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miércoles, 28 de septiembre de 2022

LITTLE CAESAR+JJ FRIENDS-WOLF-BCN-22-SEP-2022


Entre finales de los ochenta y principios de los noventa, la época en que comenzaron su andadura Little Caesar, había unas cuantas cosas, aparte de las buenas canciones, que resultaban prácticamente imprescindibles para triunfar: en primer lugar, la imagen: y los angelinos la tenían. En segundo término: la actitud. Y de eso Ron Young y sus muchachos iban más que sobrados. Y por último, y no por ello menos importante, contar con los servicios de un productor que supiera plasmar tu música en un álbum. Y en este caso ellos contaron con uno de los mejores de la época , y de todos los tiempos, Bob Rock, que fue quien produjo su debut homónimo en 1990.

Lamentablemente su historia no difiere en exceso de la de muchas bandas coetáneas, ya que tras arrancar de forma fulgurante su carrera los californianos poco a poco se fueron deshinchando, no tanto por la calidad de sus trabajos, sino por los cambios de gustos del personal. Afortunadamente tras unos años en el dique seco la banda volvió a la carga en este tercer milenio, y sin grandes alardes pero con paso firme y decidido han ido publicando trabajos en los que han dejado patente su devoción no solo por el hard rock sino también por el rock más añejo y clásico, permitiéndose incluso incluir algunos toques sureños. En esta ocasión la banda no traía un nuevo trabajo que presentar, de modo que arribaba a la Sala Wolf de la Ciudad Condal con la intención de demostrar que el hard rock más auténtico y genuino sigue gozando de plena vigencia.

Pero antes de que los angelinos tomaran el escenario para ofrecernos una lección magistral de potente hard rock tendríamos la oportunidad de disfrutar de la descarga de de JJ Friends, el proyecto creado por Jose Jarque para aportar su visión de cómo debe sonar el hard rock en este siglo XXI, aunque sin perder de vista a los indiscutibles clásicos del género.

Aparecieron en escena luciendo una amplia sonrisa, con ganas de divertir y divertirse, buscando constantemente la complicidad de un público que no dudó en apuntarse a la fiesta y participar activamente en temas como el coreable “Crazy”, “Juego Infernal”, o su nueva versión del tema “Quiero Saber”.

Me gustó mucho su actitud, muy comunicativa. Así que no faltaron los comentarios ingeniosos de Jose durante la presentación de algunos temas. Pero sin duda lo mejor de su escueta actuación fue lo vacilones que sonaron temas como Ven A Mi Fiesta” o “Mexico”. Para el tramo final de su presentación se reservaron el primer single de su segundo largo “Voy A Escapar”, mientras que el

epílogo, provocado por las reiteradas demandas de sus seguidores, estuvo reservado para “Crazy Nights”. En definitiva que JJ Friends nos presentaron un show divertido y sin pretensiones, que sirvió para calentar el ambiente y hacer que los más animados pudieran cantar con ellos.

Afortunadamente en esta ocasión el impasse entre ambas bandas fue bastante breve. Así que tras escasamente diez minutos en los que el escenario estuvo oculto a los ojos de los espectadores Little Caesar aparecían en escena para deleitarnos con una tremenda ración de buen hard rock. Sin introducciones pregrabadas, sin ninguna clase de efecto, ni truco escénico. El show arrancaba con el clásico chasquido de las baquetas para dejar que la banda nos diera la bienvenida a ritmo de “Piece Of The Action”. La fiesta había comenzado, así que Mr. Young , ataviado con guantes, chaleco de cuero y bandana no tardó en desplegar todo su magnetismo para hacer que todos cantáramos el primero de los muchos estribillos que corearíamos a lo largo del show. Tras el primer asalto no hubo tiempo para recuperar el aliento porque la batería de Tom Morris, que por cierto estuvo brutal a lo largo de todo el show ofreciendo una exhibición de pegada y feeling, daba la entrada para el marchoso “Rock ‘n’ Roll State Of Mind”, que provocaba la algarabía del personal al convertirse en la primera mirada que nos propusieron a su exitoso debut homónimo de 1990.

Tras haberse metido al público en el bolsillo con una doble ración de lo que podríamos denominar como su material clásico, -el contenido en “Little Caesar”(90), e “Influence”(92)-, tocaba una primera inmersión en las composiciones que han facturado en la última década, y para ello que mejor que centrar su objetivo sobre “American Dream”, del que además del propio tema título, que arrancaba nuevamente con Mr. Morris castigando expeditivamente su kit para retrotraernos a la clásica filosofía de: “si quieres decir algo, dilo alto y muchas veces”, tal y como hicieron con el rabioso y pegadizo estribillo del guitarrero “Holy Roller”, con Mark Tremalgia regalándonos un fantástico trabajo a las seis cuerdas. Y es que el guitarrista angelino se mostró absolutamente imparable a lo largo de todo el show dejando patente que desde su incorporación en 2017 se ha convertido en una pieza clave en el sonido de la formación americana.

Con banda y público ya plenamente metidos en faena, y con un ambiente cada vez más caldeado y festivo, tocaba volver a mirar a los inicios de la carrera del combo americano, así que la excusa para volver a ejercitar las caderas fue “Hard Times”, que con sus pinceladas de aromas sureños servía para salirnos de la inercia netamente roquera que hasta ese momento había llevado el show. La primera charla de la noche llegaría durante los prolegómenos de la emotiva “Ballad Of Jhonny”, que bajaba momentáneamente el nivel de intensidad del show para permitirnos saborear en todo su esplendo los diferentes matices del registro de Ron Young. La elegida para volver a levantar la moral de la tropa fue su versión del tema de Aretha Franklin “Chain Of Fools”, que fue el corte con el que mucho les conocimos a principios de la década de los 90, y que en directo sonó igual de fresco y poderoso que antaño, con Young dirigiendo al personal para que todos cantáramos el estribillo para acabar redondeando uno de los momentos álgidos de la noche.

Con la boca seca y con unas primeras filas sudorosas era un buen momento para refrescar la garganta y “Rum And Coke” resultó el pretexto ideal para seguir cantando junto a una banda a la que se veía disfrutar, tal y como dejaron patente los continuos bailes en círculo de Loren Molinare. El contrastes entre el pasado y el presente, o por lo menos lo que ha sido su material más reciente hasta la fecha, quedaría plasmado con “Straight Shooter”, que con sus explosivos breaks y cambios de ritmo contrastó rotundamente con la vena más salvaje y directa de sus temas noventeros. No abandonarían su obra de 2018, “Eight”, ya que la siguiente en sonar, precedida de una sarcástica presentación, fue “Vegas”.

El cambio de registro abocándonoslo hacía tesituras más camaleónicas e intimistas llegaría de manos del primerizo Midtown”, que fue recibido con euforia por un público que se implicó al máximo. Esa conexión se mantendría a lo largo de la salvaje y reivindicativa “Stand Up”, un himno juvenil que hizo que todos alzáramos los puños para cantar su rotundo y aplastante estribillo. Como

no podía ser de otra forma, a estas alturas con el personal ya bastante desmelenado, tocaba mantener el nivel de implicación del respetable, y para ello que mejor que el chute de adrenalina que significó el golfo y taciturno “Down-n-Dirty”. Tampoco quisieron dejarse en el tintero durante el segmento final del show la mención a uno de los grandes de la música americana Mr. Johnny Cash durante los prolegómenos de la presentación de “Mama Tried”. Y como la cosa iba de versiones, la elegida para poner punto y seguido a la velada fue el clásico de Rod Stewart “Every Picture Tells a Story”, que en la voz de Ron Young quedó realmente bien.

Aclamados por el público la banda no tardaría en regresar al escenario para finiquitar definitivamente la velada con una tripleta imparable. La elegida para volver a hacer rugir los instrumentos fue “Wrong Side Of The Tracks”, contando una vez más con la inestimable colaboración en los coros del bajista Pharoah Barrett, para acto seguido desplegar la magia soulera de “In Your Arms”. Para poner el broche definitivo a una velada intensa que mejor que confiar en el clasicismo roquero que imprimieron a la siempre efectiva “Real Rock Drive”. Lamentablemente no hubo tiempo para más, pero creo que todos los que acudimos a presenciar la descarga de Little Caesar nos fuimos a casa con una sonrisa dibujada en el rostro y con la plena convicción de que mientras haya bandas como ellos: el hard rock y el rock n´ roll no morirán.


TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER




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