viernes, 7 de noviembre de 2025

VOLBEAT+BUSH+WITCH FEVER-SANT JORDI CLUB-BCN-30-OCT-2025



Volbeat han conseguido uno de los sonidos más personales y reconocibles de los últimos lustros. Habiendo disfrutado de las Mieles del éxito, y del reconocimiento del gran público, desde que en 2013 publicaran su aclamando “Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”, los daneses  no han dejado de girar, ya fuera liderando sus  propias giras o acompañando a algunos de los nombres considerados como pesos pesados dentro de la escena rockera internacional. Sin embargo, han pasado cinco años desde que publicaran su anterior “Servant Of The Mind”, amén de haber tenido que afrontar algún  cambio importante  dentro de la formación que lidera con puño de hierro el guitarrista y vocalista Michael Poulsen. “God Of Angels Trust”, lanzado a principios del pasado mes de Junio, significó su retorno al plano discográfico. Así que ahora tocaba volver a la carretera para defender sus nuevas composiciones en directo junto a ese puñado de temas que sus seguidores consideran ya como absolutamente imprescindibles en todas sus descargas.


Al igual que ya sucediera en su anterior visita como cabezas de cartel a la capital catalana, el enclave escogido para su presentación fue el marco del Sant Jordi Club: un recinto que a la postre acabó quedándose un poco grande para Mr. Poulsen & Cía. Para completar el cartel de esta tarde/noche de jueves el combo danés confió en el buen hacer de una banda mítica dentro de la escena noventera, una formación que muchos tildaron en su momento como los embajadores del grunge en las Islas Británicas: Bush. Mientras que otro combo británico, concretamente de Manchester, sería el encargado de  abrir la cita: Witch Fever.



Con mucha gente accediendo al recinto, pero ante unas primeras fIlas ya bastante concurridas aparecían en escena los miembros de Witch Fever. Pese a ser los escogidos para dar el pistoletazo de salida al show, la banda que capitanea la vocalista Amy Walpole, “explotó” al máximo la pasarela central que salía del escenario para adentrarse entre el público. He de reconocer que no conocía a With Fever. Así que me enfrenté a su descarga sin prejuicios y con ganas de descubrir su propuesta. Musicalmente hablando nos encontramos con un cuarteto de sonoridad densa, con un sonido rotundo y saturado, que estilísticamente podríamos tildar como ecléctico, combinando elementos del grunge, el noise pop y el punk, tal y como dejaron patente desde que aparecieron en escena con “Drank The Sap”.


Sin duda el principal foco de  atención recayó sobre su frontwoman, Amy Walpole, quien apareció en escena ataviada con ropa deportiva, y no paró de moverse y contorsionarse mientras atacaba piezas como “The Garden”, que arrancaba de forma parsimoniosa, con Amy arrodillada, para acabar azotando al personal con su vendaval de rotunda intensidad emocional. Aunque el personal  estuvo bastante estático durante su descarga, los británicos no quisieron dejar pasar la ocasión de anunciarnos que su segundo largo, “Fevereaten”,  vería la luz al día siguiente. Así que esta noche no faltó en su repertorio la rabiosa garra punkera que desplegaron a lo largo de “Dead To Me!”, que nos dejaba a la vocalista escupiendo el título del tema en una rotunda recta final.


Aunque como comenté anteriormente, Amy estuvo prácticamente durante todo el show en la pasarela central, en varios momentos se le sumó la bajista, Alex Thompson, tal y como sucedió durante  la ejecución de “Fevereaten”, que finalizaba con la vocalista revolcándose por el suelo. La despedida del combo de Manchester llegaría de manos de “I See It”. No creo que la descarga de Witch Fever cautivara a muchos de los presentes, ya que sin ser una mala banda, me dio la sensación de que los británicos son una formación a la que todavía le falta acabar de pulir  su estilo y, quizás, algo más de rodaje.



A los que  seguro no les hacían falta más  tablas era a los siguientes en tomar el escenario de un Sant Jordi Club que a estas alturas de la tarde presentaba ya un aspecto bastante más concurrido y animado: Bush. Si ya durante la descarga de Witch Fever la pasarela fue el espacio más transitado por su vocalista, durante el show del combo londinense, esa pasarela se convirtió en  la “sala de estar” de un Gavin Rossdale que se mostró pletórico, tirando de carisma, y en un estado de forma realmente envidiable, -parece que ha hecho un pacto con el Diablo-, ya que con sus sesenta años recién cumplidos no paró de saltar, bailar y agitar la cabeza como hacían los “desarraigos adolescentes grunge” a principios de la década de los noventa.


Aunque nunca llegaron a ser realmente grandes en nuestro país, Bush fueron un nombre importante e indiscutible dentro de la oleada grunge, apareciendo incluso en un capítulo de “The Simpsons”. No obstante, su longevidad les ha permitido experimentar con diferentes sonoridades, aunque sin renunciar nunca a ese sello suyo tan personal y reconocible, tal y como dejaron patente en su más reciente “I Beat Loneliness”, que vio la luz a mediados del pasado mes de Julio a través del sello Ear Music. Recibidos cálidamente por un público que aunaba curiosos y fieles incondicionales, Gavin apareció en escena luciendo una chaqueta deportiva y “armado” con su guitarra para dar por inaugurado el show dando buena cuenta de los rotundos guitarrazos de uno de sus indiscutibles  clásicos:  “Everything Zen”.


Sin apenas tiempo para reponernos del impacto inicial que supuso ver a un Gavin tan explosivo e híper motivado, tocaba cambiar radicalmente de tercio, ya que acto seguido el frontman, -ya desprendido de su chaqueta deportiva-, nos invitó a seguirle tras la senda más dance y contemporánea que marcó “Identity”. Aunque en todo momento Gavin fue quien asumió todo el protagonismo del combo británico, también destacó la figura del guitarrista Chris Traynor, quien luciendo un llamativo sombrero de plato nos haría transitar a través de las ambientaciones más introspectivas que nos planteó la  novedosa “I Am Here To Save Your Life”. Dejando a un lado su guitarra, Gavin no dejaría de contorsionarse y cabecear durante otra de las de nuevo cuño, “The Land Of Milk And Honey”, que arrancaba con una base rítmica que podrían haber firmado los mismísimos Korn.


La vertiente más clásica, la garra más genuina, y propiamente roquera, la recuperaría el cuarteto durante “Machinehead”. Pero si hablamos de clasicismo, aunque en esta ocasión convenientemente tuneado, no podía faltar su adaptación del clásico De The Beatles, “Come Together”, que con el personal coreando su inmortal estribillo fue el momento más vibrante de la actuación del combo londinense. Gavin demandaría las luces de nuestros teléfonos para convertir “Swallowed”, -muy en la  honda de otros ilustres veteranos de la escena como son Pearl Jam-, en uno de los momentos más

vistosos y emocionantes de la velada.


Pero sin duda si hablamos de sorpresas hay que mencionar la que se llevó el propio Gavin cuando sus compañeros sacaron una tarta y nos invitaron a cantarle el cumpleaños feliz durante los prolegómenos de “I Beat Loneliness”, que nos dejaba con la estampa del vocalista  y Chris bailando frente a frente en la parte delantera de la pasarela. Por si alguien dudaba de cómo la banda ha sabido mutar y adaptarse a los nuevos tiempos, la mejor prueba la tendrían durante “More Than Machines”, de su anterior “The Art Of Survival”. Para cerrar su show los londinenses, tras lucir una banderola con el nombre de la banda y la bandera de España que alguien del público les tiró, optaron por “Flowers On A Grave”. 



Aunque durante las actuaciones previas a la descarga de Volbeat ya pudimos comprobar  que en la  parte central del escenario iba a contar con  una larga pasarela central que se adentraba dentro del público, los pipas de la banda optaron por ocultar el escenario de miradas indiscretas tras concluir   la descarga de Bush. Finalmente el montaje escénico del combo danés estuvo conformado por dos estructuras escalonadas, una a cada lado a cada lado de la batería de Jon Larsen, y en cada uno de sus  escalones se colocó una máquina de humo, con lo que se conformaron 8 columnas de humo que fueron apareciendo en diferentes momentos a lo largo de show. Pero sin duda lo más espectacular de su puesta en escena fue el vistoso y colorista juego de luces que emergía desde la parte superior del escenario dando colorido y ambientando los diferentes temas que fueron sonando.


En cuanto al sonido podríamos decir que fue un tanto irregular, ya que algunos temas sonaron muy bien, mientras que hubo otros en los que especialmente las guitarras sonaron algo bajas y confusas. Sin embargo, el gran lunar estuvo en los micrófonos que había repartidos en la parte frontal del escenario, y muy especialmente en el que estaba situado en el centro, que dejó de funcionar en varias ocasiones, provocando la airada reacción de un público que gritó para  hacerle saber a Michael que no estaba sonando. No creo que a estas alturas haya dudas sobre los gustos y preferencias musicales de Mr. Poulsen & Cía, pero si alguien albergaba alguna duda, quedó totalmente disipada al ver sobre el escenario a los músicos ataviados con camisetas de King Diamond y Warlock; dejando claro que esta noche iban  a mandar, y mucho, la distorsión y las guitarras.


A diferencia de lo que sucediera en algunas de sus últimas visitas, he de admitir que esta vez me pareció ver a una banda con menos entidad como colectivo, en la que el protagonismo estuvo menos repartido, y en el que obviamente el centro de todas las miradas fue Michael Poulsen. Pero ojo, con esto no quiero decir que el resto de la banda no estuviera a la altura, ni mucho menos; sino más bien que, por ejemplo, su actual “pareja de baile” a las seis cuerdas, Flemming C. Lund, no tiene el empaque y la fama de su predecesor. Sin embargo, dejando apreciaciones personales a un lado, la banda se mostró sólida, compacta, con empuje y muchas ganas de agradar a un personal que se presentó a la cita deseoso de cantar y bailar.


Tras una inquietante introducción, y mientras el escenario quedaba todavía oculto a nuestras miradas, el cuarteto danés lanzaba su primer envite portando como punta de lanza el inconfundible riff de “The Devil’s Bleeding Crown”, que ponía a público y banda en acción. Me llamó la atención, y mucho, que Michael Poulsen no ocupara desde el mismo arranque la pasarela central. Es más, me atrevería a decir que los daneses fueron la banda que menos utilizó  la pasarela esta noche. No obstante, ese detalle no pareció  frenar el empuje, la vitalidad  y la desmedida euforia que mostraron unas efusivas primeras filas que quisieron ser parte importante de este arranque del show. Y es que Volbeat arrancaron su descarga  echando mano a la artillería pesada, ya que sin apenas darnos tiempo para recuperarnos del primer asalto llegaba el momento de otro mega-hit como es  “Lola Montez”, que nos dejaba al  personal levantando los brazos y cantando como si no hubiera mañana antes de que Mr. Poulsen tomará por primera vez la pasarela para rematar el tema por todo lo alto.


El cuarteto había puesto el auditorio en llamas. El personal estaba ya completamente encendido. Todos sabemos la especial admiración que Volbeat profesan al gran Jhonny Cash. De modo que con Poulsen empuñando la acústica arrancaba “Ring Of Fire”, convirtiéndose en la antesala de un “Sad Man’s Tongue”, que volvía a hacer explotar al personal, poniendo el recinto patas arriba mientras todos cantábamos y movíamos las caderas siguiendo su contagioso y adictivo ritmo antes de que la banda finiquitara  el tema mostrando su faceta más incisiva y letal con  el escenario  teñido de rojo. Fue este el mejor preámbulo para la primera de las nuevas composiciones que descargaron esta noche, “Demonic Depression”, que llegaba acompañada de las imponentes columnas de humo que se alzaron desde  la parte trasera del escenario.


Por supuesto que esta noche iba a estar marcada por el rock n´ roll más enérgico y rebosante de actitud. Pero, obviamente, tampoco faltó la llamada a todos aquellos que han perdido el verdadero amor durante la más melódica “Fallen”, que quedó un tanto deslucida por los problemas en el micro central. Afortunadamente tras concluir la segunda estrofa Michael se cambió de micrófono provocando el delirio de un personal que pudo disfrutar en todo su esplendor de la segunda mitad de un tema que se zanjó con ambos guitarristas tomando la pasarela central. Nuevamente ese “maldito” micro volvería a lastrar “Shotgun Blues”, mientras la gente silbaba y hacía señas al frontman para que se cambiara de micro. Algo que finalmente hizo en la parte final del tema provocando la algarabía de todos los presentes.


Para muchos, incluido un servidor, “In The Barn Of The Goat Giving Birth To Satan’s Spawn In A Dying World Doom”, era uno de los temas más esperados de su última entrega de estudio: “God Of Angels Trust”, con la que nos invitaron a reptar por su sinuoso tempo antes de acabar recitándonos su críptico y extenso título. No dejarían de lado el material contenido en su último redondo, ya que  el  siguiente en sonar fue precisamente el que fue su primer sencillo: “By A Monster’s Hand”, para  el que cambió el telón de fondo que estaba presidiendo el escenario mientras la banda nos presentaba sus rotundos y explosivos cambios de ritmo antes de volver a incidir en su faceta más voraz e incisiva. El fastuoso ambiente que la banda había conseguido crear, construyendo una química especial con sus entregados seguidores, tendría continuidad con ese derroche de actitud roquera que lleva por título “Heaven Nor Hell”, que convertía nuevamente el recinto en una auténtica fiesta.


El público estaba disfrutando, pasándoselo en grande. Y según nos comentó Michael: “Ellos también”. No obstante, el simpático frontman nos anunció que faltaba algo para redondear el show: habíamos cantado, saltado y bailado a la perfección. Sin embargo, lo que no había visto era ningún “surfer” sobre nuestras cabezas. Así que ofreció una camiseta para el primero que “navegara”  hacia el escenario mientras interpretaban “The Devil Rages On”. Y, obviamente, aunque solo uno fue el que se llevó la camiseta a casa, varios fueron los que intentaron hacerse con ella. Una, tan solo una, composición la banda rescató de “Rewind, Replay, Rebound”, pero que elección, ya que “Die To Live”, sirvió para que la banda se adentrara de lleno en ese rock n´ roll tan clásico, añejo y marchoso que tanto gusta a una buena sección de sus incondicionales.


Tras semejante subidón llegaba el momento de contemporizar los ánimos, de permitirnos recuperar  mínimamente el aliento, y para ello que mejor que confiar en otra de las nuevas que sonaron esta noche: “Time Will Heal”, que nos dejaba con el escenario completamente tiznado de azul mientras el frontman cantaba un trozo a capela contando con el apoyo de unos incondicionales que  acompañaron reverencialmente con palmas. A estas alturas ya no había vuelta atrás. El público   seguía con ganas de cantar y “Black Rose”, sirvió para que la gente coreara su pegadiza melodía. Como buenos compañeros de viaje, los chicos de Volbeat no dejaron pasar la ocasión de felicitar a su compañero Gavin Rossdale, de Bush, quien sorpresivamente no apareció  en escena para saludar y agradecer el detalle.


El show encaraba la recta final con otra vedada invitación a que participáramos cantando el aniquilador estribillo de “Seal The Deal”, que se zanjaba con los triunfales cánticos del público. El ambiente, y el nivel de euforia, continuaría increscendo con un incontestable “For Evigt”, con Poulsen al frente mientras Flemming empuñaba la acústica y la gente canturreaba  incansablemente la melodía del tema. El cambio de registro llegaría con un incontestable y rotundo  “Still Counting”, que llegó acompañado de un tumultuoso y festivo  “circle pit”. Mientras que la despedida definitiva llegó de manos del tándem que conformaron  “A Warrior´s Call” y “Pool Of Booze, Booze, Booza”.


Al final del show: caras de satisfacción y muchas sonrisas tras presenciar la descarga de unos Volbeat que gustaron y convencieron: No fallan. Sin embargo, no puedo dejar de remarcar que me quedé con la extraña sensación de que la banda estuvo en esta ocasión un punto por debajo de lo que le habíamos visto en anteriores visitas.






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