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miércoles, 24 de febrero de 2016

KATAKLYSM+SEPTICFLESH+ABORTED-RAZZMATAZZ 2-BCN-3-FEB-2016


Desde que dieran sus primeros pasos a principios de la década de los noventa los creadores del autodenominado “norther hyperblast”, los canadienses Kataklysm, han logrado granjearse el reconocimiento y el respeto  de los seguidores del death metal a ambos lados del Océano  Atlántico. Pese a que el paso del tiempo ha acabado aplacando el furioso vendaval sonoro que dominara sus primeras obras, lo cierto es que el cuarteto de Quebec parece haber encontrado una formula efectiva y ganadora, logrando combinar  la abrumadora potencia de su propuesta y ese toque más accesible y melódico  que les ha permitido llegar a un publico más variado y mayoritario.

Tan solo dos años después de su última visita presentando el fantástico  “Waiting For The End To Come”, los canadienses regresaban a la capital catalana para repasar las composiciones de su último redondo “Of Ghosts And Gods”, un plástico en el que continúan ahondando en el sonido y  la personalidad que han marcado   sus ultimas referencias. Además, este duodécimo trabajo representaba  el estreno de su percusionista  Oli Beaudoin, quien se incorporó a la formación  en 2014 tras la enésima salida de su antecesor Max Duhamel. Para redondear un atractivo cartel que vaticinaba una velada repleta de brutalidad, contundencia y melodía contaríamos con la presencia de Aborted y los sinfónicos griegos Septicflesh.

Los encargados de abrir la velada serían los incombustibles Aborted. Poco importan los constantes cambios en el seno de la formación belga, ya que su carismático líder, el vocalista Sven de Caluwé, parece decidido a seguir comandando con mano férrea los destinos del proyecto que iniciara a mediados de la década de los noventa. Y es que la brutalidad extrema de sus obras, su indiscutible calidad técnica y sus portentosas presentaciones en directo han consolidado al quinteto de Beveren como una de las formaciones más respetadas dentro del circuito extremo europeo.

Avalados por las buenas críticas que cosechó su anterior trabajo  “The Necrotic Manifesto” (2014), los belgas regresaban a los escenarios de la Ciudad Condal para  ofrecernos una buena muestra del material  contenido en su reciente  EP “Termination Redux”, que se ponía a la venta coincidiendo con el estreno de este 2016. Como viene siendo habitual en sus presentaciones,  Aborted  no tuvieron dificultades  para conectar con una audiencia que ya les conocía de anteriores visitas. Así que cuando su maquinaria grindcore empezó a rugir siguiendo las violentas embestidas  de “Meticulous Invagination”, la fiesta se desató gracias al entusiasmo de una audiencia muy participativa.

Liderados por un expeditivo Sven, que no paró de increpar a las primeras filas mientras recorría  desafiante el escenario, Aborted desplegaron todo su oscuro potencial sonoro, consiguiendo que piezas míticas  dentro de su repertorio como “Parasitic Flesh Resection”, se alternaran con composiciones más recientes como “Necrotic Manifiesto”, o la descomunal “Coffin Upon Coffin”, en las que combinaron a la perfección: violentas cometidas y unos abruptos cambios de ritmo que servirían para poner a prueba nuestras maltrechas cervicales.

Absolutamente inmisericordes Aborted tenían clara la consigna de aprovechar al máximo su escaso tiempo en  escena. Así que después de ofrecernos algunos de los mejores momentos de su extensa producción discográfica llegaba el momento de  concentrarse en las composiciones de su ultimo EP. De modo que no faltarían durante la segunda mitad del show temas como la homónima  “Termination Redux”, -de la que recientemente estrenaban video-clip-, o la desquiciante “Bound In Acrinomy”, con la que hacían subir la temperatura en la sala, convirtiendo la pista en un mar de cuerpos que danzaban descontroladamente.

Pese a la buena acogida que recibieron sus nuevas composiciones, lo cierto es que los momentos más vibrantes y destacados de su descarga  llegarían acompañados de la ambientación demoniaca que desplegaron en temas como “Expurgation Euphoria”, que ahondaba en su faceta más oscura y melódica, o la seminal “The Origin Of Disease”. Como si de una premonición se tratara la última dentellada de la devastadora maquinaria belga estaría reservada para  “Sanguine Verses (… Of Extirpation), volviendo a desatar la euforia  entre una parroquia  que disfrutó al máximo de la lección magistral que nos ofrecieron Sven de Caluwé y sus secuaces.

Tras el derroche de brutalidad extrema que supuso la descarga de  Aborted llegaba el momento de cambiar radicalmente de registro y adentrarnos en el universo de oscura melancolía que nos propondrían Septicflesh. Mucho ha evolucionado la propuesta de los griegos desde que se formaran a principios de la década de los noventa, y es que los atenienses parecen haberse concentrado  en el material facturado tras su celebrada  reunión de 2007,  condenando al ostracismo a las composiciones de sus primeras obras. Rodeados de ese seductor halo de misticismo el cuarteto aterrizaba en escena para sentar cátedra  con el apocalíptico arranque que supuso “War In Heaven”, que era el escogido para romper el hielo fusionando  a la perfección sus barrocas partes orquestales, sus grandilocuentes arreglos corales  y unas guitarras afiladas e hirientes.

El encargado de ejercer como maestro de ceremonias, atrayendo sobre él todas la miradas, sería el polifacético Spiros Antoniou, -más conocido como Seth-, quien embutido en un llamativo traje de cuero negro se posicionaría impasible frente al respetable para anunciarles de forma implacable la llegada del demoledor “Communion”. Especialmente reseñable me pareció el concurso de los guitarristas, Christos Antoniou y Sotiris Vayenas, quienes no pararon de intercambiar incendiarias ráfagas solistas a la vez que nos sumergían en una trepidante sesión de  headbanging.

Pese a que he de reconocer de que no soy muy partidario de las “parte enlatadas” en los directos, lo cierto es que en el caso de los helenos estas aportaciones resultan  imprescindibles a la hora de  hacer brillar en todo su esplendor a cortes  como “Pyramid God”, que acompañada con palmas durante su tramo inicial  se convertiría  en el primer recuerdo hacia su trabajo de 2011, “The Great Mass”. Una nueva mirada sobre su último lanzamiento “Titan”, nos conduciría sobre las camaleónicas ambientaciones contenidas en “Prototype”, fusionando  sus sobrecargadas  melodías con  la poderosa pegada del batería austriaco Kerim Lechner.

Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad, unos fantasmagóricos cánticos nos adentrarían en una de las composiciones  más emblemáticas y celebradas de su repertorio: “The Vampire From Nazareth”, que servía para que Seth nos pusiera a todos a gritar a la vez que alzábamos nuestros puños al aire con absoluta devoción. La fiesta no se detendría y las melodías de corte desértico marcarían su personal homenaje a la deidad funeraria del antiguo Egipto, “Anubis”, poniendo  de manifiesto que durante las presentaciones de Septicflesh el concurso del respetable es casi tan importante como el de los propios músicos.

El colofón definitivo para su descarga lo pondrían los cánticos funerarios y los opresivos guitarrazos de  “Prometheus”, abocándonos irremediablemente  sobre  un sorpresivo final, con los músicos abandonando el escenario para dejar tras de si el efusivo aplauso de una audiencia totalmente entregada. Sinónimo de calidad y buen directo, los griegos continúan deslumbrando y convenciendo  a su paso. Pese a que ninguna pega se puede poner a un show que resultó impecable, lo cierto es que, personalmente,  hubiera preferido que cambiaran un poco el repertorio, ya que el de esta noche fue prácticamente calcado al de su última visita acompañando a Moonspell.

Tras consumirse los dos actos previos, y después de salir a la terraza del local para tomar el aire y  recuperar el aliento, llegaba el momento que todos estábamos esperando, la descarga de las estrellas de la noche, Kataklysm. Nuevamente el cuarteto volvía a la sala mediana del Razzmatazz, y tal y como sucediera en su anterior visita el local volvió a registrar una media entrada aproximadamente. Pese a ello, los canadienses nos tenían preparado un vistoso set escénico, con un par de plataformas laterales,- que flanqueaban  la batería de Oliver Beaudoin-, una pequeña tarima  central,  y unos vistosos focos que se sumarían al habitual equipo lumínico de la sala. Además,  el combo canadiense disfrutó de un sonido potente y nítido, que nos permitió discernir con absoluta precisión la agresividad y la melodía que  encierra su propuesta.

Una larga y épica introducción sería la encargada de ambientarnos mientras  el cuarteto tomaba posiciones para inaugurar su descarga con el clasicismo death metalero que irradia la pieza de apertura de su última obra, “Breaching The Asylum”. La puesta en escena de los canadienses fue certera y medida, con el guitarrista Jean-François Dagenais y el bajista Stéphane Barbe ocupando las tarimas laterales, mientras Maurizio Iacono  se adueñaba del centro del escenario para ofrecernos las primeras muestras de su desgarrador registro. Tras esta toma de contacto, las luces del escenario se apagaban para que una escueta alocución nos adentrara en los incendiarios desarrollos de “If I Was God… I´d Burn It All”, que con su ritmo marcial y sus machacones estribillos  convertiría  la pista en una olla a presión.

Aunque a lo largo de la velada fue Maurizio quien llevó todo el peso del show, lo cierto es que sus compañeros se mostraron muy dinámicos y participativos sobre las tablas, intercambiando constantemente sus posiciones y subiéndose en las tarimas a la hora de atacar  trallazos letales e incontestables como “As I Slither”, que se convertiría en el primer recuerdo hacia su “Serenity In Fire” de 2004. Precisamente sería el propio vocalista, con esa actitud cercana y desafiante, el encargado de rubricar la perfecta comunión con sus incondicionales durante la presentación de la novedosa “The Black Sheep”, con la que rebajaban mínimamente el nivel de velocidad para concentrarse en la intensidad de la guitarra de Jean-François Dagenais.

Para los fans más veteranos de los canadienses uno de los  momentos de la noche llegaría con el demoniaco y radical  “Manipulator Of Souls”, que se convertiría en el tema más antiguo que interpretaron, ya que fue la  única concesión que se permitieron a su quinto trabajo “Epic: The Poetry Of War”. Aprovechando el éxtasis de una audiencia que se vació a la hora de los pogos, llegaba el momento de que los músicos volvieran a situarse sobre sus respectivas plataformas para acometer un despiadado “At The Edge Of The World”, que nos dejaría un escenario bañado en tonalidades azules mientras el recinto se convertía en un mar de cuernos que apuntaban directamente a los músicos.

La tercera referencia que los canadienses se permitieron hacía su más reciente entrega estaría reservada para los desafiantes riffs  de “Thy Serpents Tongue”, que nos dejaría la impactante imagen de banda y público  agitándose sincronizadamente. Totalmente complacido Maurizio se dirigió en repetidas ocasiones al respetable para agradecernos nuestra presencia, (chapurreando algunas palabras en castellano), e incluso nos propuso algún brindis entre tema y tema. Pese a ello, no puede decirse que el vocalista se prodigara en exceso a la hora de los parlamentos y las presentaciones, con lo que el ritmo del show fue bastante dinámico, enlazando de forma rotunda los pasajes melódicos con la rabia de  un visceral “Push The Venom”, que dedicaron a todas las victimas del terrorismo.

Una nueva incursión sobre el material de su primera etapa nos abocaría sobre el crudo radicalismo de “The Ambassador Of Pain”, con Maurizio castigando sus cuerdas vocales mientras Beaudoin se concentraba en  destrozar su kit para impulsar al resto de  sus compañeros. Aún más atrás en el tiempo nos conduciría la intrigante “Where The Enemy Sleeps…”, que con ese arranque melódico y comedido nos permitiría recuperar el aliento para  encarar su trepidante tramo final. La elegida para plasmar el rotundo contraste entre el pasado y el presente de la banda sería la novedosa “Soul Destroyer”, que impulsada por  su ritmo ametrallante cerraría el capítulo dedicado a su última entrega “Of Ghosts And Gods”.

Aunque seguramente fuese innecesario, Maurizio no dudó en reivindicarse ante la audiencia como uno de los bastiones del death metal “old school”, un postulado que acabó valiéndole  una de las ovaciones más sonoras de toda la velada. Para encarar la recta final de su descarga el cuarteto optaría por “The Chains Of Power”, que volvía a desatar la locura entre las primeras filas, dejando algunos cuerpos caídos como consecuencia de la virulencia y la intensidad de los constantes pogos. Una de las sorpresas de la noche llegaría cuando el vocalista nos anunció “Open Scars”, una composición poco habitual en sus últimas giras  y que han decidido repescar de cara a   este “Of Ghosts And Gods Europe  Tour 2016”.

Durante los últimos años los canadienses se han convertido en unos asiduos a nuestros escenarios. Así que cuando Maurizio nos preguntó si reconocíamos la introducción que dejaría paso al penúltimo tema de la noche, “In Shadows & Dust”, la respuesta no pudo ser más convincente. Con el vocalista encaramado sobre la tarima central arrancaban los sobrecogedores  riffs que abrían  “Crippled & Broken”, invitándonos a formar parte del ultimo circle-pit de la noche antes de que los canadienses abandonaran de forma precipitada el escenario. Todos pensábamos que el cuarteto retornaría sobre las tablas  para poner el broche definitivo a la velada, pero lamentablemente  la magia se esfumó rápidamente cuando  las luces se encendieron y la música empezó a sonar a través de la megafonía del local.

Pocas bandas hay dentro del death metal que mantengan una trayectoria tan constante y coherente como la de los canadienses. Quizás su nombre nunca haya formado parte  de la primera división del genero, pero lo cierto es que tras un cuarto de siglo Kataklysm siguen demostrando, disco a disco y concierto a concierto, que son una de las formaciones más longevas y en forma de la escena extrema internacional.





TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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