Los británicos The Cult, pertenecen a ese selecto
grupo de artistas, que pese a que cada vez sus trabajos discográficos están más
espaciados en el tiempo, cuentan con una parroquia fiel de seguidores, que
lejos de olvidarse de ellos, esperan su retorno pacientemente para convertir
cada uno de sus conciertos en una autentica fiesta roquera. Después de que su
gira de 2010 no hiciera escala en la Ciudad Condal, había bastante expectación por ver
a la banda, lo que se tradujo en que el
concierto se celebrará en la sala grande de Razzmatazz, un marco más acorde con
el estatus de los británicos, que no la sala 2, donde presentaron su anterior “Born
into This”.
Mucha curiosidad se respiraba en el ambiente para ver
la nueva versión en directo de los escoceses Gun, después de la edición de “Break
The Silence”, con cambio de piezas dentro de la banda, con su hasta ahora
bajista Dante Gizzi , haciéndose cargo de las voces.
Los escoceses
fueron tomando posiciones sobre las tablas tranquilamente para arrancar su
actuación con un par de temas extraídos de su más reciente lanzamiento “14
Stations” y “Lost & Found”, que pese a ser dos de los temas más roqueros de
“Break The Silence”, sonaron un poco dubitativas y faltas de fuerza, con un
Dante Gizzi al que todavía se le ve un poco un verde adaptándose a su nueva
ocupación dentro de la banda y con el resto de sus compañeros un tanto
estáticos sobre las tablas.
Después de una pequeña ración de su nuevo disco la
cosa pareció mejorar bastante cuando el quinteto se lanzó sobre temas más antiguos como “Better Days”, en el que
parecen soltarse un poco más y se sacuden un poco la presión inicial,
consiguiendo levantar la primera salva de aplausos de la velada.
Para la recta final de su actuación se dejaron sus
temas más representativos, un potente “Steal Your Fire”, que hizo que muchos de
los presentes recordaran su juventud, pasando rápidamente el testigo a su
versión del “Word Up”, que con su ritmo bailable y los coros del publico, les
quedo francamente bien, para cerrar con “Shame On You” perteneciente a su primerizo “Taking On The World”, que Dante
Gizzi canto de rodillas, mientras su hermano Joolz destripaba su pegadizo riff
de guitarra, cerrando una actuación que fue claramente de menos a más y que
dejo claro que pese a que su mejor época es ya agua pasada, Gun todavía pueden
ofrecernos buenos momentos con su rock n roll apto para todos los públicos
Con su último trabajo “Choice Of Weapon” recién salido
al mercado y sobreponiéndose al susto, en forma de accidente de tráfico en el
inicio de su gira Europea, los británicos se presentaban ante una Razzmatazz
que registraba un lleno cómodo en su parte inferior. Con una espera, quizás
excesiva, que provoco algún abucheo, por parte de un publico muy impaciente, a
las 21,30 horas, empezaba a sonar una introducción étnica, mientras las luces
se empezaban a atenuar, hasta dejar el escenario sumido en la más absoluta
oscuridad, la magia se apodero de todos
los presentes al reconocer los primeros compases de “Lil´Devil”, que hizo
reaccionar a un público que rápidamente olvido la tensa espera para sumergirse
de lleno en el sentimiento roquero que transmitía un Ian Astbury, muy abrigado,
a pesar de las altas temperaturas, ataviado con sus gafas de sol, acompañando la interpretación agarrado a su
inseparable pandereta, tras el primer impacto en forma de clásico “Honey From a
Knife” es la elegida para continuar la fiesta, y sirve para que la audiencia
demuestre que esta familiarizada con las nuevas composiciones, haciendo los
coros de uno de los mejores temas de su nuevo trabajo, que nos deja la estampa
del vocalista cediendo el protagonismo escénico a Billy Duffy durante la parte
instrumental.
Después de un
inicio trepidante, Astbury se dirige al respetable chapurreando bastante bien
el castellano para presentar “Lucifer”, que nos transporta por senderos más
densos en los que destaca la aplastante pegada de Jhon Tempesta, que se mostró
en un gran estado de forma durante toda la actuación, haciendo dupla con el
bajista Chris Wyse, ambos dan combustible al motor que da ritmo y vivacidad al
sonido de los británicos.
Nuevamente tocaba mirar hacia atrás para rescatar uno
de los temas mas representativos de su discografía , en este caso “Fire Woman”,
fue la elegida para desatar la alegría de todos los presentes, haciéndonos
vibrar elevando notablemente la temperatura, regalándonos uno de los momentos
más intensos de toda la velada, donde era prácticamente imposible oír a
Astbury, que aprovecho el coro general, para gestualmente, recriminar a alguien
de las primeras filas, que dejara el teléfono y se centrara en la actuación. A
estas alturas de show parecía claro el planteamiento, intercalar un tema
clásico con otro de nueva factura, lo que permitía que el ambiente nunca
llegara a decrecer con la inclusión de los nuevos temas y ayudaba a mantener la
intensidad, “Embers”, con ese feeling bluesero fue la encargada de hacer bajar
un poco las revoluciones de un show que hasta ese momento había sido matador, y
nos permitió ver como Duffy hacía llorar a su guitarra. Rápidamente el ambiente
volvió a caldearse cuando empezaron a sonar los primeros acordes de “Nirvana”,
tema que abría su segundo l.p. “Love” y en la que se embarcaron en una amplia
improvisación cargada de psicoldelia.
Con la gente totalmente entregada, llega el momento de
dar el golpe de gracia con dos clásicos como “Wild Flower” de su disco
“Electric” , en la que nuevamente Billy Duffy vuelve a tomar el centro del
escenario en plan guitar hero liderando el sonido de la banda, mientras Astbury
deambula por el escenario haciendo sonar la pandereta, y la preferida de la audiencia
“She Sells Sanctuary” con la que se despidieron dejando el listón muy alto y
con la gente coreando el nombre de la banda y los habituales OeOeOe.
Curioso fue el inicio de los bises donde Astbury se
planto en el centro del escenario con un periódico en el que según él, decía
que no era un buen cantante, para acto seguido limpiarse el trasero con el,
mostrando su lado más irreverente justo antes de dar inicio a “Life >
Death”, un medio tiempo denso, cargado de melodía, donde el vocalista bordo una
sentida interpretación cargada de emoción, que se vio rematada por el
fantástico solo de guitarra de Billy Duffy.
El fin de fiesta definitivo vino de la mano de la
primeriza “Spiritwalker”, que nos volvía a transportar a los primeros tiempos
de la banda con un Astbury desatado con el pelo suelto, agitando su cabeza
poseído por el ritmo psicodélico del tema y la inevitable “Love Removal
Machine”, que hizo bailar a toda la sala dando por finalizado un trepidante
show en el que los británicos hicieron vibrar a la audiencia gracias al rescate
de sus temas más clásicos, pero donde en ningún momento se olvidaron del
presente que supone un álbum como “Choice Of Weapon”.
La sensación final del concierto es que The Cult, hace
ya tiempo que alcanzaron su madurez como artistas, pero a pesar de ello,
consiguieron regalarnos una actuación sobria, sin grandes despliegues técnicos,
pero que resultó altamente efectiva, consiguiendo mantener lo esencial en un
concierto, la intensidad, interpretando unos temas que son auténticos clásicos
para toda una generación de roqueros que se han mantenido fieles a los
constantes cambios estilísticos de la formación. La única pega, es que siendo
The Cult una banda con una discografía tan amplia se me antoja muy poco tiempo
la 1h y 20 minutos que estuvieron sobre las tablas.
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