miércoles, 1 de octubre de 2014

BULLET+STRIKER+STALLION-RAZZMATAZZ3-BCN-24-SEP-2014


Muchos comentarios y críticas  había suscitado  la programación musical de las fiestas de La Mercè en la Ciudad Condal, ya que una vez más, y van unas cuantas, los programadores volvían  a dar  la espalda al hard rock y al heavy metal. Afortunadamente el azar quiso que una de las giras más genuinamente metálicas de este Otoño aterrizase en Barcelona coincidiendo con la fiesta grande de la ciudad, propiciando  que los fanáticos de este estilo tuviéramos la posibilidad de  disfrutar de una suculenta ración de heavy metal tradicional, reuniendo sobre el escenario de  la sala pequeña del Razzmatazz un cartel de auténtico lujo para todos los seguidores de este estilo, contando con la presencia de  Bullet, unos habituales de nuestros escenarios, como principal reclamo presentado las composiciones de su último trabajo  "Storm Of Blades". Como “supporters” de los suecos contábamos con la presencia de los canadienses Striker, unos acompañantes de altura  y  otros que también nos visitan de forma asidua, quienes en esta ocasión presentaban su flamante "City Of Gold". Mientras que los encargados de abrir fuego  serían Stallion,  la nueva promesa del metal germano que venían dispuestos a ratificar las magníficas sensaciones dejadas con su reciente debut "Rise And Ride".

Sin duda cuando hablamos de heavy metal tradicional  creo que la primera imagen que a todos se nos viene a la cabeza es una banda de jóvenes melenudos, recubiertos de tachas y parches, ataviados con mayas y chaquetas de cuero  tocando a todo volumen, haciendo “headbanging” incesantemente y mostrando una actitud combativa e irreverente. Pues bien, eso fue exactamente lo que nos ofrecieron Stallion,  una descarga repleta de todos los clichés clásicos  dentro del mundo del metal. Pero que nadie quiera ver en esto una crítica negativa hacia ellos, porque los chicos lo viven realmente y lo hacen fantásticamente bien, de modo que ese  “feeling” y esa entrega se acabó contagiando a una audiencia que les recibió de forma calurosísima  y que les apoyo desde  que tomaron el escenario para someternos al contagioso "Rise And Ride", que servía como carta de presentación para una banda que llegaba dispuesta a aprovechar al máximo su oportunidad.

Rápidos, dinámicos y muy sonrientes los alemanes nos ofrecieron un set corto pero intenso, durante el que su vocalista, Pauly, se destapó como un frontman solvente y de garantías, consiguiendo enganchar a la audiencia gracias a su carisma y a las continuas invitaciones a alzar los puños para corear los rotundos estribillos de temas como la speed metalera "Wild Stallions" o la más hard roquera "Stigmatized". Pese al corto recorrido que todavía tiene la banda, lo cierto es que el quinteto sonó realmente bien, mostrando unas tablas y un dominio de la situación impropios para una banda nueva, sabiendo manejar el “timing” de la actuación y consiguiendo que en ningún momento bajara el nivel de intensidad del show.

Tras firmar un arranque fulgurante, con el que consiguieron meterse a toda la sala en el bolsillo, llegaba el momento de las presentaciones durante las que el vocalista  se mostró verdaderamente excitado con la acogida recibida. Sin levantar el pie del acelerador prosiguieron su descarga con  el estreno de "Right One",  con la que acabarían  dejando paso al primero de los recuerdos que tuvieron hacia su demo del pasado año, de manos de ese desenfadado "Give It To Me", que sonó como un cruce entre el característico sonido  de la  N.W.O.B.H.M.  y el desenfreno  speed metalero que tanto gusta desarrollar  a los alemanes, tal y como evidenciaba  la inscripción "Lick' Em All", que lucía  Äxxl en el mástil de su guitarra.

Con la gente totalmente entregada llegaba el momento de volver a centrarse en el material de su debut, apoyándose en las dobles armonías de "Watch Out", que se convertiría  en el preámbulo perfecto para el hímnico "Heavy Metal Rock N' Roll", un auténtico proyectil rescatado  de su EP "Mounting The World", que puso a toda la sala a cantar mientras Pauly  se paseaba por el filo del escenario cediendo su micro para que los fans de las primeras filas corearan el estribillo. Con el local convertido en una fiesta llegaba el momento de finiquitar  su fantástica actuación y que mejor forma, teniendo en cuenta  que Striker pisarían el escenario minutos más tarde, que el homenaje que la banda tributa a  los grupos canadienses de manos de  su adictivo "Canadian Steele".

Pocas veces he podido ver a una banda novel que abriendo un concierto sea capaz de   generar tanto entusiasmo y alboroto entre los asistentes.  Estaremos de acuerdo en que Stallion no demostraron ser unos virtuosos con sus instrumentos, pero supieron convencer a la audiencia con  unos temas rápidos, directos y matadores, capaces de hacer mover a la gente y poner la sala literalmente patas arriba.

Pese a proceder de las lejanas tierras canadienses, lo cierto es que Striker pertenecen a ese selecto grupo de formaciones que parecen haber consagrado su vida a  estar constantemente en la carretera. Y es que desde que debutarán en 2009 con el EP "Storm Warrior", el quinteto de Edmonton no ha parado de girar intensamente a ambos lados del Océano Atlántico, de modo que esas tablas y esa madurez se ha ido plasmando no sólo en sus posteriores obras de estudio sino también en unos directos cada vez más calientes y arrolladores. Con su último trabajo "City Of Gold" todavía calentito, los canadienses regresaban a nuestros escenarios para demostrar que están en su mejor momento, ya que viendo las reacciones que suscitó su show  resultaba obvio que para muchos su descarga  constituía  el plato fuerte  de la noche. Si ya la actuación de Stallion había sido  intensa y poderosa, la de Striker resultó verdaderamente apoteósica, como si un torbellino metálico nos pasara literalmente por lo alto. Y es que la formación canadiense planteó un show sólido, vibrante y eléctrico, escupiendo de forma salvaje y consecutiva cada una de sus composiciones, sin apenas darnos tregua entre tema y tema, hasta completar los 50 minutos de su perturbador show.

Para los que pensaban que los canadienses son una banda más que intenta vivir de recrear el clásico sonido de los 80, lo siento por ellos pero no podían estar más equivocados. Ya que aunque Striker siempre han mantenido ese nexo de unión con las estructuras tradicionales, lo cierto es que su propuesta y su sonido  ha ido evolucionando hasta sonar totalmente contemporáneos. Pese a las escasas dimensiones del escenario del Razzmatazz3 Striker no se mostraron para nada intimidados por la proximidad del público y, lejos de permanecer estáticos en escena, no pararon de moverse e intercambiar sus posiciones durante todo el show, especialmente los guitarristas Chris Segger  y Timothy Brown, quienes desde el mismo arranque con la novedosa "Underground" nos ofrecieron un auténtico recital. Igualmente solventé se mostró su vocalista Dan Cleary  a la hora de encarar esas altísimas tonalidades agudas que marcaron temas como el aplastante y corrosivo "Let It Burn", que conseguía desatar la euforia entre las primeras filas.

Pese al poco tiempo que lleva a la venta su nuevo trabajo la gente pareció haber aceptado de muy buen grado las nuevas composiciones, y eso se notó en el fantástico seguimiento que obtuvieron temas como el que presta su título al álbum "City Of Gold", que para nada desmereció la euforia y el desenfreno  con el que fueron recibidos clásicos como "Fight For Your Life", que se acabaría convirtiendo en uno de los momentos cumbre de este arranque del show, con ambos hachas ocupando el centro del escenario para ofrecernos un incendiario duelo de armonías.

Especialmente destacable me pareció la actuación de Dan Cleary al que noté mucho más técnico y maduro que en ocasiones anteriores, sabiendo modular su registro y dando un toque a lo Dickinson a nuevas composiciones como " Crossroads", la hard roquera  "All I  Want" o "Start Again", con las que se ganaron una buena ovación por parte de un entregadísimo público. Tampoco faltó el recuerdo a  su material más clásico y speed metalero con las estratosféricas acometidas  del rabioso "Eyes Of The Night",  con un sonriente y preciso Adam Brown aporreando sus parches sin ninguna clase de compasión.
Para redondear una descarga realmente impresionante los canadienses optaron por ofrecernos los hímnicos estribillos de "All For One", convirtiendo el recinto en un clamor popular, para posteriormente rematarnos definitivamente con dos piezas pertenecientes a su debut de 2010, el mosheante e incipiente "Terrorizer", y un aceleradísimo "Full Speed Or No Speed", toda una declaración de intenciones con la que conseguían despedirse dejando a un respetable completamente extasiado.

Los canadienses se han currado a fondo durante los últimos años los escenarios de nuestro país, así que   ahora les ha llegado el momento de recoger los frutos de tan intenso trabajo, y con descargas como la  de esta noche en Barcelona no hacen más que ratificar que  siguen creciendo y sumando nuevos adeptos a su causa, demostrando que todavía no han alcanzado su techo y que están llamados a dar mucho juego durante los próximos años.

No hacía mucho tiempo que Bullet habían estado  tocando en  nuestro país acompañando a la banda del  carismático Udo Dirkschneider  y a los titanes germanos Primal Fear, pero afortunadamente  los suecos son de aquellas formaciones que siempre sorprenden y convencen en directo. Además,  la principal excusa para esta nueva visita era la presentación de su último trabajo “Storm Of Blades”, un nuevo paso  en su carrera que les sigue adentrando, cada vez más, en un sonido más metálico y afilado, rescatando la esencia de las grandes formaciones de la década de los ochenta. A diferencia de lo que sucediera en anteriores visitas, en esta ocasión, Bullet traían con ellos un montón de trucos escénicos con los que poner el acento a los momentos más vibrantes  de su actuación, un detalle muy de agradecer si tenemos en cuenta que últimamente los grupos  que nos  visitan no suelen   prodigarse en exceso  en el apartado del espectáculo visual y la  escenografía.

Con unas vistosas letras luminosas en las que podía leerse el nombre de la banda y con una imponente mesa de afilar presidiendo el centro del escenario, los componentes del quinteto sueco fueron tomando posiciones  acompañados por la introducción “Uprising”, mientras la sala les tributaba una calurosa  bienvenida, para acto seguido  arrancar su descarga con la pieza que titula su última entrega discográfica “Storm Of Blades”, que ponía a todo el mundo en movimiento mientras Dag Hell Hofer, ataviado con gafas de sol y un llamativo guardapolvos negro, se paseaba errático por el escenario hasta acabar blandiendo un cuchillo que se dispuso a afilar ante el delirio de los allí congregados al ver que el vocalista  reproducía  la imagen que sirve como  portada para su quinto trabajo. Sin duda los suecos son conscientes de la calidad de su nuevo material, de modo que durante el concierto de esta noche hubo una amplia representación del mismo. Así que no faltaron durante el tramo inicial del show  piezas como la melódica “Riding High”, con Klang y Lyrbo arrodillados a los lados de Hell Hofer para doblar sus guitarras, o ese contagioso y efectivo “Tornado”, con el que los suecos parecían  querer tributar un emotivo  homenaje a los australianos Ac Dc.

Tras ofrecernos una buena dosis de su material más reciente llegaba el momento de echar la vista atrás para rescatar la marchosa pieza que titulaba su lejano  debut de 2006 “Heading For The Top”, que fue fantásticamente recibida por una audiencia deseosa de corear sus vibrantes estribillos, y más cuando el hiperactivo  bajista Adam Hector se situó en primera línea para levantar su instrumento y animarnos a todos a apoyar al máximo. Como viene siendo norma habitual en todas las descargas del quinteto no faltaron esos clásicos movimientos sincronizados, tan típicos de la década de los 80, en temas como “Rolling Home”, que fue el escogido para que la formación hiciera su primer parón,  con los músicos abandonando uno a uno el escenario ante el asombro y el desconcierto  de las primeras filas.

Afortunadamente no tardaron mucho en regresar sobre las tablas acompañados del rugido de una motocicleta para reanudar su descarga con “Rush Hour”, con Hell Hofer ya sin su guardapolvos  y luciendo una camiseta de la banda. Sin duda uno de los mayores activos de la formación sueca es que, a diferencia de lo que suele suceder en la mayoría de bandas, en Bullet todos y cada uno de sus miembros tiene un protagonismo muy destacado, por lo que no resultó extraño que su bajista, Adam Hector, se hiciera cargo de las presentaciones de muchos de los temas de la noche, como sucedió con himnos como el perturbador “Turn It Up Loud”, que nos dejaría la imagen de Klang y Lyrbo tocando sus instrumentos por detrás de la nuca ante el jolgorio generalizado de una audiencia que estaba disfrutando al máximo con su descarga.

Pero afortunadamente la fiesta y las sorpresas  no habían hecho más que comenzar, de modo que cuando Alex Lyrbo se quedó solo en escena no se le ocurrió otra cosa que poner al máximo el volumen del cabezal de su Marshall, partiéndolo en dos para dar la bienvenida a un simpático personaje que desde dentro del amplificador sería el encargado de presentar el siguiente corte de la noche “Dusk Till Dawn”, con el que caldearían todavía más el ambiente para adentrarnos acto seguido, y sin darnos tregua, en el novedoso “Hawk Eyes”, que fue intensamente  acompañado con palmas por el respetable. El retorno a su  material más clásico vendría propiciado por el vacilón y eléctrico  “Rambling Man”, que sería el escogido por el quinteto para una nueva salida del escenario.

Con toda la sala expectante y  prácticamente a oscuras, únicamente iluminada por las letras que reproducían el nombre del grupo, un ensordecedor ruido de cadenas servía como preámbulo  para un metálico  y oscuro “Hammer Down”, que se convertiría en uno de los temas más vibrantes de la noche, viéndose potenciado a su máxima expresión por la aparición de un  encapuchado enlutado, cubierto de  cadenas, que estrellaba su maza en un yunque colocado en el centro del escenario cada vez que llegaba el estribillo de la canción.  Lejos de decaer el fenomenal ambiente reinante, la recta final del concierto estuvo marcada por los  enérgicos guitarrazos  del festivo  “Stay Wild”, sumergiendo  a banda y público en una intensa sesión de “headbanging”, la novedosa y afilada “Run With The Hunted”, mientras que la encargada de finiquitar esta primera parte del show fue la imprescindible “Bang Your Head”, convertida ya en un himno absoluto de los suecos  y uno  de los puntos álgidos en cada uno de sus conciertos.

El retorno del quinteto sobre las tablas, con Hell Hofer luciendo su clásica capa roja, para finiquitar definitivamente su actuación vendría de la mano de dos de las piezas más directas y rotundas de su segundo trabajo “Bite The Bullet”, ese crujiente y chispeante “The Rebels Return”, toda una declaración de intenciones que, una vez más, volvió a convertir el foso en un mar de puños apuntando hacia el escenario, y el definitivo “Bite The Bullet”, con los miembros de la banda mostrando el reverso de sus instrumentos para formar el título de la canción como  colofón definitivo a una noche realmente memorable.

Aunque debo reconocer que tras la brutal descarga de Striker pensaba que los suecos lo iban a tener realmente difícil, lo cierto es que Bullet nos ofrecieron un espectáculo verdaderamente soberbio, y no tan solo en el aspecto musical, ya que con sus trucos escénicos y con su actitud divertida y desenfadada consiguieron hacernos pasar un rato realmente entretenido y agradable. Quizás algunos puedan pensar que su propuesta está totalmente caduca y amortizada, pero la verdad es que he podido ver a la banda en diferentes ocasiones a lo largo de los años y siempre me han convencido y divertido, que a fin de cuentas es de lo que se trata.


TEXTO:ALFONSO DÍAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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