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sábado, 5 de julio de 2025

BARCELONA ROCK FEST-26-JUN-2025

 


Un año más el que suscribe regresaba al Barcelona Rock Fest, esta vez con ganas de quitarse la espinita de la pasada edición, ya que no pude asistir por problemas personales. Nuevamente el Parc de Can Zam de Santa Coloma de Gramanet volvía a acoger la cita. Y aunque no hubo grandes cambios con respecto a ediciones anteriores, si que hay que remarcar que, en esta ocasión, todos los lavabos estuvieron ubicados en una sola zona. Además, también echamos en falta las zonas donde se pulverizaba agua, algo que ayudaba a refrescarse cuando apretaban los rigores propios del calor. Otra de las demandas de los asistentes fue que hubiera estado bien algún punto más agua, ya que las colas en las fuentes fueron una constante a lo largo de los cuatro días que duró el festival.

En lo que no hubo cambios fue en el número de escenarios. Dos principales y gemelos, Stage Rock y Stage Fest, flanqueados por dos pantallas, una a cada lado. Y un tercero más pequeño ubicado en la carpa. Además de contar con la MotörTent, donde a lo largo de las jornadas se fueron sucediendo las descargas del grupo residente del festival: Motörhits. El acceso al recinto fue rápido, por lo menos para los que llegamos temprano, ya que apenas tuvimos que hacer cola para conseguir nuestra pulsera. Así que una vez dentro, y tras refrescarnos en el bar cubierto que había frente a los dos grandes escenarios, tocaba dar el pistoletazo de salida a esta primera jornada de la novena edición del Barcelona Rock Fest.


RISE OF THE NORTHSTAR


No debe ser tarea fácil abrir una cita de estas características, pero alguien debe hacerlo. En esta edición de 2025 los elegidos para inaugurar la jornada del jueves fueron Rise Of The Northstar. Los parisinos se plantaron en el Stage Fest desafiando al asfixiante calor y dispuestos a dar argumentos al personal para que saltara portando como arma un crossover/rap convenientemente aderezado con guitarras potentes y de marcado matiz thrashero.

Lamentablemente, el sonido no acabó de acompañarles, con lo que los compases iniciales del show con temas como “Nekkutsu” y “Here Comes The Boom”, quedaron algo deslucidos. Pese a ello, la banda no se dio por vencida, y a base de tesón y de hacer saltar al público consiguieron revertir la situación, haciendo que sus influencias niponas acabaran conquistando a un público que se fue animando a participar a medida que avanzaba el show e iban sucediéndose temas como “Neo Paris”, “Rise” y “Again And Again”.

Aunque no gozaron del mejor sonido, Rise Of The Northstar aprovecharon su oportunidad para darse a conocer ante un público que en muchos casos se dedicó a seguirles desde lejos mientras aterrizaba en el recinto, o se cobijaba en la zona cubierta tomando el primer refrigerio de la tarde.

INSOMNIUM

Los siguientes en tomar posiciones para dar por inauguradas las actuaciones en el Stage Rock fueron unos viejos conocidos: los finlandeses Insomnium, quienes se encargaron de brindarnos una primera ración de death metal melódico con todavía el sol cayendo a plomo sobre el Parc de Can Zam.

Pese a no gozar de un sonido nítido, -la caja estuvo a un volumen atronador durante los compases iniciales de su descarga-, Insomnium supieron desplegar su arsenal de rotundos riffs, combinando pasajes emocionales con otros más pesados y densos consiguiendo que temas como el que presta título a su último redondo “1696” y “Ephemeral”, captaran la atención tanto de sus devotos incondicionales como de los curiosos que se acercaron para comprobar como sonaba su propuesta en vivo.

En cuanto a lo que fue su repertorio estuvo muy centrado en lo que han sido sus últimas entregas, con lo que junto a temas como “White Christ” o “Valediction”, no faltó alguna sorpresa como “Lose To Night”, repescado de “Shadows Of The Dying Sun”, que según nos comentó Niilo Sevänen nunca habían tocado en Barcelona. La infranqueable pared sonora que creó el combo finlandés nos invitaría a adentrarnos en la rotunda intensidad de “Godforsaken”, que servía para que el cuarteto desplegara también alguna pincelada folk antes de que el público se animara a acompañar con palmas.

El momento de acelerar el pasó llegaría cuando echaron la vista atrás para recuperar “Change Of Heart”. Por supuesto que la audiencia de Barcelona también tendría la oportunidad de reivindicarse durante los prolegómenos de “Lillian”, uno de los temas de “Anno 1696”, que mejor aúna garra metalera, melancolía e intensidad. El nivel de intensidad y entrega del público no decreció ya que la recta final del show estuvo marcada por la imprescindible “While We Sleep”, con Sevänen y Frimann volviendo a compartir tareas vocales. Mientras que la rúbrica definitiva corrió por cuenta de “Heart Like a Grave”, con un Markus Vanhala completamente desatado.

WIND ROSE

Tras la rotunda sobriedad que desplegaron unos Insomnium que gustaron y convencieron, llegaba el momento de cambiar radicalmente de registro y apostar por la diversión pura y dura que nos brindaron Wind Rose. Y es que con ellos llegaron al Parc de Can Zam: los disfraces, los estribillos hímnicos para corear con el puño en alto, y las hachas, los picos y las espadas que, aunque fueran hínchanles, sirvieron para dar ambiente y colorido a la descarga del combo Toscano.

Aunque que para algunos tanto las letras como la propia puesta en escena de Wind Rose pueden resultar algo infantiles, lo cierto es que los italianos parecen haber encontrado la fórmula para calar y llamar la atención entre los fans más jóvenes del power metal convirtiendo sus descargas en una invitación a la fiesta que sirve para provocar el desmadre generalizado de su, cada vez mayor, “ejercito de enanos”. Desafiando al sol, y luciendo sus habituales ropajes, la banda no nos dio ni un segundo de tregua desde que abrieron fuego con “Dance Of The Axes”, dejando constancia de su clara intención de mover al personal mientras nos hacían participar en los vibrantes coros de sus implacables estribillos.

Apostando por un repertorio que estuvo centrado en el material de sus últimos entregas, la banda no tuvo dificultades para conectar con el público con su autodenominado “Dwarft Metal”, y la invitación al desfase que nos supusieron en piezas como “Drunken Dwarves”. Así que tras los protocolarios saludos nos invitaron a pelear codo con codo junto a ellos, poniéndonos todos a saltar siguiendo el ritmo compacto y machacón de “Fellows Of The Hammer”.

No hubo tregua ,ni tiempo para el reposo, el show de los italianos fue un continuo de saltos y bailes. De modo que el nivel de entrega y euforia de sus incondicionales no decrecería, y todos se pondrían a correr en círculo mientras entonaban los cánticos taberneros de “Mine, Mine, Mine!”. Tampoco quisieron dejarse en el tintero los aromas medievales contenidos en el arranque de otra de las que fueron recibidas con el puño en alto “Rock And Stone”.

Pero sin duda el momento más divertido y, por momentos, delirante de la descarga de Wind Rose llegó con un celebradísimo y coreado “Diggy Diggy Hole”, que disfrutamos tanto en versión rock como discotequera, con los propios “enanos” olvidándose de sus instrumentos para desparramar por el escenario. La batalla final para una “guerra” que acabó siendo demasiado corta llegó en forma de “I Am The Mountain”, tras la que los “enanos italianos” abandonaron el escenario acompañados de una rotunda ovación y dejando tras de sí a un escuadrón de seguidores que lo dieron todo y acabaron exhaustos.


ANGELUS APATRIDA

La responsabilidad de a ser la banda nacional que abriera los escenarios principales recayó sobre unos viejos conocidos para los asiduos del Barcelona Rock Fest: Angelus Apatrida, una banda que ha estado presente en varias ediciones y que no solo es un referente indiscutible dentro de la escena thrasher internacional, sino que es también un valor seguro de cara al directo, tal y como demostraron en su reciente participación dentro del Graspop Metal Meeting.


Con la algarabía y el buen rollo propio de quien se reencuentra con un colega de toda la vida, y con los cuernos en todo lo alto, fue como el público acogió a la banda de los hermanos Izquierdo que tomó posiciones para zarandearnos sin compasión con la primera ráfaga de furia thrashera contenida en “One Of Us”. Ya desde el mismo arranque pudimos comprobar que la banda sigue estando en un fantástico momento de forma: sonando rotunda, compacta y matadora, y la mejor prueba fue verles atacar piezas como la novedosa “Snob”, o la aniquiladora “Indoctrinate”, de su anterior obra homónima, y comprobar que ambas se han convertido ya en nuevos clásicos para sus seguidores.

Como suele ser habitual, su descarga tuvo un ritmo frenético, concediéndonos el tiempo justo entre tema y tema para recuperar el aliento, mientras Guillermo aprovechaba para saludar o hacer algún comentario jocoso. Así que como si fuera una maldición bíblica fueron cayendo sobre nosotros trallazos incontestables como “Cold”, -con la que nos dejaban algunos pasajes más melódicos entre su habitual torrente de riffs thrasheros-, o la imperial “Of Men And Tyrants”, que levantaba la moral de una tropa cada vez más encendida y animada.

Evidentemente no faltaron las carreras y los alocados pogos mientras nos sumábamos a los coros de “We Stand Alone”, ni tampoco las letras más comprometidas que sirvieron para que “Violent Dawn” y ,sobre todo, “Giv’ Em War”, pusieran literalmente patas arriba los aledaños del Stage Rock dejando patente que los albaceteños son una de las bandas más queridas y respetadas de la escena nacional.

Tras abandonar unos segundos el escenario, el cuarteto regresaba con “Sharpen The Guillotine”, para acto seguido volarnos la cabeza con el que probablemente sea uno de sus temas más rápidos y despiadados “Serpents On Parade”. Con el público completamente entregado tocaba encarar la recta final del show, y para ello que mejor que confiar en el que fue el tema que, personalmente, creo que marcó un punto de inflexión en su exitosa trayectoria: “You Are Next”. Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Pues bien, Angelus Apatrida llevan más de una década en la cima del thrash nacional, y de momento parece que eso no va a cambiar.


SAVATAGE

Con el “Astro Rey” concediéndonos una merecida tregua, tras una larga jornada de calor, buena música y asfixiante humedad, llegaba el momento del que para muchos, incluido el que suscribe, tenía que ser uno de los platos fuertes de esta edición del Barcelona Rock Fest: la anhelada vuelta a los escenarios de Savatage. Sin embargo, he de reconocer que albergaba muchas dudas acerca de cuál sería la respuesta del personal, ya que pienso que el público, pese a conocer el nombre de la banda, no conoce en profundidad su trayectoria discográfica, con lo que de alguna forma me da la sensación de que Savatage se han convertido en una banda de culto: una de aquellas que a todo el mundo le suena, pero que muy pocos conocen en profundidad.


La otra incógnita giraba en torno a cómo sería verles sin contar con la presencia de Jon Oliva, quien no ha participado en esta reunión a causa de sus problemas de salud. En cualquier caso, lo primero que me gustaría puntualizar, antes de hablar de lo que fue el show que presentaron Savatage, es que me dio la sensación de que la banda en gran medida cumplió con las expectativas de sus seguidores, ofreciendo un espectáculo, tanto a nivel musical como visual, -contando con diferentes proyecciones-, que estuvo a la altura de lo que se puede esperar de una banda con su estatus e historia.

Con su logo clásico presidiendo el escenario, y mientras sonaban los teclados que nos anunciaban “The Ocean”, los miembros de la banda fueron tomando posiciones, acompañados por los eufóricos vítores del personal, para adentrarnos de lleno en “Welcome”. El último en aparecer haciendo enloquecer a los más devotos fue su frontman, Zak Stevens. Elegante, de riguroso negro, en todo momento ejerció como el perfecto enlace entre la banda y unos seguidores que participaron, y mucho, a la hora de entonar estribillos tan coreables y teatrales como los del tema de apertura, que nos dejaba con la proyección de un neón que rezaba “Welcome To The Show”.

Pese a que el tiempo no pasa en balde, -vi especialmente mayor al guitarrista Al Pitrelli-, lo cierto es que la banda se mostró en un momento de forma exultante, sonando rotunda, compacta y ante todo muy potente, tal y como dejaron patente en la implacable “Jesus Saves”, con un Zak absolutamente sublime, elevando su potente registro sobre los ensordecedores gritos de sus entregados seguidores antes de dejar que fuera Chris Caffery quien se adueñara momentáneamente del centro del escenario. Tras los obligados saludos, Savatage nos invitaron a surcar los mares durante “The Wake Of Magellan”, desplegando toda su épica instrumental mientras a través de la gran pantalla trasera podíamos ver como una lluvia de cañonazos se precipitaba sobre un navío.

Finiquitados unos compases iniciales que estuvieron marcados por lo que fue su producción de los años noventa, tocaba echar la vista atrás para visitar por primera vez la década de los ochenta, y para ello que mejor que confiar en la garra más netamente heavy metalera de ”Strange Wings”, que servía para que todos aunáramos nuestras voces para corear su melódico estribillo. Aún más atrás en el tiempo, concretamente hasta lo que fue su segundo largo de estudio, nos invitarían a viajar al proponernos la pieza que le daba título: “Power Of The Night” que, comandada por la imponente sección rítmica que conformaron Jeff Plates y el bajista Johnny Lee Middleton, sirvió para que Mr. Stevens nos delirará con algunos de los agudos más potentes del show.

Tras semejante ración de clásico y vibrante heavy metal ochentero tocaba cambiar radicalmente de registro para adentrarnos en las tesituras más oscuras e introspectivas de “Handful Of Rain”, que contemporizaba mínimamente los ánimos del personal mientras nos concentrábamos en degustar el potencial musical de una banda que se mostró sobria, elegante y potente a partes iguales. Con los teclados arropando la voz de Mr. Stevens arrancaba la emocional “Chance”, antes de que, con toda la banda ya sobre el escenario, el vocalista nos pusiera a dar palmas para acompañar el tema mientras una infinita sucesión de banderas desfilaban por la gran pantalla trasera. Sin duda uno de los momentos álgidos del show llegaría durante el tramo final del tema, con la banda haciendo diferentes armonías vocales en una épica recta final que acabó enloqueciendo a los más devotos.

Nuevamente serían los teclados, junto a los cánticos del personal, los encargados de perfilar el arranque de la majestuosa “Gutter Ballet”, poniendo al personal a saltar antes de que gran parte de las miradas volvieran a recalar sobre la figura de Mr. Caffery. Uno de los momentos en los que mejor se pudo percibir la devoción de los entregados seguidores del combo americano fue durante “Edge Of Thorns”. Por supuesto que aunque no fuera en persona, no podía faltar la presencia de Jon Oliva, que apareció sentado al piano a través de la gran pantalla trasera para interpretar la emocionante “Believe”, compartiendo incluso algunas estrofas con Mr Stevens, y en donde tampoco faltó el recuerdo, en forma de diferentes imágenes, al gran Criss Oliva, antes de que el público estallara en una cerrada ovación.

Antes de dar por concluido este esperado retorno a nuestros escenarios, Savatage todavía tendrían ocasión de volver a incidir en su material ochentero, proponiéndonos un tema que habla sobre “Mujeres Peligrosas”: “Sirens”, que arrancaba con palmas para prolongar el éxtasis del personal. Mientras que, como no podía ser de otra forma, el remate definitivo para una descarga que se nos pasó como un suspiro fue “Hall Of The Mountain King”. Al final del show, caras de satisfacción, tanto sobre el escenario, como entre un público que disfrutó al máximo de Savatage. Además, en el aire quedó la promesa de la banda de que: “Volverán”. Así que esperemos que algún promotor recoja el guante y ojalá tengamos ocasión de ver pronto el show completo de la banda.


SLIPKNOT

Tras despedirnos de Savatage tocaba encaminar nuestros pasos hacia el Stage Rock, ya que allí sería donde se cerrarían los conciertos de los dos grandes escenarios en esta primera jornada festivalera, siendo los encargados de hacerlo los americanos Slipknot. Desde que se formaran a mediados de la década de los noventa, pero sobre todo desde que explotaron a nivel mundial con aquella obra homónima, los enmascarados de Iowa nunca han dejado indiferente a nadie: o los amas, o los odias. Con ellos no existen medias tintas. Indiscutiblemente, ellos eran el plato fuerte de la jornada del jueves, y es que pudimos ver a un público bastante joven abarrotando y dando colorido al recinto desde un par de horas antes de que arrancara su show.


Sin embargo, pese a su posición de privilegio dentro del cartel de esta jornada inaugural, he de reconocer que me sorprendió que Slipknot no llevaran fuegos artificiales, ni llamaradas, ni plataformas hidráulicas, ni nada realmente impactante dentro de lo que fue su puesta en escena. Por supuesto que no faltaron sus habituales indumentarias, ni tampoco sus máscaras, faltaría más. Pero teniendo en cuenta lo que les hemos visto en anteriores giras, y más siendo el principal reclamó de la jornada, la verdad es que me esperaba algo más.

Donde no puede ponerse prácticamente ninguna pega es en lo musical, ya que la banda se mostró absolutamente intratable, sonando como una auténtica apisonadora, impulsada desde atrás por Eloy Casagrande, y liderada por un Corey Taylor que se mostró totalmente expeditivo a la hora de atacar los registros más agresivos y seminales. Y es que fue precisamente eso, agresividad extrema y brutal, lo que transmitieron unos Slipknot que arrasaron con todo a su paso en su retorno a los escenarios en tierras catalanas.

Precedidos de una inacabable introducción, -que no hizo más que caldear los ánimos de unos incondicionales que aguardaban con impaciencia su desembarco-, ¡por fin!, como si fueran espectros y de forma parsimoniosa los músicos fueron tomando posiciones ante el delirio generalizado del respetable. Así que tras unos segundos de tensa calma, y con el escenario bañado de verde, la batería de Casagrande resonaba para hacer que el resto de sus compañeros empezara a agitar la cabeza para hacer explotar al personal con la primera frase del mítico “(Sic)”. La batalla había empezado, y los americanos no parecían dispuestos a hacer prisioneros. De modo que irremediablemente nos vimos abocados a un show aplastante, que empezó de la mejor forma posible, echando la vista atrás para poner a todo el mundo a botar con la incontestable pegada de clásicos como “People=Shit”, que hacía que todo el mundo cantara mientras no dejaba de saltar.

Difícil, muy difícil, iba a resultar mantener semejante nivel de intensidad y conexión con el público, pero sí de algo andan sobrados Slipknot es de temas con empuje y mordida. De modo que la acción no se detendría ni sobre el escenario, ni tampoco entre unas animadas primeras filas, al atacar puñetazos sonoros del calibre de “Gematria (The Killing Name)”, que nos volaba la cabeza con sus aplastantes cambios de ritmo y con la implacable tenacidad que demostró un Corey Taylor que no paró ni un momento de contorsionarse mientras cantaba y agitaba los largos tirabuzones de su máscara. Como decía, el arranque del show de los de Iowa fue trepidante, pocas veces he visto a una banda prolongar durante tanto tiempo el estallido de éxtasis inicial, y es que cuando todo parecía indicar que tocaba ralentizar el ritmo para volver a tomar impulso, la banda nos sorprendió con un azote inapelable como es el explosivo “Wait And Bleed”.

Ahora sí, tras haber noqueado a los que habían llegado ya algo cansados a la cita, tocaba cambiar radicalmente de registro para adentrarnos en las atmósferas más densas y opresivas que la banda desplego durante el desgarrador y, por momentos, hipnótico “Yen”, siendo la primera incursión que se permitieron a lo que hasta el momento es su última referencia de estudio: “The End, So Far”, que vio la luz en 2022. Sin embargo, creo que todos teníamos claro que Slipknot estaban aquí para hacernos saltar y rompernos las cervicales. Así que nuevamente el personal empezó a botar siguiendo el ritmo casi marcial de “Psychosocial”, combinando a la perfección la letal inmediatez de sus estrofas con las líneas vocales más accesibles que marcaron su coreable estribillo.

Pese a que la aniquiladora pegada de las guitarras fue lo que caracterizó la descarga del combo americano, también tuvimos ocasión de disfrutar del trabajo de Sid Wilson con sus teclados, sintetizadores y su habilidad para crear esas bases inquietantes y tenebrosas. Así que tras uno de esos de interludios, Corey aparecía en escena para reclamar la atención del personal para que tomara partido durante “The Heretic Anthem”, para acto seguido sorprendernos con otra de las que nos arrastró literalmente por los infiernos: “The Devil In I”, con el escenario volviéndose a teñir de rojo.

Tras el agradecimiento por tantos años de respaldo, lealtad y devoción tocaba plasmar en forma de ovación nuestro apoyo a las bandas participantes en la jornada para rápidamente volvernos a meter en situación gracias a la musicalidad de la coreable melodía que marcó la inquietante “Unsainted”, que encendía la mecha para que se desatara la locura frente al escenario. Una locura que llegó a su punto álgido cuando Mr. Taylor dio la entrada a “Duality”, que fue la encargada de poner el punto y seguido al show.

El frontman regresaba a escena para seguir animando al personal con otra de sus arengas para acto seguido volver a zarandearnos con otro de sus clásicos imprescindibles “Spit It Out”, que volvía a llenar el recinto de puños que se alzaban al aire cada vez que tocaba gritar su matador estribillo. La escalada de tensión continuaría en aumento, y la comunión fue total cuando el carismático frontman nos invitó a mostrar el dedo corazón a los que nos dicen lo que tenemos que hacer para después asolarnos con la implacable “Surfacing”. Como no podía ser de otra forma, el desmadre y la locura fueron totales durante la final “Scissors”, tras la que los enmascarados de Iowa se marcharon dejando tras de sí a una audiencia exhausta, que lo dio todo, y dejando claro también que fueron uno de los indiscutibles triunfadores en esta primera jornada del Barcelona Rock Fest.


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