martes, 31 de julio de 2018

MYLES KENNEDY+DORIAN SORRIAUX-RAZZMATAZZ 2-BCN-23-JUL-2018


Pese a llevar en activo desde principios de los noventa, con bandas como Citizen Swing y The Mayfield Four, la fama y el reconocimiento no le han llegado al guitarrista, vocalista y compositor de Boston hasta que su nombre se ha visto unido al de héroes de la guitarra como Mark Tremonti o el icónico Slash. Myles Kennedy posee una de las voces más versátiles y personales de la actualidad. Así que tras girar en los últimos años por todo el mundo junto a Alter Bridge y Slash & The Conspirators, el vocalista está aprovechando este verano para presentar  a sus seguidores el material de su debut en solitario “Year Of The Tiger”.

No, en esta ocasión, no veríamos a Kennedy como ese frontman enérgico y vitalista, ya  que en la  cercanía e intimidad que nos proporcionó un Razzmatazz 2 ,que acabó registrando algo más de media entrada, tuvimos oportunidad de ver a  un músico más próximo, cercano e intimista, que apareció en escena acompañado de una sobria sección rítmica, y con el objetivo claro de  tocar la fibra  y emocionar a sus seguidores.

Pero antes de que esto sucediera tendríamos ocasión de presenciar la sorpresiva presentación que nos brindó Dorian Sorriaux. Y digo sorpresiva porque teniendo en cuenta su bagaje y su trabajo junto a la vocalista Elin Larsson en  Blues Pills, me esperaba una actuación cargada de eléctrica psicodelia. Pero, lo cierto, es que no podía estar más equivocado.

Dorian Sorriaux apareció en escena ataviado con una de sus características  camisas de estampado imposible y únicamente acompañado de su guitarra para durante poco más de cuarenta minutos repasar algunas de las composiciones que forman parte de su primer E.P. en solitario “Hungry Ghost”.

A media luz, y sin ninguna clase de elemento decorativo que restase importancia a lo verdaderamente importante: la música; el guitarrista francés supo imprimir a su presentación un toque intimista e introspectivo dando buena cuenta de temas como la propia “Hungry Ghost”, la hipnótica “Huitoto” y “Hello My Friend”, con la que el francés dejaba clara su pasión por las ambientaciones más relajadas y cercanas al folk-rock.

Pero, desafortunadamente, su descarga no acabó de conectar con el público, ya que mientras que los más  devotos copaban  las primeras filas para no perderse detalle de las historias que Sorriaux y su guitarra nos estaban narrando, el resto del personal parecía totalmente ajeno a lo que estaba sucediendo sobre el escenario. En cualquier caso, mientras Blues Pills parecen haberse tomado un merecido  descanso tras su ajetreada agenda de los últimos años, Dorian Sorriaux parece dispuesto a darse a conocer en su faceta de cantautor.

Tras un entreacto que fue bastante más corto de lo habitual, un escenario engalanado con un discreto telón de fondo se preparaba para albergar  la descarga del trío americano. El indiscutible protagonista de la velada, Myles Kennedy, apareció en escena ataviado con una camisa de cuadros, y con la firme intención de hacer mover al personal con la garra roquera que imprimió a la inicial “Devil On The Wall”.

Sin duda este debut en solitario del músico de Boston ha sido como un exorcismo para él, ya que en “Year Of The  Tiger” ha plasmado el dolor y la desesperación propios de perder a seres queridos, y eso se percibió en la crudeza e intensidad con la que sonaron en directo temas como la emocionante “The Great Beyond”. La noche había empezado bien, con un Myles intenso y en perfecto estado de forma. Así que las buenas sensaciones seguirían en aumento a lo largo de los envolventes desarrollos que marcaron “Ghost Of Shangri La”, que fue la elegida para que el  frontman nos presentara a sus compañeros de viaje.

Kennedy lo había conseguido, en poco más de diez minutos había logrado transformar el recinto en una acogedora reunión de amigos. De modo que amparándose en ese ambiente relajado y distendido  que había conseguido crear se fueron sucediendo cortes como “Haunted By Design”, que sorprendió a más de uno por la originalidad de sus melodías sureñas. La fuerza hard roquera no tardaría en regresar cuando las primeras filas reconocieron los compases iniciales de “Standing In The Sun”. Acto seguido Kennedy tomaría asiento para empuñando su guitarra acústica deleitarnos con una intimista adaptación del clásico de Alter Bridge “Addicted To Pain”.

No tardaron mucho sus compañeros en regresar a escena para apoyarle e imprimir contundencia  a los devaneos alternativos contenidos en “Turning Stones”. Mientras que el momento de dar argumentos a los que piensan           que el de Boston es uno de los mejores vocalistas  de los últimos años llegó con un fantástico “Blind Faith”. Pero sin duda una de las grandes sorpresas de la noche llegó justo cuando llegábamos al ecuador del show, con una versión acústica del “The Trooper” de Iron Maiden.

Aunque nunca fueron una banda popular en el Viejo Continente, Kennedy no quiso dejar pasar la ocasión de premiar a sus seguidores más devotos y veteranos con una perla, un fugaz recuerdo a los tiempos de The Mayfield Four, rescatando para la ocasión “White Flag”. La vuelta sobre el material de su debut en solitario estuvo reservado para los aromas southern-rock de “Songbird”. Una vez más, sólo en escena, Kennedy volvió a emocionar a la parroquia con una desgarradora versión del  “Watch Over You”, de Alter Bridge,  que recabó una cerrada ovación.

Si algo ha marcado la carrera del vocalista y guitarrista ha sido su versatilidad a la hora de cantar diferentes estilos. Pues bien, lo que llegó a continuación fue una transición hacia derroteros blueseros de manos del “Travelling Riverside Blues”, del maestro Robert Jhonson, que nos hacía calentar motores antes de poner el punto y seguido a la velada con “World On Fire” y “Year Of The Tiger”.

Acompañado de los cánticos del personal Kennedy regresaba a escena acompañado de su acústica para “All Ends Well”. Mientras que la rúbrica definitiva para 90 intensos minutos de música llegó de manos de la deliciosa “Love Can Only Heal”. Lejos de  los grandes escenarios, acompañado de una banda solvente y sin excesivos añadidos, Myles Kennedy nos brindó en la Ciudad Condal un show rebosante de clase, aromas acústicos,  y feeling roquero.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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