que acompañarían al desarrollo de la mayoría de las composiciones. También utilizarían un cuidado juego de luces que ayudaría a ambientar algunos de los momentos más trepidantes del show. Y es que más que un concierto de rock, metal... -o como quieras llamarlo-, lo que nos ofrecieron Leprous fue una arrolladora  performance,   en la que cada detalle estuvo milimétricamente medido para provocar el deleite y las reacciones de un público que se dejó arrastrar por su innovadora propuesta.

Tras el lógico intercambio de posiciones entre metaleros y progresivos, el escenario se preparaba para albergar el torrente de emociones y sentimientos desatados que provocaron Leprous con el arranque hipnótico y magistral contenido en "The Flood", que nos dejaba a una banda excelsa en sus desarrollos instrumentales y a la que se le nota  que ha crecido a base de trabajo duro y tocar en directo incansablemente  durante los últimos años. Precisamente ese dominio escénico y esa conjunción quedarían plasmadas  en las sublimes melodías vocales y en la estampa de su  vocalista, Einar Solberg , alzando su brazo, mientras tocaba los teclados, para dar  la entrada a cada una de las estrofas de "Third Law".

Tras dejarnos seducir por su oscura intensidad llegarían  unos segundos de tensa tregua. Así que  con el escenario completamente a oscuras llegaría el momento de  "Rewind", que con las luces cegando a la audiencia serviría para completar una tripleta de apertura basada en el material de su última entrega "The Congregation". Y es que aunque casi todo el repertorio de esta noche giró en torno a este trabajo, también tuvimos ocasión de deleitarnos con viejas favoritas como "The Cloak", reconocida por los mas devotos tras tan solo unos segundos y que recibió una de las mayores ovaciones de toda la velada, dejando constancia del gran calado que tuvo su anterior obra.

Ataviados de riguroso negro y vistiendo elegantes camisas, los chicos de Leprous se mostraron especialmente activos sobre las tablas, moviéndose incansablemente sobre el escenario mientras intercambiaban constantemente sus posiciones, confiriendo al show un dinamismo y una intensidad incontestables. Pese a no estar muy familiarizados con su estilo, algunos fans de Annihilator quedaron gratamente sorprendidos por la versatilidad y la contundencia que Leprous desplegaron en piezas como "Slave", que fue la elegida para abrir el segundo capítulo dedicado a "The Congregation", dejándonos un escenario inundado de tonalidades liláceas,  mientras Einar ejercía como  líder indiscutible del quinteto.

Como viene siendo habitual en ellos Leprous no se mostraron excesivamente comunicativos a la hora de las presentaciones, ya que dejaron que sus composiciones hablarán por ellos, consiguiendo que piezas como "The Price", nos tocarán el alma, gracias a una ejecución milimétrica y a la enorme calidad que desplegaron todos y cada uno de sus miembros, especialmente el batería Baard Kolstad, que fue el encargado de asentar los poderosos cimientos de ese sonido denso y pesadumbroso.

Tampoco faltarían esas atmosferas más intimistas e introspectivas, con la voz de Einar transmitiendo ese feeling enigmático y melancólico, durante los compases iniciales  de “Moon”, para posteriormente guiarnos a través de esos hercúleos in crescendos marca de la casa. Su faceta más experimental y netamente progresiva quedaría plasmada a lo largo de la sinuosa “Down”. Mientras que la elegida para cerrar su actuación sería la segunda y última muestra que se permitieron a su anterior entrega discográfica de manos de “The Valley”. Tras silenciarse los instrumentos muchos pensaron que el quinteto todavía nos regalaría algún tema más, pero desafortunadamente su tiempo se había agotado. De modo que los músicos, tras saludar a la concurrencia,  se retiraron a los camerinos mientras sus incondicionales se dejaban la garganta demando un bis que nunca llegaría a materializarse.

ANNIHILATOR

Cuando uno revisa el extenso catálogo de Annihilator y la interminable lista de músicos que han desfilado por sus filas a lo largo de las últimas tres décadas  resulta todo un desafío intentar adivinar que clase de reportorio nos tendrían preparado  Jeff Waters y sus acólitos para la presentación de esta décimo quinta entrega de estudio titulada “Suicide Society”. Tras haber delegado las funciones de vocalista durante las últimas dos décadas,  el carismático Waters volvía a retomar su faceta como solista para este "Suicide Society", un álbum que personalmente creo que marca un retorno a las sonoridades que la banda ofreció durante sus primeros trabajos. Precisamente el repertorio de esta noche estaría basado en gran medida en el material que la banda facturó durante el periodo 1989-1994, borrando de un plumazo cualquier referencia posterior, salvó la inclusión de "No Way Out" y un par de piezas de su flamante nueva entrega.

Acogido como un auténtico héroe Waters ejerció en todo momento como el líder indiscutible de la banda, llevando el tempo del show y liderando a sus compañeros desde el mismo arranque con el machacón y adictivo  "King Of The Kill". Aunque me pareció que Waters arrancó un poco renqueante en cuanto al aspecto vocal, lo cierto es que el canadiense cogió rápidamente el pulso de la actuación al adentrarse en el tema homónimo de su última obra "Suicide Society", que fue recibido con absoluta devoción por una parroquia que se mostró leal y dispuesta a dejarse arrastrar por la potencia de los de Ottawa.

Aunque el montaje escénico fue bastante más modesto que el de Leprous, Waters y sus muchachos  engalanaron el escenario  con sendos paneles laterales que reproducían la portada de su último trabajo. Con la gente y la banda ya plenamente metidos en la descarga tocaba seguir dando cancha a sus nuevas composiciones, de modo que la siguiente en sonar sería la contagiosa "Creepin' Again", que nos dejaría el escenario teñido de rojo mientras la batería de Mike Harsaw hacia retumbar los cimientos del local.

La única incursión que se permitieron sobre el material publicado junto al  vocalista Dave Padden llegaría de manos del corrosivo "No Way Out", repescado de su anterior "Feast". Pero fue a partir de ese momento cuando Waters empezó a tirar del material clásico de la banda, proponiéndonos una imparable sucesión de favoritas que llevaría  al éxtasis a sus fans más veteranos. La encargada de abrir la caja de Pandora, tras unos segundos de silencio, sería la introducción que precedía al brutal "Set  The World On Fire", que marcaba el  equilibrio perfecto entre virtuosismo, melodía  y velocidad.

Aún más atrás en el tiempo nos conduciría "W.T.Y.D.", que representaba el primer recuerdo al legendario debut de la banda "Alice In Hell" y que se convertiría en uno de los puntos álgidos de la noche,  con toda la audiencia desgallitándose a la hora de corear su matador estribillo. Tras semejante derroche de voracidad thrash metalera llegaba el momento de recobrar el aliento, adentrándonos en las camaleónicas ambientaciones de otra vieja gema "Never, Neverland", que recibió una ovación de gala.

Imparable, el ritmo de la descarga del combo canadiense fue absolutamente infernal, descargando su arsenal de clásicos sin compasión sobre una audiencia completamente entregada. Pese a ello, no faltarían pequeñas pinceladas de clase y elegancia, como las contenidas en el fugaz "Bliss", que serviría  como introducción para el descomunal "Second To None", que volvía a desatar el pogo entre las primeras filas.

Muy sonriente y comunicativo Waters se dirigió en repetidas ocasiones al respetable para agradecerle su apoyo y fidelidad a lo largo de todos estos años, e incluso tuvo un recuerdo para su primera visita a nuestro país acompañando a Pantera y Judas Priest, antes de juguetear con la audiencia durante el preámbulo  de la desquiciante "Brain Dance", que era la elegida para volver a ahondar sobre el único trabajo que grabó con el vocalista AAron Randall en 1993.

La recta final de la incendiaria presentación de los canadienses arrancaría con "Phantasmagoria", que ponía de manifiesto que pese al paso de los años la composición no ha perdido ni un ápice de frescura. Y es que tal y como comentó Waters durante su presentación: “nunca se es demasiado viejo para el rock n roll”. Para encarar la penúltima pieza de la velada el carismático frontman volvería a pedir nuestra colaboración para cantar todos juntos el característico estribillo de "Alison Hell", mientras que la elegida para finiquitar el show sería la habitual "Human Incesticide".

Una vez más Jeff Waters volvió a demostrar que es un trabajador incansable, un buen compositor y un intérprete de contrastada calidad, firmando una actuación que pese a hacerse algo corta dejó un buen sabor de boca entre sus incondicionales. Quizás las únicas pegas que se pueden poner a su  show fueron un repertorio casi calcado al que de su última visita estival, y la poca presencia que tuvieron  en el set las composiciones  de "Suicide Society". 






TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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