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viernes, 1 de septiembre de 2017

RIPOLLET ROCK 2017-PARC DELS PINETONS-RIPOLLET-25-AGO 2017



No todos los días un festival en nuestro país puede vanagloriarse de celebrar su vigésimo quinto aniversario, y más cuando se trata de un evento gratuito. Quizás por ello, y por las fechas en que se celebra, el último viernes del mes de Agosto, la cita se ha convertido en un imprescindible para todos los seguidores del hard rock y el heavy metal en tierras catalanas, marcando la finalización de la temporada estival  de festivales .

El enclave escogido para la cita era el mismo de las últimas ocasiones El Parc Dels Pinetons de Ripollet, y la organización había previsto un amplio aparcamiento muy próximo al lugar donde se celebrarían las actuaciones para albergar a la gran cantidad de coches que arribaron de otras poblaciones cercanas. También habría dentro del recinto diferentes puestos de comida y merchandising, amén de unas concurridas barras.
Una vez más la Asociación Ripollet Rock nos ofrecía un atractivo cartel en el que se combinaban bandas catalanas como  Rising Core y Regresión; junto a bandas internacionales como Jaded Heart, los polacos Crystal Viper, y  los indiscutibles líderes del hard n heavy nipón, los incombustibles Loudness, quienes tras sus dos apariciones en el Rock Fest Barcelona regresaban a tierras catalanas para celebrar con sus incondicionales en un concierto único en nuestro país el trigésimo aniversario de su álbum “Lightning Strikes”.

RISING CORE
Con la gente todavía accediendo al recinto para tomar posiciones aparecían en escena los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada: Rising Core. Los egarenses acaban de poner en circulación su segundo largo “Under Thoughts”, con lo que su aparición en este Ripollet Rock representaba su puesta de largo oficial. En sus cuarenta y cinco minutos sobre las tablas el quinteto desplegó de forma convincente ante una audiencia cada vez más numerosa su heavy metal de corte progresivo, marcado  por la solidez de sus estructuras y la elegancia de sus pasajes melódicos, tal y como dejaron patente en cortes como “Going Up” y “Broken”.
Desafortunadamente, tal y como sucedió durante toda la velada, excepto durante la descarga de Loudness, el sonido no acabó de ser todo lo nítido que nos hubiera gustado, con una base rítmica altísima y unas guitarras algo faltas de pegada, que no de volumen. En cualquier caso, los catalanes dejaron patente su personalidad y la originalidad de una propuesta que cuenta con muchos detalles y matices, lo que  ayudó  a que piezas como “Reunion” acabaran cosechando una excelente acogida.
Mención especial merece la labor de su vocalista Verónica Galindo, que rayó a un excelente nivel, dejando patente su calidad y sus buenas facultades como frontwoman, animando incansablemente al personal a que se dejara llevar por las cambiantes ambientaciones de “Falling”, que resumía a la perfección la dualidad de un sonido que alterna contundencia y melodía. El colofón definitivo para la actuación de una banda que derrochó entrega, actitud y calidad llegaría con “Better Choices”. En definitiva, Rising Core resultaron una agradable sorpresa para quienes todavía no les conocían. Mientras que para los que ya les venimos siguiendo la pista desde hace un tiempo fue la confirmación definitiva de que estos chicos tienen ante si un futuro de los más prometedor.
REGRESION

El timing previsto para la velada resultaba muy apretado. De modo que tras un vertiginoso cambio de equipo, que nos proporcionó el tiempo justo para acercarnos a la barra para refrescarnos, llegaba el turno de Regresión. Con paso firme el quinteto de L´Hospitalet de Llobregat continua afianzando su posición dentro de la escena nacional, dando continuidad a una trayectoria que supera ya holgadamente las dos décadas en activo. La estabilidad ha sido un factor clave en la evolución y consagración de Regresión, algo que les ha llevado a facturar unos trabajos cada vez más maduros y completos. Sin duda la guinda para esta trayectoria llegaba hace tan sólo unos meses con su quinta entrega  “Terra Ignis”, de modo que su presencia en el Ripollet Rock sería una excelente oportunidad para comprobar el potencial de algunas de sus nuevas composiciones.
Bien arropados por un público que les recibió con cariño y admiración, su batería Jose fue el primero en aparecer en escena para tras saludar ocupar su lugar mientras a través del P.A. atronaba la introducción “Apocalipsis”. No tardaron mucho en aparecer el  resto de sus compañeros para arrancar la descarga atacando el tema de apertura de su último redondo, “Gritos En La Oscuridad”, que fue fantásticamente recibido por una audiencia que coreó su estribillo como si de un clásico se tratara. Con Pedro al frente, -que cada vez me gusta más en su faceta como frontman-, la banda nos planteó un show muy dinámico, enlazando de forma consecutiva casi todos sus temas, con lo que aprovecharon al máximo su escueto tiempo sobre las tablas.
Tas dejar patente su buen estado de forma en un arranque vibrante que hizo que la gente se acercara al escenario, no tardaría en llegar una de las mejores composiciones de su anterior entrega “Prisioneros”, concretamente el tema que servía como arranque “5 de Noviembre”. Con la base rítmica que conforman David y Jose marcando incesantemente el paso, el quinteto continuaba el viaje por su discografía echando todavía la vista más atrás para centrar su objetivo en “Santa Decadencia”, del que rescataron el explosivo “1000 Sirenas”; que era el momento perfecto para que David diera un paso al frente  y llevara las riendas con sus amenazantes líneas de bajo.
Con la gente cada vez más animada, y con Pedro haciendo las veces de maestro de ceremonias, la fiesta de los hospitaletenses prosiguió con la garra roquera que imprimieron a “Un Día Como Hoy”, que se convirtió en el único guiño que se permitieron a su “Revolución”, y que a la postre se acabaría convirtiendo en el tema más antiguo que interpretaron. Y es que la confianza de la banda en sus últimos lanzamientos  parece inquebrantable, y así quedó ratificado en la elección de un repertorio que estuvo muy centrado en el material de “Prisioneros” y “Terra Ignis”.
Como era previsible la banda no desaprovecharía la ocasión para volver a hacer gala de esa faceta desenfadada y un tanto macarra que siempre les ha acompañado y que tanto gusta a sus seguidores. Así que siguiendo las indicaciones del vocalista todos levantaríamos nuestro dedo corazón al aire durante los prolegómenos de “Cautivo”. A estas alturas la gente ya estaba más que animada, así que tocaba rematar la faena, y para ello que mejor que hacernos cantar los pegadizos estribillos de “Llévame Contigo”, que era la elegida para mostrarnos su faceta más melódica y roquera.
No tardarían mucho las guitarra de Toni y Pablo en recuperar toda la intensidad y garra hard roquera para volver a centrarse en su nuevo trabajo con “Quien Soy Yo (Sin El Puto Rock And Roll)”, un tema que sus fieles ya conocen sobradamente, ya que llevan tocándolo desde antes de la salida oficial de “Terra Ignis”. Tras un fugaz guiño de Toni al maestro Hendrix arrancaba “No Nos Van A Parar”, otra declaración de principios  que deja claras las intenciones de unos músicos que parecen dispuestos a batallar y no rendirse.
La sorpresa de la noche, -tal y como nos adelantó David en la entrevista que nos concedió hace unas semanas-, llegó cuando se sumó a la fiesta el guitarrista Víctor de Andrés (Zenobia, Scarlet Animal), para participar en uno de los temas más salvajes y efectivos que han escrito los catalanes a lo largo de su carrera “Puño De Hierro”, su personal homenaje a Lemmy Kilmister. Mientras que el adiós definitivo llegaría después de uno de sus himnos más celebrados “Estrella Del Rock”; con Pedro acercándose al filo del escenario para hacernos corear su fantástico estribillo en un final delirante.
Hace tiempo que Regresión vienen demostrando con sus discos y sus directos que son una de las mejores bandas de nuestro país. Así que con su flamante “Terra Ignis” bajo el brazo creo que por fin ha llegado el momento de que los catalanes asesten el asalto definitivo y se dispongan a ocupar el puesto que se merecen y que sin duda se han ganado a base de esfuerzo, sacrificio y duro trabajo.

JADED HEART
Si hay algo que nos les puede negar a Jaded Heart es su convicción y empeño a la hora de no repetirse y quedarse anclados en el pasado, editando nuevo material y realizando giras a pesar de los múltiples cambios de formación que han sufrido a lo largo de su dilatada trayectoria. Sería difícil a estas alturas que la banda consiguiera dar un pelotazo que les hiciera emerger y destacar de entre esa  “segunda línea” en la que parecen sólidamente instalados, pero lo cierto es que casi tres décadas después de su formación siguen contando con los parabienes de un buen numero de incondicionales, y la mejor prueba fue ver la expectación que había suscitado  su participación  en este XXV Ripollet Rock.
Aunque los más nostálgicos hubieran preferido un repertorio repleto de viejas favoritas de la década de los noventa, los que hemos venido siguiendo su trayectoria durante los últimos años sabíamos que la banda ha dejado en el olvido el material que grabara junto al vocalista Michael Bormann y se centra en esa segunda etapa con Johan Fahlberg al frente. Con el bajista Michael Mueller como único representante de su formación original, la banda ha sabido evolucionar y adaptarse, apostando por unas sonoridades y  estructuras más solidas y contundentes.
Pese a ello, he de reconocer que en esta ocasión no acabaron de convencerme, y es que la ausencia del guitarrista Masa Eto se notó y mucho, con lo que algunos temas sonaron algo deslavazados y faltos de garra. Arrancaron con mucha fuerza, confiando en un par de composiciones de su último redondo “Guilty By Design”, como son “No Reason” y el más melódico “Godforsaken”, que pese a los repetidos intentos del sonriente y extrovertido Fahlberg no acabaron de cuajar entre un respetable que se mantuvo bastante frío durante los compases iniciales del show.
Mejor suerte tuvieron piezas de esencia clásica como el dinámico “Run And Hide”, que con su marchoso estribillo lograba que la gente levantara los puños al aire mientras el frontman recorría de punta a punta el escenario. No dejarían de lado el material de su “Common Destiny” de 2012, ya que para cambiar radicalmente de registro y abocarnos sobre sonoridades más densas y oscuras darían buena cuenta de “Justice Is Deserved”.
Quizás, vista la falta de esa segunda guitarra que tanto echamos en falta, lo mejor de la descarga de Jaded Heart fue la simpatía y las ganas de fiesta de su frontman, que repitió en varias ocasiones una expresión muy catalana: “Salud y força el canut”, tal y como sucedió durante los prolegómenos de “Not In A Million Years”. El regreso sobre los parámetros mas hard n´ heavy  llegaría de la mano de “Nightmare´s Over”, que personalmente fue de las que más me gustaron, con Fahlberg rasgando sus cuerdas vocales durante las estrofas para acabar dándonos el golpe de gracia en sus afilados estribillos.
Sonando cada vez más compactos y potentes llegaba el momento de encarar el tramo final de su presentación con un golpe certero como es el hímnico “Love Is A Killer”, que volvía a levantar la moral del respetable. Estaba claro que los recientes atentados en la Ciudad Condal estaban llamados a aparecer durante la velada, de modo que Fahlberg tendría un emotivo recuerdo para con  las victimas antes de hablarnos sobre la sinrazón y el odio durante la presentación de “Schizophrenic”, que era la escogida para volver a incidir sobre el material de su obra de 2014 “Fight The System”.
“Rescue Me”, fue la última muestra que nos ofrecieron de “Guilty By Design”, para acto seguido rematar la descarga  con “With You” y su ya clásica adaptación de “Paid My Dues”, que fue coreada por todo el recinto ante la cara de estupefacción de unos músicos que no pudieron disimular su satisfacción para con la reacción de sus seguidores. Lo dicho, no fue un mal concierto el que nos ofrecieron Jaded Heart, pero creo que estuvo algo por debajo de lo que nos habían ofrecido en anteriores visitas.
LOUDNESS
Paradojas del destino. Durante años fue poco menos que una quimera  que los míticos Loudness se dejaran ver por los escenarios de nuestro país, hasta el punto de que muchos habíamos perdido la esperanza de ver en acción al guitarrista Akira Takasaki. Pero en los últimos años los de Osaka han visitado tierras catalanas hasta en tres ocasiones. Ellos eran el plato fuerte de la noche y, lógicamente, su descarga fue la que más público congregó. Como ya sucediera en sus anteriores visitas disfrutaron de un muy buen sonido, aunque nada comparable al que tuvieron en su primera aparición en el Rock Fest Barcelona.
Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, y aunque los nipones aparecieron en escena siendo ya los grandes triunfadores de la noche, lo cierto es que Loudness salieron dispuestos a convencer una vez más al respetable dando el pistoletazo de salida con uno de sus grandes himnos “Crazy Nights”. Una sucesión de potentes riffs, una base rítmica arrolladora y la personal voz de Minoru Niihara acabaron siendo las armas perfectas para que rápidamente se metieran a todo el público en el bolsillo, dando buena cuenta de temas como “Like Hell”, que era el elegido para el primer gran alarde de un Akira que se mostró versátil y perfecto a la hora de clavar sus solos.
Tras hacernos mover los pies y agitar la cabeza con dos trallazos directos y certeros tocaba rebajar el nivel de revoluciones para adentrarnos en los pasajes más sosegados y melódicos que marcarían el arranque de “Heavy Chains”, para dejar rápidamente que su cabalgante riff se encargara de rubricar un fantástico arranque con una demoledora tripleta extraída de su “Thunder In The East” de 1985. Aún más atrás en el tiempo, concretamente al año 1981 nos transportaría la propia “Loudness”, que arrancaba con el guitarrista arrodillado frente a  su amplificador para que posteriormente se le sumasen el resto de sus compañeros y desatar la euforia entre las primeras filas.
Aunque como comentaba anteriormente, Akira fue quien se llevó la mayoría de las miradas, el veterano bajista Masayoshi Yamashita también nos dejaría unas buenas muestras de su técnica durante la introducción del frenético “Black Wall”, que hacía que el nivel de entrega del respetable se mantuviera. Pero sin duda, los momentos más vibrantes de su presentación llegarían con esos temas directos y de estribillos altamente adictivos como “Let It Go”, que ponía a todo el público a cantar.
Pese a que no abandonaron el material de “Lighting Strikes”, las guitarras se tornarían más rápidas y afiladas durante “Black Star Oblivion”, que se convertía en la excusa perfecta para que Akira nos ofreciera otra de sus particulares exhibiciones repletas de elegancia y clasicismo. El recorrido por su material más clásico, el que facturaron durante la década de los ochenta, prosiguió con las ambientaciones más relajadas de “Ares´ Lament”, la pieza que cerraba su tercer trabajo “Disillusion”, que acabaría recabando una de las mayores ovaciones de la noche gracias a la fantástica interpretación de Niihara.

Si durante los primeros compases del show los nipones nos habían ofrecido una buena muestra de su material mas directo y hard roquero, sería en este segmento intermedio cuando la banda centró su objetivo en composiciones con más desarrollo, consiguiendo embelesar al personal con los elegantes desarrollos de “To Be Demon”. El retorno sobre el rock más marchoso y explosivo vendría marcado por los aromas clásicos de “Rock This Way”. Mientras que el contraste entre el presente y el pasado quedaría patente en la dupla que conformaron la pieza que presta título a su vigésimo sexto lanzamiento “The Sun Will Rise Again” y “Metal Mad”.
La única concesión que se permitieron al material que grabaron durante finales de los ochenta y principios de los noventa, con el vocalista Michael Vescera, llegó durante la recta final del show con un celebradísimo “In The Mirror”, que nos flanqueaba el paso hacia un sprint final que estuvo marcado por el estratosférico “Crazy Doctor” y el inevitable “S.D.I.”, que volvía a aunar las voces de todos los presentes para poner un brillante colofón al show. Como comentaba, costó y mucho, que Loudness se dejaran caer por aquí, pero lo cierto es que Akira y sus muchachos nunca defraudan, y volvieron a demostrar que son una apuesta segura de cara al directo. Esperemos que cuando saquen un nuevo trabajo nuestro país este en sus planes de gira.
CRYSTAL VIPER
Los encargados de poner el broche definitivo a esta vigésimo quinta edición del Ripollet Rock eran Crystal Viper.  Desafortunadamente la banda que capitanea Marta Gabriel tuvo que enfrentarse a una audiencia ya muy mermada, ya que su actuación arrancó pasadas las tres de la madrugada. Pese a ello, los polacos se mostraron solidos y compactos, sabiendo conectar con los que aguardaron a que tomaran posiciones para hacernos agitar la cabeza al son de temas de nuevo cuño como el explosivo “The Witch Is Back” y “When The Sun Goes Down”.
 Pero dejando a un lado las composiciones de su más reciente entrega  “Queen Of The Witches”, el cuarteto también tendría tiempo de recordar sus primeros años dando buena cuenta de piezas como el primerizo “Night Prowler”, o de hacernos cantar a todos con el puño en alto los hímnicos estribillos de “Metal Nation”.
En definitiva que un año más el Ripollet Rock volvió a colmar las expectativas de los seguidores que cada año se desplazan hasta El Parc Dels Pinetons para presenciar una buena velada repleta  de hard rock y heavy metal. ¡El año que viene, más y mejor en el Ripollet Rock 2018!



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ

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