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lunes, 2 de abril de 2018

CRONICA:RHAPSODY+BEAST IN BLACK+SCARLET AURA-RAZZMATAZZ-BCN-18-MAR-2018


Fueron una de las sensaciones del metal europeo en la segunda mitad de la década de los noventa. Su power metal rebosante de fantasía, sinfonismo y épica, les posicionó  a la vanguardia de la nueva oleada de bandas del género desde su Trieste natal, convirtiéndoles  en los abanderados de un nuevo estilo denominado Hollywood metal. Desafortunadamente, los italianos fueron incapaces de defender en directo la grandilocuencia épica  de sus primeras entregas, tal y como pudimos comprobar en su participación en el festival Rock Machina en 2001, con lo que la burbuja creada a su alrededor poco a poco se fue difuminando. Tampoco les ayudaron los cambios de personal, ni el cambio de nombre que acabó dividiendo  al núcleo de la banda en dos formaciones diferentes.

Está claro que la mística y la nostalgia siempre han jugado un papel importante entre los incondicionales del heavy metal. De modo que poder ver en directo a la formación italiana, y además teniendo en cuenta que según parece sería la última oportunidad, acabó propiciando el concierto se trasladara desde el Razzmatazz 2 a la sala grande. Además como aperitivo antes del desembarco de los protagonistas de la noche tendríamos ocasión de presenciar la descarga de los finlandeses Beast In Black. Mientras que los escogidos para abrir las actuaciones en esta tarde noche de domingo fueron Scarlet Aura.


Mientras  los más devotos accedían  al recinto para  conseguir un lugar privilegiado en los aledaños del escenario aparecían en escena los rumanos Scarlet Aura. Precedidos de  la aparición de un ser angelical ocupando el centro del escenario el cuarteto no tardó en hacer acto de presencia para proponernos un heavy metal altamente melódico, muy centrado en los medios tiempos  y en la pegada de sus infalibles estribillos, tal y como dejaron patente durante la inicial “Immortal  In Your Eyes”.

Comandados por su frontwoman Aura Danciulescu, -quien por cierto me recordó mucho por su indumentaria y sus movimientos a una joven Doro Pesch-, el combo de Bucarest completó una descarga sólida y convincente, aunque personalmente me dio la sensación de todas sus composiciones  fueron excesivamente lineales, con lo que temas como “The Beast Within Me” o “My Own Nightmare”, acabaron resultando  un tanto previsibles.

Obviamente el grueso de su repertorio estuvo centrado en las composiciones de su opera prima “Falling Sky”, que veía la luz hace un par de años, así  que no se dejaron en el tintero piezas como “You´re Not Alone”. El momento más intenso de su escueta presentación llegó cuando la banda se abalanzó sobre “Don´t Talk To Strangers”, que se convirtió en la excusa para que todos levantáramos nuestros cuernos al  aire para rendir pleitesía al mítico Dio. El remate definitivo para su descarga estuvo reservado para “Colour Blind”, tras el que se bajaron del escenario dejando unas buenas sensaciones y con la sensación del deber cumplido.

Tras la cancelación de sus descargas abriendo para W.A.S.P., a causa de desavenencias con el entorno de la formación americana, por fin Beast In Black arribaban al escenario grande del Razzmatazz para presentar en sociedad las composiciones de su prometedor debut “Berserker”. Los finlandeses siguen la estela de  los ex–compañeros de Anton Kabanen en Battle Beast, pero lo cierto es que el registro vocal de  Yannis Papadopoulos les otorga una personalidad propia. Sin embargo, no me acabó de convencer la cantidad de samplers que llevaron, -algunos coros y teclados-, algo que acabó  propiciando que en algunos momentos  su sonido resultara algo artificial y sintético.

Luciendo una estética propia de la década de los ochenta, y con el frontman griego enfundado en una larga gabardina negra, el quinteto tomaba posiciones para ganarse rápidamente el beneplácito de las primeras filas gracias a los coreables  estribillos del tema que presta  nombre a la banda. Respaldado sobre el doble ataque de guitarras que nos ofrecieron Anton Kabanen y Kasperi Heikkinen, viejo conocido por sus visitas junto a U.D.O., Beast In Black supieron captar la atención de los presentes gracias a las rotundas acometidas de corte powermetalero que supusieron piezas como  “Eternal Fire”.

Lo dicho, el combo  de Helsinki  no tuvo ninguna clase de dificultad para conectar con una audiencia que se mostró de lo más afable y participativa, atendiendo solicita a las demandas de Yannis cuando nos invitó a alzar los puños al aire para acompañar los desarrollos de “Blood Of A Lion”, para posteriormente someternos a los desarrollos más complejos y rimbombantes  de “The Fifth Angel”.

Con la banda cada vez más cómoda sobre las tablas llegaba el momento de afrontar la segunda mitad del show, recurriendo para ello a los aromas más marchosos y hard roqueros del pegadizo “Born Again”, un tema que está llamado a convertirse en  imprescindible en sus directos. El contraste llegó con los ritmos más modernos y discotequeros de “Crazy, Mad, Insane”, con los músicos estáticos en escena luciendo unas gafas en las que podía leerse el título de la canción.

El retorno  sobre los parámetros más netamente metaleros estuvo reservado para  un celebradísimo “Blind And Frozen”, mientras que la encargada de poner el punto y final a su debut  en tierras catalanas fue “End Of The World”. En definitiva, que Beast In Black mostraron sus credenciales ante una audiencia que hacia tiempo que les aguardaba. Seguramente esta no será su última visita, ya que demostraron  tener calidad y tablas suficientes para convertirse en un nombre importante dentro de la escena europea.

La de esta noche era  una de las últimas fechas de este “20th Anniversary Fareweel Tour”, así que los italianos llegaban dispuestos a dejar a sus seguidores con un fantástico sabor de boca. Además el ambiente fue de lo más propicio, con una sala expectante que coreó el nombre de la banda desde minutos antes de que aparecieran en escena. “In Tenebris”, fue la introducción escogida para tomar posiciones,  y tras ella el quinteto de Trieste abrió la caja de Pandora. Arrancaron con mucha fuerza, poniendo toda la carne en el asador para sumergirnos de lleno en el demoledor “Dawn Of Victory”, que desataba la euforia entre las primeras filas. Sí, por supuesto, hubo muchos arreglos  y coros pregrabados, y más teniendo en cuenta la ausencia en esta gira de despedida  del teclista Alex Staropoli. Pese a ello, la banda sonó sólida, compacta y convincente, con todos los músicos moviéndose ágilmente por el escenario mientras Fabio Lione se colocaba al frente de la nave para invitarnos a corear el hímnico  estribillo de “Wisdom Of The Kings”.

Tras ser agasajados con la primera gran ovación de la noche, el vocalista nos propuso el primer cambio de registro, -haciendo gala de su peculiar castellano-, antes de adentrarnos en los aromas folkies de “The Village Of Dwarves”, que provocaba que el recinto se convirtiera en una fiesta, con todo el personal botando  al son de  sus contagiosas melodías medievales. No tardaron mucho en volver a mostrar su vertiente más aguerrida, desplegando   toda la  épica de  “Power Of The Dragonflame”, que acabaría dejando  paso a los complejos desarrollos del soberbio “Beyond The Gates Of Infinity”, con Lione ofreciéndonos todo un derroche de clase y elegancia a la hora de encarar los registros más exigentes.

Nuevamente el frontman volvería a tomar la palabra para agradecernos nuestro apoyo justo antes de atacar “Knightrider Of Doom”. Tampoco quisieron dejar aparcadas algunas de sus composiciones más emotivas  y preciosistas, volviendo a incidir sobre su segundo trabajo, “Symphony Of Enchanted Lands”, para rescatar la deliciosa  “Wings Of Destiny”. En una noche tan especial no faltó el agradecimiento y el homenaje de toda la banda a la figura del actor Christopher Lee durante la presentación de “Riding The Wings Of Eternity”, que se saldaba  con  Luca Turilli  y Dominique Leurquin ocupando el centro del escenario para batirse en un vibrante duelo.

Según nos anunció un parlanchín Lione era el momento de interpretar una composición que la banda no tocó en su momento, la majestuosa “Symphony Of Enchanted Lands”, que arrancaba con el vocalista  solo en escena para acabar convirtiéndose en uno de los momentos culminantes del show. Tras semejante derroche de virtuosismo e intensidad era un buen momento para que la banda se tomara un merecido  descanso, quedando en escena Alex Holzwarth, que aprovechó la ocasión para mostrarnos algunas de sus habilidades tras los tambores. Sus compañeros retornarían sobre las tablas para volver a mostrar su faceta más barroca durante el rotundo tándem que conformaron “Land Of Immortals” y “The Wizard´s Last Rhymes”, logrando que la enfervorizada audiencia volviera a elevar los puños al aire.


El momento operístico de la noche, con Fabio exhibiendo de nuevo sus prodigiosas cuerdas vocales, estuvo reservado para “Time To Say Goodbye (Con te Partirò)” de su compatriota Andrea Boccelli, con la que los italianos parecían anunciar que el show estaba entrando en su recta final. Pero antes de que esto sucediera una nueva cabalgada de manos de “Holy Thunderforce”, propició que la gente volviera a explotar mientras la banda hacia retumbar los cimientos del local  con otra de sus trepidantes cabalgadas.

Con la audiencia coreando enfervorizada el nombre de sus héroes, los italianos volverían a tomar el  escenario para rematar la velada  con “Rain Of A Thousand Flames”. La anécdota de la noche, la protagonizó un fan que hincó su rodilla en el escenario para pedir en matrimonio a su chica, ante la atenta mirada de un Lione que bendijo a la pareja antes de presentar  “Lamento Eroico”. El momento de la despedida definitiva había llegado, y que mejor que hacerlo por todo lo alto, consiguiendo el clímax perfecto con sus seguidores gracias a la pegada y la velocidad  de “Emerald Sword”, uno de los himnos que les convirtió en los nuevos abanderados del power metal sinfónico.

Fue un concierto vibrante, con una banda completamente desatada y ante una audiencia  que cayó rendida  a sus pies. Si en el pasado Rhapsody no consiguieron colmar las exceptivas de sus seguidores, ahora, tras presenciar su show en la Ciudad Condal, uno sólo puede esbozar una mueca de tristeza al pensar que la banda ha decidido despedirse cuando están ofreciendo sus mejores conciertos.

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