Está claro: nunca llueve a gusto de todos. Casualidad o no, la tarde noche del pasado miércoles se presentaba lluviosa en la ciudad de Barcelona para acoger la nueva visita de Battle Beast. El combo finlandés hace tiempo que sembró la disparidad de opiniones entre los que eran sus seguidores. Algunos no acaban de comulgar con esa orientación que la banda ha tomado en sus última entregas, abriendo su abanico estilístico e incluyendo cada vez más en su propuesta elementos más bailables y alejados del metal tradicional. Sin embargo, también hay quienes abrazan sin miramientos esos nuevos parámetros que realzan, aún más si cabe, el liderazgo, en plan diva, de una Noora Louhimo cada vez más encumbrada y asentada como una de las mejores voces femeninas de los últimos años.
Hace escasamente unos meses, antes de la edición de “Steelbound”, la formación de Helsinki nos visitó siendo uno de los nombres destacados de la última edición del festival Leyendas Del Rock. Ahora con nuevos temas que presentar regresaban a la Ciudad Condal para hacer cantar y bailar a unos seguidores que respondieron a la cita dando colorido y ambiente a la céntrica sala Apolo. Pero antes de ejercitar las caderas tendríamos ocasión de dejarnos arrastrar por el torrente netamente powermetalero que nos propusieron los suecos Majestica . Mientras que para poner la nota siniestra y oscura a esta tripleta de bandas, que perfectamente podríamos encontrarnos en cualquier festival veraniego, contaríamos con la presencia de los germanos Dominum.
Aunque el inicio de las actuaciones estaba previsto para una hora bastante temprana, las 18:30 horas, un puñado de irredentos seguidores no quisieron dejar la ocasión de ser testigos en primera persona del debut en los escenarios catalanes de Majestica. Para muchos la banda que capitanea el ex-Sabaton, Tommy Johansson, constituía un gancho importante para adelantar la hora de acceso al recinto. Me llamó la atención que pese a ser los encargados de romper el hielo, el cuarteto sueco contó con un buen sonido. Además, fueron también los únicos que utilizaron dos modestas fuentes de chispas en la parte frontal del escenario que fueron haciendo acto de presencia en casi todos los temas que interpretaron.
Majestica no ocultaron sus bazas, ya que desde el mismo arranque con “Power Train”, dejaron claro que lo suyo es el power metal rápido, melódico y de dinámica implacable, dejando ver muy a las claras que sus principales influencias provienen de las formaciones más icónicas y clásicas dentro del estilo. Sin embargo, también mostraron ese buen rollo contagioso que podemos encontrar en bandas como Freedom Call. Por supuesto que a lo largo de su show hubo momentos para agitar la cabeza y para entonar estribillos hímnicos con el puño en alto. Sin embargo, tampoco quisieron dejarse en el tintero los ramalazos más hard roqueros, y de tintes ochenteros, incluidos en piezas como “Night Call Girl”, que fue el primer recuerdo que se permitieron al material de su anterior “Above The Sky”, que nos dejaba a Johansson estirando al máximo sus cuerdas vocales en su rotunda recta final.
Como decía, me gustó mucho ver a unos músicos que parecían estar disfrutando al máximo de la descarga. Las risas y las miradas cómplices fueron una constante entre ellos, con lo que en temas como “Rising Tide”, pudimos ver a Tommy y a su socio a las seis cuerdas, Petter Hjerpe, regalándonos un buen catálogo de poses a la hora de doblar sus guitarras mientras el bajista, Chris David, -luciendo gafas de sol-, se encaramaba sobre uno de los monitores para alzar su instrumento y provocar el delirio del respetable. El equilibrio perfecto entre los ritmos compactos y machacones y unos estribillos pegadizos y coreables al máximo llegaría de manos de “No Pain No Gain”.
Unas amenazantes líneas de bajo serían las encargadas de allanarnos el camino hasta la composición que prestaba título a su ópera prima de 2019, “Above The Sky”, sumando las palmas de un público que acompañó el tema dejando patente que estaba disfrutando al máximo del show. Tras presentarnos a sus compañeros, Tommy nos anunciaba que había llegado el momento de encarar la recta final del show, y para ello que mejor que confiar en toda una declaración de intenciones como “Metal United”, que nos ponía a todos a saltar siguiendo su implacable melodía. La escenificación perfecta de la comunión que los suecos supieron crear con sus seguidores llegaría durante el epílogo del show con “Alliance Forever”, que hacía que todos moviéramos los brazos de lado a lado siguiendo las indicaciones de unos sonrientes músicos. Fue su bautismo de fuego en tierras catalanas. Sin embargo, viendo los rostros de los músicos y la respuesta de un público que vibró con ellos, no me cabe la menor duda de que Majestica, no tardarán mucho en volver a dejarse caer por aquí.
Con los siguientes en tomar las tablas, Dominum, la ambientación cambiaría por completo. La banda de zombies que capitanea Dr. Dead, no tardaría mucho en adueñarse del escenario para expandir su halo de misterio, terror y maldad con una propuesta curiosa en la que pudimos apreciar las influencias de bandas como Sabaton e incluso los Ghosts más cañeros y netamente metaleros. Para algunos de los presentes su descarga no fue nada del otro mundo, simplemente una banda más de enmascarados con una propuesta divertida y marchosa. No obstante, a la gran mayoría de los presentes les encantaron, y es que pudimos ver como muchos se animaban a botar y cantar algunos de sus implacables estribillos siguiendo las consignas del ya mencionado Dr. Dead.
Así que con el escenario perfectamente acondicionado, con diferentes cruces y sus respectivos cráneos colocados en los pies de micro, el cuarteto de Nuremberg irrumpía en escena para plantarnos sin previo aviso la rotunda y definitoria “Danger Danger”, dejando claro que no iban a vacilar a la hora de incluir en su propuesta varias pistas disparadas, entre ellas unos rotundos e implacables coros. Tras el primer “sobresalto”, llegaba el momento de envolvernos en su manto mistérico con la bucólica y familiar melodía que sirvió como preámbulo para “Killed By Life”, que nos dejaba la estampa de Dr. Dead, encarando las primeras estofas aferrado a una de las cruces antes de que sus zombies asumieran todo el protagonismo durante su potente sección intermedia.
Al igual que sucediera durante la descarga de Majestica, la participación del público fue un factor clave durante el show del combo germano. Varios fueron los momentos en los que Dr. Dead recabó nuestra colaboración para que participáramos activamente en piezas como “The Dead Don’t Die”. Estaba claro que con semejante puesta en escena no podía faltar la mención a uno de los monstruos más ilustres de la literatura de terror: “Frankenstein”, que servía para que el cuarteto diera rienda suelta a su faceta más melódica antes de que el personal se acabara sumando a su monumental estribillo.
Con el escenario teñido completamente de rojo, y con los coros eclesiásticos creando el ambiente propicio, arrancaba “We Are Forlorn”, con Dr. Dead paseándose cual alma en pena por el escenario mientras movía de lado a lado un pequeño incensario. No tardaría en llegar uno de sus temas más conocidos “Don’t Get Bitten By The Wrong Ones”, que era precisamente la frase que podía leerse en una de las dos pancartas que ocultaban la parte trasera del escenario, y que nos dejaba el tempo más marcado de sus estrofas para acabar haciendo subir la intensidad con la llegada de sus rotundos estribillos.
Pero sin duda el momento más vibrante, intenso y loco de su descarga llegaría con la interpretación del cover de sus paisanos The Scorpions, llevando a su terreno el mega-clásico “Rock You Like A Hurricane”, haciendo que todo el local levantara los brazos para corear su inmortal estribillo. El contraste a tanta euforia desmedida correría por cuenta del desconcertante “We All Taste The Same”, que rompía drásticamente con la dinámica que hasta ese momento había llevado el show, alternando pasajes más intimistas con otros más melódicos.
Para rubricar su presentación Dominum nos anunciaron que iban a desplegar su faceta más grandilocuente y épica, y para ello que mejor que recabar, una vez más, nuestra colaboración para participar en los coros de “The Chosen Ones”, con la que nos hacían agachar para posteriormente hacernos saltar; y la definitiva “Immortalis Dominum”, un himno que dejaba las espadas por todo lo alto de cara al tercer y definitivo asalto de la noche.
Por fin había llegado el momento. Algo más de tres cuartas partes del Apolo aguardaban a que Battle Beast, se adueñaran de un escenario en el que el kit de batería rojo de Pyry Vikki, ubicado en la parte interior de una corona, estuvo presidiéndolo. No hubo muchos más elementos de atrezo en la sobria puesta en escena del combo finlandés. Sin embargo, lo que más destacó fue la extravagante y vistosa vestimenta negra que lució Noora Louhimo, - más aún que en visitas previas-, luciendo larguísimas uñas, cuernos, una larga trenza, medias de rejilla..., y desbordando carísima, potencia y simpatía. Sí, por supuesto, la vocalista y frontwoman de Rauma fue el indiscutible foco de atención, pero sus compañeros fueron quienes le arroparon para hacer que la banda sonara como un auténtico cañón. Especialmente reseñable me pareció la tarea de la tripleta que conformaron el bajista Eero Sipilä, el teclista Janne Björkroth, -que se emplearon a gusto en sus “beer-solos”-, y sobre todo el guitarrista Joona Björkroth, que realizó un show brutal, mostrándose incisivo y elegante a la hora de completar sus aportaciones solistas.
Precedidos de la habitual introducción, y agasajados por el caluroso respaldo del público, los miembros de Battle Beast fueron irrumpiendo en escena uno a uno, para tras saludar, dar el pistoletazo de salida al show con un soplo de frescura y potencia rockera como es “Straight To The Heart”. La última en aparecer en escena, provocando la sorpresa y la admiración de los que no sabían como iba a aparecer en escena, fue Noora dejando rápidamente patente que probablemente sea una de las voces femeninas más en forma de los últimos tiempos. Una imagen impacte, una banda que funciona con la precisión propia de un reloj, y una frontwoman explosiva y sin complejos, fueron la mejor receta para que el sexteto se ganara rápidamente el beneplácito de unos seguidores que quisieron ser parte protagonista e indispensable del show participando enérgicamente de temas como “Master Of Illusion”, en los que la vocalista, -que lució también unas llamativas gafas del sol al inicio-, no vaciló a la hora de reclutar al personal para que se pusiera a acompañar con palmas.
Viendo la reacción del enfervorizado público, Noora no pudo más que declararnos su incondicional amor durante los prolegómenos de “Last Goodbye”, que provocaba que el escenario se tiñera de azul mientras los aledaños del mismo se convertían en una pista de baile, con el personal moviendo las caderas siguiendo su implacable y demencial ritmo. Lo habían logrado, con tan solo tres zarpazos Battle Beast habían conseguido caldear los ánimos y poner la sala del revés. Así que ahora que habían conseguido captar la atención de sus seguidores, era un excelente momento para seguir desgranando algo de nuevo material, y para ello que mejor que centrar nuestro objetivo en un tema que sonó como toda una declaración de intenciones: “Here We Are”, que conseguía mantener el nivel de euforia del personal.
Con los ánimos del respetable completamente encendidos la banda nos propuso un primer cambio de registro con “No More Hollywood Endings”, que provocaba que cambiara la disposición de los músicos sobre el escenario, pasando de estar todos alineados a ponerse en forma de flecha para dejar que Noora, -ya sin sus gafas de sol-, tuviera más espacio para moverse y llevar a cabo la coreografía del tema, que arrancaba con ella agazapada en la parte central del escenario para acabar firmando una excelente interpretación. A estas alturas del show la perfecta sintonía entre banda y público era totalmente palpable, tal y como dejaron patente los cánticos de “oe,oe,oe,”, que hicieron que los músicos se miraran complacidos antes de seguir dándonos argumentos para que el ambiente de fiesta no decreciese con “Eye Of The Storm”, en el que la banda sacó a relucir su faceta más épica en esa rotunda recta final que nos dejaba a Noora estirando al máximo sus cuerdas vocales.
En esa misma tónica, aunque sumando algún elemento más propio de la fanfarria de corte medieval, sonó “Heroes”, en la que los miembros de la banda recuperaban su alineación inicial para dejar que el keytar de Janne se dejara notar con fuerza mientras Noora interpretaba la primera parte del tema firmemente aferrada a su pie de micro. Muchas han sido las veces que Battle Beast han pisado nuestros escenarios, tal y como recordó el propio Eero, -que fue quien ejercicio como maestro de ceremonias en más de una ocasión a lo largo de la velada-, desde aquella primera visita abriendo para Sonata Artica. También nos reconoció que viendo la entrega del público, él diría que cada noche es de sábado en la Ciudad Condal. Así que tras semejante “speech” estaba claro que la banda iba a seguir dándonos motivos para saltar y bailar. Así que todos nos animamos a cantar la melodía a ritmo de medio tiempo de “Where Angels Fear To Fly”.
No tardarían mucho en volver a hacer subir el ritmo de revoluciones del show dando para ello buena cuenta de otra de las nuevas: “Watch The Sky Fall”, que fue rematada por un excelente intercambio solista entre Janne y Juuso Soinio. Fue uno de los grandes momentos de la noche. Y es que uno de los temas más controvertidos de “Steelbound”, fue el responsable de poner el recinto literalmente patas arriba, y es que “Twilight cabaret” arrancaba con la proposición de Noora de que fuéramos sus alumnos para acabar con todo el recinto danzando poseído por su abrumador ritmo rompe-caderas. Tras volver a apurarse una cerveza de un trago, -la segunda-, Mr. Sipilä preguntó por cuántos vikingos había en la sala. Así que todos sabíamos que había llegado el momento de volver a saltar con el puño en alto para hacer nuestro el matador estribillo del hímnico “Bastard Son Of Odin”.
Nunca lo han ocultado, a lo largo de todos estos años Battle Beast han demostrado que les gusta picotear por diferentes estilos musicales, y por supuesto el hard rock más melódico e incluso con algunas pinceladas del A.O.R. ochentero no iba a ser un excepción. De modo que con Noora nuevamente luciendo gafas de sol, la banda se embarcó de lleno en las aterciopeladas melodías de “Angel Of Midnight”, que nos hacía mover los brazos de lado a lado siguiendo las indicaciones de la vocalista. No abandonarían el material de su más reciente entrega de estudio con la pieza que le presta título, “Steelbound”, que sonó como un cañonazo potente y certero, permitiendo a la banda volver a reivindicarse ante unos incondicionales que volvieron a darlo absolutamente todo, dejando claro que el tema en cuestión está llamado a convertirse en uno de los imprescindibles en todas sus descargas.Tras quedar el escenario durante unos segundos en penumbra Noora, Pyry Vikki y Juuso Soinio, se quedarían solos en escena para embarcarnos en la emotiva “Your Eden”, en la que nuevamente la vocalista volvería a demandar nuestra participación para poner el punto y seguido al show.
Con la gente aclamando enfervorizadamente al combo finlandés, aparecería en escena Joona Bjôrkroth para junto al teclista Janne Björkrotj ocupar la posición central y marcarse entre ambos “The Long Road”. La explosión de júbilo fue total durante la vitalista “King For A Day”, que arrancaba con la figura de Noora recortándose entre las luces para poner a todo el personal a saltar. Mientras que la rúbrica definitiva, precedida de otro “speech” motivacional, en el que nos animaron a caminar decididamente hacia nuestros sueños, corrió por cuenta de “Wings Of Light”.
En definitiva una noche redonda, en la que pudimos disfrutar del directo de una banda que está “on fire”, y que está llamada a seguir creciendo gracias a una propuesta diferente, potente, adictiva, y que tiene como activos principales la personalidad y el carisma de una gran frontwoman y excelente vocalista como es Noora Louhimo.




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