sábado, 23 de diciembre de 2017

FIVE FINGER DEATH PUNCH+IN FLAMES+OF MICE & MEN-SANT JORDI CLUB-BCN-12-DIC-2017


Aunque, a priori, subir a la montaña de Montjüic en pleno mes de diciembre no parecía el mejor plan para una gélida tarde de martes, el atractivo cartel que conformaron Five Finger Death Punch, In Flames y Of Mice & Men acabó propiciando que unos tres mil seguidores se acercaran  hasta las instalaciones del  Sant Jordi Club. Como headliners por primera vez en nuestro país se presentaban los americanos, dispuestos a ratificar que las aguas han vuelto a su cauce tras el episodio que este verano protagonizó su vocalista Ivan Moody. Por otro lado, los suecos In Flames se encargarían de defender su estatus y su  particular evolución dentro del death metal melódico.

Pero antes de que ambas formaciones se batieran el cobre sobre las tablas  para dilucidar  quienes serían los vencedores de la velada contaríamos con el concurso de los californianos Of Mice & Men. Con el personal todavía accediendo al recinto las luces del local se apagaron para dejar que los de Costa Mesa se adueñaran del escenario para atacar  sin previo aviso los camaleónicos desarrollos de “Unbreakable”, una de las composiciones que formara parte de su nuevo trabajo “Defy Now” , y que sorprendió a más de uno por el dinamismo de unas líneas vocales que alternaron pasajes limpios y rugidos desgarradores.

Pese a ser los encargados de abrir la velada Of Mice & Men contaron con un sonido potente, así como de un efectivo juego de luces. Además también pudieron contar con un gran telón de fondo presidiendo el escenario y con tres pequeñas tarimas  que sirvieron para que sus miembros se encaramaran en ellas mientras las sirenas nos anunciaban  la llegada de “Public Service Announcement”, que con su ritmo a lo Slipknot se convertía en la excusa perfecta para que el personal de las primeras filas se fuera animando.

No dispusieron de mucho tiempo, apenas treinta minutos. Así que el cuarteto americano no se extendió a la hora de las presentaciones dejando que los oscuros pasajes de “Pain”, o la descarga incontrolada de agresividad que significó la apabullante  “You Make Me Sick”, se acabaran convirtiendo en la mejor carta de presentación para los que no estaban familiarizados con su material.

Aunque el público de esta noche fue de lo más variopinto, me dio la sensación de que la descarga  de los de Costa Mesta acabó dejando unas buenas sensaciones  entre los presentes, aunque las pinceladas electrónicas de su último single “Warzone”, sorprendieron  a más de uno. Para el tramo final se reservaron  el tema más antiguo que interpretaron “The Depths”, que ponía a todo el mundo a botar  antes de despedirse prometiendo que no tardarían en regresar para presentar su nuevo trabajo.

Mientras una amplia  lona se encargaba de ocultar  el escenario de miradas indiscretas se consumía la espera previa al desembarco de uno de los nombres imprescindibles dentro de la escena europea: In Flames. Debo admitirlo, un servidor fue de los que se enganchó a la formación sueca con sus primeros trabajos, y pese a no comulgar con la dirección que han tomado en sus últimas entregas, lo cierto es que su calidad resulta  incuestionable. Lo que no me esperaba, teniendo en cuenta su posición en el cartel de esta noche, fue el montaje escénico que presentaron, el más vistoso y ambicioso que han mostrado hasta la fecha.

Contaron con un espectacular set escénico, con la batería y los teclados esquinados a los lados del escenario y posicionados sobre unas altísimas estructuras, que junto a la parte trasera, se convirtieron en pantallas donde se proyectaron imágenes que fueron ilustrando  cada uno de los temas.  También me sorprendió su cuidado juego de luces, algo que contribuyó a que la descarga de los suecos ganara en intensidad y colorido, alejándose así de la sobriedad escénica que siempre había caracterizado sus descargas en la capital catalana.

Parapetados tras un velo y contando con un sonido impecable In Flames hacían acto de presencia para reclamar la atención de sus incondicionales, dando  el pistoletazo de salida con los cambiantes  desarrollos de “Drained”. Más activo que en anteriores ocasiones, me gustó mucho la actitud de  Anders Fridén, quien luciendo su inseparable gorra no paró de animar al personal, tal y como sucedió durante la apertura del melódico “Before  I Fall”.

Pero si algo ha caracterizado la trayectoria de In Flames es la variedad estilística de sus composiciones, de modo que las guitarras se tornaron más gruesas  y rotundas a lo largo de “Everything´s Gone”, conjugando a la perfección pasajes de corte nu-metalero y trepidantes andanadas que hacían que los pits se sucedieran entre  las primeras filas. Siguiendo la línea ascendente que estaba llevando el show, la elegida para proseguir con el despiadado ataque al que nos estaban sometiendo los de Göteborg fue “Take This Life”, mientras en las pantallas se sucedían las imágenes de rostros de fieras dispuestas a devorarnos.

Aún más atrás en el tiempo, hasta la época de “Reroute To Remain”, nos hizo viajar “Trigger”, fundiendo la visceralidad de su ataque a dos guitarras con la rotunda solidez de la base rítmica. Conscientes del esfuerzo que han tenido que hacer para presentar semejante despliegue de medios escénicos, Fridén no vaciló a la hora de invitarnos a tomar fotos y hacer videos para mostrar a nuestros colegas antes de atacar  la imprescindible “Only For The Weak”, que lograba que todo el mundo se pusiera a botar mientras el frontman permanecía firmemente aferrado a su pie de micro.

El espectáculo audio-visual continuaría ayudando a que la descarga de In  Flames  no bajara de intensidad, acompañando la despiadada agilidad riffera de “Dead Alone”, con otra sucesión de inquietantes imágenes. Pero sin duda el momento más trepidante para los integrantes de la vieja guardia de los suecos  llegó en el ecuador del show, cuando la banda enlazó de forma consecutiva “Moonshield”, con un Fridén desatado, dando instrucciones  al personal para formar  un pasillo en el centro de la pista; y la seminal “The Jester´s Dance”, que con el escenario teñido de rojo acabó convierto la pista en  un auténtico campo de batalla.

Cerrado el capítulo  dedicado a la nostalgia la banda volvió a centrar su objetivo en su último redondo “Battles”, para cambiar radicalmente de registro y adentrarnos en las atmósferas opresivas y envolventes de “Save Me”. Con la aparición de un enorme muñeco colgado del techo del local arrancaba “Alias”, y con ella un nuevo acercamiento hacía las latitudes más melódicas que han marcado el material facturado durante la última década.

En varias ocasiones a lo largo  del show   Fridén reivindicó la etiqueta de heavy metal para su banda, amén de defender la evolución que ha seguido su propuesta a lo largo de los últimos años, tal y como sucedió durante los parlamentos  que sirvieron como preámbulo para el tándem que conformaron “Here Until Forever” y “The Truth. Nuevamente la implacable base rítmica se encargó de cimentar las  accesibles melodías de “Deliever Us”, que llegaba acompañada de imágenes de fuegos artificiales.

Una nueva mirada sobre “A Sense Of Purpose”, serviría como excusa para recuperar su tema de apertura “The Mirror´s Truth”, que acabaría dejando paso a los aromas melancólicos de “The Quiet Place”. Mientras que el sorpresivo final llegó con una pieza de nuevo cuño como es “The End”. Teniendo en cuenta el extenso bagaje del combo sueco creo que podían haber optado por  un repertorio algo más equilibrado, ya que, aunque hubo guiños a su glorioso pasado, el grueso de su set estuvo centrado en el material de sus últimas entregas.

Si ya en sus anteriores visitas, abriendo para Avenged Sevenfold y con sus posteriores apariciones en el Resurrection Fest 2014 y  el Download Madrid 2017, Five Finger Death Punch habían demostrado que están llamados a convertirse, -sino lo son ya-, en un referente obligado para una nueva generación de metaleros. En esta ocasión, el combo de Las Vegas se presentaba por primera vez como cabezas de cartel en tierras catalanas.

Evidentemente la reincorporación de su carismático frontman Ivan Moody ha significado una excelente noticia para sus seguidores, y era la principal novedad con respecto a su visita del pasado verano. Con algo de retraso sobre el horario inicialmente previsto el telón que ocultaba el escenario caía repentinamente para dejar ante nuestros ojos al sexteto americano. Rudos, potentes y directos a la yugular, su descarga arrancaba con la voracidad riffera de “Lift Me Up”, poniendo a gran parte del público a botar mientras Moody, con la cara pintada y luciendo una extravagante chupa, se adueñaba del escenario para convertirse en el perfecto anfitrión.

Me sorprendió que el montaje escénico no fuera tan llamativo como el de In Flames, ya que los americanos no pudieron montar la impresionante calavera que llevan como decorado. En cualquier caso, lo que no faltó fue un inmenso telón trasero con el nombre de la banda y un fantástico despliegue lumínico, con un puñado de  lasers que apuntaron en más de una ocasión a una audiencia  que se dejó arrastrar por la garra que exhibieron en temas como “Never Enough”, que nos dejaba a Jason Hook dando buena cuenta de su guitarra luminosa.

Y es que si en sus obras de estudio  los americanos suenan compactos y arrolladores, en directo sus composiciones ganan en intensidad y contundencia, y la mejor prueba fue comprobar la explosiva reacción  del público  al reconocer  los compases iniciales de “Wash It All Away”, con todo el mundo acompañando al vocalista a la hora de entonar su melódico estribillo. Nuestro viaje a través de las composiciones de su última entrega discográfica prosiguió con la pieza que le da titulo “Got Your Six”, que nos dejaba con las guitarras de  Hook y Bathory creando esa infranqueable pared sonora que provocó que los pits no se detuvieran.

Para el siguiente tema Moody invitó a sumarse a la fiesta a Aaron Pauley, de Of Mice & Men,  para entre ambos repartirse las líneas vocales del corrosivo “Ain´t My Last Dance”. Mientras  el respetable coreaba  el nombre de la banda Jason Hook apareció en escena con una guitarra de doble mástil para ofrecernos unos fugaces destellos de clásicos como “Enter Sandman” y “Smoke On The Water”, entre otros, que sirvieron para caldear  aún más el ambiente  y como introducción  para su particular versión de “Bad Company”. Tras recabar una rotunda ovación del respetable, Moody invitó a acceder al escenario a un montón de chavales que se encargaron de dar colorido con sus bailes a los demoledores estribillos de “Burn MF”, para la que el vocalista contó también  con la colaboración de Tommy Vext, su sustituto en los conciertos del pasado verano.

Habiendo demostrado que los problemas del pasado han quedado atrás, y que actualmente la formación está en un fantástico estado de forma, llegaba el momento de permitir recobrar el aliento a una audiencia que hasta ese momento se había mostrado insaciable. Para ello, se quedaron solos en escena Hook y Moody para entre ambos interpretar en formato acústico  la tormentosa “I Apologize”, una coreadísima “Wrong Side Of Heaven”, con la gente silenciando la voz del frontman, y “Remember Everything”.

El retorno sobre la tiranía de la distorsión estuvo marcado por el devastador “Coming Down”, plasmando  la perfecta sintonía entre  banda y público  mientras los lasers azules  recorrían constantemente las cabezas de los integrantes de las primeras filas. Dispuestos a no dejar que la magia se diluyera  los americanos encararon la recta final de su presentación con una carta absolutamente ganadora como es “Jekyll And Hyde”, provocando que el  recinto se viniera abajo.

Los saltos y los pogos no se detuvieron durante “Under And Over It”. Mientras que la rúbrica definitiva para la descarga de los de Las Vegas llegó  con los aromas más melódicos que abren el desgarrador “The Bleeding”, una composición que se ha convertido en una de las imprescindibles en sus directos, ya que plasma a la perfección la voracidad de una banda que muestra, por otro lado, una notable delicadeza a la hora de encarar los desarrollos más melódicos e intimistas.

Entre los vítores del respetables y mientras a través del P.A. sonaba “The House Of The Rising Sun”, Five Finger Death Punch aprovecharon para saludar  y darse su particular y merecido baño de masas, dejando claro que esta no será su última visita como cabezas de cartel.

En definitiva, que la excursión nocturna a la montaña de Montjüic mereció, y mucho, la pena,  gracias a la espectacularidad del show que nos brindaron unos  In Flames en plena forma.  Y , sobre todo, por la descarga de unos Five Finger Death Punch que volvieron a reivindicarse como una de las formaciones que parecen llamadas a convertirse en uno de los nombres importantes dentro de la escena metálica  internacional.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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