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jueves, 31 de octubre de 2019

AIRBOURNE+SUPERSUCKERS-RAZZMATAZZ-BCN-26-OCT-2019


Diversión, actitud y rock n´roll. Esta podría ser la expresión perfecta para resumir rápidamente y de forma concisa lo que vivimos en la sala grande del Razzmatazz la noche del pasado Sábado en Barcelona. Como siempre ha sucedido cuando Airbourne han pisado tierras catalanas la expectación por verles era máxima, tal y como lo corroboraba el cartel en la puerta del recinto  que anunciaba que se había agotado todo el papel. Y es que tan solo un día después de editar su flamante nuevo trabajo “Boneshaker”, la formación que capitanean los hermanos O´Keeffe aterrizaba en la Ciudad Condal.  Así que con sus nuevas composiciones todavía resonando en nuestras cabezas tras una rápida escucha nos acercamos a uno de los templos roqueros de la Capital Catalana para ser testigos en primera persona de como el cuarteto de Warrnamboll tenía previsto hacer retumbar los cimientos del local desplegando, una vez más, toda su potencia y su garra roquera.


Además como compañeros de viaje en todo este periplo europeo los australianos están contando para abrir sus descargas con una banda veterana, con una sólida trayectoria a sus espaldas, y que lleva más de treinta años defendiendo su peculiar mezcolanza de rabia punk, country, southern…, aunque todo ello convenientemente recubierto de una oscura pátina de sucio rock n´roll. Sí, efectivamente, estamos hablando de los míticos e incombustibles  Supersuckers, unos viejos conocidos de la audiencia catalana que fueron los encargados de calentar el ambiente y dar la bienvenida a  los que de  forma escalonada iban accediendo al recinto.

No dispusieron de mucho tiempo los de Arizona, apenas cuarenta minutos, un tiempo a todas luces insuficiente para repasar los mejores momentos de su prolífica trayectoria discográfica. Además los americanos se presentaron en formato de trío, con el incombustible y gamberro Eddie Spaghetti, ataviado con su inseparable gorro, encargándose de las voces y el bajo, el batería Chris Von Streicher, y Marty Chandler; que se dedicó a castigar y maltratar su guitarra a lo largo de todo el show.

Muchos fueron los que no quisieron dejar pasar la oportunidad de ver en directo a los de Tucson. Así que cuando aparecieron en escena para golpearnos por primera vez con el contagioso ritmo del novedoso “All Of The Time”, el recinto presentaba ya un aspecto de lo más animado. Lamentablemente, pese al potencial de tema de apertura, lo cierto es que acabó pasando bastante desapercibido a causa de un sonido flojo y embarullado que lamentablemente no mejoró a lo largo del show. En cualquier caso, esto no pareció amilanar a un  trío que supo tirar de carisma y tablas, así que durante “The History Of Rock N´Roll”, Eddie y Marty se dedicaron a  espolear al público para que  todos acabáramos alzando al aire nuestros  cuernos en la parte final del tema.

Acompañados de las palmas del respetable y precedido del efusivo saludo, cerveza en mano, que se marcaron Eddie y Marty arrancaba “Dead Inside”, que era la elegida para seguir dándole cancha a su último redondo “Suck It”. Nunca se caracterizaron por ser unos tipos sofisticados y elegantes, y no creo que nadie esperara que fueran a cambiar a estas alturas de la película. Así que me imagino que nadie se sorprendió al ver como Marty maltrataba su guitarra antes de adentrarnos en el irreverente “Breaking My Balls”, que con su pegadizo estribillo se convertió en la excusa perfecta para que los más animados volvieran a cantar.

Tras habernos mostrado el potencial de su material más reciente, con un buena selección de su obra del pasado año, era un buen momento para empezar a bucear en su catálogo, , y para ello que mejor que rescatar algunas viejas favoritas como la cachonda  pieza que prestaba título a su quinta entrega “The Evil Powers Of Rock N´Roll”, para posteriormente adentrarnos en “Rock N´Roll Records (Ain´t Selling This Year)”, sirviendo ambas como excusa para que sus fans más veteranos se dejaron notar con fuerza, dejando patente que sus reiteradas visitas a lo largo de los últimos años les han valido para atesorar una sólida parroquia de incondicionales.

Por si alguien no había tenido todavía suficientes argumentos para sumarse a la fiesta, el trío se sacó de la manga una cachonda versión del “Dead Jail Or Rock N´Roll”, del incombustible Michael Monroe, con la particularidad de que fue Marty Chadler quien se  encargó de cantarlo. Poco importó que el sonido no acabara de acompañarles, ya que al encarar la recta final del show Supersuckers tenían ya al personal de las primeras filas comiendo de su mano, y la prueba fue comprobar como estos acompañaron con palmas el arranque de  “Pretty Fucked Up”, mientras que el resto de los presentes miraban  el escenario con indiferencia.

Antes de cerrar su presentación Eddie todavía tuvo tiempo de alabar nuestros atributos para posteriormente abalanzarse de lleno sobre la rabia punkera que destiló “Born With A Tail”, que les servía como perfecto colofón para este primer acto de la noche. En resumen que los incombustibles Supersuckers gustaron a sus seguidores y pasaron bastante desapercibidos entre los que todavía no les conocían, algo lógico si tenemos en cuenta que no contaron con un buen sonido. 


Desde que se dieran a conocer internacionalmente con su arrollador “Running Wild” de 2007, la ascensión a la cúspide del rock n´ roll de Airbourne ha sido imparable. En cada una de sus giras el combo australiano ha visto como tenían la posibilidad de llevar su espectáculo a recintos más grandes, a la vez que su nombre se iba posicionando en los lugares nobles de los más prestigiosos festivales. Pese a ello Joel O’ Keeffe y sus muchachos no se han librado de las críticas de unos detractores que primero les acusaron de parecerse en exceso a sus paisanos de Ac Dc,  y posteriormente de repetir una fórmula ganadora que hasta ahora siempre les ha funcionado.

Así que teniendo en cuenta todos estos alicientes el cuarteto de Warrnambool se presentaba ante una sala abarrotada y hambrienta de rock n´ roll para presentar en sociedad su quinto  trabajo “Boneshaker”. No son los australianos el tipo de banda que precisa de grandes montajes escénicos para acercar su música a sus incondicionales, de modo que esta noche no iba a ser una excepción. Así que con un escenario curiosamente engalanado con la portada de “Black Dog Barking” junto a una pared de Marshalls, y mientras a través de la  megafonía sonaban temas clásicos de Ac Dc y Iron Maiden, entre otros, se consumieron los minutos previos a su aparición en escena.

Calcando el inicio de sus anteriores visitas Airbourne aparecieron  en escena acompañada del tema de la película “Terminator 2” mientras el escenario quedaba teñido de rojo. Salieron a por todas, como si fueran una estampida roquera, comandados por un Joel que irrumpió en escena  con sus tejanos raídos y a pecho descubierto para rápidamente ocupar la zona central  y  sacar de su guitarra el  arrollador riff del contagioso “Raise The Flag”, que hacía que toda la sala vibrase, con todo el mundo cantando su pegadizo estribillo con el puño en alto. El espectáculo había comenzado, y por lo tanto ya no había vuelta atrás. Así que el hiperactivo frontman agarró primero el pie de micro para pasearse desafiante durante los compases iniciales del macarra “Too Much, Too Young, Too Fast”, -que sonó como una declaración de intenciones-, para posteriormente situarse junto a Matt y Justin para ofrecernos una primera ración de movimientos sincronizados al más puro estilo de la década de los ochenta.

A pesar de haber quemado un par de clásicos en el tramo inicial del show, los australianos aún tenían un buen arsenal que trallazos que ofrecernos. Pero antes de que esto sucediera tocaba informarnos del lanzamiento de su nueva obra “Boneshaker”, y para ello que mejor que presentarnos el adictivo “Burnout The Nitro”, que ratificaba por si alguien tenía alguna duda que el cuarteto no ha variado ni un ápice su gamberro y eléctrico estilo. Como no podía ser de otra forma el inicio del tema llegó acompañado de unas grandes columnas de humo y  del cambio del telón de fondo, dejando ante nuestros ojos la portada de su flamante nueva entrega. A estas alturas de la velada el ambiente estaba ya muy caldeado, así que todos nos pusimos a saltar para acompañar el trepidante ritmo de “Back In The Game”, que se convertía en su primera incursión en “Black Dog Barking”.


Los que habíamos tenido ocasión de ver con anterioridad a la banda en directo  sabíamos que Joel es una auténtica bomba de relojería dentro y fuera del escenario. De modo que no nos sorprendió cuando el hiperactivo frontman  decidió que era un buen momento para  pasearse entre el respetable, a hombros de un pipa, mientras atacaba “Girls In Black”, mostrándonos además  su peculiar técnica para abrir  latas de cerveza. De vuelta junto a sus compañeros  el irreverente Joel nos pidió que levantáramos nuestros mecheros al aire, creando entre todos una imagen que es cada vez menos habitual en los conciertos, una multitud de pequeñas llamas iluminando la pista,  mientras la banda se adentraba de lleno en el pausado inicio de un “Bottom Of The Well”, que fue creciendo hasta convertirse en ese himno roquero que volvió a aunar las gargantas de todos los presentes.

Para encarar el ecuador del show Airbourne apostaron por un valor seguro como es el adrenalítico “Breakin´ Outta Hell”, un trallazo incontestable que contó con el apoyo del entregado público que acompañó con palmas antes de tributar al cuarteto una rotunda ovación. Evidentemente Joel y sus colegas no se olvidaron de rendir pleitesía a su ídolo y mentor, Lemmy Kilmister, con un evocador “It´s All For Rcok N´Roll”, que nos dejaba la estampa del frontman preparando unos “lemmy´s” para brindar junto a sus compañeros a la memoria del irrepetible líder de Motörhead.

Aunque como comentaba la banda traía un nuevo trabajo que presentar, lo cierto es que no cayeron  muchos temas de su flamante “Boneshaker”, siendo la segunda y última en sonar la propia “Boneshaker”, que fue recibida como si de un clásico se tratase, algo lógico si tenemos en cuenta que hace ya unas cuantas semanas que publicaron su video-clip. El inconfundible sonido de la alarma antiaérea de manos de Ryan nos anunciaba que había llegado el momento de volver a saltar y cantar con “Live It Up”. Mientras que el punto y seguido, con reparto de cervezas entre el publico, llegó de manos de una incontestable y fiestera  “Stand Up For Rock N´Roll”.

Para su triunfal retorno sobre las tablas ante una audiencia enfervorizada y deseosa de más “carnaza  roquera” que mejor que otra declaración de intenciones en forma de tren de mercancías desbocado como es el arrollador “Ready To Rock”, para dejar que el fin de fiesta definitivo llegara con el inevitable “Running Wild”, que nos dejaba a Joel haciendo agachar al persona para posteriormente hacernos saltar y adentrarnos de lleno en un  electrizante sprint final.

Y así se zanjó la noche, ya que pese a las insistentes demandas  y cánticos de sus seguidores el cuarteto australiano no volvió a escena para empuñar nuevamente sus instrumentos. En cualquier caso, Airbourne nos ofrecieron una nueva demostración de poderío roquero protagonizando un show corto, pero intenso. Y es que creo que 85 minutos es poco tiempo para una banda relativamente joven como son ellos, y más si tenemos en cuenta que sólo tocaron dos temas nuevos y que se dejaron en el tintero temas imprescindibles como “Cheap Wine & Cheaper Woman”, “Chewin´The Fat” o “Blonde, Bad And Beautiful”.




TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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