jueves, 2 de febrero de 2017

SABATON+ACCEPT+TWILIGHT FORCE-SANT JORDI CLUB-BCN-22-ENE-2017


“Los dos guerreros más importantes son la paciencia y el tiempo". Esta cita  del novelista ruso Leo Tolstoy podría servir para ilustrar el imparable ascenso de Sabaton hacia el estrellato. Desde su Falun natal, el bajista Pär Sundström y el vocalista Joakim Brodén han superado adversidades, cambios de formación y las críticas de algunos que parecían no tomarles en serio, para acabar convirtiendo a su banda en uno de los nuevos referentes de la escena metálica internacional.


Primero serían sus tours abriendo para Edguy, después sus primeras visitas en salas de pequeño formato liderando su propio show, sus apariciones en los grandes  festivales y, finalmente, el paseo triunfal a lomos de su tanque por  todo el viejo continente. Pero el escuadrón sueco  no está dispuesto a estancarse, así que de cara a este nuevo periplo europeo presentando su flamante nuevo trabajo "The Last Stand", la banda asumiría un nuevo reto: batirse cada noche con una formación  mítica para cualquier seguidor del heavy metal, Accept. Los encargados de completar este impresionante cartel serían los power metaleros Twilight Force, quienes nos presentarían las composiciones de su segundo trabajo “Heroes Of Mighty Magic”. 

Tal y como nos recordaría el propio Joakim  durante el show: cada vez que la banda ha visitado la capital catalana ha congregado  a un mayor numero de seguidores. Así que tras pasar por las dos salas del Razzmatazz el paso siguiente era el Sant Jordi Club, un local que quizás se acabó quedando demasiado grande, pero que nos permitió disfrutar con comodidad del show, el montaje y el espectáculo que nos proponía esta velada de auténtico heavy metal. 

Seguramente la localización del recinto y la lluvia acabaron jugando a favor de Twilight Force, ya que a la hora prevista para el inicio su actuación el Sant Jordi Club estaba ya bastante concurrido. Con el escenario presidido por  un gigantesco telón de fondo que reproducía la portada de su nuevo trabajo y flanqueado por sendas banderolas medievales, los suecos aparecían en escena ataviados con capas y ropajes medievales dispuestos a adentrarnos en su mundo de fantasía y magia con la ampulosidad de "Battle Of Arcane Might". Liderados por su vocalista Chrileon, que apareció en escena empuñando una espada, la banda basaría su propuesta sobre los patrones clásicos del power sinfónico, recordando en algunos pasajes a bandas como los primeros Rhapsody o los escoceses Glory Hammer.

Lamentablemente el sonido no les acabó de acompañar, ya que  la batería acabó engullendo  las guitarras de Lynd y Aerendir. Pese a ello, el dinamismo de sus composiciones y su vistosa puesta en escena propiciaron  que su presentación dejara unas buenas sensaciones entre los más jóvenes, mientras que a los más veteranos su propuesta nos pareció una puesta al día de las formaciones anteriormente citadas. En cualquier caso, los grandilocuentes coros de "Riders Of The Dawn", se convertirían en la excusa perfecta para que todos aunáramos nuestras voces mientras levantábamos los puños al aire.

Otro aspecto a resultar fue la actitud de un sexteto que no paró de animar al personal, y es que hasta su enigmático teclista Blackwald se sumaria a la fiesta batiéndose  con ambos hachas durante el trepidante "Flight Of The Sapphire Dragon". Esa ambientación medieval que encierra la propuesta de los suecos se escenificaría durante el arranque de "Gates Of Glory", con los músicos sentados alrededor del vocalista como si este estuviera narrando una leyenda ancestral. El capítulo final de su escueto show estaría reservado para la primeriza "The Power Of The Ancient Force", que nos invitaba a todos a saltar mientras Chrileon volvía blandir su espada.

En definitiva que Twilight Force supieron aprovechar la oportunidad para presentar sus credenciales al público catalán, aunque debo admitir que su actuación me dejó bastante frío, ya que sus composiciones aportan poco con respecto a la oleada de bandas power  de finales de los noventa.  


Desde que la mítica formación germana anunciara la incorporación del vocalista americano Mark Tornillo, Accept parecen estar viviendo una segunda juventud. Pese al escepticismo inicial de algunos con respecto a esta nueva etapa, lo cierto es que trabajos como "Blood Of The Nations", "Stalingrad" o "Blind Rage" han servido para que los de Solingen estén viviendo uno de sus mejores momentos. Si alguien pensaba que los germanos iban a asumir en este tour el papel de meros teloneros  no podía estar más equivocado, ya que su imponente montaje escénico, su abrumador sonido y las columnas de humo que acompañaron  a cada uno de sus rotundos estribillos, pondrían de manifiesto que el quinteto disfrutaría de los medios que  merece una formación de su estatus.

Varias novedades presentaba la sociedad que conforman el bajista Peter Baltes y el mítico guitarrista Wolf Hoffmann, ya que para completar su  line-up contarían con el concurso del batería Christopher Williams y el guitarrista Uwe Lulis. Como un vendaval desatado y poniendo toda la carne en el asador la descarga de los germanos arrancaba de forma descomunal con "Stampede", que servía para que la banda se metiera a la gente en el bolsillo, con Tornillo desgarrando sus cuerdas vocales mientras un Wolf estelar se encaramaba sobre una pequeña tarima situada en el centro del escenario. 

Tan corrosivos y viscerales como de costumbre, su triunfal paseo proseguiría con otro tema de la última etapa "Stalingrad", que se ha convertido ya en un clásico entre sus incondicionales y que nos dejaría la estampa de todo el recinto coreando su melodía central mientras el guitarrista dirigía los cánticos del respetable. Habiendo calentado motores había llegado el momento de proponernos un primer ejercicio de nostalgia, rescatando de su glorioso pasado el icónico "Restless And Wild", que propiciaba que la sala se viniera abajo mientras el bajo del incombustible Baltes hacía temblar los cimientos del local.

Nuestro viaje por la década de los ochenta   proseguiría con los hardroqueros riffs del hímnico  "London Leatherboys", que nos dejaba a  un Tornillo en estado de gracia flanqueado por Baltes y Wolf en la parte central del escenario. Pese a que muchos de los presentes hubieran preferido un repertorio plagado de viejas favoritas Accept no parecen dispuestos a vivir únicamente de su pasado, así que la siguiente en hacer acto de presencia sería la apocalíptica "Final Journey", que mantenía el nivel de intensidad de un show que estaba llevando un ritmo demoledor.

Y es que la banda no se entretuvo en presentaciones ni charlas  intrascendentes, sino que se concentró en ofrecernos en una  hora una lección magistral de lo que debe ser un show de heavy metal: contundencia, melodía y actitud. Quizás por ello la comunión perfecta con sus seguidores quedaría plasmada en  "Princess Of The Dawn", que desataba  la euforia de una audiencia que entonó su melodía central mientras Tornillo hincaba la rodilla en el suelo a la hora de atacar su estribillo. La gente se anticiparía  a la entrada del mítico "Fast As A Shark", que con su furia speed metalera nos invitaba al headbanging, para luego dejar paso a ese himno que es "Metal Heart" y  que sonó  como toda una declaración de intenciones.

Nuevamente sería el amenazante bajo de Baltes el encargado de llevar las riendas durante los primeros compases de "Teutonic Terror", que fue el elegido para representar  el material de "Blood Of The Nations", el álbum que abría por todo lo alto esta nueva etapa de su carrera. Su última bala en la recámara estaría reservada, como no podía de ser otra forma, para otro de esos himnos atemporales que todos hemos coreado en infinidad de ocasiones, pero que todavía nos emociona cada vez que suena en directo, "Balls To The Wall".

¡Impresionante! Pocas veces una banda con más de cuatro décadas a sus espaldas puede presumir de estar viviendo uno de sus mejores momentos. Lo dicho, si alguien me pidiera una aproximación a lo que debe ser un concierto de heavy metal, le remitiría a la descarga que ofrecieron Accept ante un Sant Jordi Club que acabó rendido a sus pies.

No, no iba ser tarea fácil que Sabaton salieran victoriosos de esta batalla tras la soberana demostración de poderío metálico que acababan de ofrecernos Accept. Además quedaba comprobar si algunos de los más veteranos cumplirían su amenaza de abandonar el recinto  tras el show de los germanos, o bien se quedarían para ver la descarga del combo sueco. Y, en honor a la verdad, hay que decir que más de uno decidió dar por concluida la velada tras la conclusión del concierto de la mítica formación de Solingen. Con los más jóvenes tomando posiciones en las primeras filas, un escenario imponente, engalanado como una trinchera y en donde no faltaron los pies de micro con metralletas y cascos de artillería,  una gigantesca pantalla central y una estructura con forma de tanque donde se ubicaría el kit de Hannes Van Dahl, se preparaba para recibir el desembarco del escuadrón de Falun.

Cualquiera que haya tenido ocasión de ver a Sabaton en directo habrá podido comprobar la estrecha conexión que la banda es capaz de crear con sus seguidores. Así que cuando empezó a sonar enlatada su versión del "In The Army Now", la gente empezó a corear el tema. Pero no sería hasta que dejaron de retumbar los tambores marciales de "The March To War", cuando el quinteto saltó sobre las tablas para abrir fuego con el hímnico "Ghost División". Ataviados con su habitual indumentaria castrense y comandados por Joakim Brodén, que lució su clásico chaleco y sus inseparables gafas de sol, los músicos no dejaría de intercambiar sus posiciones entre saltos y  carreras mientras nos invitaban a participar en  "Sparta", para la que contaríamos  con la presencia de   tres guerreros espartanos que alzarían  sus armas al aire cada vez que el frontman, -también ataviado con casco y capa-, atacaba el estribillo. No abandonarían el material de su última entrega, ya que las gaitas  y las bucólicas imágenes de la campiña escocesa  servirían para ambientar una fantástica "Blood Of Bannockburn", que recabaría la primera gran ovación de la velada.

Si algo ha caracterizado la trayectoria de la formación sueca han sido los continuos cambios en su line-up, así que de cara a esta visita el quinteto presentaba la incorporación de Tommy Johansson. Precisamente, el guitarrista se convertiría en el protagonista de la anécdota de la velada al ser insultado por la audiencia gracias al particular sentido del humor de Joakim, que hizo creer a su compañero que "fill de puta" era el efusivo  saludo que le tributaba la audiencia catalana. Tras echarnos unas risas sería el propio Tommy quien introducirá una monumental "Swedish Pagans", que hacía que la sala se viniera abajo mientras banda y público no paraban de botar.

Desafortunadamente,  pese a lo cuidado del montaje escénico, la impetuosa  puesta en escena del quinteto y las imágenes que acompañaron a todos y cada uno de los temas, el sonido no me acabó de convencer, ya que en todo momento estuvo muy por debajo del que disfrutaron  Accept. Pese a ello, una audiencia entregada y la entrega de los músicos sobre las tablas acabarían propiciando  que temas de nuevo cuño como "The Last Stand" sirvieran para que desplegaran  su vertiente más épica, con Pär ametrallándonos con su bajo mientras no perdía su sempiterna sonrisa. Con la tormenta relampagueando sobre la batería de Hannes Van Dahl arrancaba "Carolus Rex", volviendo a centrar nuestro  objetivo sobre su fantástico trabajo de 2012.

Aunque durante la velada no faltarían los habituales discursos de Joakim, lo cierto es que me dio la sensación de que el frontman estuvo algo más comedido, lo que hizo que el show fuera más dinámico que en anteriores visitas. En cualquier caso, habría tiempo para  los agradecimientos a sus incondicionales y para recordar su  primera visita a la Ciudad Condal hace once años abriendo para Edguy durante los prolegómenos de "Union (Slopes Of St. Benedict). Con el escenario envuelto entre tinieblas  "Dominium Maris Baltici", nos anunciaba la llegada de "The Lion From The North", que servía para reivindicar sus raíces más netamente powermetaleras, dejando que las guitarras de Chris Rörland y Tommy Johansson se  encargarán de llevar al público en volandas. El momento de volver a aunar nuestras gargantas llegaría acompañando a los monumentales estribillos del medio tiempo “The Lost Battalion”.

El avance del escuadrón de Falun no se detendría y todos volveríamos a botar durante el desarrollo de  "Far From The Fame”. Una de las sorpresas de la noche llegaría cuando tras un amago del "Jump" de Van Halen, Joakim dejaría que el nuevo miembro de la banda se hiciera cargo de los teclados mientras el resto de sus compañeros se posicionaban en el centro del escenario para interpretar en formato acústico "The Final Solution". Como si de una tradición se tratara, el extrovertido frontman volvería a empuñar la guitarra para  reivindicarse como un virtuoso de las seis cuerdas  tocando un fragmentado del "Beat It" de Michael Jackson antes de sumarse como tercer hacha para un celebrado "Resist And Bite", que propiciaba que el show recobrará toda su intensidad para abocarnos sobre un tramo final que estaría protagonizado por las sirenas antiaéreas que nos alertaban de la llegada de "Night Witches" y la arrolladora "Winged Hussars", que servía para darnos una corta tregua. 

El triunfal regreso del quinteto sobre las tablas estaría reservado  para  la monumental "Primo Victoria", que se convertiría en la primera y única licencia que se permitieron a su trabajo de 2005. Mientras que la última muestra de su trabajo del pasado año estaría reservada para "Shiroyama", que fue acompañada por imágenes de la cultura nipona. La despedida definitiva, con banda y público botando como si fueran uno, llegaría con una coreadísima   "To Hell And Back".

Mientras la audiencia tributaba una cerrada ovación a sus héroes, unos emocionados Sabaton devolvían los aplausos a sus seguidores mientras en la pantalla aparecían los nombres de toda la crew que acompaña a la  banda en este tour. No fue esta la mejor descarga que he visto de Sabaton, pero el general  Brodén y sus soldados siguen manteniendo intactas las posibilidades de convertirse  en los  abanderados de una nueva generación de metaleros. Aunque, personalmente, creo que unos Accept en estado de gracia consiguieron robarles parte del protagonismo para acabar convirtiéndose en los indiscutibles triunfadores  de la velada. 







TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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