domingo, 14 de abril de 2013

STRATOVARIUS+AMARANTHE+SEVEN KINGDOMS-RAZZMATAZZ2-BCN-5-ABR-2013






Lejos queda la segunda mitad de la década de los noventa, cuando  el power metal facturado en el continente europeo era el dominador absoluto de la escena metálica, gracias a una segunda generación de bandas que seguían la senda trazada durante los ochenta por bandas como Helloween, Gamma Ray o Blind Guardian. Siguiendo el legado de los famosos “Keepers”, la escena  estaba copada por bandas como Hammerfall, Edguy, Rhapsody o los propios Stratovarius, que durante esos años  se convirtieron en unos habituales de los escenarios españoles, descargando por diferentes salas y festivales.
Después de este periodo glorioso, coincidiendo con la pérdida de popularidad del power metal, surgieron en el seno de la formación  finlandesa  los problemas y desavenencias que se zanjaron con la salida del bajista Jari Kainulainen y, posteriormente de forma traumática, la del fundador de la banda, el guitarrista Timmo Tolki. Ante tales circunstancias, parecía que la banda había pasado a mejor vida, pero finalmente y de forma un tanto sorpresiva, el vocalista Timo Kotipelto, el teclista Jens Johansson  y el batería Jörg Michael consiguieron reestructurar la formación y seguir adelante, dándose la curiosa circunstancia  de que ninguno de los miembros actuales de Stratovarius perteneció a la formación original de la banda.

Lo cierto es que,  además de este enrevesado y hasta cierto punto extraño asunto, la última vez que los finlandeses  pisaron tierras catalanas, concretamente acompañando a los alemanes Helloween, la sensación fue un tanto frustrante, ya que el vocalista Timo Kotipelto dio un concierto de circunstancias por culpa de un proceso viral que afectó a su garganta impidiéndole  cantar en su línea habitual, así  que esta  nueva visita de Stratovarius había levantado una gran expectación  en  la Ciudad Condal. Por si no fuera suficiente reclamo la vuelta como cabezas de cartel de la formación finlandesa,  considerados a día de hoy como uno de los referentes en su estilo, en esta ocasión Stratovarius se presentaban acompañados por una de las bandas que más están dando que hablar últimamente; Amaranthe una joven banda  que con tan solo dos discos han conseguido recabar una gran atención mediática con su metal de corte vanguardista,  basado en unos temas directos,  muy variados estilísticamente y que tienen la particularidad de contar con la participación de tres voces solistas. Completando  el cartel de este "Nordic Nexus Of Nemesis  tour 2013 ",  los americanos Seven Kingdoms  serían los encargados de abrir fuego poniendo el punto de clasicismo con su power metal potente y melódico.

SEVEN KINGDOMS
 
Apenas unos minutos después de que se abrieran las puertas y mientras los más madrugadores tomaban posiciones frente al escenario, aparecían sobre las tablas el quinteto americano Seven Kingdoms dispuestos a ofrecernos una buena ración de power metal en el que la velocidad y las buenas armonías vocales, serían las protagonistas de un show que por motivos de la apretada agenda de la noche, se hizo un poco corto, pero con el que los de Florida consiguieron convencer a un público, que si bien, fue en tanto escaso durante los primeros temas, se mostró plenamente convencido con su propuesta.

Aunque quizás para muchos el sonido de Seven Kingoms pueda parecer un tanto repetitivo, lo cierto es que desde el potente arranque con “After The Fall” o el marchoso y melódico “Forever Brave”, la banda dejo claro que venían dispuestos a agradar intentando sacar un buen botín, reclutando algún nuevo fan de entre los seguidores de las formaciones que actuarían posteriormente, así que las andanadas powermetaleras cargadas de melodía junto a alguna ráfaga thrashera  fueron constantes durante la actuación de la formación americana.
 
Además de un sonido compacto y muy potente, llamó especialmente  la atención, la simpatía y calidad vocal de su frontwoman Sabrina Valentine  muy comunicativa y sonriente durante toda la  actuación, que supo conectar con una audiencia que se mostró bastante participativa, colaborando a la hora de acompañar con palmas la parte intermedia del extenso y cambiante de “The King in The North”, durante  el que la formación americana mostró todo su potencial embarcándose en estructuras algo más complejas y cambiantes,  desmarcándose del power metal  de corte más  tradicional. Como punto y final de su breve actuación, el quinteto de Florida apostó por una composición de su segundo trabajo, el apabullante “Into The Darkness” donde nuevamente las veloces guitarras de Camden Cruz y Kevin Byrd serían las encargadas de dar ímpetu y vivacidad a una nueva cabalgada típicamente powermetalera. En resumen, buena actuación de una banda que se mostró muy compacta y contundente sobre las tablas, pero a la que quizás habría que pedirle un poco más de innovación y originalidad, ya que corren el riesgo de acabar siendo una más, de la muchas agrupaciones que practican un estilo similar.

AMARANTHE
 
Una vez concluida la actuación de Seven Kingdoms, simplemente era necesario ver el ambiente de máxima expectación que se palpaba dentro de la sala mediana de Razzmatazz, para darse cuenta de que gran cantidad del público asistente había venido especialmente para ver la descarga de la formación liderada por la vocalista Elyze Ryd. Desde que Amaranthe  publicaran su primer trabajo homónimo hace poco más de dos años, la trayectoria del sexteto ha sido meteórica, consiguiendo captar la atención de muchos seguidores que cayeron rendidos ante la colorista fusión de death melódico, música electrónica, y metal, dando forma a   una apuesta arriesgada y novedosa que consiguió sorprender a un público ávido de nuevos sonidos.
 
Cuando pasaban aproximadamente diez minutos de las ocho de la tarde y tras sonar como preludio una grandilocuente introducción, el sexteto saltaba sobre las tablas  al ritmo de la contagiosa y efectiva "Invincible" con sus tres vocalistas liderando la poderosa acometida inicial,  intercalando las  voces limpias y melódicas que se repartían   Ryd y Jake E. Berg, con los tonos guturales en manos de  un incisivo  Andy Solverström, encargado de inyectar mordiente y agresividad a los pasajes  más crudos y oscuros, dando forma a un crisol de voces  que al fundirse con las bases electrónicas daban brillo y personalidad a los temas de la formación sueco/danesa. Tras un calurosísimo recibimiento, la banda se sumergió de lleno en repasar  los temas que formaban parte de su primer trabajo, así , sin dar tregua entre tema y tema, fueron cayendo de manera sucesiva cortes como el correoso “Leave Everything Behind” que con su pegadizo estribillo puso a toda la sala a dar saltos contagiada por la entrega de la banda sobre las tablas, “1.000.000 Lightyears” en la que el guitarrista Olof Mörk se erigió como protagonista con una brillante aportación solista , para dejar paso   posteriormente,   a un crujiente y riffero “Serendipity” que fue enlazado con “Enter The Maze” consiguiendo volver a recabar el apoyo masivo de un público que se mantuvo muy metido en la actuación acompañando cada uno de los estribillos.

 
Aunque el metal moderno de Amaranthe destaca por la introducción en su sonido de bases electrónicas, que pueden hacer que los más ortodoxos miren con recelo su propuesta, lo cierto, es que el sexteto también demostró saber descargar su material al estilo clásico, centrándose únicamente en la potencia de los instrumentos y dejando de lado la ayuda de los pregrabados, lo que hizo que cortes como “My Transition” sonaran muchos más orgánicos y naturales al estar cimentados sobre la poderosa base rítmica formada por Johan Andreassen y Morten Lowe, lo que permitió a sus compañeros moverse con más soltura y libertad  al no tener que estar pendientes de los pregrabados. El retorno a los temas de su última entrega discográfica “The Nexus” vino protagonizado por “Infinity” que sonó un tanto descafeinado  y falto de fuerza en comparación con los temas anteriores.

Tras un breve y vistoso solo de batería a cargo de Morten Lowe, arrancaba el segundo tramo de la actuación de Amaranthe, centrado en dar a conocer el material de su más reciente obra “The Nexus”, de modo que fueron desgranando temas como “Burn With Me” una de las pocas composiciones donde casi todo el protagonismo vocal recae sobre Jake E. Berg, o la  tecno metalera y oscura “Mechanical Illusion” que nos mostraba el lado más contundente de la formación  y que tendría continuidad con otra de las piezas rescatadas de su anterior trabajo “It´s All About Me (Rain)” repleta de voces guturales, y ese filo de death metalero del que están salpicadas algunas de las canciones del sexteto. Otra de las composiciones mejor recibidas dentro del setlist de la banda,  fue la que da título a su nueva entrega discográfica “The Nexus” abordando unos estribillos altamente pegadizos  y donde nuevamente volvió a brillar con luz propia la voz de una simpática  Elize Ryd, que no dejo de repartir sonrisas y besos durante toda la actuación. La última de las seis piezas de nuevo cuño que fueron interpretadas, fue la poderosa y trepidante “Afterlife” que curiosamente es uno de los temas que mayor conexión guarda con el material incluido en su debut.
 
El momento más emotivo del show de Amaranthe  vino marcado por  la interpretación del tierno y baladístico “Amaranthine” para el que Olof Mörk dejó su guitarra para hacerse cargo de los teclados,  para junto a Ryd, marcarse una brillante interpretación, que consiguió emocionar a un público que acabo cantando el estribillo junto a la vocalista. La encargada de poner el punto y seguido a  la actuación del sexteto fue la vibrante y furibunda “Call Out My Name”, con la que los músicos abandonaron las tablas siendo aclamados como auténticos héroes.
 
Ante la insistencia de un  público que no dejo de corear el nombre de la banda, el sexteto regresaba sobre las tablas para rematar su actuación con “Automatic” y la apabullante “Hunger” con la que se despidieron de forma definitiva dejando entre sus seguidores la sensación de que la banda está en un gran momento de forma. Personalmente,  debo reconocer que no soy muy aficionado a  las bandas de este estilo, pero lo cierto es que Amaranthe demostraron tener un directo compacto  y arrollador. Seguramente habrá quien les achaque un excesivo uso de las bases electrónicas y una innecesaria tripleta de vocalistas, pero realmente los chicos se mostraron potentes y aguerridos sobre las tablas demostrando una gran madurez y   reafirmando  que son una banda con un futuro muy prometedor.

STRATOVARIUS
 
Después de un periodo un tanto errático, la formación finlandesa regresaba al circuito de salas de nuestro país liderando su propio show. Una buena noticia que, junto con la notable acogida de su decimoquinto trabajo de estudio "Némesis", parece reafirmar que por fin Stratovarius han conseguido enderezar el rumbo. Para certificar estas buenas sensaciones, la veterana banda finlandesa tenía ante sí una buena oportunidad para reivindicarse,  demostrando su valía en directo presentándose ante un público que aguardaba impaciente el regreso de sus ídolos.

Con un escenario sobrio, únicamente engalanado con un telón detrás de la batería, que reproducía la portada de su último lanzamiento, la actuación del quinteto finlandés se iniciaba de igual forma que se abre "Némesis" con el descomunal derroche de contundencia que encierran los compases iniciales de un rotundo "Abandon" que sonó  instrumentalmente potente  y arrollador, gracias a su impetuoso riff  y al excelente trabajo del joven batería Rolf Pilve, que con su poderosa pegada fue el encargado de liderar el sonido de la banda,  mientras que Timo Kitipelto llenaba todo el escenario con su elegancia y desparpajo, demostrando el inmenso carisma y personalidad que desprende el pequeño vocalista. Sin darnos un segundo de tregua, el segundo asalto de la noche vino de la mano de uno de las clásicos imprescindibles dentro de la discografía de la banda, el arrebatador "Speed Of Light" extraído de una de las piezas más veneradas por los fans  de la banda "Episode", un álbum que marcó el inicio del periodo dorado de la formación y que como no podía ser de otra forma fue recibido con auténtica devoción, haciendo las delicias de los seguidores más veteranos gracias al incendiario duelo entre el guitarrista Matias Kupiainen y el veterano teclista Jens Johansson.

Con la audiencia todavía asimilando la pronta inclusión en el set de uno de los clásicos de la banda, el vocalista aprovechó la ocasión para darnos las buenas noches y recordarnos que en su anterior visita no estuvo a la altura de las circunstancias, por lo que esta noche se sentía especialmente motivado para dar lo mejor de sí mismo, la charla fue contestada por una cerraba ovación que se fundiría con las rotundas líneas del bajo de Lauri Porra que serían, junto a las palmas del respetable,  las que marcasen el arranque de una novedosa "Halcyon Days" que sonó vibrante y poderosa, repleta de esos aires futuristas que marcan una nueva orientación  en el estilo de Stratovarius,  y es que a lo largo de su actuación  los finlandeses  se mostraron muy confiados en su nuevo material, al que dieron mucha cobertura, desgranando hasta un total de 6 cortes. Pero sin duda los momentos más trepidantes y eléctricos  de la velada vinieron marcados por piezas como el melódico e hipnótico "Eternity", en el que pudimos comprobar los apuros del vocalista para llegar a las notas más altas. Mucho más suelto y cómodo se mostró Kotipelto a la hora de encarar temas menos exigentes vocalmente como el rápido y contagioso  “Dragons”  con un  impresionante derroche de virtuosismo a cargo de Jens Johansson,  que dejó paso  al solo de batería de Rolf Prive. Pese a que  no me considero un apasionado de los solos de batería, lo cierto es que el del jovencísimo percusionista  me pareció muy técnico y llamativo,  mostrando a los seguidores de la banda,  las habilidades que le han servido para reemplazar al  carismático Jörg Michael.



La banda al completo volvía a tomar posiciones para ofrecernos un pegadizo  “Eagleheart”, única pieza rescatada de  su “Elements Part 1” de 2003, que sirvió para que todos los presentes cantásemos el  pegadizo estribillo, capitaneados por un Timo Kotipelto muy metido en su papel de lider, que no dudó en alargar su pie de micro hacia las primeras filas, mientras sus compañeros, el bajista Lauri Porra y el guitarrista Matias Kupiainen, eran los encargados de ocupar la parte central del escenario. Encarando la recta final de su show,  la banda apostó por una de las piezas de “Nemesis”  que mejor equilibran el presente y el pasado de la banda,  el melódico “Fantasy” con la que demostraron que la banda sigue conservando intacta su maestría a la hora de encarar esos poderosos medios tiempos repletos de técnica y melodía.


El retorno a la década de los noventa,  vino marcado por la  grandilocuente intro encargada de dar la entrada a una extensa y sinfónica  “Destiny”, que desató el delirio entre el público, sumergiéndonos de lleno en  un viaje rebosante  de virtuosismo musical, durante el que pudimos ser testigos de las diabluras sonoras que se intercambiaban  Johansson y Kupiainen, mientras Kotipelto se dedicaba a grabar, cámara en mano,    a las primeras filas durante los extensos desarrollos instrumentales. Tras una nueva ovación por parte de una audiencia que durante todo el show se mostró plenamente satisfecha por el  espectáculo recibido, Kotipelto nos dejaba en manos de  Jens Johansson que tras un pequeño alarde solista,  empezó a juguetear  con la familiar melodía del “Black Dimond”, otra de las piezas clásicas de la banda que hizo subir la temperatura de la sala hasta niveles insospechados,  y que sirvió para que el quinteto se retirara por primera vez de las tablas, dejando tras de sí una larga ristra de aplausos y vítores.
 
Ante los constantes gritos de “Oe, Oe, Oe...”, de una audiencia insaciable, poco se hicieron derogar los finlandeses  para retornar sobre las tablas para interpretar el tema más intimista y relajado de toda su actuación, la balada perteneciente a su último trabajo, la sentida “If The Story Is Over” que contó  únicamente con el acompañamiento de la guitarra  Kupiainen y un ligero apoyo de  los teclados de Jens Johansson, mientras Kotipelto ponía el toque emotivo con  su elegante voz, consiguiendo arrancar una cerrada ovación. Una optimista y alegre   “Unbreakable” fue la encargada de recuperar la chispa del show, siendo también  el último corte que atacarían de “Nemesis”, para acabar poniendo el punto y final de la mano de un celebradísimo “Hunting High And Low” que volvió a poner a toda la sala a cantar, cerrando el show por todo lo alto, dejando a una  audiencia eufórica,  que coreó el nombre de la banda durante varios minutos, demostrando el cariño y devoción que despierta la formación finlandesa.
 
Tras la actuación de Stratovarius, la sensación general entre los asistentes  era muy positiva, el único pero que se puede poner a su descarga,  fue que se hizo demasiado corta, y más si tenemos en cuenta   que  dejaron aparcados  los temas de sus últimos trabajos  "Polaris" y  "Elysium", además de dejarse en el tintero clásicos del calibre de  “Will The Sun Rise?”, “Forever” , “The Kiss Of Judas” o "Paradise"… , que hubieran sido la guinda perfecta para convertir la velada en una noche inolvidable.

  


TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER

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