jueves, 15 de mayo de 2025

BARON ROJO+ALEJANDRIA-RAZZMATAZZ-BCN-10-MAY-2025


Historia viva del rock duro e indiscutibles precursores del heavy metal en nuestro país, Barón Rojo han escrito algunas de las páginas más gloriosas del género a nivel nacional, especialmente durante lo que fueron sus primeros años de andadura. Evidentemente, si hablamos de una carrera tan longeva, -la presente gira conmemorativa celebra su 45 aniversario-, también ha habido momentos bajos, decepciones, críticas, sinsabores… En cualquier caso, con lo que siempre han contado ha sido con el respaldo de sus seguidores, aunque también es cierto que ha habido épocas en las que su representación ha sido bastante discreta. Sea como fuera, en el caso que nos ocupa, en este 2025 la mítica formación que lideran los hermanos de Castro, Armando y Carlos, se enfrentaba en su retorno a la capital catalana al desafío que suponía un Razzmatazz en el que se había vendido todo el papel.

La apuesta parecía arriesgada, y más si tenemos en cuenta que el último lanzamiento de estudio de la banda, “Tommy Barón”, data de 2012. Sea como fuera, la formación madrileña que actualmente se completa con el batería Rafa Díaz y el bajista José Luis Morán nunca ha llegado a parar por completo su actividad en directo, ni tan siquiera tras la celebración de “El Último Vuelo”, frente a 5000 espectadores en la capital a finales del pasado 2021. Quizás ese anhelo por volver a verles en acción, o la posibilidad de que el presente fuera uno de los últimos vuelos del Barón por tierras barcelonesas fue lo que acabó propiciando que la cita fuera un absoluto éxito. Además, para redondear un cartel en el que como era lógico la nostalgia iba a jugar un papel más que destacado, contaríamos con la presencia de Alejandría, -la banda de versiones de Sangre Azul que capitanea el vocalista Fran Vázquez-, quienes dejaron unas fantásticas sensaciones en su anterior visita a principios del pasado año, y que regresaban para volver a hacernos cantar algunos de los clásicos imprescindibles del combo de Pinto, contando además en algunos temas con la presencia del que fuera guitarrista y fundador de la banda: J.A. Martín.


Resulta curioso lo grandes que pueden llegar a hacerse los mitos en el mundo de la música, y más concretamente dentro del rock. Si miramos con perspectiva la carrera de Sangre Azul fue tan meteórica como relativamente corta, dejándonos 3 fantásticos largos en tres años que les han servido para ser considerados por muchos como la mejor banda de hard rock melódico que ha dado nuestro país. Precisamente un colega me comentaba, poco antes de que arrancara la descarga de Alejandría, que había tenido ocasión de ver a los de Pinto compartiendo cartel con Manzano en su momento, y que apenas había unas 300 personas. Sin duda el recuerdo y la nostalgia han hecho que el legado de Carlos Raya & Cía, se haya convertido en memorable, hasta el punto de que muchos desearían una reunión de Sangre Azul.

Sin embargo, ese punto ha sido totalmente descartado por parte de los cuatro músicos que decidieron finiquitar la carrera de la banda tras la gira de lo que fue su tercer disco: “El Silencio De La Noche”. Así que para volver a disfrutar de esa colección de composiciones tendríamos la oportunidad de presenciar la descarga de Alejandría. Bastante expectación había suscitado la descarga de los de Fran Vázquez, y más cuando a través de las redes se había anunciado la presencia de Tony Hernando. De modo que a la hora prevista para el arranque del show la sala presentaba un fantástico aspecto, con más de tres cuartas partes de su aforo cubierto. Recibidos por un público que les acogió con los brazos abiertos, y capitaneados por un Fran Vázquez que, irradiando carisma, apareció en escena luciendo una llamativa chupa blanca, el show arrancaba de forma fulgurante con la monumental “Abre Fuego”, que pese a no gozar de un buen sonido, -lamentablemente la cosa no acabó de mejorar hasta prácticamente el ecuador del show-, consiguió conectar y enganchar a unos seguidores que corearon cada una de sus estrofas.

Tras reponernos del impacto inicial, -y algunos de la sorpresa que supuso encontrarse sobre el escenario con un Tony Hernando que estuvo soberbio a lo largo de todo el show-, la descarga prosiguió con un segundo recuerdo a lo que fue el tercer largo de Sangre Azul: “Cien Años De Amor”, que arrancaba con las palmas del respetable haciendo que se incrementara aún más la temperatura en una sala que acabó convertida en una sauna, y más cuando la banda se abalanzó sobre un épico final, con Fran, -ya desprendido de su chupa-, estirando al máximo sus cuerdas vocales mientras sus compañeros aceleraban el paso. Habiendo abierto la velada con una doble ración de “El Silencio De La Noche”, llegaba el momento de hacer escala en lo que fue su debut “Obsesión”, desatando la euforia de un personal que se puso a saltar siguiendo el implacable ritmo de “Todo Mi Mundo Eres Tú”, que nos dejaba la estampa del vocalista andaluz clavando las rodillas en el suelo mientras el hiperactivo Filthó abandonaba su kit de teclados para corretear por el escenario sin dejar de agitar la cabeza.

Muchos fueron los sentimientos y las sensaciones que Alejandría nos evocaron con sus fieles y reverenciales interpretaciones de los clásicos de Sangre Azul. Seguramente, para muchos el tercer disco de la banda, aquel canto del cisne que llevó por título “El Silencio De La Noche”, fue su mejor obra. Sin embargo, en el repertorio que esta noche presentaron Alejandría el disco más visitado fue “Cuerpo A Cuerpo”. Y precisamente fue su tema homónimo, con esos ritmos serpenteantes y deudores de bandas como Whitesnake, el que puso a todo el personal a cantar su pegadizo estribillo con el puño en alto. La marcha, el descaro y, por que no decirlo, la garra rockera seguirían marcando otra de las que puso el recinto patas arriba, con el público volviendo a participar intensamente en los estribillos, “Síguelo”.

Aunque parecía que iba a llegar el primer momento tranquilo de la tarde, ya que Fran se arrancó a cantar “a pelo” el inicio de “El Silencio De La Noche”, lo que siguió fue otra de las sorpresas del show, ya que para el siguiente tema “América”, la banda contó con la incorporación de J.A. Martín. Fue durante el tramo central del show cuando Alejandría concentraron su repertorio en el material de “Cuerpo A Cuerpo”. Así que no faltaron las ambientaciones más introspectivas y netamente hard rockeras de “Dueño Y Señor”, ni tampoco, tras la presentación de Filthó, la explosión de júbilo al reconocer los presentes “No Eres Nadie”.

A estas alturas la comunión entre banda y público era ya absoluta. Así que para encarar la recta final del show, y sin contar con el concurso de J.A. Martin, la banda se adentró de lleno en la melosa “Si Tú Te Vas”, que volvió a arrancar las palmas del respetable para acompañar su desarrollo. El punch, la marcha y el ímpetu no tardarían en regresar en el tema que cerraba el tercer largo de los de Pinto, esa declaración de intenciones que llevaba por título “Tal Como Soy”. Mientras que el broche definitivo para la brillante descarga de Alejandría, contando nuevamente en en escena con J.A. Martín, estuvo reservado para el inmortal “Mil Y Una Noches”. Un nostálgico viaje de la mano de los mejores sonidos de la década de los ochenta fue lo que nos brindaron unos Alejandría que repasaron, en poco menos de una hora, algunos de los himnos más famosos y coreados de la trayectoria de Sangre Azul.


Pocas bandas se me ocurren dentro de la escena nacional que a día de hoy sean capaces de colgar el cartel de “sold out” en un recinto como el Razzmatazz, y más aún si hablamos de una banda veterana que se presenta a la cita sin traer bajo el brazo un nuevo trabajo que haya significado un éxito. Para bien o para mal, Barón Rojo siempre han sido una banda atípica, única e irrepetible, y eso es algo que sus seguidores saben y aprecian. Así que esta noche muchos de los que ya formaban parte de su legión de incondicionales durante la gloriosa década de los ochenta, junto a otros que nos fuimos sumando posteriormente, -ya en épocas menos exitosas a nivel comercial-, a la tripulación de los madrileños no quisimos dejar pasar la ocasión de volver a rendir pleitesía al inmortal legado de la que probablemente haya sido la banda más relevante dentro del hard rock y heavy metal cantado en castellano que ha dado nuestro país.

Habiendo visto en infinidad de ocasiones a Barón Rojo, -tanto en festivales como en salas-, lo primero que me llamó la atención fue que la banda dejó aparcada la sobriedad que suele marcar sus presentaciones, para en esta ocasión apostar por una producción escénica bastante llamativa. No, está noche no hubo explosiones, ni fuegos artificiales, ni tampoco un escenario excesivamente engalanado. Sin embargo, lo que si hicieron fue sacar el máximo partido a la gran pantalla que presidió el escenario, y en la que se fueron sucediendo imágenes de todas las épocas de la formación, apariciones televisivas, algunas de las portadas de sus trabajos más emblemáticos y exitosos. Sin duda, la gran incógnita de la noche era saber como iban a sonar esa colección de clásicos que han marcado nuestra vida. Instrumentalmente, la banda se mostró en un buen estado de forma, el tándem rítmico que conforman el batería Rafa Díaz y el bajista José Luis Morán resultó compacto, implacable, eficaz y sobrio, cimentando las bases sobre las que los hermanos pudieron lanzar su colección de infalibles riffs y rotundos solos. Como siempre, Armando fue el motor de la banda, el que tiró en todo momento del carro, dejando muchas muestras de su clase y talento, además de ejercer como indiscutible frontman, y de cantar varios de los temas, -más que en ocasiones anteriores-, que sonaron esta noche. Mientras que Carlos se mostró bastante más comedido en cuanto a sus movimientos en escena, parapetado tras su guitarra y muy centrado en ofrecer sus mejores prestaciones como vocalista. Y es que precisamente este ha sido el aspecto que más se les ha criticado en los últimos años. Sin embargo, el gran protagonista de la velada fue el quinto miembro de la tripulación: el público, que fue quien se encargó de cantar muchos de los temas para echar un capote al mayor de los hermanos de Castro.

La primera sorpresa de la noche llegaría durante los momentos previos al inicio del show, cuando a modo de introducción, y mientras los músicos tomaban posiciones, pudimos ver una proyección de un combate aéreo en el que se fueron intercalando diferentes mensajes que nos anunciaban el inminente aterrizaje de la banda ante los vítores y el jolgorio generalizado. La anécdota fue que en uno de esos mensajes podía leerse “40 Años En La Carretera”, algo curioso si tenemos en cuenta que el show de esta noche formaba parte de su gira “45 Aniversario”. Con la estampa del mítico Barón del “Metalmorfosis” presidiendo el escenario, el show arrancaba con un primer recuerdo a lo que fue el último disco que grabó la formación clásica dando buena cuenta del marchoso “Seguimos Vivos”, que sonó como todo un toque de atención para todos aquellos que a lo largo de estos 45 años han querido enterrarles.

Como era previsible la acogida del respetable fue cálida, entusiasta. Así que tras el escueto saludo de Armando el público empezó a saltar mientras acompañaba con palmas el arranque de “Se Escapa El Tiempo”, a la vez que los hermanos recreaban esa estampa tan mítica en nuestro rock de “ambos hachas” uniendo fuerzas en la parte central del escenario. Con la imagen del legendarioFokker Dr. I:”, proyectada en la pantalla trasera llegaba el momento de adentrarnos en “Chica De La Ciudad”, propiciando que el recinto se convirtiera en un karaoke multitudinario, con la gente haciendo que la voz de Carlos fuera prácticamente indescifrable. La elegida para rubricar un arranque imparable, en el que Barón Rojo dejaron claro que no han perdido la magia, fue precisamente el primer guiño que se permitieron al material que publicaron durante la dura década de los noventa, echando la vista atrás hasta lo que fue el primer largo que publicaron tras la ruptura de la formación clásica, aquel “Desafío” de 1992, -un disco que parece haber ganado con los años-, del que rescataron “Noches De Rock ´N´ Roll”.

Desde su posición, en el centro del escenario y empuñando su guitarra sin clavijero, Armando de Castro se encargaría de llevar por primera vez la voz cantante durante la primeriza “El Presidente”, durante la que nos dejó una buena muestra de su técnica al atacar las seis cuerdas antes de que el personal terminara acompañando el desarrollo del tema con palmas, mientras a través de la pantalla aparecían las fotos de varios de los políticos que hemos tenido que “sufrir” a lo largo de las últimas décadas. Esa vena crítica e incisiva que siempre ha estado presente en la trayectoria de Barón Rojo tendría continuidad en una celebradísima “Tierra de Vándalos”, que exaltaba, aún más si cabe, a un público que la “cantó de pe a pa”, mientras los miembros de la banda nos deleitaban con una buena ración de movimientos ochenteros.

Con Armando marcándose una introducción en plan “bluesy” tocaba seguir enarbolando la bandera del rock más enérgico y potente dando buena cuenta de “Caso Perdido”, con Armando haciéndose nuevamente cargo de las voces antes de que ambas guitarras acabaran doblándose dando la entrada al público para que se encargara de su desgarrador estribillo mientras a través de la pantalla veíamos imágenes de la formación clásica del cuarteto en acción. No dejarían de lado el material contenido en lo que fue su cuarto largo de estudio, “En Un Lugar De La Marcha”, ya que la siguiente en hacer acto de presencia fue “El Baile De Los Malditos”, con Carlos recobrando los mandos de la nave. No tardaría en llegar uno de los momentos álgidos del show, y es que “Incomunicación”, se convirtió en la excusa perfecta para que todos volviéramos a cantar, haciendo que la sala se viniera literalmente abajo, y más aún cuando el escenario se tiñó de rojo mientras Armando hacía arder el mástil de su guitarra.

La complicidad entre banda y público permanecería intacta e inalterable, de modo que esa hermandad se tornaría aún más evidente durante “Hermano Del Rock & Roll”, con el personal cantado sobre la consistente base rítmica que nos brindaron Rafa Díaz y José Luis Morán. El nivel de intensidad y la entrega del respetable lejos de aplacarse irían en aumento, ya que los presentes necesitaron apenas un par de compases para identificar “Las Flores Del Mal”, que como no podía ser de otra forma fue rematada por el fantástico desempeño de Armando con el slide. Muchas han sido las letras a lo largo de su extensa andadura en las que Barón Rojo han hablado de nuestra música. Por supuesto, que esta noche tampoco podía faltar el recuerdo a algunos de nuestros héroes caídos durante la emocionante “Concierto Para Ellos”.

Ni los contratiempos, ni los cambios, ni tan siquiera navegar en muchas ocasiones contra corriente han hecho que el combo madrileño haya perdido esa autenticidad que siempre les ha acompañado y, que a la postre, ha marcado su personalidad como banda tal y como dejaron plasmado hace ya décadas en aquella declaración de intenciones que llevaba por título “Los Rockeros Van Al Infierno”, que a día de hoy sigue ejerciendo como un cántico de rebeldía juvenil entre unos seguidores que en su mayoría hace ya tiempo que alcanzaron la cincuentena. Sin embargo, piezas como “Satánico Plan (Volumen Brutal)”, fueron celebradas y coreadas con el mismo entusiasmo que lo haría un grupo de adolescentes dispuesto a pasarlo en grande viendo a sus ídolos. Y es que ese sentimiento es algo que no envejece.

Y, precisamente, si hablamos de sentimientos ligados al rock, esta noche tampoco podía faltar el canto de amor que la banda dedicó a la guitarra en “Cuerdas de Acero”, que llegaba después de que Armando jugueteara con su melodía con el público haciendo crecer la expectación. El momento épico de la noche, -con todo el mundo cantando-, corrió por cuenta de la imprescindible “Hijos De Caín”, para posteriormente dejar que el punch y la garra rockera no tardaran en regresar recordando lo que fue el primer sencillo de su debut: “Con Botas Sucias”.

Lógicamente, encarando ya la recta final del show le llegaba el turno a los que probablemente sean algunos de los himnos más emblemáticos y recordados que ha escrito la formación madrileña. Así que “Resistiré”, hizo retumbar los cimientos del local, para posteriormente cambiar radicalmente de registro, hasta el punto de emocionarnos al formar parte de la oda que la banda tributó a sus incondicionales y que lleva por título “Siempre Estáis Allí”, tras la que se marcharon acompañados de una rotunda y ensordecedora ovación.

No tardarían mucho en regresar sobre las tablas, aclamados y agasajados por su fiel parroquia de incondicionales, para ponernos a todos a botar con el puño en alto durante el tema que presta nombre a la banda: “Barón Rojo”, que acabó fundiéndose con el que a la postre fue el broche definitivo para la velada: “Son Como Hormigas”, un tema que como muchos de su extenso catálogo sigue conservando a día de hoy plena vigencia. En definitiva, una vez más, Barón Rojo volvieron a invitarnos a viajar en el tiempo para hacernos corear esa colección de himnos que han marcado la vida de muchos de nosotros. Evidentemente, que la banda hace ya tiempo que dejó atrás sus días de gloria, y aunque el aspecto vocal sigue lastrando sus actuaciones, lo cierto es que “Los Hermanos” siguen dejando claro con su actitud y su entrega el porqué Barón Rojo son una banda imprescindible a la hora de hablar de ROCK en nuestro país.




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