El espectáculo y la provocación han estado siempre estrechamente vinculados al mundo del rock n´ roll. El circo de los horrores que protagonizan Lordi plantaba su carpa en el Salamandra para ofrecer a sus seguidores un espectáculo grotesco y descarado que contaría como banda sonora con piezas de su más reciente “Limited Deadition”, junto a un detallado recorrido por los mejores momentos de su ya prolífica producción discográfica. Para completar el cartel de esta noche los monstruos finlandeses contarían con el respaldo de los germanos Blood White, quienes aprovecharon la ocasión para presentarse ante el público de la capital catalana dando buena cuenta de una propuesta que combinó sonoridades nu-metaleras, algunas pinceladas de corte industrial y todo ello convenientemente aderezado con unos registros agresivos y rasgados.
Me llamó la atención que pese a que el suculento “menú” de esta noche lo conformaban solo dos bandas, la hora prevista para el inicio de las actuaciones fuera tan temprano, a las 18,45 horas. Lógicamente, eso provocó que cuando los encargados de abrir fuego, Blood White, aparecieron en escena la sala presentara un aspecto bastante desangelado. Nada más acceder al recinto uno podía percibir que acaba de aterrizar en “otro mundo”, ya que el escenario estaba repleto de telas y diferentes elementos de atrezo que daban forma al decorado, -que después podríamos ver al completo durante el show de Lordi-, lo que provocó que la formación germana tuviera un espacio bastante reducido sobre las tablas. También llamaba la atención las chicas que había en el puesto de merchandising de Blood White, ya que iban ataviadas como si fueran enfermeras de principios del siglo pasado.
Precisamente, disfrazados con atuendos de doctores de hospital, todos vestidos de riguroso blanco, -instrumentos incluidos-, y luciendo diferentes máscaras, fue como irrumpieron en escena los chicos de Blood White. He de admitirlo, no tenía apenas referencias del combo alemán, poco más allá de haber escuchado un par de temas. Y lo cierto es que, como a muchos de los presentes, me impactó muy positivamente la garra y el empuje que el quinteto exhibió en temas como la inicial “Don’ t Blame Me” y “Unholy Water”, combinando velocidad, ferocidad, y algunos desarrollos más melódicos. Tras tan solo un par de temas, y viendo su forma de atacar su material y de moverse por el escenario, quedaba claro que una de sus principales influencias eran los enmascarados de Iowa. Así que a lo largo del show fueron una constante los riffs pesados, cortantes e hirientes que protagonizaron trallazos como “Memories”.
Otro detalle a destacar, y que creo jugó muy a favor del combo germano, fueron las buenas formas que exhibió su frontman, Dr. Zero, quien no paró de convulsionarse y animar a las primeras filas a que se sumarán a la fiesta a la hora de acompañar los rotundos estribillos que marcaron piezas como “Run Or Die”. Aunque el punch y los tempos rotundos y agresivos marcaron la mayor parte de su descarga, Blood White también tuvieron ocasión de mostrar otras facetas de su propuesta, proponiéndonos las ambientaciones más tétricas y pantanosas de “Before I Die”.
Pero como comenté anteriormente, donde mejor se desenvolvieron los alemanes fue a la hora de espetarnos esos riffs aplastantes, seminales y agresivos que junto a unos tempos muy marcados y cercanos al groove hicieron que los más animados no pudieran resistirse a saltar mientras elevaban los puños para participar junto a Dr. Zero y su cuadrilla de “dementes doctores” en latigazos como “Bloodified”, la pesadísima “Get Up”, o la definitiva “All I Said Was A Lie”, que arrancaba comandada por el angustioso bajo de Gas Gee para volver a dejar patente que la propuesta de los germanos combina diferentes elementos de Slipknot, Rammstein y Murderdolls para crear su propio “Frankenstein” sonoro.
Tras las buenas sensaciones que, en líneas generales, dejó la descarga de Blood White tocaba consumir la espera antes de que Lordi se apoderaran del escenario para desvelarnos todas las sorpresas que nos depararía este “Limited Tour ‘ 25”. A priori, el impás entre ambas descargas no debía ser mucho más largo de lo habitual, ya que estaba montado todo el escenario del combo finlandés. Así que solo faltaba que el reloj marcara la hora prevista, las 20 horas, para que las luces se apagaran y arrancara la función de Mr. Lordi y sus acólitos. Pero no fue así. Los minutos iban pasando, y una vez superada la hora de inicio la gente se fue impacientando mientras a través de megafonía sonaban clásicos de Ozzy, Judas y Maiden, y resultaba evidente que todo parecía estar preparado para el arranque del show.
Así que cuando muchos empezaban a mostrar preocupación, y a temerse lo peor, -tras más de veinte minutos de retraso-; un miembro de la organización apareció sobre el escenario para tranquilizarnos e informarnos: el concierto se llevaría a cabo, pero a causa de problemas médicos, -Mr. Lordi arrastraba un trancazo importante-, la banda tardaría aún unos minutos en salir. También nos comentaba que iban a intentar dar el show completo, pero que dependería de cómo se fuera encontrando su frontman. Afortunadamente, gracias al esfuerzo y el sacrificio de los músicos, pudimos disfrutar del show en su totalidad, aunque el espectáculo acabó empezando con casi media hora de retraso.
Lo dicho, tras una larga espera, por fin el clásico “God Of Thunder”, de Kiss, de los que Mr. Lordi se ha declarado en infinidad de ocasiones como fan irredento, -esta noche tampoco faltó la mención durante el show a la Kiss Army y a Mr. Simmons-, se encargaba de anunciarnos que la función estaba a punto de empezar. Teclados a un lado, kit de batería al otro, y en la parte central del escenario una especie de puerta acortinada, -con el nombre de la banda en el dintel-, por la que fue entrando y saliendo de escena tanto Mr. Lordi como otros de los personajes que fueron apareciendo a lo largo del show. Precedidos del intrigante ruido de las cadenas, los miembros de la banda fueron tomando posiciones tras unos pies de micro en los que, por supuesto, había esqueletetos para dar el pistoletazo de salida al show con una de sus nuevas composiciones: “Legends Are Made Of Clichés”. No tardaría mucho en irrumpir en escena Mr. Lordi ataviado, al igual que todos sus compañeros, con esos vistosos trajes y máscaras monstruosas que desde siempre les han acompañado y que forman parte imprescindible de lo que es la personalidad y la esencia de la banda.
No obstante que nadie se llame a engaño, Lordi son algo más que simplemente imagen y transgresión. Sonaron sólidos y compactos, con lo que desde los compases iniciales la conexión con el “hambriento” público fue instantánea, y más aún cuando a las primeras de cambio los finlandeses se descolgaron con un clásico del calibre de “Girls Go Chopping”, que nos dejaba la estampa del frontman sosteniendo el micro con su garras antes de dejarlo aparcado para empuñar un hacha y “bautizarnos” cada vez que la agitaba. Durante el primer “speech” de la noche, Mr. Lordi nos pidió disculpas por el retraso y, -aunque lo hizo con bastante sentido del humor-, nos comentó que estaba bastante fastidiado. Por supuesto la respuesta del público fue una calurosa ovación de apoyo agradeciendo su esfuerzo. En cualquier caso, la banda ya estaba sobre el escenario y la gente tenía ganas de pasarlo en grande. Así que la desenfadada y vacilona “Who’ s Your Daddy?”, con su ritmo bailongo fue la excusa perfecta para que el personal levantara los puños al aire para corear su pegadizo estribillo antes de que el frontman empuñara una pistola para gasearnos durante la parte final del tema.
Sorpresas hubo muchas a la largo del show. Así que tras un arranque explosivo llegaba el momento de que Mana jugara con su batería con la melodía de “El Coche Fantástico” mientras una luz se movía por debajo de la tarima, -de lado a lado-, simulando el característico frontal del mítico “KITT”. No tardarían mucho en regresar todos los miembros de la banda para dejar que unos espectrales teclados se encargaran de invitarnos a disfrutar de otra de las nuevas: “Fangoria”, que fue acompañada por la palmas del personal, y para la que nuestro anfitrión salió a escena sosteniendo una gran motosierra. Por supuesto que entre tanto espectáculo y número escénico también hubo ocasión para que Kone, se reivindicara durante la más cañera y netamente metalera “The Riff”, que curiosamente fue donde pudimos apreciar algunos problemas en la interpretación de Mr. Lordi, ya que las partes graves sonaron excesivamente bajas.
Pero lógicamente, y como era previsible, los momentos más calientes, intensos, y en los que la audiencia se encendió al máximo llegaron de la mano de las composiciones que estuvieron acompañadas de números escénicos. Uno de los más impactantes, al más puro estilo Alice Cooper o, incluso, King Diamond; llegaría con “Girl In A Suitcase”, y la visión de un cuerpo descuartizado dentro de una maleta. Todo se tornaría aún más lúgubre y tenebroso durante el interludio, impregnado de misterio y música clásica, que nos brindó Hella con sus teclados. Con el ambiente cada vez más caldeado, Mr. Lordi y el entregado personal no se cortarían lo más mínimo a la hora de alzar sus cuernos al aire para acompañar “Syntax Terror”.
Aunque pudimos comprobar a lo largo de la velada que Mr. Lordi estaba un tanto renqueante, lo cierto es que en todo momento supo como llevar la batuta del show y controlar los tempos para recuperar el resuello entre tema y tema. De modo que tuvo tiempo de buscar entre los miembros del público a los representantes de la Kiss Army en nuestro país antes de recordarnos que en la versión de estudio del siguiente tema en sonar, “Call Of The Wedding”, colaboró en la composición y metió su guitarra Mr. Bruce Kulick. Un nuevo parón serviría para que se adueñara del escenario el miembro más reciente de la banda, Kone, para marcarse un solo de guitarra que sirvió como preámbulo a la vedada invitación a mover los pies que nos brindaron los finlandeses al abordar los ritmos más netamente ochenteros de “Retropolis”.
Tras bromear nuevamente con el público, Mr. Lordi nos anunció que “Hellizabeth”, sería la última escala de la noche en su más reciente “Limited Deadition”, y curiosamente fue una de las que mejor acogida obtuvo, gracias en parte a la aparición de un “cazafantasmas”, que deambuló con su “Unidad Contenedora” por todo el escenario mientras la banda daba buena cuenta del tema. Tras recibir la atronadora ovación del respetable, se quedaría solo en escena el enigmático y terrorífico Hiisi, para con su bajo marcarse un desarrollo instrumental de los más funkero.
Para encarar la recta final del show, Mr. Lordi y sus acólitos optaron por brindarnos una buena selección de sus temas más celebrados, aquellos que grabaron en sus primeros discos y que el paso del tiempo ha acabado convirtiendo en clásicos: “Blood Red Sandman” se desarrolló con el escenario cubierto por unas infernales luces rojas, mientras en la lejanía sonaba el llanto de un bebé. La comunión entre banda y público fue absoluta durante una celebradísima “Devil Is A Loser”, que nos dejaba con la impacte estampa del frontman plantado en el centro del escenario desplegando sus gigantescas alas.
No abandonarían el material de lo que fue su primer largo: “Get Heavy”, ya que la siguiente en hacer las delicias de sus fans más veteranos fue “Would You Love A Monsterman?”, con la que, una vez más, nos invitaban a bailar y cantar para poner el recinto patas arriba. Todos sabíamos cual sería el fin de fiesta, el tema que les dio a conocer, dentro y fuera de la escena rock, a nivel internacional: “Hard Rock Hallelujah”, fue el que puso el broche de oro a una descarga que arrancó con incertidumbre y que se zanjó dejando patente que Lordi son unos profesionales como la copa de un pino, ya que sacaron adelante el show, interpretando todo su repertorio y, además, ofreciendo un espectáculo de lo más entretenido y divertido.
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