domingo, 29 de octubre de 2017

KADAVAR+MANTAR+DEATH ALLEY-BIKINI-BCN-22-OCT-2017



La música  de Kadavar es  como agarrar una maquina del tiempo y viajar varias décadas al pasado. Desde que editaran su álbum homónimo en 2012, el trío berlinés no ha parado de tocar en directo. Cuatro discos de estudio, varios singles y un  directo constituyen  su bagaje en apenas siete años de existencia. Varias han sido las ocasiones en las que han pisado los escenarios catalanes, así que tras peregrinar por varias salas de la Ciudad Condal, en esta ocasión, el enclave escogido para la presentación en sociedad de su última entrega discográfica  “Rough Times”, era la Sala Bikini. Como compañeros de viaje contarían con el concurso de los holandeses Death Alley, y sus compatriotas Mantar, quienes, desmarcándose  de los sonidos “vintage,” fueron los encargados de poner la nota oscura y corrosiva a una velada dominada por el rock y la psicodelia.

Desbordando vitalidad y con las pilas cargadas aparecían en escena los encargados de abrir esta tarde/noche de domingo: Death Alley. A pecho descubierto y enfundado en un chaleco su vocalista Douwe Truijens se mostró como un gran frontman, ofreciéndonos una buena colección de pasos de baile mientras no dejaba de agitar la cabeza y tocar la pandereta para tratar de enganchar a los más animados con el marchoso ritmo de la inicial "Black Magick Boggieland". Al igual que sucedería con la propuesta de las estrellas de la noche, los holandeses dejaron patente sus influencias más clásicas dando buena cuenta de ese estilo que ellos mismo denominan como proto-punk, y que consiste en combinar lo mejor de bandas míticas como MC5, The Stooges, Motörhead y Black Sabbath, tal y como dejaron patente en "The Chain", que alternó  riffs titánicos y pasajes salvajes y rabiosos.

Durante el escaso tiempo del que dispusieron Death Alley  nos ofrecieron algunos de los mejores momentos de su ópera prima “Black Magick Boogieland”, aunque no se olvidaron de temas como  "Murder Your Dream", que arrancaba con Douwe sentado sobre uno de los monitores para posteriormente acabar desatado, agitándose salvajemente ante la atónita mirada de una audiencia que poco a poco se fue contagiando de su vitalidad. Pero no todo fue potencia y desenfreno durante su presentación, ya que el cambio de registro llegó con las ambientaciones hipnóticas de "Feeding The Lion", que servía como carta de presentación para su guitarrista Oeds Beydals.

Con los cuatro miembros de la banda alzando los puños al aire arrancaba la final "Supernatural Predator", que volvía a hacer subir la temperatura en la sala, con la gente coreando su estribillo para acabar dejándonos un muy buen sabor de boca. Debo admitirlo, no conocía a Death Alley, pero tras ver su actuación han ganado un nuevo seguidor… y no creo que fuera el único. 

Aunque poco tenía que ver la propuesta de Mantar con la de los protagonistas de la noche, lo cierto es que muchos no quisieron perderse las evoluciones en directo de los germanos. Para cualquiera que haya seguido la trayectoria de Mantar resulta incuestionable que no son una banda al uso. Y no lo digo únicamente por su atípica alineación de dúo,  que conforman Hanno  y el batería Erinc; sino porque sus composiciones destilan una rabia y una intensidad que acaba atenazando al oyente. 

Posicionados uno frente al otro y puestos de perfil hacía el respetable,  los miembros de Mantar llegaban dispuestos a no dar tregua ni hacer concesiones, dando rienda suelta a ese sludge sucio y visceral que siempre les ha caracterizado, y que sirvió para que la gente se dejara arrastrar rápidamente hacia su delirante universo sonoro con piezas como  "Cult Witness" y la tormentosa "Praise The Plague".

Entre las caras de estupefacción de los que todavía no les conocían y la euforia desatada de sus incondicionales la velada prosiguió con los crujientes pasajes de la aplastante "Into The Golden Abyss". Evidentemente, el centro de todas las miradas fue Hanno, que no dejó de retorcerse y revolcarse por el escenario  mientras castigaba su guitarra y nos ofrecía los escalofriantes  alaridos contenidos en  "Spit". 

Tras haber firmado un arranque incendiario, Hanno nos daba las buenas noches y agradecía nuestra presencia antes de seguir castigando nuestros tímpanos con la rabia punkera de "Cross The Cross", que era la elegida para marcar el ecuador de su presentación. Curiosamente, a lo largo del show los alemanes centraron su repertorio en las composiciones de “Death By Burning”. Sin embargo, tampoco faltaría algún guiño a su último Ep “The Spell”, del que rescataron “Pest Crusade”. Para el sprint final los de Hamburgo se reservaron la magnifica “Era Borealis”, que impregnaba el recinto con su aroma demoniaco y su ambientación apocalíptica; y “White NIghts”, que nos abocaba  a un delirante final,  con Hanno encaramado sobre la batería antes de acabar, una vez más, revolcándose  por el suelo.

No tuvimos que esperar mucho tiempo para poder disfrutar del acto principal de la noche, Kadavar. Ante una sala abarrotada y con un escenario engalanado con un telón de fondo en el que el logo de la banda se inscribía dentro de la luna en un cielo estrellado, el trío de barbudos berlineses aparecía en escena para dar el pistoletazo de salida con el tema que presta título a su última entrega, “Rough Times”, desplegando su esencia revival ante una audiencia que parecía entregada de antemano.  Con Christoph “Lupus” Lindemann posicionado a la derecha, el bajista Simon “Dragon” Bouteloup a la izquierda, y ocupando  el centro Christoph “Tiger” Barlelt, (todo un espectáculo verle tocar la batería); Kadavar no tardaron en desplegar la  ácida psicodelia que marcó “Skeleton Blues”, que fue la escogida para la primera exhibición de Lupus y su pedal wahwah.

Si en anteriores visitas su punto débil había sido el apartado vocal, en esta ocasión, Lupus se mostró de lo más sólido y resolutivo a la hora de encarar  los sabbathicos desarrollos de “Doomnsday Machine”, que suponía su primera incursión en  “Abra Kadavar”. El ataque guitarrero no se detuvo gracias a los aromas desérticos del machacón “Pale Blue Eyes”, que acabó recabando una de las mayores ovaciones de la velada. Pero no todo el protagonismo se lo iba a llevar  su frontman, ya que esa percusión tribal y repleta de cambios de ritmos que Tiger nos ofreció durante “Black Sun”, haría que todos centráramos nuestra mirada en su peculiar forma de tocar la batería.

Una nueva mirada sobre el material de “Rough Times”, nos acabaría abocando sobre el reptante ritmo de “Into The Wormhole”, que fundía a la perfección los aromas setenteros y esos desarrollos que coquetean con las ambientaciones doom. Durante todo el show el trío se mostró como una maquinaria perfectamente engrasada, de modo que no me sorprendió el ejercicio de sincronización  que nos ofrecieron Lupus y Dragon durante el arranque de  “Broken Wings”, que fue acompañado con palmas por gran parte del respetable. La catarsis llegaría acompañada de “The Old Man”, con todos los presentes canturreando su característica melodía para acabar convirtiéndose en uno de los momentos de la noche.

A estas alturas los alemanes no estaban dispuestos a variar el paso, de modo que para encarar la recta final de su presentación optaron por uno de los platos fuertes de su último redondo “Die Baby Die”. El retorno sobre las sonoridades más densas y pantanosas estuvo reservado para la primeriza “Forgotten Past”, uno de los temas que mejor puede definir su filosofía musical. No abandonarían el material de su opera prima, -que gozó de un papel destacado a lo largo del show-, ya que fusionado con el último acorde del tema anterior arrancaba “All Our Thoughts”, que nos dejaba la enésima exhibición de un Lupus absolutamente desatado.

Antes de abandonar por primera vez el escenario los berlineses todavía tendrían ocasión de invitarnos a corear los contagiosos estribillos de “Tribulation Nation”, para acto seguido poner el punto y seguido con “Purple Sage”, que fue precedido de un curioso solo de batería. En el arranque de los bises Kadavar nos mostraron su faceta más  punk, con una potente versión del clásico de The Damned “New Rose”. La despedida definitiva llegó con una celebradísima “Come Back Life”, que servía como excusa para que todos moviéramos las caderas antes de despedir  al trío con una ovación de gala.

En menos de una década Kadavar se han convertido en un referente obligado para todos los seguidores del sonido revival.  La calidad de sus trabajos y sus constantes giras les avalan. Ya no es extraño ver en sus conciertos  a seguidores de otros estilos, así que no me extrañaría que los berlineses acabaran convirtiéndose en poco tiempo en  uno de los nombre importantes dentro de la escena europea.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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