jueves, 5 de mayo de 2016

KISS OF DEATH-KILLING MACHINE-BOVEDA-BCN-30-ABR-2016


Pilares indiscutibles de la escena, Judas Priest y Kiss son dos formaciones que han marcado con sus composiciones a varias generaciones de roqueros. Mientras los americanos pasarán a la historia por haber introducido el espectáculo en sus directos, los británicos siguen siendo a día de hoy los recelosos defensores de la doctrina metálica. El tributo a dos grandes bandas, dos estilos muy diferentes, y más de tres horas de nostalgia y música en directo era lo que nos proponía este doble cartel compuesto por Killing Machine y Kiss Of Death en la Sala Bóveda de Barcelona.

Pese a las últimas cancelaciones de conciertos en la Ciudad Condal, la mejor de las noticias fue ver una sala prácticamente llena, repleta de fieles incondicionales que corearon con absoluta devoción cada una de las composiciones que sonaron a lo largo de la noche. Como era previsible la media de edad de los asistentes sobrepasaba con creces la treintena, aunque también había por el recinto varios niños que acompañados de sus padres se mostraron absolutamente fascinados por descubrir la pasión de la música en directo.


Con una sala ya prácticamente llena las luces se apagaban para que los miembros de Killing Machine se posicionaran de espaldas a la audiencia dejando que la clásica introducción "The Hellion", sirviera como preámbulo para "Electric Eye". Estrenando nuevo batería, Alex Peñalver, los barceloneses daban el pistoletazo de salida ofreciéndonos una buena ración del álbum que significó el primer disco de platino en los States de Judas Priest, "Screaming For Vengeance, ya que la encargada de redondear una fulgurante tripleta de apertura fue "Riding On The Wind". Sin duda el centro de todas las miradas fue su vocalista, Greenmanelishi, quien ataviado con gafas de sol y chupa de cuero se calzó las botas del mítico Halford para atacar los trepidantes agudos de "Heading Out To The Highway".

Pese a lo larga trayectoria de los incombustibles metaleros británicos, la descarga de Killing Machine estuvo centrada en su época dorada, basando el repertorio en la primera etapa con Halford al frente, dejando aparcadas las composiciones de la era Tim “Ripper” Owens y los temas de sus últimos redondos. Así que no faltarían durante el show piezas clásicas dentro del metal de principios de los ochenta como el mítico "Metal Gods", que fue acompañado de esos característicos movimientos robóticos y que contó con el apoyo de los presentes en los estribillos, o "Breaking The Law", con el vocalista emulando a Halford en su característica entradilla.

Con absoluta devoción el quinteto fue desgranando una retahíla de himnos imprescindibles para cualquier metalero que se precie, aunque tampoco faltarían algunas de las versiones que la banda popularizo, e hizo prácticamente suyas durante el tramo final de la década de los setenta: "The Green Manalishi (With The Two Prong Crown), de Fleedwood Mac y el "Diamonds & Rust" de Joan Báez. Pero sin duda las piezas que mejor acogida obtuvieron fueron trallazos incontestables como el adictivo "Delivering The Gods", que cubría el escenario de humo, o el hipnótico "Beyond The Realms Of Death", que con su arrollador solo de guitarra nos hacia viajar hacia tesituras más melódicas y misteriosas.

La vuelta sobre el material facturado durante la década de los ochenta estaría reservado para "Turbo Lover", que caldeaba el ambiente gracias a una versión más guitarrera que la original contenida en el controvertido plástico publicado en 1986. La elegida como representante de "Defenders Of The Faith" sería una coreadísima de "The Sentinel". La prueba de fuego para su vocalista llegaría acompañada de las guitarras dobladas que nos anunciaban la llegada de uno de los temas más exigentes vocalmente de los británicos "Victim Of Changes", con unos agudos absolutamente descomunales. Habiéndose metido a toda la sala en el bolsillo gracias a su fidedigna interpretación, la noche proseguiría con el toque envolvente del intenso "Out In The Cold", que se convertiría en el preámbulo perfecto para el primer recuerdo al monumental "Painkiller", con una celebradísima "A Touch Of Evil", que, personalmente, fue de las que más me gustaron, gracias a la descomunal potencia de sus guitarras y a la solidez de su implacable base rítmica.

Uno de los pocos fallos que los barceloneses tuvieron en la ejecución de los temas llegaría con el clásico "Living After Midnight", que era el elegido para dar el pistoletazo de salida a una tripleta final que quedaría completada con el festivo "You' ve Got Another Thing Comin'" y la inevitable "Painkiller", con la que finiquitaban 90 minutos de potente y humeante heavy metal ante unos seguidores completamente volcados. Seguramente, hubo quien echó en falta tal o cual tema, personalmente me hubiera encantado escuchar "The Ripper" o "Screaming For Vengeance", pero lo que no se les puede discutir a Killing Machine es la fidelidad y la devoción con la que tratan el legado clásico de los maestros de Birmingham.


Poco podían imaginarse unos jovencísimos Chaim Witz y Stanley Bert Eisen cuando zanjaron Wicked Lester para centrarse en su nueva aventura bajo el apelativo de Kiss, que acabarían convirtiéndose en líderes de una de las formaciones más icónicas y reconocidas del mundo del rock. La espectacularidad de sus directos, sus inconfundibles maquillajes y una interminable sucesión de éxitos, han acabado propiciando que sus fans en todo el mundo hayan montado un gran elenco de bandas tributo que se dedican a rememorar su legado. Sin ir más lejos, varias son las bandas en nuestro país que rinden pleitesía a la formación neoyorquina, siendo sus discípulos más aventajados en tierras catalanas Kiss Of Death.

Ataviados con los trajes clásicos de la formación, botas de plataforma incluidas y luciendo sus característicos maquillajes el cuarteto saltaba a escena a por todas con "Detroit Rock City", sumergiéndonos de lleno en una máquina del tiempo que nos haría repasar gran parte del catálogo que los americanos facturaron a lo largo de la década de los setenta. Sin ir más lejos del mítico primer trabajo de la banda tendríamos ocasión de degustar piezas como “Deuce”, "Cold Gin", "Firehouse", introducida por las sirenas, la coreadisima "Nothin To Loose", "Strutter" y "Black Diamond", cantada por el batería y acompañada en los estribillos por el resto de sus compañeros.

Tal y como sucede en las actuaciones de los americanos, el protagonismo escénico y las labores vocales quedaron repartidas entre "Gene" y "Paul" en temas como "Shot It Out Loud". Tampoco faltarían números clásicos, con el bajista escupiendo fuego durante el ochentero "I Love It Loud", o sus demoniacas muecas escupiendo sangre por la boca durante el solo de bajo que serviría de previa para un coreadísimo "Lick It Up", que desataba la euforia en la sala con toda la audiencia entonando su matador estribillo.

En cuanto a su vocalista no escatimaría algunas de las poses clásicas del frontman de Queens, contorneándose mientras se azuzaba la melena durante el festivo "Heaven's On Fire", o a la hora de convertir la barra del local en una extensión del escenario desde donde se marcó un fantástico "Love Gun". De aquel mítico trabajo publicado en 1977, tampoco  quisieron dejarse en el tintero la pieza que lo abría "I Stole Your Love". El momento de escuchar la voz de Spaceman llegaría con un contagioso "Rock Me", que nos dejaba la imagen de "Paul" y "Gene", compartiendo el micro a la hora de apoyar en los coros.

Con la audiencia pasándolo en grande llegaba el momento de encarar la recta final del show con "C' Mon And Love", que se convertía en el primer recuerdo al tercer trabajo de la banda "Dressed To Kill". Ese sabroso guiño a la música disco de finales de los setenta llegaría con "I Was Made For Lovin You". Mientras que el colofón definitivo llegaría con un tema que se ha convertido en todo un himno para todos los seguidores del hard rock, "Rock And  Roll All Night".

Lo dicho, noche de revival, fiesta y rock n´roll, de manos de dos bandas que mostraron un excelente nivel musical y un respeto reverencial hacia el legado de dos iconos indiscutibles de la música contemporánea.




TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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