viernes, 5 de septiembre de 2014

RIPOLLET ROCK-RIPOLLET-BCN-29-1GO-2014



Un año más y coincidiendo con el inicio de la festividad Mayor  de Ripollet, población cercana a la ciudad de Barcelona, la asociación Ripollet Rock ponía en marcha una nueva edición de su festival, en esta ocasión, la vigésimo segunda. A lo largo de todos estos años los organizadores del evento han contado con lo más selecto del panorama metálico nacional, ofreciéndonos las actuaciones de bandas como Hamlet, Tierra Santa, Barón Rojo u Obús, e incluso otras de carácter internacional como Grave Digger, Edguy, U.D.O., Primal Fear, Epica o Masterplan, consiguiendo dar relevancia y prestigio  a un evento que se ha acabado consolidando como una cita ineludible para la parroquia metálica catalana, además de contar con el importante aliciente  de ser siempre de carácter gratuito.

Como ha venido siendo habitual a lo largo de las últimas ediciones, la cita  se desarrollaría en el “Parc Dels Pinetons”, un paraje amplio situado a las afueras del núcleo urbano de  la población. Además, en los alrededores se había habilitado un extenso recinto que haría las funciones de parking. La gran repercusión y la trascendencia que ha ido ganando el festival a lo largo de los últimos años propicio  que desde última hora de la tarde hubiera un buen número de metaleros llenando las terrazas de los bares colindantes al recinto. Otro de los aspectos a destacar de este Ripollet Rock fueron los precios tanto de la bebida, bastante asequible para todos los bolsillos, como del “merchandising”, lo que sin duda ayudó a que muchos fueran los que se animaran a  llevarse una camiseta conmemorativa del festival.

En cuanto al menú musical que nos tenían preparado los organizadores, los elegidos para  abrir la velada  serían Drakum, con su folk cargado de potencia y death metal melódico. Los encargados de tomarles el relevo serían los gerundenses Morphium, quienes están dando los últimos coletazos a la gira de presentación de su segundo trabajo “Crónica De Una Muerte Anunciada”. Para poner la nota de elegancia y distinción contábamos con la participación de los metaleros madrileños Dark Moor, quienes continúan presentando por todo el mundo su más reciente entrega “Ars Musica”. El cupo de bandas internacionales estaría este año copado por los metaleros italianos Vision Divine, quienes con su carismático vocalista al frente, Fabio Lione, venían dispuestos a ofrecernos una buena muestra de su virtuosismo melómano. Mientras que los encargados de finiquitar la velada serían los suecos The Poodles, unos viejos conocidos de la escena roquera, que llegaban al Ripollet Rockn  con el propósito de   montar una buena fiesta, descargando su rotundo hard rock repleto de melodías accesibles y estribillos altamente coreables.

DRAKUM

Tras un verano en el que la formación catalana ha tenido ocasión de presentarse en diferentes festivales europeos como el Underwall Festival de Croacia, o el MatalDays de  Slovenia, los chicos de Drakum asaltaban el escenario del Ripollet Rock para contagiarnos de su vitalidad  festiva, ofreciéndonos una buena muestra del  rotundo folk metal  del que están impregnadas las composiciones que formaran parte de su inminente nuevo trabajo “The Torches Will Rise Again”.

Ataviados de riguroso negro, y con algunos de sus miembros luciendo unas vistosas  faldas, saltaban a escena los ocho componentes  que integran Drakum. Aunque en un primer momento no disfrutaron de un buen sonido, teniendo que lidiar con bastantes acoples y una mezcla excesivamente  embarullada, en la que únicamente eran perceptibles la batería, la flauta y la voz, lo cierto es que rápidamente la cosa se fue subsanando, permitiéndonos disfrutar de las poderosas acometidas death metaleras contenidas en temas como  “The Wanderer”, o del dramatismo épico de “Song For Your Death”, en el que  brilló especialmente su violinista Caleb.

Pese a que en un principio el público pareció algo estático y expectante, la gente poco a poco se fue metiendo en su descarga, contagiándose de la entrega y la vitalidad de la banda, consiguiendo que temas como “Spirit”, se convirtieran en el primer punto álgido de la noche, con la gente danzando mientras una enorme pelota recorría el foso dando colorido y ambiente. Y es que a lo largo de todo el show Drakum supieron  compaginar a la perfección las brutales embestidas contenidas en piezas como “Shadow Of Time”, con el jolgorio generalizado que proponían cortes como “Wall Of Deadly Troll”, que, por cierto, fue la encargada de poner la nota simpática de la noche, ya que durante su presentación su vocalista, Javi, nos dio una clase práctica en la que nos ilustró  sobre las diferencias entre los bailes de  los trolls y los vikingos.

Ya con la banda dando los últimos coletazos a su descarga, y  aprovechando el buen rollo creado con las versiones del “Trollhammaren” de Fintroll y “Beltaine”, llegaba el momento de ofrecernos esa rotunda invitación al descontrol contenida en el alocado folk de  “Whiskey”, que sería contestada con una buena ración de pogo de manos de unas primeras filas que estaban disfrutando de lo lindo. Tampoco faltaría  una vistosa lluvia de confeti durante los instantes finales de la actuación, dando la bienvenida al último corte de la noche, un celebradísimo “Arround The Oak”, que a la postre sería el encargado de poner la rúbrica a su entretenida actuación.

MORPHIUM

Hace ya más de un año que los gerundenses Morphium publicaron su segundo trabajo "Crónica De Una Muerte Anunciada", una obra que representó una bocanada de aire fresco dentro del panorama nacional y la consagración definitiva para una banda que ha compartido escenario con pesos pesados como Anthrax, Testament o Motörhead en diversos festivales al otro lado del Atlántico. La principal novedad que nos ofrecían Morphium de cara a esta presentación en el Ripollet Rock era la participación de su guitarrista David García, quien se mostró plenamente integrado dentro del engranaje de la formación.

Con muchas ganas y una fuerza imparable Morphium saltaban a escena con un rotundo "Vuelvo A Caer", con el conseguían sorprender, muy positivamente, a los que todavía no conocían su propuesta, mezclando para ello la brutalidad de los guturales de Alex Bace y las melódicas líneas vocales de su teclista y cantante, Lur Meir, inyectando  fuerza y empaque a una propuesta atractiva, impactante e innovadora. Como era previsible el grueso del repertorio del sexteto estuvo centrado en las composiciones de su segundo trabajo, concediendo un protagonismo estelar a temas como "Mi Anhelo", en el que los teclados de Lur Meir dieron la réplica a los contundentes riffs de guitarra.

Avalados por su experiencia y por una poderosa puesta en escenas la formación no dejo en ningún momento de alentar al personal, derrochando entrega y actitud, consiguiendo hacer partícipe a las primeras filas de temas como "Sin Sentido", rescatado de su debut "La Era De La Decadencia", durante la que Alex bajó hasta el foso para animar a los seguidores que se agolpaban frente al escenario. El retorno a su última obra vendría marcado por "Libérame" y la abrumadora contundencia metálica contenida en "En el Abismo", una dupla con la que los gerundenses  ponía de manifiesto que se puede hablar de sentimientos y frustraciones personales utilizando una base  cañera y devastadora.

Con el público muy metido en su descarga, la encargada de proseguir con el show fue "Crónica De Una Muerte Anunciada", con el escenario cubriéndose de humo mientras la formación machacaba intensamente sus instrumentos, a la vez que Alex no dejaba de saltar y provocar al respetable, para posteriormente dejar paso a la tortuosa sutileza de "Tendencias Suicidas". Pero sin duda el momento cumbre de su actuación llegaría durante la final "La Era De La Decadencia", en la que tras crear un vistoso "Wall Of Death", Alex nos invitó a agacharnos  antes de que la banda rematara su actuación con una poderosa acometida final.

DARK MOOR

Tras su accidentada presentación en la Sala Bóveda de Barcelona a principios de este mismo año, los madrileños Dark Moor se presentaban en esta vigésimo segunda edición del Ripollet Rock dispuestos a seducirnos con su poderoso metal de corte sinfónico, intentando sacarse  la espinita y regalándonos un rotundo show en el que concederían un papel destacado a las composición de su último trabajo "Ars Música". De modo que, teniendo en cuenta los antecedentes, la suya era una de las actuaciones más esperadas por todos los asistentes, y eso se notó en el apoyo y el respaldo que obtuvo el cuarteto del foro.

Pese a tener que lidiar con un sonido que no les acabó de hacer justicia, la guitarra de Enrik García no terminó de sonar con la potencia y la contundencia a la que nos tiene acostumbrados, la banda acabó cuajando una actuación muy destacable. Acompañados por la rimbombante introducción que abre su última obra, los componentes del cuarteto fueron tomando posiciones para abrir su descarga con una rápida y compacta "First Lance Of Spain", que servía para refrendar la excelente acogida que "Ars Música" ha tenido entre los seguidores de la banda, ya que muchos fueron los que se animaron  a la hora de acompañar a Alfred al encarar los estribillos. Tras un arranque impecable llegaba el momento de echar la vista atrás y recuperar "Before The Duel", que a la postre sería la piezas más clásica que interpretaron  los madrileños, significando su único recuerdo hacia aquel lejano "Beyond The Sea".

Aunque sobre las tablas la mayoría de las miradas recayeron  sobre el tándem  que forman Enrik García  y Alfred Romero, lo cierto es  que disfrute especialmente con el concurso de su bajista, Mario García González, quien se mostró como un auténtico virtuoso con su instrumento, dando la réplica a los excelentes desarrollos de Enrik, protagonizando entre ambos momentos verdaderamente memorables como durante la elegante "Together As Ever", que con sus pegadizas melodías se convertiría en el preámbulo perfecto para un deslumbrante "The City Of Peace".

Sin abandonar el material contenido en "Ars Musica", la siguiente en hacer acto de presencia sería, la primera de las composiciones cantada en castellano, ese personal homenaje que la banda tributa  a la ciudad de Granada, "El Ultimo Rey", que inundó de esos seductores aromas arábigos el recinto, con Alfred inyectando a su interpretación  unas altas dosis de emoción, que dieron al corte una mayor carga épica. Cabe destacar que durante toda la actuación la química  entre banda y público fue absoluta, de hecho la audiencia volvería a convertirse en protagonista a la hora de acompañar los grandilocuentes coros de "Love From The Storm".

A lo largo de los años Dark Moor han demostrado que son una banda muy peculiar, ya que siempre han decidido hacer las cosas a su manera. De modo que para presentar "This is My Way", Alfred nos ofreció un “speech” en el que aseguraba que esta composición recogía la filosofía del cuarteto ante la música. Mucho más incisiva y metalizada sonó "Living In A Nightmare", con esa oscura ambientación y el propio  Alfred ofreciéndonos esas desquiciantes inflexiones vocales que acabaron contagiando a unas primeras filas que no dejaron de animar en ningún momento.

Una nueva mirada al pasado, en esta ocasión hacia su álbum de 2009 "Autumnal", nos conduciría hacia "On The Hill Of Dreams", que servía para que la banda encarara de forma triunfal la recta final de su actuación. No podía faltar, para poner la guinda a su show, la interpretación de su último single "The Road Again", que fue fantásticamente recibida, ni el sentimiento de hermandad que proclamaba Alfred al encarar los versos de "La Canción Del Pirata", que sería la encargada de finiquitar la actuación de los madrileños, pese a que Alfred manifestó que habían preparado un par de temas más que, desafortunadamente, se quedaron fuera del repertorio a causa del estricto "timing" del festival.

VISION DIVINE

Tras un nuevo receso, durante el que la “crew” de la formación transalpina se afanó en poner todo en orden, llegaba el momento de uno de los platos fuertes de la noche, la descarga de Vision Divine. La banda capitaneada por el guitarrista Olaf Thörsen (Labÿrinth) y el polifacético vocalista Fabio Lione (Rhapsody Of Fire, Angra) demostró conservar un buen tirón entre la parroquia metálica catalana, ya que fueron muchos los “visionarios” que se acercaron hasta Ripollet para poder disfrutar  en primera persona de su potente  power metal cargado de virtuosismo y pinceladas progresivas.

Al igual que sucede en su último trabajo “Destination To Nowhere”, el inicio de la descarga del combo italiano estuvo marcado por la introducción “S´lo Fosse Foco”, para que rápidamente el sexteto se embarcara en una doble ración de su material más novedoso, regalándonos el sinfonismo progresivo de “The Dream Maker” y la poderosa andanada powermetalera contenida en “Beyond The Sun And Far Away”, dos piezas que definen a la perfección  la propuesta de una banda en la que la personal  voz de Fabio Lione tiene un papel absolutamente fundamental. Pese a que los italianos tuvieron que sobreponerse a unos inoportunos problemas técnicas, que obligaron a Fabio a cambiar varias veces de micrófono, lo cierto es que el vocalista supo ganarse a la audiencia, presentando algunos de  los temas en castellano, demostrando una cercanía y una simpatía que le valieron una calurosa ovación.

Tras un arranque fulgurante los transalpinos no cambiaban su registro y seguían apostando por el virtuosismo, prosiguiendo su peculiar viaje espacial con la melódica “The Street Of Laudomia”, que espoleaba, aún más si cabe, a una audiencia deseosa de agitar la cabeza mientras coreaba cada uno de sus estribillos. Sin abandonar el material de su penúltima entrega “9 Degress West To The Moon”, que significó el retorno del vocalista al seno de la banda, la siguiente en sonar fue “Violet Loneliness”, para posteriormente dejar paso a una de las pocas concesiones que la banda se permitió hacia la época del vocalista  Michele Lupii, el ambiental “Colours Of My World”, durante el que brillaron con luz propia los teclados de Alessio Lucatti.

El recorrido por los tiempos más pretéritos del combo italiano prosiguió con piezas como la emotiva   y emocionante “Taste Of Goodbye”, para posteriormente dejar paso a una de las sorpresas de la noche, su versión del clásico de Maiden “Wasted Years”, que a petición popular fue incluida en el repertorio de esta noche ganando la partida al “The Final Countdown” de los suecos Europe. Una fugaz mirada hacia  su debut homónimo de 1999 nos acercaría hasta el elegante “Of Light And Darkness”, en el que Fabio LIone desplegó  todas sus dotes teatrales para facturar una interpretación realmente brillante.

Tampoco faltarían durante su actuación algunos de esos vibrantes up tempos marca de la casa como “Taste Of Goodbye”, que sería la encargada de adentrarnos en la recta final del show, recurriendo para ello a una de las piezas más agresivas de su última entrega “The House Of The Angels”, todo un derroche de velocidad y virtuosismo que se vio premiada con una de las mayores ovaciones de la noche. La penúltima escala en el viaje que nos propusieron los italianos llegaría con la pieza que presta su título a su última referencia “Destination Set To Nowhere”. Mientras que la elegida para cerrar por todo lo alto su actuación sería “Send Me An Angel”, con los teclados de Alussio Lucatti ofreciéndonos uno de esos trepidantes  duelos con la guitarra de Olaf Thörsen.

THE POODLES

Hay formaciones que por su propia personalidad y naturaleza resultan idóneas para animar cualquier tipo de fiesta, de modo que la elección de  The Poodles para cerrar esta vigésimo segunda edición del Ripollet Rock me pareció una decisión de lo más acertada por parte de los organizadores del festival. Y más, cuando el último tour de la formación sueca por nuestro país  no hizo escala en la Ciudad Condal. Así que había muchas ganas de volver a  corear  junto a Jakob Samuel y sus muchachos cada uno de esos grandiosos estribillos marca de la casa.

Pese a que algunos decidieron dar por concluida la jornada tras la actuación de Vision Divine, muchos fueron los que aguantaron la espera hasta que a eso de las tres de la madrugada los suecos dieron el pistoletazo de salida a su actuación. Dinámicos, eléctricos, muy activos y capitaneados por un incombustible Jakob Samuel, que salió a escena con un llamativo traje blanco, la banda comenzó su actuación con la contagiosa pieza que abre “Tour  De Force”, “Misery Loves Company”, con la que nos hacían olvidar el cansancio y mover los pies al son de sus  roqueros guitarrazos y sus pegadizos estribillos. Si impactante había sido el arranque, el auditorio se vino literalmente abajo cuando los suecos empezaron a tocar uno de sus himnos más conocidos y celebrados “Metal Will Stand Tall”, en el que Jakob demostró que sigue siendo un fantástico “frontman”, consiguiendo mover a la audiencia a su antojo mientras no dejaba de hacer “headbanging” como un poseso.

Con la gente completamente entregada llegaba el momento de recuperar mínimamente el aliento con el inicio intenso y emocionante de “Cuts Like a Knife”, para que posteriormente el cuarteto sueco nos asolara con una nueva dosis de melodía y estribillos pegadizos, ofreciéndonos una de los temas más eléctricos de su último trabajo, un rotundo “Shut Up!”, que hizo las delicias del respetable gracias a esa suculenta guitarra deudora de los Van Halen más clásicos. A diferencia de lo que sucediera con las actuaciones previas, la formación sueca gozó de un sonido realmente potente, siendo los que disfrutaron del mejor sonido de todo el festival, y eso  ayudó a que temas como el primerizo “Shadows”, sonaran vibrantes, compactos  y emocionantes.

Pero evidentemente los cortes que mejor acogida obtuvieron fueron los más desenfadados y fiesteros, y buena muestra de ello fue la ovación con la que fue acogida “Line Of Fire”, introducida por el bajista Pontus Egderg y que a la postre se acabaría convirtiéndose en uno de los puntos álgidos del show. El momento emotivo de la noche llegaría con la brillante interpretación de la balada “Crying”, todo un derroche de elegancia que nos acabaría poniendo los pelos de punta,  para acabar desembocando en un extenso desarrollo instrumental que concluiría con el solo de batería de Christian Lundqvist.

Con las energías renovadas y luciendo una nueva indumentaria, en esta ocasión  mucho más roquera, el vocalista retornaba sobre las tablas para liderar a sus compañeros en una contagiosa versión de su “hit” “Caroline”, que ponía  a todo el mundo a botar mientras cantábamos al unísono  su conocido estribillo. El vacile y los aromas más netamente sureños se apoderarían de todos los presentes a lo largo de  “Kings & Fools”, para acabar dejando paso a un descarado “Like No Tomorrow” que, a modo de declaración de intenciones, nos acercaba la faceta más descarada  y macarra del cuarteto sueco.

Antes de despedirse por primera vez, Jakob todavía tuvo  tiempo de informarnos de su inminente entrada en el estudio para grabar la continuación de “Tour De Force”, para acto seguido ponernos a todos nuevamente a cantar ese aplastante “Seven Seas”. A pesar de las altas horas de la madrugada, la gente aún tenía ganas de fiesta, así que la banda se vio obligada a retornar al escenario para ofrecernos una última dosis de su efectivo hard rock. La elegida para volver a hacer rugir los instrumentos fue la pieza que abría su segundo trabajo “Sweet Trade”,  una vibrante  “Flesh And Blood”, mientras que la encargada de poner el punto y final a su actuación sería la primeriza “Night Of Passion”.

En definitiva, un año más los responsables  del Ripollet Rock volvieron  a regalarnos una gran noche de hard rock y heavy  metal, demostrando  que con trabajo, esfuerzo y dedicación  es viable sacar adelante un festival de carácter internacional y gratuito, dando continuidad a una cita que año a año va ganado en prestigio y reconocimiento. De modo que simplemente queda felicitarles por la excelente organización y por el cumplimiento escrupuloso de todos los horarios programados.  ¡El año que viene más y mejor en el Ripollet Rock 2015!


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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