miércoles, 25 de abril de 2018

HAVOK+DARKEST HOUR+CEPHALIC CARNAGE+HARLOTT-BOVEDA-BCN-15-ABR-2018


Han pasado casi seis años desde que Havok hicieran su primera aparición en los escenarios barceloneses. En aquella ocasión la extinta sala K.G.B. apenas acogió  a  medio centenar de seguidores en plena eclosión del revival del thrash metal “old school”. Desde entonces la formación que capitanea el incombustible David Sánchez se ha consolidado como uno de los nuevos valores de la escena thrasher consiguiendo sumar nuevos adeptos a su causa en cada una de sus visitas.

El enclave escogido para este nuevo asalto del cuarteto de Denver fue la Sala Bóveda, y como compañeros de viaje contarían con el concurso de otros viejos conocidos de la audiencia barcelonesa: Harlott y Darkest Hour. Mientras que los encargados de poner la nota extrema a la velada, con su desquiciante y personal forma de entender el grindcore, fueron  sus vecinos de Colorado, Cephalic Carnage.
 
Para dar el pistoletazo de salida a la velada, con una buena ración de clasicismo thrashero, contaríamos con la presencia de Harlott, quienes ya nos visitaron hace algún tiempo abriendo aquel peculiar concierto en el que midieron fuerzas Annihilator y Leprous. Los australianos aprovecharon su escueto tiempo sobre las tablas para repasar algunas de las composiciones que forman parte de su tercer largo “Extinction”.

Poco ha variado la propuesta del cuarteto de Melbourne desde que debutaran en 2011 con “Virus”, ya que sus composiciones siguen girando en torno a la rapidez y crudeza  del sonido “old school”, tomando influencias de bandas clásicas como Slayer, Anthrax o Death Angel. Así que teniendo en cuenta su filiación Andrew Hudson y sus muchachos no tuvieron dificultades para  captar la atención de un público que se mostró de lo más animado y receptivo a la hora de agitar la cabeza siguiendo las andanadas iniciales de “First World Solutions”.

Pese a que se mostraron seguros y efectivos en escena, lo cierto es que los músicos pecaron de ser un tanto fríos, limitándose a descargar sus composiciones sin apenas interactuar con unas primeras filas que fueron perdiendo interés  a medida que avanzaba el show y se iban sucediendo temas como “None” o “Means To An End”. Algo más de fortuna tuvo “Export Life”, que  conseguía elevar la moral de la tropa dejándonos la sensación de que esta noche no fue la de los australianos.


Debo admitir que me sorprendió la inclusión en el cartel de unos ilustres veteranos como son Cephalic Carnage. En primer lugar porque la formación americana era la más extrema y radical del cartel de esta noche. Pero, además, por que las huestes del impredecible Leonard “Lenzig” Leal no traían un nuevo trabajo que presentar. Seguramente, el nexo de unión entre ellos y los protagonistas de la velada era el bajista Nick Schendzielos, que milita en ambas formaciones.

A diferencia de lo que sucediera durante la descarga de Harlott el quinteto de Edgewater salió dispuesto a comerse el escenario, dando constantes consignas para que el personal no parara de hacer pogos y circle-pits. Como un auténtico rodillo, Cephalic Carnage no nos dieron ni un segundo de tregua, haciéndonos claudicar ante la destructiva tenacidad metalera que exhibieron en trallazos rabiosos y humeantes como “Endless Cycle Of Violence” y “P.G.A.D.”.

Pero que nadie piense que Cephalic Carnage son simplemente una banda de cafres dispuestos a destrozar sus instrumentos, ya que el quinteto  exhibió una gran destreza técnica a la hora de introducir pinceladas de otros estilos en temas como el sugerente “Kill For Weed”, que nos hacía cambiar el paso para adentrarnos en tesituras más densas y opresivas.

Otro detalle a destacar fue el buen rollo y el excelente sentido del humor de su frontman, ofreciéndonos ocurrentes comentarios y diferentes brindis entre tema y tema. En cuanto al repertorio estuvo muy centrado en el material de sus primeras entregas, haciendo especial hincapié en las composiciones de su trabajo de 2002 “Lucid Interval”, por lo que no se dejaron en el tintero piezas como la que presta nombre al disco, y el delirante y disparatado “Black Metal Sabbath”, que interpretaron ataviados con diferentes mascaras, -una de ellas de caballo-, y luciendo la parafernalia  propia del estilo.

 Además, los americanos también nos presentaron el cachondo “The Hottest Day Of The Coldest Night”, que según nos anunció Lenzig formara parte de su próxima entrega discográfica. Tampoco dejaron de lado  los fraseos más subversivos y apocalípticos de “Hybrid”. En definitiva que Cephalic Carnage cumplieron con creces con su cometido de calentar al personal, consiguiendo que su diferencia estilística con el resto de bandas se acabara convirtiendo en su mejor arma.


 El siguiente asalto de la noche correría  por cuenta de Darkest Hour. Resulta curioso que la banda que capitanean el vocalista John Henry y el guitarrista Mike Schleibaum no parece encontrar su parcela ni entre los seguidores del metal-core, ni entre los aficionados del death metal melódico. Pues bien, esta noche el combo de Washington planteó un show de marcado perfil death metalero, tanto por los temas que conformaron su repertorio, como por la actitud que exhibieron en escena.
 
Eso sí, los momentos previos al arranque de su descarga fueron de lo más desconcertantes,  con una  larga y extraña introducción que sirvió como preámbulo para “Knife In The Safe Room”; que provocaba que las primeras filas se pusieran en movimiento.  Tras haber conseguido formar los primeros circle pits de su descarga era un buen momento para adentrarnos en “Convalescence”, que fundía a la perfección amenazantes riffs con ambientaciones más melódicas y envolventes.

Siguiendo el recorrido por su prolífica carrera la siguiente escala estuvo reservada para “An Epitaph”, que nos hacía viajar hacía aquel lejano “So Sedated, So Secure”, dejándonos a la tripleta de cuerda tomando el centro del escenario mientras Henry se encargaba de animar al personal. Y es que la conexión entre la banda y sus seguidores fue aplastante, de modo que el desmadre no se detuvo durante “Violent By Nature” y la novedosa “Those Who Survived”, que provocaba que todos levantáramos los puños al aire.

No abandonaron el material de “Godless Phropets & The Migrant Flora”, pero si nos propusieron un rotundo cambio de tercio hacia tesituras más melódicas durante la melancólica “Enter Oblivion”, que fue creciendo en intensidad hasta convertirse en uno de los momentos culminantes del show. A estas alturas de la velada los americanos habían conseguido meterse al público en el bolsillo, pero lo mejor aún estaba por llegar, ya que los aledaños del escenario se convirtieron en una batalla campal cuando la banda se abalanzó de lleno sobre el clásico de Dead Kennedys “Nazi Punks Fuck Off”.

Como comentaba al principio si algo ha marcado la trayectoria de Darkest Hour es la constante búsqueda de nuevos horizontes, buscando siempre innovar y no repetirse. Por ello, para poner el punto y final a su presentación el quinteto optó por dos composiciones que plasman su evolución. La rabia, la potencia y la velocidad marcaron “With A Thousand Words To Say But One”, para  dejar que el último ataque estuviera reservado para el demoledor “The Sadits Nation”.


 Un servidor ha tenido oportunidad de ver a David Sánchez y sus secuaces en repetidas ocasiones a lo largo de los últimos años.  Y la sensación siempre ha sido la misma: Havok son una bomba de relojería en directo. Tal vez  los más críticos podrán alegar en su contra que sus conciertos son demasiado cortos. Pero el cuarteto de Denver siempre se deja la piel sobre las tablas, derrochando entrega, actitud, letras críticas y combativas, amén de dejarnos los envenados dardos que lanza en sus discursos  su carismático frontman.

Hace escasamente un año que los americanos estuvieron por aquí presentando su última referencia discográfica “Conformicide”, pero en esta ocasión, con los temas más rodados, me dio la sensación de que la conexión con sus seguidores fue aún más intensa. Con el recinto completamente a oscura y mientras a través del equipo de la sala sonaba el clásico de Queen “Bohemian Rhapsody”, los thrashers de Colorado irrumpían en escena, dejando que el bajo luminoso  de Nick Schendzielos fuera el encargado de dar el pistoletazo de salida al voraz “Hag´Em High”.

Desafortunadamente, las guitarras no acabaron de sonar  todo lo potentes que nos hubiera gustado durante los primeros compases del show, algo que acabó restando algo de pegada al tema de apertura. Pero lejos de amilanarse ante un arranque un tanto irregular, el cuarteto supo crecerse ante las adversidades, mostrando sus mejores armas al atacar el premonitorio “Prepare For Attack”, que provocaba que la audiencia enfervorizada levantara los puños al aire mientras hacia suyo el estribillo sin dejar de agitar frenéticamente la cabeza.

Tras semejante vendaval  sonoro llegaba el momento de recuperar mínimamente el aliento con las acústicas grabadas que dejaron paso al funkero arranque de “F.P.C.”. No tardaron mucho en retomar  la ortodoxia más netamente thrashera, ya que la siguiente en sonar  fue “Out Of My Way”, que con sus apocalípticos redobles y sus mosheantes riffs seguía caldeando el ambiente en una sala en la que el calor era ya insoportable.

Agasajado por la entrega y actitud de unos seguidores que parecían estar poseídos David Sánchez esbozó una amplia sonrisa antes de agradecernos nuestra presencia durante los parlamentos que sirvieron como presentación para  “Covering Fire”; que se saldaba con Reece Scruggs ocupando el centro del escenario para ofrecernos su trepidante desarrollo final. Con el respetable coreando efusivamente el nombre de la banda era un buen momento para regresar sobre su material más reciente, dando buena cuenta de “Masterplan”, un tema que deja claro, con sus  melódicos desarrollos,  que los americanos son algo más que cuatro feroces thrashers dispuestos a volarte la cabeza.

 Tras recabar una nueva ovación David se encargó de presentarnos a sus compañeros antes de proponernos uno de los temas que se ha convertido en imprescindible en sus descargas  “Point Of No Return”. Algo menos humeante, y con tintes más técnicos y virtuosos, sonó “Ingsoc”, que nos dejaba la estampa de David y Reece doblando sus melodías en un delirante increscendo final.

Si la locura en la pista se prolongó durante todo el tiempo que la banda estuvo sobre las tablas, fue durante el tramo final del show cuando el cuarteto pareció enloquecer, ya que durante “From The Cradle To The Grave”, David aprovechó para subirse a  la barra del local mientras Nick Schendzielos  acababa revolcándose por el suelo sin dejar de aporrear las cuerdas de su bajo. Acto seguido las luces volverían a apagarse para dejar que la sintonía del noticiero de las cinco nos adentrara en “Intention To Deceive”, que era la elegida para poner el punto y seguido a la velada. No tardaron mucho en volver a aparecer en escena para empuñar sus instrumentos y ofrecernos la que, a la postre, sería la última muestra de voracidad thrashera de esta noche, una coreadísima “D.O.A”, que provocaba que la sala se viniera abajo mientras que algunos surfers  trataban de navegar hacia el escenario.


No defraudaron. Havok son garantía de éxito en directo y continúan igual, rompiendo cervicales a su paso. Tal vez su propuesta no sea especialmente novedosa, pero lo que nadie puede discutirles a David Sánchez y sus muchachos es que en directo es altamente efectiva. Por cierto, que antes de abandonar el escenario el frontman anunció que la banda regresara el próximo año para presentar su nuevo trabajo. Esperemos que así sea.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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