martes, 29 de julio de 2025

ORIANTHI-LA NAU-BCN-22-JUL-2025

El pasado 22 de Julio fue un día triste para todos los seguidores del rock, y especialmente para los del heavy metal. El fallecimiento de Ozzy Osbourne nos dejaba a todos un poco huérfanos. Sin embargo, como cantaba otro insigne artista que también nos dejó hace ya unas cuantas décadas: “El show debe continuar”. Así que sumergidos de lleno en los calores veraniegos, e inmersos en plena época de festivales, aterrizaba en la Ciudad Condal, concretamente en la sala La Nau, una de las guitarristas más populares y reputadas de los últimos años: Orianthi.

miércoles, 16 de julio de 2025

THE DARKNESS-DREAMS ON TOAST


Pese a su estilo clásico, The Darkness fueron una de las grandes sensaciones en los primeros años de este tercer milenio. Su fantástico debut “Permission To Land”, nos presentaba a un frontman explosivo, excesivo y, por momentos histriónico liderando a una banda que bebía directamente de las fuentes del hard rock, el glam o incluso del pop, con lo que no tuvieron problemas para conquistar con sencillos como “Get Your Hands Off My Woman”, o los exitosos “Growing On Me” y “I Believe In A Thing Called Love”; a muchos seguidores que ya habían perdido la esperanza en el rock n´ roll. La madurez de pasar varios meses en la carretera se dejaría notar en su siguiente entrega “One Way Ticket To Hell …And Back”,(2005), que sin llegar a alcanzar el nivel de ventas de su predecesor continuaba dejándonos unas buenas sensaciones. Desafortunadamente, los rigores de las giras hicieron que Justin Hawkins abandonara la banda para luchar contra sus adicciones.

miércoles, 9 de julio de 2025

IRON MAIDEN+AVATAR-MEO ARENA-LISBOA-PT-6-JUL-2025


Cada año hay un puñado de citas que llaman la atención y movilizan a gran parte de la “Familia Metalera”. Por supuesto que, dependiendo de gustos y preferencias, cada uno tiene sus propias fechas en rojo marcadas en el calendario. Sin embargo, siempre hay acontecimientos que acaban convirtiéndose en globales. En este 2025, Iron Maiden regresaban a la carretera para protagonizar uno de ellos. En esta ocasión, sin la excusa de un nuevo trabajo que presentar, para encarar otra de esas exitosas giras “retrospectivas” que han venido realizando en los últimos años, y que en esta ocasión serviría para repasar algunos de los hits más clásicos y legendarios de su prolífica producción discográfica, brindándonos la oportunidad de volver a disfrutar de una ristra de temas que incluyeron desde lo que fue su debut homónimo en 1980: “Iron Maiden”, hasta el año 1992, con el que para muchos fue uno de sus grandes últimos lanzamientos: “Fear Of The Dark”.

lunes, 7 de julio de 2025

BARCELONA ROCK FEST-29-JUN-2025

 


GRAVE DIGGER

La cuarta y última jornada de esta novena edición del Barcelona Rock Fest se presentaba como la más netamente heavy metalera, proponiéndonos una serie de actuaciones que se verían coronadas por la presencia de dos leyendas vivas dentro del estilo como son: Judas Priest y Scorpions. Sin embargo, no iban a ser estas dos bandas las únicas que tiraran de veteranía, ya que la responsabilidad de abrir esta jornada de Domingo, a una hora más temprana que ninguna otra, -a las 15 horas y bajo un sol de justicia-, recayó sobre Grave Digger.

BARCELONA ROCK FEST-28-JUN-2025

 

THE ELECTRIC ALLEY


Los elegidos para dar el pistoletazo de salida a esta tercera jornada festivalera fueron The Electric Alley. Pese a que la hora, -las cuatro de la tarde-, y las condiciones meteorológicas, -hacia un calor asfixiante-, no parecían las más favorables; lo cierto que un nutrido grupo de seguidores no quisieron dejar pasar la ocasión de comprobar como sonaba en directo ese rock potente y de raíces clásicas que practica el combo gaditano.

A diferencia de lo que suele ser habitual en estos casos, la descarga del cuarteto no arrancó de forma explosiva. Así que tras una majestuosa introducción su show se inició de la misma forma que lo hace su último largo, desplegando toda la elegancia y el feeling rockero que destila la pieza que le presta título: “Apache”.

Agradecidos al máximo, The Electric Alley reconocieron el esfuerzo de los que optamos por desafiar el calor para disfrutar de una descarga que derrochó elegancia, feeling y unas alta dosis de intensidad rockera con temas como “Hurricane” o la marchosa “One Lasting Light”, que servían para dejar patente las excelentes aptitudes como vocalista y frontman de Jaime Moreno.

Mientras la gente iba entrando de forma escalonada al recinto la banda continuó repasando algunos de los temas más destacados de su producción discográfica. Me gustó especialmente el rollo sureño que desplegaron a lo largo de “Can We Have Some Love Between Us?”, ya en la segunda mitad del show. Pero, indudablemente, si algo marcó su descarga fue la fuerza y el punch de las guitarras que comandaron cortes como el rotundo “Get Electrified!”.


GLORYHAMMER

Al igual que ya sucediera durante la jornada del jueves con Wind Rose, las huestes de Gloryhammer llegaban al Barcelona Rock Fest con la firme determinación de hacernos más llevadero el asfixiante calor de la tarde brindándonos una buena ración de power metal, conveniente aderezado con unas buenas dosis de diversión y estribillos altamente coreables. Así que podríamos decir que la descarga de los británicos fue sólo para valientes. Y es que valientes fueron los que se plantaron frente al escenario, pero también los propios músicos que salieron a escena luciendo sus habituales ropajes de combate.


Igualmente llamativo resultó su montaje escénico, mostrando la parte frontal de un castillo, a dos alturas, plantado en el centro del escenario y convenientemente engalanado con varias banderolas y estandartes. Siempre divertidos, los instantes previos a la salida de los músicos estuvieron marcados por el cachondeo generalizado de los que estábamos más próximos al escenario, ya que mientras a través del P.A., sonaba el clásico de Tom Jones “Delilah”, una foto a tamaño natural, y de cartón piedra, del veterano cantante británico presidió el escenario.

Pero dejando anécdotas a un lado, lo cierto es que Gloryhammer se marcaron un show de lo más solvente y efectivo, sabiendo conectar con un público que les acogió con los brazos abiertos y que no vaciló a la hora de involucrarse al máximo, entonando con el puño en alto los hímnicos estribillos contenidos en la inicial “The Land Of Unicorns”, o de participar agitando la cabeza en trepidantes cabalgadas como la que comandó “Fly Away”.

Y es que su descarga fue un compendio de lo que es el power metal más actual y contemporáneo. Así que no faltaron las fanfarrias, los coros grandilocuentes, la velocidad.., pero tampoco los ritmos marchosos y contagiosos que sirvieron para que el personal moviera los pies danzando al ritmo de “He Has Returned”. El calor era implacable, así Angus McFife II se encargó de recordarnos la importancia de hidratarse. Y es que la acción fue constante entre unas primeras filas que en ningún momento levantaron el pie del acelerador, y que no pararon de animar y espolear a sus héroes mientras McFife II alzaba su martillo y nos hacía entonar el estribillo de “Gloryhammer”.

Uno de los pocos momentos en los que la banda nos dio opción para recuperar el aliento fue durante la novedosa “On A Quest For Aberdeen”, pero fue solo para que nos preparáramos para darlo todo en una abrumadora recta final en la que no faltó el cachondeo de “Hootsforce”, ni tampoco la clásica cabalgada repleta de épica metalera contenida en “The Unicorn Invasion Of Dundee”.


OBÚS

Hay bandas que, dejando a un lado gustos y preferencias personales de cada uno, resultan imprescindibles a la hora de hablar del hard rock y el heavy metal en nuestro país. E indudablemente, Obús son una de ellas. Y es en citas multitudinarias como el Barcelona Rock Fest cuando uno puede apreciar tanto el cariño que les profesa el público, como el indiscutible arraigo del que siguen disfrutando algunos de esos temas que por derecho propio se han acabado convirtiendo en clásicos imprescindibles para cualquier seguidor del rock duro en nuestro país.


No era esta la primera vez que las huestes capitaneadas por Fortu Sánchez y Paco Laguna pisaban los escenarios del festival, y como ya sucediera en anteriores ediciones los madrileños volvieron a salir victoriosos a base de enarbolar la bandera de ese hard rock potente, macarra y divertido, a partes iguales, que siempre les ha caracterizado. Para ello resultó fundamental la complicidad de un público que quiso ser parte importante del show, apoyando intensamente desde que un desafiante Fortu apareció en escena para hacernos cantar estribillos tan clásicos y efectivos como los de “Necesito Más”, o la icónica “El Que Más”, que acompañada de imágenes del “cine kinki” de los ochenta calentaba al máximo el ánimo del personal.

Cercano, vacilón y entusiasta, Fortu se mostró en su salsa, recorriendo el escenario incansablemente, señalando al público, haciendo muecas, e incluso se permitió la licencia de repartir varias bendiciones durante “Te Visitará La Muerte”. Aunque la columna vertebral de su repertorio estuvo centrada en sus grandes clásicos de los ochenta, Obús tampoco quisieron dejarse en el tintero trallazos certeros y ganadores de lo que podríamos denominar su segunda etapa, con lo que no faltaron: “Corre Mamón”, o el irreverente “Que Te Jodan”, con el carismático frontman invitándonos a mostrar con descaro nuestro dedo corazón.

Quizás la única pega que se puede poner a su descarga fue que en algunos momentos alargaron en exceso algunos temas, algo que sirvió para que la gente cantara y bailara. Sin embargo, sus más acérrimos seguidores hubiéramos preferido que invirtieran ese tiempo en tocar algún tema más. En cualquier caso, Obús gustaron y convencieron, y la prueba palpable fue ver cómo el personal movió las manos de lado a lado durante “Dinero, Dinero”, como meneó la cabeza siguiendo el implacable riff de “Va A Estallar el Obús”, o comprobar el auténtico desmadre que vivimos durante el incontestable “Vamos Muy Bien”.


EXODUS

Aunque nunca han llegado a gozar del status y la popularidad que atesoran los integrantes del “Big Four” del thrash americano, Exodus son toda una institución para los seguidores del género, y es que las huestes que capitanean Gary Holt y Tom Hunting son una de las formaciones más veteranas de la Bay Area. Pese a que los de San Francisco hace tiempo que publicaron su último redondo de estudio, “Persona Non Grata”, la banda ha estado en los últimos tiempos en el punto de mira, ya que hace apenas unos meses, y de forma sorpresiva, anunciaban la reincorporación del que fuera su vocalista entre 2005 y 2014: Rob Dukes.


Siempre resulta una cita ineludible, y en cierta forma un termómetro para constatar el estado de salud del género, presenciar la descarga de unos iconos indiscutibles del mismo. No nos dieron tregua. Exodus se mostraron en todo momento como una auténtica apisonadora, castigando nuestras cervicales mientras desgranaban clásicos incontestables del calibre del mítico “Bonded By Blood”, que ponía desde el mismo arranque a todo el personal a correr en círculos.

Aunque pude escuchar más de una crítica en cuanto al sonido, personalmente me encantó la rotundidad y fiereza con la que sonaron, con el tándem Holt/Altus absolutamente desatado, disparando riffs supersónicos como el de “Piranha”. Pero si hubo algo que me encantó fue la solidez y el aplomo con el que retumbó su sección rítmica, con el bajo de Jack Gibson sonando absolutamente aniquilador al adentrarnos de lleno en “Brain Dead”.

Para alegría de sus fans más veteranos, el repertorio escogido para esta tórrida tarde de junio estuvo muy centrado en el material de su primera etapa, en los tres discos que publicaron a lo largo de la década de los ochenta, y los que indudablemente son más apreciados por su seguidores. Así que para completar un arranque demoledor el quinteto optó por “Fabulous Disaster”, que Mr. Dukes interpretó con una bandera brasileña, -que alguien le lanzó desde el público-, anudada al cuello.

He de admitir que tenía mucha curiosidad por ver qué tal encajaría Mr. Dukes en el seno de la banda tras tantos años con Steve “Zetro” Souza al frente, y la verdad es que se le vio muy cómodo a la hora de atacar tanto los temas de éste como los del añorado Paul Baloff , y totalmente reintegrado, casi como si no hubiera pasado el tiempo, hasta el punto que del material que él grabó en su momento con la banda solo rescataron el amenazador “Deathamphetamine”.

Los pogos, el mosh y los circle-pits, fueron una constante durante todo el tiempo que los de San Francisco estuvieron sobre el escenario. De modo que piezas facturadas en este siglo XXI como “Blacklist” y “The Beating Will Continue (Until Morale Improves)”, sirvieron como combustible para unos entregados seguidores que lo dieron todo. Sin embargo, lo mejor estaba todavía por llegar, ya que la recta final fue absolutamente insuperable, marcada por pepinazos despiadados y humeantes como la imprescindible “A Lesson In Violence”, “The Toxic Waltz”, que llegó precedida de un guiño a otro de los grandes referentes del estilo, Slayer. Mientras que para dar el golpe de gracia definitivo, y cerrar su descarga por todo lo alto, optaron por la imprescindible “Strike Of The Beast”.

Cuarenta años después de publicar “Bonded By Blood”, Exodus demostraron que siguen estando en un gran momento de forma, conservando intactas las ganas de thrashear y ese instinto asesino que siempre les ha caracterizado.


THE BABOON SHOW

Una vez finiquitada la descomunal descarga de Exodus, y con el cupo de “metal” cubierto, por lo menos momentáneamente, tocaba encaminarse hacia Stage Fest para presenciar la descarga de una banda cuya popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años: The Baboon Show. Y he de reconocer que viéndoles en directo y disfrutando del particular show que ofrece su explosiva frontwoman, Cecilia Boström, no me extraña lo más mínimo.


Aunque la banda había estado hace relativamente poco por aquí, su presencia en esta edición del Barcelona Rock Fest había suscitado bastante expectación. Así que a los que ya les conocían se sumaron muchos curiosos que quisieron disfrutar de las “andanzas” de Cecilia. Me gustó mucho, la garra, el desparpajo y, ante todo, la actitud de un cuarteto que salió a montar una buena fiesta confiando para ello en una acertada e imbatible mezcolanza de riffs rockeros y descarada actitud punk.

Comandados por una Cecilia absolutamente histriónica, que no paró de bailar, saltar y revolcarse por el suelo durante todo el show, la banda nos ofreció un show de lo más compacto y entretenido, en donde no faltaron piezas como “Be A Baboon”, la desternillante “God Bless You All”, durante la que Cecilia se encaramó por primera vez a la valla de seguridad, o “You Got A Problem Without Knowing It”, que se iniciaba con la vocalista subida sobre el bombo de la batería para posteriormente zanjarse con un guiño a Iron Maiden.

Desde aquí me gustaría mandar un fuerte aplauso, y una sincera felicitación, al cámara que tuvo que cubrir la descarga del combo sueco, ya que resultó realmente difícil cazar en plano a la explosiva vocalista. Y es que Cecilia no dejó de contorsionarse compulsivamente mientras atacaba piezas como la punkarra “Holiday”. Por supuesto que todo esa energía se vio correspondida por la respuesta de un público que también estuvo muy activo, y que no se cortó lo más mínimo a la hora de cantar, saltar y bailar siguiendo sus indicaciones durante la marchosa “Rolling”.

Los suecos tampoco quisieron olvidarse de los mandatarios que nos “están llevando al desastre”, citando explícitamente a Trump y Putin, durante los prolegómenos de “The Shame”. Pero, indudablemente, si algo marcó su descarga fue el buen rollo y la diversión, y la mejor prueba fue ver al personal acompañar con palmas, y una sonrisa de oreja a oreja, los compases iniciales de “Me, Myself And I”, o el desparrame final que se montó durante “Radio Rebelde”.


RADITY


Ya dentro del recinto, e instantes antes de que arrancara la descarga de Exodus, un servidor se enteraba de que Wolfmother no iban a poder tocar, ya que la formación que lidera Andrew James Stockdale no llegó a embarcar en el vuelo que les tenía que traer hasta Barcelona. Para cubrir la vacante la organización trasladó la descarga que iban a realizar los locales Radity en la carpa al escenario Stage Rock.


Pese a su insultante juventud, Radity están sonando mucho últimamente, especialmente entre los seguidores del thrash metal old school. El cuarteto es oriundo de Santa Coloma de Gramanet y a finales del pasado año publicó su carta de presentación, un EP titulado “Fire At Kill” , y desde entonces la banda no ha parado de tocar, especialmente por la zona de Barcelona. Sin duda su mayor logro hasta el momento ha sido alzarse con la victoria de la Metal Battle Spain a mediados del pasado mes de Mayo, lo que les da derecho a tocar en el próximo W.O.A., como representantes de nuestro país.

Como suele decirse: las oportunidades hay que cogerlas al vuelo. Y Radity lo hicieron. Salieron a escena algo acelerados, contando con un sonido bastante deficiente y arropados por una buena representación de seguidores. Sin embargo, tras sacudirse la presión inicial, desfogándose con latigazos thrasheros como “Wordld Of Violence” y el clásico de sepultura “Arise”, la banda fue aposentándose sobre las tablas.

No se cortaron ni un pelo, thrasheraron intensamente, incitaron al personal a participar en los pogos, hicieron headbanging, en definitiva que estuvieron a la altura de lo que se esperaba de ellos dando buena cuenta de algunos temas nuevos, algún guiño a los maestros Slayer, amén de repasar integrante su EP, destacando temas brutales y aniquiladora como “Just Kill” y la final “Bullet King”.


SOZIEDAD ALKOHOLIKA

Lo de los vitorianos es el triunfo incontestable a muchos años de trabajo, determinación y lucha, aunque no sé si en muchos casos tiene el reconocimiento que sin duda merece. Los que venimos siguiéndoles desde prácticamente sus inicios, les hemos visto pasar de los escenarios más underground a las salas, para verles desde hace ya bastantes años en los escenarios de los principales festivales del país, e incluso como sucedió en Barcelona Rock Fest ocupando una de las mejores franjas horarias y contando con elementos como el fuego para potenciar algunos de los momentos más destacados del show.


Son infalibles, Soziedad Alkoholika pueden presumir de tener un repertorio repleto de himnos que resultan ideales para ser coreados en directo. Por otro lado, la banda hace tiempo que encontró la fórmula para sonar compacta, potente y aplastante, y a día de hoy son una máquina imparable. Además, por si esto no fuera suficiente, contaron en todo momento con el empuje de una audiencia que se convirtió en un miembro más de la banda, logrando que sus gritos en temas como la inicial “Alienado” o la novedosa “Colapso Final” hicieran casi imposible distinguir la voz de un esforzado Juan.

Como ya comenté anteriormente, las columnas de fuego aparecieron varias veces durante la descarga de los vascos, con lo que temas incisivos y críticos como “Política Del Miedo”, “Palomas Y Buitres” y, la imprescindible y celebradísima, “Ratas”, acabaron convirtiendo los aledaños del escenario en una auténtica fiesta. Tampoco faltaron las proyecciones, -con impactantes imágenes-, para ambientar temas como el aplastante “Peces Mutantes”, que fue uno de los que Juan aprovechó para deleitarnos con algunos de sus características bailes.

Sin embargo, los momentos más intensos y candentes de la descarga de Soziedad Alkoholika llegaron cuando la banda echó la vista atrás, a lo que fueron sus primeros trabajos, convirtiendo el recinto en un despiporre total al atacar “S.H.A.K.T.A.L.E.”, “Cienzia Asesina”, introducida por la armónica de Juan y precedida por los cánticos futboleros de “Alcohol, Alcohol…”, y por supuesto, la lamentablemente atemporal, “Nos Vimos En Berlin”.


KING DIAMOND


Hay artistas cuyo nombre está estrechamente ligado a lo que ha sido la historia del Barcelona Rock Fest, y King Diamond es uno de ellos, ya que de las nueve ediciones que cumple en este 2025 el festival catalán, la banda que lidera el mítico frontman danés ha participado en tres. Y es que tener la oportunidad de ver su espectáculo en un gran escenario resulta toda una experiencia. Sin embargo, sus incondicionales seguimos esperando con los brazos abiertos lo que será su anunciado, -desde hace ya más de un lustro-, nuevo trabajo que si no han cambiado los planes se titulará “The Institute”, y del que hace ya bastante tiempo pudimos escuchar un par de adelantos que, por cierto, también pudimos disfrutar esta noche.


El montaje escénico escogido para la descarga de esta noche fue precisamente el marco donde se desarrollará la acción de ese hipotético nuevo trabajo, ya que el escenario a tres alturas, con una altísima escalinata de dos brazos, con la batería colocada entre ambos, parecía ser el vestíbulo del “Saint Lucifer’s Hospital”, una institución psiquiátrica de los años veinte del siglo pasado. Tampoco faltaron como parte fundamental del espectáculo, una actriz que desempeñó diferentes papeles a lo largo del show, ni tampoco elementos como: la silla de ruedas, las muñecas, los candelabros, la daga, el ataúd …, y, en definitiva, todos los ingredientes que resultan imprescindibles cuando hablamos de lo que debe ser un show de King Diamond.

Evidentemente, tampoco faltó “el espectáculo”, ya que muchos de los temas que sonaron, prácticamente todos, estuvieron acompañados de una teatralizada puesta en escena. Algo que a muchos pareció aburrirles, especialmente en los interludios en los que no hay música, -y durante los que incluso se escuchó algún que otro abucheo-. Sin embargo, los que nos consideramos fans de King Diamond consideramos esos pasajes una parte fundamental de lo que es el show.

Habiendo podido ver sus tres conciertos dentro del marco del Barcelona Rock Fest, he de admitir que el de esta noche me pareció, con diferencia, el mejor. No creo que fuera por el repertorio en sí, sino más bien porque aunque pueda sonar obvio, o incluso hasta de perogrullo, la verdad es que me encantó como sonó de “heavy” la banda, y no me refiero únicamente a lo afiladas y certeras que sonaron las guitarras de Andy LaRocque y Mike Wead, sino a la abrumadora rotundidad que aportaron la batería de Matt Thompson, y sobre todo el que fuera bajista de The Poodles, Pontus Egberg, que se marcó un trabajo absolutamente descomunal a la hora de cimentar el sonido de la banda.

Una vez retirado el telón que ocultaba el escenario de miradas indiscretas, y mientras a través del P.A., sonaba la inquietante introducción “Funeral”, tuvimos ocasión de escudriñar hasta el más mínimo detalle del escenario que serviría como marco para el show. No tardaría mucho en aparecer en escena King Diamond para ocupar la parte central y acuchillar una muñeca sobre un ataúd que contenía la inscripción: Abigail. A renglón seguido aparecieron el resto de los músicos, repartidos por los brazos de la enorme escalinata que ocupaba el centro del escenario, para hacer explotar al personal con “Arrival”. No tardamos en comprobar que, pese a estar a las puertas de cumplir la setentena, Mr. Diamond sigue conservando un buen registro vocal, recurriendo a sus característicos falsetes, amén de estar bastante ágil físicamente, ya que le vimos subir y bajar las escaleras en varias ocasiones a lo largo del show.

Y es que poco ha variado la estampa del veterano vocalista con el paso de los años, luciendo su larga levita negra, la cruz invertida en el cuello, su sombrero, su inseparable soporte para el micro hecho de huesos y, por supuesto, su característico e inconfundible maquillaje facial. No perderíamos la senda que nos había perfilado el inicio del show, ya que nuestro recorrido por el mítico “Abigail”, proseguiría con la tenebrosa e inquietante “A Mansion In Darkness”, mientras una doncella descendía por las escaleras portando un candelabro.

Habiendo conseguido captar la atención de todos los presentes, era un buen momento para presentarnos a la banda antes de que Andy LaRocque diera un paso al frente para proponernos una primera inmersión en “Fatal Portrait”, de manos de la siempre terrorífica “Halloween”, que servía para que todos cantáramos su estribillo a la vez que el escenario quedaba cubierto por una densa neblina. Una primera incursión en lo que fue su material noventero serviría como excusa para que todos, al igual que la bailarina, acabáramos sucumbiendo ante la implacable percusión de “Voodoo”.

Mientras que sonaba “Them” las pantallas nos mostraban la silueta de un bebé dentro de una urna transparente que había colocada junto a la batería. Sin embargo, y de forma sorpresiva, lo que vino a continuación no fue ningún tema del disco que publicaron en 1988, sino uno de los singles que han adelantado de lo que será su próximo largo: una pesada “Spider Lilly”, que contó con una cuidada puesta en escena, -con una chica bajando por las escaleras con dos ramos de flores-, y que recibió una fantástica acogida, con la gente animando al máximo durante algunos de sus fantasmagóricos desarrollos.

Precedida del inquietante interludio “Two Little Girls”, -con una mujer sentada sosteniendo dos bebés hasta que uno de ellos se precipitó escaleras abajo-, nos preparábamos para sumergirnos de lleno en la aplastante dinámica que nos brindó “Sleepless Nights”, alternando pasajes más contemporizados, -en los que Mike Wead se encargó de la acústica-,con vendadles de puro y auténtico heavy metal, mientras King Diamond permanecía gran parte del tema en la zona alta de la escalera. Esa atmósfera densa, oscura y opresiva que nos propuso “Out From The Asylum”, nos abriría la puerta de entrada hacia el fantástico “Welcome Home”, interpretada por King Diamond caracterizado como un decrépito anciano junto a su pareja.

Dejando patente su demencial estado de locura el frontman señalaría la silla de ruedas vacía para presentarnos a su atractiva mujer durante los prolegómenos de “The Invisible Guests”, que servía para que la banda volviera a destapar el tarro de las esencias, mostrándose absolutamente intratable, con Wead y LaRocque uniendo fuerzas para acabar provocando el delirio del personal. Con el escenario teñido de rojo, -y con dos inquietantes caras, una a cada lado, mirándonos con una terrífica mueca-, se inauguraba la escalada de tonalidades que marcó el arranque de la terrorífica “The Candle”.

El contraste entre el presente y el pasado, así como las diferentes e inequívocas conexiones que ligan la propuesta de King Diamond, quedarían plasmadas durante “Masquerade Of Madness”, durante la que Mr. Diamond ayudó a bajar las escaleras a una enmascarada que posteriormente encerró en la habitación número 9. A petición de Hel Pyre, -teclista y corista de la banda-, la siguiente en sonar fue la vampírica “Eye Of The With”. Para dejar que acto seguido la encargada de poner el punto y seguido al show fuera la desquiciante “Burn”, contando nuevamente con la aparición de la doncella en la parte alta de la escalera acompañado con el violín antes de que los músicos abandonaran el escenario y Mr. Diamond entrará en la habitación 9.

Tras unos minutos de tensa calma, la acción retornaría sobre las tablas para rematar la descarga definitivamente con la imprescindible “Abigail”. Como ya comenté, para un servidor está era la tercera vez que tenía ocasión de ver a King Diamond en directo, las tres en el marco de este festival. Y aunque no sabría decir si a nivel de repertorio y espectáculo fue mejor que las anteriores, lo que sí tengo claro es que esta ha sido la vez que más me he divertido y disfrutado.


DIRKSCHNEIDER


Pocas formas mejores se me ocurren para poner fin a una intensa jornada de calor y heavy metal que contar con la presencia de una figura querida e insigne como es el carismático Udo Dirkschneider. Además, si cuenta con el que fuera su compañero en Accept, Peter Baltes, y la excusa es repasar de forma íntegra, para celebrar su cuarentena aniversario, una obra imprescindible para cualquier seguidor del heavy metal clásico como es el mítico “Balls To The Wall”, pues miel sobre hojuelas.


Era tarde, pasadas la una de la madrugada, cuando Dirkschneider y sus acólitos aparecieron sobre el escenario precedidos de una alocución que nos anunciaba, -al igual que la leyenda que podía verse en las pantallas y que acompañó a las imágenes en directo-, lo que íbamos a presenciar. Por supuesto, la banda se metió rápidamente al personal en el bolsillo alargando al máximo “Balls To The Wall”, dándonos la posibilidad de cantar su estribillo primero y posteriormente su característica melodía.

Pese al paso de los años Udo sigue manteniendo un registro afilado y cortante.Tampoco ha variado su habitual uniforme, con ropa de camuflaje, gorra y sus inseparables gafas de sol.Como decía anteriormente, fue durante los compases iniciales del show cuando la banda encaró los temas más conocidos y rockeros como “London Leatherboys”, para acto seguido centrar su objetivo sobre la enérgica dinámica de “Fight It Back”.

Pese a que Peter Baltes tiró de carisma durante el arranque de “Head Over Heels”, lo cierto es que el tema bajó un poco el nivel de euforia inicial. Las guitarras de Andrey Smirnov y Bill Hudson volverían a inyectar su flema roquera para tomar las riendas y revivir al personal durante “Losing More Than You’ve Ever Had”. Otra de las que volvió a encender los ánimos del personal fue la controvertida “Love Child”.

Los puños volverían a alzarse para acompañar los coros que se encargaron de apuntalar el implacable estribillo de “Turn Me On”. Por supuesto que los más animados tendrían también su ración de combustible para mover los pies al son de “Losers And Winners”, que a la postre acabó siendo una de las más celebradas de la noche. El momento de adentrarnos de lleno en esos tiempos marcados y rítmicos llegó de manos de una pieza que hace ya bastante tiempo que se quedó atrás tanto en los repertorios de Accept, como de los diferentes proyectos del propio Udo, “Guardian of The Night”. Mientras que los aromas más relajados de “otra de las olvidadas” por el “fan medio del heavy metal”, “Winterdreams”, se encargaron de cerrar este repaso a lo que fue el quinto largo de Accept.

Como guinda para el show, que en líneas generales fue bastante similar al que ofrecieron Dirkschneider en su última visita a la capital catalana hace apenas unos meses, la banda optó por otra retahíla de clásicos de Accept. Así que el coro sería unánime a la hora de corear durante varios minutos la melodía central de “Princess Of The Dawn”, para dejar que posteriormente la gente acabara dándolo absolutamente todo en dos trallazos incontestables como son el speedico “Fast As A Shark” y el incontestable “Burning”, tras el que Udo Dirkschneider y sus muchachos se marcharon agasajados por una rotunda ovación de gala.





sábado, 5 de julio de 2025

BARCELONA ROCK FEST-27-JUN-2025

 


CARRY


Tras la larga jornada del jueves no fueron muchos los que se atrevieron a plantarse a primera hora de la tarde bajo un sol de justicia para descubrir cómo sonaban en directo CARRY, el nuevo proyecto del batería de Crisix: Javi Carrión, quien ha cambiado las baquetas por el micro, contando con algunos músicos que cuentan con una destacada trayectoria dentro de la escena catalana como Gerard Rigau de Blaze Out y Arnau Montfort de Bellako, entre otros.


Si alguien no había escuchado el álbum de debut de Carry, “Teatro Humanitario”, y esperaba algo similar al ultra thrash que practicaban los de la Conca d´ Odena, no podía estar más equivocado ya que su propuesta se centra en el punk y el hard core, incluyendo también algunos ritmos propios del ska. En cualquier caso, movieron al personal con temas rápidos, rabiosos y de lírica incisiva y comprometida como “Disturbios” o “Víctimas”.

De entre los temas que más motivaron al personal me quedaría con trallazos rotundos y certeros como “P**to Hater”, y el cachondo e irreverente “Sudapollismo”. El quinteto también tuvo ocasión de estrenar algún tema nuevo, que según nos comentaron solo habían ensayado en un par de ocasiones. Mientras que para completar el tiempo que tenían asignado se marcaron un par de covers: “Ñapa Es” de Ska-p, que fue cantada y bailada por los más animados, y “Volar” de Agua Bendita.


LÈPOKA


La representación nacional continuaría animando a los que se decidieron a acercarse al recinto pronto, y es que los encargados de dar el pistoletazo de salida al Stage Rock fueron Lèpoka. Como no podía ser de otra forma, los valencianos plantaron en el escenario sus inseparables barriles para decorarlo y ambientarlo. Si durante la descarga de Carry hubo algún que o otro pogo, durante el show de Lèpoka fue el momento de bailar, del desfase y, porque no decirlo, del buen rollo.


Sobreponiéndose al intenso calor reinante, los de Castellón de la Plana salieron con la consigna clara: hacer que el público se divirtiera, bailara y cantara, y para ello desplegaron su catálogo de ritmos fiesteros junto a esas características melodías folkies que tan bien casan con letras como las de “Dios Está Borracho” y “Antes Del Amanecer”. Me gustó mucho la actitud y la entrega de una banda que no paró de animar, moviéndose incansablemente por el escenario, especialmente su guitarrista Dio y el violinista Daniel Fuentes, que no pararon de danzar mientras buscaban la complicidad de unas primeras filas que se fueron animando según iban cayendo piezas como la saltarina “Dónde Vas”.

Entre tanta fiesta y desparrame tampoco faltó algún tema de lírica más comprometida como “A Las Calles”, que se cerraba con la banda haciendo un guiño a Metallica mientras en la pantalla aparecía su nombre con la tipología clásica del cuarteto americano. Pero sin duda si algo marcó la descarga de Lèpoka fueron los bailes y los brindis que tanto el público, como los propios músicos, se marcaron en temas como “Un Año Más”, que dedicaron a la amistad y la lealtad de sus entregados seguidores, y “La Nit Es Nostre”, en la que evocaron la hermandad entre los Pueblos valenciano y catalán.

Para rubricar un show que estuvo marcado por la diversión y el buen rollo no podía faltar la “sentada generalizada” durante “Seguimos En Pie”; el personal levantando los puños al aire para acompañar “Contra Viento Y Marea”, ni el agradecimiento a todos aquellos que estaban trabajando en el festival para que pudiéramos pasarlo en grande durante los prolegómenos de “Yo Controlo”. En definitiva que Lèpoka supieron como conectar con el público y ponerlo en movimiento pese al intenso calor reinante.


ENSIFERUM


Tras dar el pistoletazo de salida a esta segunda jornada festivalera con una doble ración de bandas nacionales, los escogidos para abrir las actuaciones internacionales fueron Ensiferum. Así que tras la garra que desplegó Carry y después de disfrutar del desenfreno fiestero de Lèpoka, con la propuesta que nos brindó el combo de Helsinki llegaba el momento de combinar folk y épica metalera. Así que con ellos llegaron las faldas, el headbanging y los estribillos hímnicos. Eso sí, todo ello acompañado de un sonido bastante embarullado y poco matizado, por lo menos durante los compases iniciales de “Fatherland”.


Sin embargo, los finlandeses no se dejaron amilanar y respaldados por un público que se dejó notar con fuerza en temas como “Twilight Tavern”, que servían para que el quinteto desplegara su vertiente más juerguista y desenfadada, o “Token Of Time”, consiguieron dejar patente el buen hacer y la profesionalidad de una banda que atesora ya tres décadas de andadura.

Por supuesto que durante su descarga no faltaron las referencias al asfixiante calor, -vimos especialmente acalorado a Petri Lindroos-, ni tampoco alguna alusión al clasicismo metalero, -con guiño a Maiden incluido-, durante los prolegómenos de la épica “Stone Cold”, que se zanjaba con el personal alzando los cuernos al aire. También tendríamos ocasión de disfrutar de las fanfarrias de corte medieval contenidas en “Andromeda”.

Aunque fue Petri Lindroos sobre el que recayó el protagonismo vocal, tanto el teclista Pekka Montin como el guitarrista Markus Toivonen también tuvieron ocasión de aportar su granito de arena en temas como “Wanderer”. Como era previsible fue durante el tramo final de su descarga cuando Ensiferum mostraron su vertiente más cañera, desplegando todo su potencial épico al atacar piezas como “Way Of The Warrior”, y la imprescindible “In My Sword I Trust”, que fue la elegida para cerrar un show que fue de menos a más.


BONFIRE


Los elegidos para representar la vertiente más netamente hard rockera fueron los alemanes Bonfire. La banda que lidera el incombustible guitarrista Hans Ziller pasa por pertenecer a ese elenco de bandas que teniéndolo todo para triunfar en su momento, -la gloriosa década de los ochenta-, nunca llegó a jugar en “primera división. Pese a ello, la banda ha seguido intentándolo ya con algo menos de convicción en los últimos tiempos. Sin embargo, sus seguidores siguen recordando algunos de los grandes himnos que grabaron en sus tres primeras entregas “Don’ t Touch The Light”(86), “Fire Works”(87), y, - estando en cuanto a consideración un escalón por debajo-, “Point Black”(89); una tripleta que recientemente han regrabado con su actual formación que incluye al vocalista griego Dyan Mair, provocando la división de opiniones entre sus fans clásicos. Sin embargo, aunque su repertorio de esta tarde estuvo centrado en esa época, no faltó algún fugaz guiño a lo que ha sido su último esfuerzo “Higher Ground”, que publicaron a principios de este 2025.


Había curiosidad, y muchas ganas, por comprobar que tal sonarían estos Bonfire versión 2025 en directo, y lo primero que sorprendió fue la perfecta simbiosis entre veteranía y el empuje y la savia nueva que aportaron tanto el batería Fabio Alessandrini como el ya mencionado Dyan Mair, quien se destapó como un excelente frontman, animando e interactuando constantemente con el público desde que abrieron fuego con un enérgico “Ready 4 Reaction”, que lamentablemente quedó algo deslucido por un sonido todavía algo embarullado.

Donde el frontman griego no acabó de convencer a los seguidores de la banda fue en su desempeño vocal, ya que su registro difiere bastante del de Claus Lessmann, dando a clásicos como “Never Mind” y “Longing For You”, una dimensión completamente diferente, y eso es algo que muchos de sus seguidores más veteranos no acabaron de aceptar de buen grado. En cualquier caso, la banda se mostró en un buen estado de forma, con las guitarras de Ziller y, su socio desde hace más de una década, Frank Pané sonando frescas, potentes y muy marchosas en temas como el coreadísimo “Sword and Stone”, que servía para que los más fieles levantaran los puños.

Por supuesto que no faltó la magia que desplegaron a lo largo de la power ballad “Longing For You”, ni tampoco un suculento duelo de guitarras bluesy durante la introducción del tema que prestaba título a su ópera prima “Don’t Touch The Light”, que a la postre acabó convirtiéndose en uno de los puntos culminantes de su descarga. Como único representante de “Higher Ground”, apostaron por “I Died Tonight”, un tema que no desentona lo más mínimo con el hard rock que actualmente se está facturando en el Viejo Continente.

Pero, evidentemente, la mayoría de los que estábamos allí lo que queríamos escuchar eran esos himnos que resultan ideales para corear con el puño en alto, y para eso piezas como “S.D.I”, “Sweet Obsession” o la final “Champion”, resultaron una apuesta indudablemente ganadora. En definitiva, buen concierto de unos Bonfire que han puesto al día su sonido, aunque no consiguieron acabar de convencer plenamente a sus seguidores más veteranos.


LA GRIPE Y TÚ

En una jornada en la que el rock más clásico iba a jugar un papel más que destacado no podía faltar el recuerdo a una de las formaciones más emblemáticas y queridas dentro del estilo y del panorama nacional como son Platero y Tú. Y aunque la reunión de la banda no pudo ser, si que tuvimos ocasión de volver a revivir algunos de sus temas clásicos de manos de La Gripe Y Tú, formación en la que nos encontramos a Juantxu Olano y Jesús García, quienes conformaron la sección rítmica de la mítica formación vasca. Además para acabar de completar la formación contaríamos también con Txema y Fran Malanoche, que fue quien “se calzó” las botas Fito Cabrales encargándose de las voces.


Les costó entrar un poco en el show, sin duda condicionados por la reacción de un público que se mostró un tanto estático durante los compases iniciales de su descarga, en parte por un sonido algo falto de potencia y pegada. Sin embargo, resulta casi imposible no acabar sucumbiendo ante las sensaciones y recuerdos que a uno le evocan temas míticos dentro del rock nacional como “¿Como Has Perdido Tú?” o “Voy A Acabar Borracho”, que hacía despertar del letargo a más de uno mientras alzaba su vaso para brindar cada vez que tocaba entonar su pegadizo estribillo.

Aunque tanto Jesús como Juantxu, -que fue quien se encargó de presentar muchos de los temas que sonaron-, son las cabezas visibles de este proyecto, lo cierto es que gran parte de las miradas recayeron sobre Fran, quien se mostró de lo más solvente a la hora de recrear piezas como “Tras La Barra”, “No Hierve Tu Sangre”, o la mítica “Mari Madalenas”, que nos daba argumentos para seguir moviendo los pies mientras las dos coristas que acompañaban a la banda no paraban de bailar y cantar.

Por supuesto que iba a ser casi imposible repasar toda la trayectoria de “Los Platero” en apenas una hora. Sin embargo, aunque se quedaron muchas favoritas en el tintero, todos sabíamos que había himnos que esta tarde no podían dejar de sonar. Así que fueron recibidos con especial entusiasmo los ritmos ska de “Un Abecedario Sin Letras”, la emotiva y evocadora “Al Cantar”, o ya en el tramo final del show esa invitación al desmadre rockero que se marcaron con ese indisimulado guiño a la mítica banda de los hermanos Young en “Hay Poco Rock N’ Roll”: Tampoco faltó la bailona y vacilona “Juliette”, para dejar que el remate definitivo lo pusiera “Si Tú Te Vas”, con banda y público en perfecta sintonía y completamente desmadrados.


THE HELLACOPTERS

Todos sabemos que hay bandas que resultan ideales para ser disfrutadas en distancias cortas, sintiendo el sudor y la entrega de los músicos en la intimidad de un local. Los que llevamos años asistiendo a conciertos sabemos que no es fácil trasladar ese feeling a un gran escenario al aire libre. Sin embargo, hay bandas como The Hellacopters que llevan el rock n´ roll tatuado a fuego en la piel y que siempre, independientemente, de donde toquen, acaban dejando patente su amor, su pasión y su inquebrantable fidelidad a la música que practican.


Con los rayos del sol dando sus últimos coletazos, y con un escenario convenientemente engalanado con la portada de su último redondo: “Overdriver”, el combo sueco que lidera el incombustible y carismático Nicke Andersson aterrizaba sobre el Stage Rock acompañado del ensordecedor sonido de las hélices para rápidamente dejar que sus marchosas guitarras de esencias clásicas y setenteras inundaran el recinto para dar forma al contagioso ritmo que se encargó de conducir temas como “Token Apologies” y “Sometimes I Don´t Know”.

Con su característica gorra bien calada hasta las cejas, -y acompañado por el guitarrista de ‘77, el explosivo LG Valeta-, Mr. Andersson y sus acólitos dieron toda una lección de garra y actitud rockera dando argumentos al público para que no dejara de mover los pies mientras se iban sucediendo temas como “Born Broke”, que sonó en una versión alargada que sirvió para que nos sumergiéramos de lleno en uno de sus característicos desarrollos instrumentales, con un LG absolutamente desatado, o “Toys And Flavors”, con la que nos invitan a viajar hasta aquel ya lejano “High Visibility”.

Me llamó la atención que pese a las grandes dimensiones del escenario la banda tocó muy junta, intentando reproducir esa sensación de cercanía. En cualquier caso, la conexión con los que copaban las primeras filas fue total, y el personal se dejó arrastrar incondicionalmente por el abrumador torrente rockero que la banda desplegó en zarpazos cargados de rabia, amén de darnos la oportunidad de poner nuestras gargantas a prueba a la hora de apoyar estribillos tan redondos y pegadizos como los de “Everything’ s On T.V.”.

Por supuesto que, dejando a un lado la incuestionable flema rockera que desplegaron en temas como “Wrong Face On”, también hubo espacio para el feeling, y es que personalmente “So Sorry, I Could Die”, conducida por un tempo más relajado y con protagonismo de los teclados, fue de las que más me gustaron. Pero no nos engañemos, el “leitmotiv” de su descarga fue el rock n´ roll más marchoso, eléctrico y auténtico, tal y como se encargaron de rubricar en una recta final absolutamente arrolladora, -con la portada del disco “By The Grace Of God” presidiendo el escenario-, que estuvo compuesta por una coreada “I’ m In The Band” y “(Gotta Get Some Action) Now!”.


RUNNING WILD


Estamos realmente mal acostumbrados en el sentido de que las reiteradas visitas de algunas bandas que han sido especialmente relevantes dentro de la escena europea ha acabado propiciando que en muchos casos no prestemos la atención que merecen algunas de sus giras. Por eso cuando Running Wild, -una banda que no se deja caer por aquí habitualmente-, anunciaron que este 2025 volverían a formar parte del cartel del Barcelona Rock Fest muchos de sus fieles incondicionales volvieron a frotarse las manos.


Sin embargo, no nos engañemos, los días de gloria de la banda de corsarios que lidera Rock'n'Rolf Kasparek hace ya tiempo que quedaron atrás, ya que la “piratería metalera” que está haciendo furor entre las nuevas generaciones posee una orientación y una personalidad muy distinta a lo que siempre han defendido los germanos. Sea como fuera, Running Wild volvían a gozar de una posición de privilegio, -con su descarga programada en una de las mejores franjas horarias dentro del Stage Fest-, con la noche ya bien entrada, lo que les permitió utilizar pirotécnica, columnas de humo y unas altísimas lenguas de fuego. Algo que, por supuesto, dio un plus de vistosidad, -junto a las diferentes proyecciones que se fueron sucediendo para acompañar todos y cada uno de los temas que sonaron-, al show.

En cuanto a la concepción del escenario fue muy clásica: con una pared de Marshall’s en la parte trasera, una gran pantalla, y, por supuesto, la presencia de unos músicos que irrumpieron en escena ataviados con sus característicos ropajes de “lobos de mar”. He de admitir que, pese a que el repertorio no acabó de convencerme, un servidor disfrutó al máximo del show del combo germano, y es que aunque un clásico muy querido por aquí como “Conquistadores”, no sonó esta noche, la banda nos brindó una buena ristra de himnos cargados de puro heavy metal. En cualquier caso, lo que no acabó de convencerme fue el ritmo escogido, ya que Running Wild alternaron un tema rápido, -de esos que invita ineludiblemente a mover la cabeza-, con otro corte de tempo más marcado y rítmico, con lo que el show nunca acabó de despegar del todo, especialmente entre los que no eran grandes conocedores de su amplio catálogo. Tampoco ayudó que Rock'n'Rolf Kasparek alargara más de la cuenta algún tema para hacer cantar al público, ni tampoco que se despidieran con un tema tan largo y complejo como “Treussure Island”, que no es ni mucho menos un mal tema, pero que no me parece la mejor opción para cerrar un show por todo lo alto.

Agasajados por un respetable que aguardaba impaciente, y precedidos de una salva a modo de protocolario saludo, la tripulación de un sonriente Mr. Kasparek, -que salió con su habitual pañuelo en la cabeza-, tomaba las tablas para plantarnos en la frente el primero de los clásicos que pudimos disfrutar: “Fistful Of Dynamite”, que llegaba acompañado de la primera aparición de unas altísimas llamaradas que no hicieron más que aumentar la euforia de sus seguidores. Con la imagen de Adrian presidiendo el escenario nos tocaba zambullirnos de lleno en “Shadowmaker”, de manos del pegadizo “Piece Of The Action”.

Por supuesto que los temas más celebrados de su descarga fueron los que la banda facturó durante la época que gozó de mayor popularidad, la década de los ochenta, y ver el entusiasmo con el que fueron recibidos temas como “Bad To The Bone”, con gran parte del personal haciendo headbanging mientras alzaba los puños al aire para canturrear su estribillo, fue la constatación definitiva. No abandonarían el material de lo que fue su cuarta entrega de estudio, el emblemático “Death Or Glory”, ya que la siguiente en sonar fue “Riding The Storm”, que con la pirotecnia emulando los truenos de una violenta tormenta acabó convirtiéndose en uno de los puntos culminantes del show.

Sin embargo, cuando parecía que el show nos encaminaba hacia una catarsis total, un inesperado golpe de timón volvería a centrar nuestro objetivo sobre el material facturado en este siglo XXI, dando cancha a un “Locomotive”, que con su tempo más marcado y menos ágil rebajó ligeramente la euforia de unas primeras filas que hasta ese momento se lo estaban pasando en grande. Sinceramente, no creo que fuera una buena decisión que acto seguido llegará el solo de batería de Michael Wolpers, y es que, aunque no fue muy largo, acabó contribuyendo a que muchos perdieran el buen feeling con el que había arrancado el show.

Tras pasar primero por el mar y posteriormente viajar a través de los raíles ferroviarios, llegaba el momento de trasladar la acción hasta el continente americano para intentar levantar la moral de la tropa con “Little Big Horn”. Las columnas de fuego volverían a alzarse para acompañar una de las piezas que en este 2025 conmemora su cuadragésimo aniversario, la que daba título a su segundo largo: “Branded And Exiled”, que en una versión alargada, -tal vez demasiado-, dio oportunidad al público de entonar su hímnico estribillo dirigido por la batuta de un Kasparek que incluso dejó su guitarra a un lado para pasearse por todo el escenario mientras pasaba revista a sus incondicionales.

El ritmo rotundo, potente, machacón, -con ese inconfundible aroma a cabalgada netamente heavy metalera-, serviría para que “Lead Or Gold” acabara flanqueándonos el paso hacia una recta final que tomó forma con “Soulless”, para la que Peter Jordan tomó el centro del escenario para anticiparnos su rotundo y despiadado riff. Mientras que el punto y seguido al show lo puso una celebrada “Under Jolly Roger”, con nuevamente la amenazante estampa de Adrian dominando la gran pantalla trasera mientras las salvas y los petardos resonaban estruendosamente.

Con el personal coreando intensamente el nombre de la banda, los músicos volvían a tomar posiciones, con Kasparek luciendo ahora su uniforme de gala para guiar la nave germana a través de la sinuosa travesía que nos condujo hasta nuestro destino final: “Treassure Island”. Lo dicho, buen show en líneas generales de unos Running Wild, que si hubieran cambiado algún tema para dar un poco más de ritmo al show podrían haber salido por la puerta grande en esta edición del Barcelona Rock Fest.


LYNYRD SKYNYRD


No todos los días se tiene la posibilidad de disfrutar del directo de una banda mítica, que se creó hace más sesenta años, y que pasa por ser uno de los nombres de referencia tanto del southern rock, como de la propia cultura musical americana. Indiscutibles leyendas vivas, Lynyrd Skynyrd pertenecen a ese selecto y reducido elenco de bandas que todo el mundo ha escuchado, a veces sin ni tan siquiera saberlo. Por supuesto que mucho ha cambiado la banda desde aquellos primeros tiempos. Sin embargo, al frente nos encontramos al mítico Rickey Medlocke y al vocalista Johnny Van Zant.


Antes de empezar a comentar lo que fue el show del combo de Florida, me gustaría dejar claro que pese a conocer algunos de sus grandes hits, un servidor nunca ha sido un gran fan. Sin embargo, tuve ocasión de verles hace más de 25 años en un extraño cartel en el que el encargado de “telonearles” fue el mismísimo Bruce Dickinson. Ya en aquella ocasión me parecieron una gran banda. Pero lo que pudimos ver esta noche en el Parc de Can Zam fue un SHOW, -así en mayúsculas-, que está al alcance de muy pocos grupos independientemente de cuál sea el estilo que practiquen.

Lo primero que me gustaría destacar fue su cuidada puesta en escena. No es que fuera especialmente pretenciosa, pero se notaba que cada detalle estaba preparado y medido al milímetro para dar un plus a cada uno de los temas que sonaron. También me gustaría recalcar que creo que a muchos, por desconocimiento de su historia, se nos escapó más de un detalle. No obstante, no faltaron los guiños a la cultura americana más tradicional, ni tampoco los homenajes en forma de imágenes a algunos de los miembros fallecidos de la banda.

También me gustaría destacar que Lynyrd Skynyrd fueron probablemente la banda que sonó más potente, en cuanto a volumen se refiere, de todo el festival, aunque en todo momento sonaron nítidos y muy elegantes. Y es que la banda sabe bien como venderse, ya que durante la introducción que les precedió pudimos ver una sucesión de diferentes imágenes recopiladas a modo de viaje en el tiempo mientras una alocución nos narraba la historia de la banda antes de anunciarnos que íbamos a presenciar la descarga de una leyenda de la música que pertenece desde 2006 al exclusivo y selecto “Rock N’ Roll Hall Of Fame”.

Con el clásico logo de la banda presidiendo el escenario, y con Johny Van Zant empuñando un pie de micro en el que había anudada una bandera americana, el show arrancaba desplegando los aromas más netamente sureños del marchoso “What’s Your Name”. No tardaría en apoderarse del centro del escenario Rickey Medlocke para marcarse el primer gran solo de la noche. Sin embargo, las tareas guitarreras estuvieron de lo más repartidas, ya que tanto Mark Matejka como Damon Johnson tuvieron ocasión de doblar sus guitarras durante el inicio de “Workin’ For MCA”, que arrancaba presidido por una estampa clásica de la banda junto a la leyenda “Their Legacy Lives On”.

Muchos fueron los temas y las melodías que sirvieron como combustible para que los más animados movieran los pies, y es que las notas del piano y las voces de las coristas, que se sumaron a las de Medlocke y Van Zant, servirían para dar un toque de lo más especial a “You Got That Right”, para posteriormente dejar que Jhonson y su “slide” se encargaran de rematar el corte. Tras bendecirnos a todos, y preguntarnos cuantos fans de verdad había entre los presentes, tocaba ponerse serios y cantar durante “That Smell”. Sin concedernos un momento de tregua, un poderoso redoble y las palmas del respetable se encargarían de flanquearnos el paso hacia otro de esos estribillos que todo el mundo conoce “Saturday Night Special”, ya que el tema en cuestión ha sido versionado, entre otros, por bandas de heavy metal y hard rock como: Armored Saint, Tesla o Great White.

Por supuesto que tratándose de una banda con tanto apego a sus tierra y de firmes convicciones, no podían faltar melodías tan típicamente americanas como las que marcaron la movida “Down South Jukin’”, ni tampoco las imágenes de los pantanos y los caimanes cuando llegó el momento de abordar esa mezcla rock, blues y country que lleva por título “Swamp Music”, con las coristas nuevamente dejándose notar con fuerza a la hora de encarar los estribillos. Mientras que una de las elegidas para reivindicar su faceta más potente y netamente rockera fue “Gimme Back My Bullets”.

Evidentemente tampoco quisieron dejarse en el tintero algunas composiciones cargadas de magia, emotividad y feeling, siendo una de las que mejor acogida obtuvo “Tuesday’s Gone”, que sirvió como sentido homenaje para el que fue uno de los fundadores de la banda: Gary Rossington. No tardaría en llegar otro de los momentos culminantes de la noche con un emocionante “Simple Man”, que fue otro de los más grabados y coreados, dejándonos la estampa de la tripleta de guitarristas copando nuevamente el centro del escenario.

Tocaba recuperar la garra, el punch y la fuerza rockera, y para ello que mejor que calentar el ambiente dando palmas antes de adentrarnos otra vez en la “America Profunda” de manos de “Gimme Three Steps”. Los que todavía, a esas horas de la noche, tenían fuerzas para bailar tuvieron ocasión de mostrar sus mejores pasos siguiendo las notas del piano que comandaron “Call Me The Breeze”.

Todos sabíamos que para el final la banda se reservaría sus clásicos más laureados e imprescindibles. Así que el escenario se engalanó con la bandera sureña durante una versión extendida de “Sweet Home Alabama”. Mientras que la guinda a la fantástica descarga de los de Jacksonville, tras unos minutos en los que el público estuvo demandando su vuelta con insistencia, corrió por cuenta de la inmortal “Free Bird”, que llegó acompañada de imágenes del añorado Ronnie Van Zant.