viernes, 4 de julio de 2014

EXTREME+ELDORADO-RAZZMATAZZ-BCN-27-JUN-2014


Si hablamos de álbumes míticos y de grandes canciones siempre se ha dicho que el paso del tiempo  es el auténtico juez que determina si una composición  es realmente grande. Y es que a pesar de que muchos grupos en la actualidad están recurriendo a estas giras en plan "revival", en las que rememoran grandes momentos de su pasado, pocas formaciones hay que se atrevan a tocar de forma íntegra, y en el mismo orden, las composiciones de una de sus obras cumbres. Para cualquier aficionado al hard rock resulta obvio que la década de los 80 fue el periodo de máximo esplendor del género, y es que durante esa década se facturaron algunos de los grandes clásicos de la historia del rock. Sin ir más lejos el final de esa gloriosa época fue testigo de álbumes tan sublimes  como los debuts homónimos de Skid Row, Mr. Big o los propios Extreme. Pero el cambio de década  también nos dejó grandes trabajos como el “Empire” de Queensrÿche, el “Crazy World” de Scorpions, o este  brillante "Pornografitti"  que, sin proponer una ruptura absoluta con el hard rock más clásico, significaba un soplo de aire fresco gracias a sus cuidadas armonías vocales y a sus  incursiones en estilos, tan poco habituales en la época, como el folk y el funk.

Casi 25 años después de su publicación, las tres cuartas partes de la formación que grabó aquel mítico trabajo junto al productor Michael Wagener, que alcanzaría  el multi-platino gracias al éxito de  la balada "Moré Than Words", regresaba a la Ciudad Condal para proponernos un viaje retrospectivo a través del tiempo, certificando así  la plena vigencia de una banda que después de varias idas y venidas parece  estar viviendo una segunda juventud en plena madurez.  Aunque debo admitir  que en un primer momento me mostré bastante escéptico con el marco escogido para este reencuentro, la sala grande del Razzmatazz, lo cierto es que la audiencia barcelonesa acabó respondiendo a la convocatoria del cuarteto de Boston, congregándose  algo más de mil seguidores  para ser testigos en primera persona de la descarga de Bettencourt y cía.

Para ir ambientando la velada y ayudarnos a consumir la espera antes del inminente desembarco del cuarteto de Boston, contábamos con el concurso de una de las bandas más emblemáticas de nuestro hard rock, Eldorado, que gracias a sus giras por el Viejo Continentes y los E.E.U.U. se han convertido en una de las bandas con más proyección más allá de nuestras fronteras. Desafortunadamente, y como suele decirse en estos casos, nadie es profeta en su tierra, así que lamentablemente hubo quien prefirió apurar su última cerveza  en los bares  de los alrededores del local a  seguir la descarga de Eldorado.
Con algo de antelación sobre el horario inicialmente previsto,  con muchas ganas y una actitud  100%  roquera saltaba sobre las tablas de un Razzmatazz todavía a medio gas la formación madrileña. Liderados por el carismático vocalista Jesús Trujillo, los chicos de Eldorado salieron a escena dispuestos a aprovechar al máximo su tiempo, proponiéndonos en el arranque el contagioso ritmo de la pieza que abría su "Golden" de 2010, "The House Of The Seven  Smokestacks", que les servía para romper el hielo y presentarse ante una atenta audiencia. Pese a que la banda ha publicado sus últimos trabajos en sendas versiones, inglés y castellano, lo cierto es que en esta ocasión, el cuarteto se decantó por interpretar sus temas en el idioma de Shakespeare, fundiendo así el "rollito" clásico de sus composiciones con ese característico y atractivo toque "southern", al más puro estilo The Black Crowes.

Aunque la banda sigue muy activa en directo, lo cierto es que los chicos no han dejado de trabajar en la composición de los temas que formaran parte de su nuevo trabajo, de modo que esta noche aprovecharon para testar alguna de sus nuevas composiciones como  "I´ll Be Satisfied" o “Flowers Of Envy”, que continua  con su línea clásica habitual  pero adentrándose en terrenos más envolventes y psicodélicos. Tampoco faltó durante su descarga el tributo al material clásico de The Beatles, que vendría marcado por un enérgico y roquerizado cover del "Helter SKelter", que se convirtió en la excusa perfecta para ponernos a todos a cantar.

 Durante todo el show la banda demostró  tablas y  profesionalidad, derrochando simpatía y carisma, mostrándose muy cómodos sobre el gran escenario del Razzmatazz, exhibiendo un aplomo y una soltura  que sin duda les ha proporcionado el estar girando de forma ininterrumpida. Así  que la banda no mostró ningún tipo de complejo ni inseguridad a la hora de mezclar la rabia roquera de “Another Bright Sunday”, con las texturas más complejas y envolventes de "Kassandra", rescatada de su "Antigravity Sound Machine" de 2012, que fue fantásticamente recibida por parte del respetable.

El tiempo del cuarteto se estaba agotando, pero antes de despedirse Eldorado todavía tendrían ocasión de ofrecernos una nueva muestra de su potencial hard roquero de manos de un potente "Mad Woman", que con su pertinaz y contagioso estribillo nos dejaba a todos con un muy buen sabor de boca. Con la banda buscando financiación a través del "crowdfonding" para grabar su nueva obra de estudio, junto  con el  prestigioso productor Richard Chycki, y teniendo en cuenta el potencial de sus anteriores trabajos,  resulta inevitable llegar a la conclusión que la próxima entrega del cuarteto madrileño tiene muchos números de convertirse en una referencia obligada  para todos los amantes al Classic Rock en nuestro país.

En ocasiones resulta muy fácil apreciar cuando   una banda es realmente grande dentro de la escena internacional.  Y  esa grandeza viene dada en muchas ocasiones  por pequeños detalles que hacen sentir especiales a sus seguidores, consiguiendo que cada una de sus descargas sea algo diferente y excepcional. Así que simplemente bastó el guiño de incluir un pequeño fragmento del "Barcelona", cantado por el inmortal Freddie Mercury en la introducción del show para que Extreme  salieran a escena con el público totalmente entregado y  rendido a sus pies.

Con las agujas del reloj girando en sentido inverso al habitual, el inicio de nuestro viaje, como si volviéramos a pinchar el disco después de mucho tiempo, fue con el explosivo y contagioso "Decadence Dance", marcando un inicio ágil, enérgico y salvaje, que nos servía para el reencuentro con unos Extreme potentes, dinámicos y por los que parece  que no ha pasado el tiempo. Con un Gary Cherone inmenso, encaramado a la batería ofreciendo un gran despliegue físico, un Nuno Bettencourt que no ha perdido ni un ápice de su "feeling" y su elegancia a la hora de destripar su instrumento, y con un efectivo Pat Badger intachable tanto en su labor  a las cuatro cuerdas como a la hora de afrontar los coros.

De la formación que grabará el mítico plástico, que se revisitaba esta noche, sólo faltaba el batería Paul Geary, pero lo cierto es que su sustituto, Kevin Figueiredo, consiguió que nadie le echará de menos. Tras la fulgurante salida del cuarteto, la fiesta continuaba con "Li´l Jack Horny", introducido por un extenso desarrollo a cargo de Bettencourt, mientras Cherone no paraba de jugar con su pie de micro, demostrando, que pese al paso de los años, sigue conservando ese “feeling” y ese magnetismo  propio de los grandes "frontman". A diferencia de lo que sucediera en épocas pasadas, la madurez de los miembros de la banda ha acabado enterrando la lucha de egos entre ellos, dejando paso a una banda que parece más unida que nunca y  que transmitió muy  buen  rollo sobre las tablas. Así que con la gente totalmente entregada llegaba el momento del cachondo "When I'm President", introducido por el inconfundible rapeado inicial y por las palmas del respetable acompañando a esa  seductora base funk a cargo de la dupla Badger/Figueiredo, para posteriormente dejar todo el protagonismo en manos del virtuoso guitarrista portugués.

Con el público coreando el nombre del guitarrista, era el propio Bettencourt el encargado de adentrarnos en el primer punto álgido de la noche, atacando  el contagioso  funk contenido en el vibrante  "Get The Funk Out", que fue entonado de forma íntegra por el respetable mientras Cherone, ya desprovisto de su chupa negra y en camiseta de tirantes, nos hacía mover los brazos de izquierda a derecha. Tras semejante alarde de fuerza e intensidad, todos sabíamos que lo que venía a continuación. Así que el escenario se quedó a oscuras durante unos instantes mientras los "pipas" colocaban sendas sillas para que Cherone y Bettencourt reprodujeran la escenografía del video de una de las baladas más radiadas de la historia del rock, un emocionante "More Than Words" que sonó elegante y emotivo, consiguiendo emocionar a una sala que, como no podía ser de otra forma, se inundó de teléfonos móviles que inmortalizaron el momento.

Consumado el primer momento romántico de la noche, que resultó ideal para recobrar el aliento, era el momento de volver a recuperar el "feeling" más netamente roquero  para convertir la sala en una auténtica  fiesta de manos del marchoso y vacilón "Money (In God We Trust)", que ponía de nuevo a todo el mundo a botar, dejándonos la imagen de Gary, Nuno y Pat sentados en la tarima de la batería a la vez que todos los presentes entonabamos el pegadizo estribillo. El encargado de marcar el Ecuador de esta primera parte del show fue la pieza que le prestaba su título al plástico, "Pornograffitti", que con su letra sugerente y lasciva nos ofrecía la visión que tenían del sexo cuatro "hambrientos jovenzuelos" a principios de la década de los noventa.

Si la primera parte del espectáculo había estado protagonizada por los temas más roqueros, marchosos e intensos, el segundo tramo del show, al igual que sucediera  en el álbum, estuvo más centrado en las composiciones más pomposas y melódicas, con la banda poniendo especial  esmero y cuidado a la hora de atacar tanto los arreglos instrumentales como esas cuidadas y características armonías vocales. La encargada de inaugurar este segundo segmento fue la sosegada “When I First Kissed You”, que con su aroma a musical de Broadway dejó a toda la audiencia embobada siguiendo atentamente las evoluciones de un inspirado Gary Cherone, mientras Bettencourt le acompañaba haciéndose cargo de los teclados.  Tras una calurosa ovación, volvería a ser la potente pegada del batería Kevin Figueiredo la encargada de marcar el ritmo del contagioso “Suzi (Wants Her All Day What?)”, una composición que pese a no formar parte del “tracklist” original de la versión en vinilo se ha acabado haciendo un hueco en el corazón  de los seguidores de la banda.

Mucho más familiar resultó la característica introducción “Flight Of The Wounded Bumblebee”, que acabaría dejando paso al crujiente medio tiempo  “He-Man Woman Hater”, que sería la escogida por el guitarrista para ofrecernos una nueva muestra de su incontestable talento a las seis cuerdas, exhibiendo esas cualidades que desde muy joven le consagraron como uno de los guitarristas más influyentes de su generación. Tal y como nos anunció el propio Cherone, el álbum estaba llegando a su fin, pero los de Boston aún  tendrían ocasión de ofrecernos la sutil y preciosista “Song For Love”, que vista con la perspectiva del tiempo fue el primer paso para otras baladas posteriores como aquel  “Stop The World” incluido en su siguiente trabajo “III Sides To Every Story”. El capítulo final a este exhaustivo repaso a su multimillonario segundo trabajo estaría  protagonizado por el sentimiento folk contenido en el que fuera el  cuarto y último single del álbum  “Hole Hearted”, que contó con el apoyo de toda la sala acompañando con palmas y con un pequeño fragmento del “Crazy Little Thing Called Love”, de sus idolatrados Queen, que les serviría para poner la rúbrica a casi noventa minutos de recuerdo y devoción.

Tras unos minutos de descanso, el cuarteto regresaba sobre las tablas para embarcarse junto a sus seguidores en unos extensos bises. La elegida para volver a hacer retumbar la sala fue la primeriza “Play With Me”,  pieza que cerraba  su prometedor debut de 1989  y que sirvió para que la banda volviera a retomar el “feeling”  con sus seguidores,  con Cherone haciéndonos cantar desde los primeros compases del tema, para que  posteriormente Bettencourt nos sometiera a un nuevo ejercicio cargado de técnica y virtuosismo. El ritmo más clásicamente hard roquero retornaba de la mano del single que servía como adelanto a su tercer trabajo “III Sides To Every Story”, el incendiario y arrollador “Rest In Peace”, una apuesta segura de cara al directo que no hizo más que hacer crecer la excitación  de un público que se desgallitó para entonar cada uno de los estribillos.

Sin abandonar este mismo trabajo, el cuarteto nos proponía ahora los aires más melódicos y grandilocuentes del sentimental “Am I Ever Gonna Change”, que nos mostraba la versatilidad y madurez de una banda que atesora muchos y muy variados recursos, sabiendo moverse con soltura y convicción por diferentes sonoridades. Tras una tremenda ovación, sería el propio Nuno Betterncourt el encargado de adueñarse del centro del escenario para ofrecernos una fantástica interpretación  del preciosista y emotivo “Midnight Express”, único recuerdo que tuvieron hacia su cuarto  trabajo “Waiting For The Punchline”. Pero la encargada de poner el broche definitivo a su brillante actuación fue la desbordante y festiva “Cupid´s Dead”, que servía para que el cuarteto se diera un último baño de multitudes ante una sala que despidió a los músicos con el calor y el fervor de las grandes estrellas.

Tras demostrar con su actuación la plena vigencia de su material más clásico,  y ratificar el buen estado de forma  de su  actual formación, el siguiente reto en la carrera  de los americanos debe ser encerrarse en un estudio de grabación para dar forma a una nueva colección de canciones que estén a la altura de su trayectoria y su legado.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLES OLIVER

1 comentario:

  1. Gran álbum el de Extreme. Recuerdo lo talentoso que era Cherone y cómo se salió en el concierto tributo a Freddie cantando Hammer To Fall; pero creo que le condiciona sobremanera ser el tío que hizo el peor disco de la historia de Van Halen: una institución para los americanos y para nosotros (creo). Los vi en el Hellfest y Cherone cumplió; eso sí, lo de Nuno es un caso aparte. Un crack.

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