miércoles, 7 de septiembre de 2016

TIERRA SANTA-BIKINI-BCN-3-SEP-2016


Hacía bastante tiempo que Tierra Santa no se dejaban caer por los escenarios de la  Ciudad Condal, si la memoria no me falla desde finales de 2014, así que su parroquia de incondicionales no quiso perderse el retorno de los riojanos en la Sala Bikini. Banda querida como pocas, la huestes lideradas por Ángel San Juan y el bajista Roberto Gonzalo arribaban a la cita sin un nuevo trabajo que presentar, por lo que el repertorio prometía ser un viaje sobre sus casi dos décadas de existencia, aunque sorpresivamente el quinteto dejó aparcadas las composiciones de su debut “Medieval”(1997)  y de su última placa de estudio “Mi Nombre Será Leyenda” (2013). En cuanto al público que acudió al concierto fue bastante heterogéneo, con bastante gente joven copando las primeras filas mientras que una nutrida representación de veteranos  fans se repartía a lo largo del local hasta completar algo más de tres cuartos de entrada.

Con absoluta puntualidad cuando las agujas del reloj marcaban las nueve de la noche, la banda aparecía en escena respaldados sobre una sobria puesta en escena, con los músicos vistiendo de riguroso negro y con un discreto telón de fondo con el logo de la formación, para hacer estallar a la audiencia con los primeros compases de  “Tierras De Leyendas”. Sustentados sobre un sonido potente y nítido, los riojanos demostraron estar en un buen momento de forma, especialmente Ángel, solvente en su faceta de vocalista y totalmente recuperado de la operación en su mano derecha que les obligó a suspender su aparición en el último Viña Rock. 

Para cualquiera que haya seguido la trayectoria del quinteto resulta evidente que nunca fueron una banda excesivamente activa sobre las tablas, pero  lo cierto es que les noté bastante más animados, especialmente durante los primeros compases del show, con un Ángel que no paró de buscar la complicidad de la audiencia a la hora de atacar temas como “Sangre de Reyes”, que con el escenario teñido de rojo servía para plasmar la conexión  entre la banda y un público entregado y participativo, que no dudó en corear el nombre de los riojanos en repetidas ocasiones a lo largo del show.

Tras haber abierto fuego con dos de sus composiciones más rápidas y genuinamente power metaleras serían los teclados de Juanan San Martín los encargados de adentrarnos en la pieza que prestaba título a su sexto trabajo “Apocalipsis”, un álbum que levantó ciertas suspicacias por su aproximación a sonoridades más hard roqueras, pero que a día de hoy es una de sus obras más exitosas y reconocidas. A diferencia de lo que sucediera en su última visita, en esta ocasión, Ángel no se prodigó en exceso a la hora de las presentaciones, de modo que los temas se fueron sucediendo haciendo que la audiencia se convirtiera en protagonista al hacerse cargo de las estrofas centrales de temas como  “Indomable” o “Séptima Estrella”, que se convertiría en el primer punto álgido de la noche.


Tras un arranque vibrante que sirvió para que los riojanos se metieran a la audiencia  en el bolsillo llegaba el momento de relajar los ánimos con los juegos de armonías dobladas, -al más puro estilo Maiden-, que marcarían el medio tiempo “Azote De Dios”. La única mirada que se permitieron a “Caminos De Fuego”, llegaría de manos de “La Leyenda Del Holandés Errante”. Más atrás en el tiempo nos conduciría “La Sombra De la Bestia”, que volvía a desatar la euforia entre las primeras filas haciendo que el show recobrara la intensidad que habían tenido los primeros compases. El contraste llegaría con los aromas hardroqueros de “Otelo”, poniendo la nota de elegancia antes de que nuestro recorrido a través de los personajes históricos nos condujera hasta los épicos desarrollos  de  “Juana De Arco”, que nos dejaría otro vibrante duelo entre  Ángel y Eduardo Zamora.

No abandonarían las composiciones del exitoso “Sangre De Reyes”, ya que los siguientes minutos estarían marcados por la velocidad que imprimió ese corcel alado llamado “Pegaso” y la bíblica  “David Y El Gigante”. Tampoco faltaría su particular mirada sobre el  Imperio faraónico con las melodías orientales de “La Momia”, ni la locura del Emperador  romano “Nerón”, que volvía a hacer que la audiencia se dejara oír con fuerza en su melódico estribillo. 

La parte más emotiva y reivindicativa de los riojanos quedaría plasmada en “Una Juventud Perdida”, con dedicatoria a las madres argentinas que perdieron a sus hijos durante la dictadura de Videla. La elegida para poner el punto y seguido a la velada sería la imprescindible “Alas De Fuego”, que hacia que los riojanos se marcharan por primera vez del escenario dejando las espadas en todo lo alto mientras la gente demandaba su inmediato retorno sobre las tablas.

La recompensa a tanta entrega no se haría esperar y rápidamente reaparecerían para un largo bis que se inició con “El Canto De Las Sirenas”, para proseguir con una doble ración de su segundo largo “Legendario”, con “El Bastón Del Diablo” y la icónica “Legendario”. Para finiquitar su actuación, como viene siendo habitual en todas sus presentaciones, nos propondrían las dos partes de   “La Canción Del Pirata”, que fueron coreadas con pasión por una audiencia que se dejó hasta el último aliento para acompañar a Ángel.

Haciendo gala de su experiencia la formación riojana volvió a cabalgar por tierras catalanas sustentando el estandarte del heavy metal nacional, y como no podía ser de otra forma el resultado fue un éxito incontestable, gracias en gran medida a la fidelidad y la entrega de una audiencia que lo  dio todo para llevar en volandas a sus héroes hasta la victoria final.




TEXTO::ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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