El pasado 22 de Julio fue un día triste para todos los seguidores del rock, y especialmente para los del heavy metal. El fallecimiento de Ozzy Osbourne nos dejaba a todos un poco huérfanos. Sin embargo, como cantaba otro insigne artista que también nos dejó hace ya unas cuantas décadas: “El show debe continuar”. Así que sumergidos de lleno en los calores veraniegos, e inmersos en plena época de festivales, aterrizaba en la Ciudad Condal, concretamente en la sala La Nau, una de las guitarristas más populares y reputadas de los últimos años: Orianthi.
Desde su más tierna infancia su vida siempre estuvo ligada a la música, iniciándose con el piano para posteriormente convertirse en una promesa de las seis cuerdas. Su talento le ha permitido desde prácticamente los inicios de su carrera codearse con algunos de los genios más destacados de la guitarra, habiendo compartido escenario con leyendas de la talla de Steve Vai, Santana, Eric Clapton, Richie Sambora…, amén de haber formado parte también de las bandas que acompañaban a leyendas como Alice Cooper, Prince o Michael Jackson. Por si semejante curriculum no fuera suficientemente impresionante, la virtuosa guitarrista australiana también ha publicado varios discos en solitario, en los que además demuestra sus aptitudes como vocalista, siendo su más reciente entrega, -y su presentación el motivo de la presente gira-, “Some Kind Of Feeling”.
Rodeada de ese aura tan especial que acompaña a algunos artistas, y revestida de ese halo propio de las grandes divas de la música, Orianthi llegaba a la capital catalana en solitario, sin contar con la presencia de banda invitada para calentar el ambiente. Además, pese a que la Nau no llegó a completar todo su aforo, si que acabó registrando una muy buena entrada, congregando a un público de lo más variado, tanto a nivel de edades, como de gustos musicales, a tenor de las camisetas que pudimos ver entre los que conformaban el público que acudió a la sala en esta tarde/noche de martes. Eso sí, en lo que hubo una absoluta unanimidad fue en el entusiasmo y la pasión que mostró una audiencia que en todo momento estuvo muy metida en el show.
Especialmente reseñable me pareció la concepción del show de la australiana. Se presentó ante sus seguidores en formato de trío, acompañándose de una sección rítmica que se mostró sólida, compacta y ,ante todo, muy sobria, sin grandes alardes, pero aportando una base poderosa. Por supuesto que todo el protagonismo recayó sobre la propia Orianthi, quien se mostró muy cómoda a la hora de hacerse cargo de las tareas vocales. Pero, indudablemente, donde más brilló y encandiló a sus seguidores fue a la hora de atacar la guitarra, alternando riffs poderosos, algunos más hard rockeros, otros de estirpe setentera,..., con solos cargados de feeling e intensidad. En cuanto al repertorio nos brindó un jugoso recorrido que incluyó algunos de los temas más destacados de su producción en solitario junto a varios covers de algunos de los artistas que más le han influido y marcado a lo largo de su carrera.
Colocándose en un lado del escenario, ataviada con un elegante sombrero sobre su larga melena rubia, luciendo gafas de sol, falda y botas altas, la australiana se plantaba en escena para recibir la cálida bienvenida del público barcelonés para acto seguido desplegar los aromas clásicos contenidos en ese vibrante uptempo que lleva por título “First Times Blues”. No fue hasta atacar la parte solista del tema de apertura cuando Orianthi se colocó en la parte central del escenario para brindarnos el primer alarde de la noche que, como no podía ser de otra forma, fue correspondido por la cerrada ovación de su fiel parroquia de incondicionales.
Pese a que en todo momento vi al público muy entregado y volcado, me sorprendió que casi nadie cantaba los temas, ya que prácticamente todos los presentes estaban pendientes de seguir muy de cerca cualquier movimiento de la indiscutible protagonista de la velada. Pese a ello, el público se animó a participar en temas como “Sinners Hymnn”, que arrancaba con las palmas de los presentes acompañando a la sección rítmica, -que conformaron el bajista Justin Andres y el batería Elias Mallin-, mientras Orianthi gesticulaba al interpretar las primeras estrofas. Tras darnos las gracias por nuestra entusiasta acogida, Orianthi nos anunció que había llegado el momento de cambiar de registro para hacernos partícipes de los timos más marchosos y netamente rockeros de “You Don’ t Wanna Know”, que fue el primer recuerdo que se permitió al ya lejano “Heaven In This Hell”.
Varios fueron los momentos en los que Orianthi se apoyó en algunos de sus grandes héroes, rindiendo pleitesía a varios de los músicos que han marcado su estilo. De modo que el primero de los covers que interpretó fue “Never Make Your Move Too Soon”, de B.B. King, desplegando su pasión por las sonoridades más clásicas y netamente blueseras. La garra, el impulso y el punch propio del rock n´ roll no tardaría en regresar de manos de la directa y marchosa “What’s It Gonna Be”, con la que nos invitaba a echar la vista atrás hacia “Believe”, para recabar la cerrada ovación del personal. El contraste entre el pasado y el presente quedaría plasmado cuando la siguiente en sonar fue “Bad For Each Other”, que estuvo comandada por un riff más profundo y marcada junto a un ritmo reptante y poderoso.
Por supuesto que durante el show de la guitarrista australiana también hubo momentos más relajados e intimistas, en los que pudimos sentir como fluía la magia y el feeling. Y es que temas como “Rescue Me”, sirvieron para que Orianthi desplegara todo su magnetismo y elegancia, tanto a la hora de atacar su guitarra como al encarar sus emotivas líneas vocales. Tocaba volver a animar al personal, volver a hacernos cantar, y para ello que mejor que recurrir al material de uno de sus cantantes favoritos Paul Rodgers, haciéndonos viajar hasta los albores de la década de los setenta con un celebradísimo “All Right Now”, de los insignes Free.
Mucho más cruda y potente sonó la guitarra que se encargó de comandar la pegadiza y directa “Light It Up”, que llegaba precedida del recuerdo al gran Ozzy Osbourne. Nuevamente gran parte de los presentes volverían a reaccionar a las demandas de Orianthi a la hora de acompañar con palmas los desarrollos iniciales de otra de las nuevas “Attention”. Para dejar que posteriormente fuese la sección rítmica la que se encarará de flanquearnos al paso hacia “Heaven In This Hell”, que se convertía en la excusa perfecta para que todos entonáramos su poderoso estribillo.
De entre las composiciones de su más reciente entrega discográfica, “Some Kind Of Feeling”, una de las que más me gustó fue “Dark Days Are Gone”, que nos dejaba con uno de los desarrollos solistas más destacados de todo el show. Además de rendir tributo a algunos de los maestros de las seis cuerdas, como ya comenté anteriormente, Orianthi quiso acordarse de algunos viejos amigos como el guitarrista de ZZ Top, Billy Gibbons, con quien nos comentó había compartido escenario en varias ocasiones para interpretar “Sharp Dressed Man”. Otro de los momentos mágicos e inolvidables de la noche, especialmente para el fan que pidió el tema, fue la desgarradora y emocionante “How Do you Sleep?”, con una fantástica interpretación vocal de la australiana.
Para encarar la recta final del show tocaba retornar a ese hard rock marchoso, efectivo y que incluso puede tener espacio en las emisoras comerciales, y es que “According To You”, sonó igual de fresca, intensa y poderosa que cuando fue escrita hace ya más de 15 años. Tras un rápido paso entre bastidores el trío regresó a escena para rematar la velada por todo lo alto con un alarde propio de los grandes maestros, dando buena cuenta del clásico de The Jimi Hendrix Experience “Voodo Child (Slight Return)". Absolutamente intratable, Orianthi dejó patente sobre el escenario a su paso por Barcelona que se ha ganado a pulso su fama de ser una de las mejores guitarristas dentro de la escena internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario