sábado, 7 de febrero de 2015

OBITUARY+M-PIRE OF EVIL+DUST BOLT+ROTTING REPUGNANCY-SALAMANDRA-BCN-27-ENE-2015




Durante el tramo final de la década de los ochenta e inicios de los noventa  los estudios Morrisound Recording de Tampa, en Florida, se convirtieron en una especie de oscuro santuario,  y el productor Scott Burns en el “gurú” para una nueva generación de hambrientos  músicos que practicaban un metal  oscuro, impactante y aterrador,  que acabó denominándose death metal. Sin duda uno de los máximos referentes de este sonido  fueron Obituary, quienes junto a bandas como Suffocation, Deicide o Cannibal Corpse acabaron dando forma a una escena que ha perdurado  hasta la actualidad. Formados hace ya tres décadas la banda de los hermanos Tardy (John vocalista y Donald batería), tiene el mérito de haber compuesto uno de los discos más vendidos del género, aquel desolador e icónico “The End Complete” (1992), considerado a día de hoy como todo un referente  para los seguidores  del death metal. Desafortunadamente, la banda no pudo mantener su nivel de popularidad y tras la edición de “World Demise” (1994) y “Back From The Dead” (1997), sus miembros decidieron separar sus caminos para concentrarse en otros proyectos.  El retorno a la vida de la mítica formación se produciría en 2003 y desde entonces la banda ha ido dejando obras como “Frozen In Time” (2005), “Xecutioner´s Return” (2007), “Darkest Day” (2009) o su más reciente entrega “Inked In Blood” (2014), del que pudimos degustar una pequeña muestra en su descarga estival dentro del marco del Resurrection Fest.

De cara a  este nuevo periplo europeo  la formación americana nos proponía una única escala en territorio nacional, siendo la afortunada la Ciudad Condal. Además como compañeros de viaje los “deathers” de Florida  contarían con la presencia de M-Pire Of Evil, la nueva aventura de Mantas y Demolition Man, quienes nos ofrecerían sus nuevas composiciones junto a una buena colección de clásicos de Venom. Los alemanes Dust Bolt serían los encargados de pisar el acelerador al máximo y hacernos agitar la cabeza al son de su thrash “old School”. Mientras que los elegidos para dar el pistoletazo de salida a la velada serían los británicos Rotting Repugnancy.

Muy pocas  referencias tenia de los encargados de abrir la velada en esta gélida noche de Martes. Tampoco puede decirse que el ambiente fuera especialmente acogedor a la hora marcada para el arranque  de las actuaciones, pero lo cierto es que Rotting Repugnancy salieron dispuestos a aprovechar al máximo su tiempo, desgranando casi de forma íntegra el material contenido en su reciente  debut “Path Of The Diminished”, dejando unas buenas sensaciones al abordar cortes como “The Crown Of Hatred”,  o ese descomunal “…And Angels Fell”, con los  que daban buena cuenta de ese death metal oscuro, tétrico y cadencioso que defendieron ante una sala prácticamente vacía.

Pese a que sus composiciones no destacaron  precisamente por  su virtuosismo, la verdad es que el cuarteto sonó verdaderamente compacto, especialmente llamativa me pareció la actuación de su “fontman”  Iain Muir, quien se mostró como una fiera imparable sobre el escenario,  ofreciéndonos   un registro profundo y  sobrecogedor para dar  ese inconfundible toque demoniaco a piezas como “Shadows Fall”.

Aunque la mayoría de sus composiciones tenían esa orientación oscura y blasfema también tuvieron tiempo de ofrecernos algún pasaje más  acelerado durante las rotundas acometidas de “Domination Of Darkness”.

Contrariamente a lo que suele ser habitual, el combo  británico gozó de un sonido bastante bueno, lo que permitió  que piezas como “See The Blashphemy”, constituyeran la mejor carta de presentación para su flamante debut.

La encargada de echar el cierre a su actuación sería, precisamente, la única pieza que rescataron de su Ep de hace un par de años “Divine Heresy”, adentrándonos en las oscuras ambientaciones de “And The Day Shall Down With fire”. En resumen, un sonido rotundo, una buena puesta en escena y unas composiciones básicas y de corte clásico  fueron las principales bazas que nos ofrecieron Rotting Repugnancy.

Los siguientes en tomar el escenario de un Salamandra que ya presentaba un mejor aspecto fueron los germanos Dust Bolt. Viejos conocidos de la audiencia catalana, los thrashers bávaros ya estuvieron por nuestros escenarios hace un par de años acompañando a Heathen y Generation Kill. Hace tan sólo  unos meses publicaban su segundo disco “Awake The Riot”, una arrolladora colección de canciones que les sitúa  a la cabeza de las nuevas bandas germanas  que practican thrash metal “old school”. Para todos los que ya tuvimos la ocasión de verles presentando su opera prima “Violent Demolition”, no fue ninguna sorpresa la entrega y el desparpajo que exhibieron sobre la tablas, consiguiendo con temas como “Soul Erazor”, contagiar su vitalidad a una audiencia que parecía despertar del letargo y apuntarse a la fiesta a la hora de montar  esos vistosos “circle-pits”.

Fieles a la filosofía “thrasher” los germanos no dejaron en ningún momento de moverse sobre  el escenario, agitando constantemente sus cabezas, especialmente su bajista Bene Munzel y su carismático guitarrista y vocalista Lenny Breuss. Algo más centrado y comedido se mostró su compañero a las seis cuerdas Flo Dehn, quien fue el encargado de dar la réplica a esos endemoniados riffs con sus notables aportaciones  solista en temas como “Violent Abolition”  o la más novedosa y cortante  “Beneath The Earth”.

Viendo la entrega y la actitud del combo germano resultaba obvio que todos los asistentes se iban a dejar arrastrar por la potencia e intensidad que emanaba del escenario. De modo que el momento de los “circle-pits” llegaría con esa invitación al descontrol que fue la desquiciante “Living A Lie”. El único momento en el que el cuarteto pareció relajarse mínimamente y levantar ligeramente el pie del acelerador para darnos un breve respiro sería durante los pasajes intermedios de la primeriza “Children Of Violence”, que era la elegida para mostrarnos su faceta más melódica y heavy metalera, ofreciéndonos un final de corte clásico con Lenny y Flo doblando sus armonías de guitarra.

A tenor de la respuesta que obtuvieron Dust Bolt, creo que todos los que presenciamos su descarga  quedamos plenamente satisfechos, así que  para rematar la faena de forma definitiva que mejor que una nueva doble ración de poderío thrashero en estado puro, amparándose para ello en la velocidad incendiaria  de “Toxic Attack” y en la devastadora  agresividad contenida en esa alocada carrera por el mástil que resulto ser  “Agent Thrash”, con la que ponían a todos los presentes a hacer “headbanging”,  demostrando que el heavy metal no está muerto,  y que mientras haya bandas como ellos la esperanza no está totalmente perdida.

A nadie se le escapa la estrecha relación que existe entre M-Pire Of Evil y los maestros de lo oculto Venom, ya que en la alineación del trío británico nos encontramos con la presencia del mítico guitarrista Jeffery Dunn, más conocido entre los iniciados como Mantas, y con el  vocalista y bajista Tony “Demolition Man” Dolan, que fue el encargado de sustituir a Cronos entre 1989 y 1992, dejando su sello en discos como “Prime Evil”(1989), “Temple Of Ice”(1991) o  “The Waste Land” (1992).


Teniendo en cuenta estos antecedentes parecía lógico que la propuesta de M-Pire Of Evil seguiría las líneas maestras del sonido clásico de Venom, pero para sorpresa de todos los presentes lo que nos ofrecieron fue una especie de grandes éxitos de la legendaria formación junto a alguna pequeña muestra de sus composiciones más recientes. Con mucha fuerza y un sonido sucio, oscuro  y rasgado M-Pire Of Evil debutaban en los escenarios españoles con el puñetazo thrashero que representó “Demone”, poniendo de manifiesto que en ellos siguen intactos todos los “ticks” que siempre han caracterizado las composiciones escritas por  Mantas. Y es que aunque Dolan  fue el encargado de ejercer de “frontman”, lo cierto es que  fue el guitarrista quien se llevó la mayoría de las miradas. Como “perros viejos” del negocio, los británicos  no tardaron mucho en recurrir al  legado de su ex banda y rápidamente empezaron a desgranar temas como “Die Hard”, con el que convertirían la pista  en un auténtico infierno, o  “Don´t Burn The Witch”, de aquel legendario “Black Metal” de 1982, que sonó realmente impactante.

Entre medio de semejante colección de clásicos no podía faltar algún pequeño guiño a su propio material, del que nos dejarían piezas como “Hellspawn”, que si bien no gozó del mismo seguimiento y aceptación que las anteriores, sí que les permitió mantener el nivel de  intensidad del show. De la  etapa en la que el vocalista de Newcastle estuvo al frente de Venom desgranarían  piezas como “Blackened Are The Priest”, con Mantas paseándose por el escenario alentando a la audiencia, o la  inquietante “Carnivorous”, que nos dejaría la imagen de un Dolan  impasible,  con la pierna derecha apoyada sobre el monitor mientras imprimía a su bajo ese ritmo endemoniado deudor del sonido de Motörhead.

Para la  vuelta sobre el material contenido en su debut escogerían  la composición que le prestaba el título “Hell To The Holy”, cambiando  radicalmente de registro para adentrarnos en tesituras más rotundas y machaconas. Pero sin duda uno de los momentos álgidos de su actuación llegaría cuando Mantas anunció “Welcome To Hell”, con el que la sala se vino literalmente abajo y que todos coreamos  con auténtica devoción demoniaca. Con la gente cada vez más animada llegaba el momento de “Black Legions”, con el bajo de Dolan llevando nuevamente  las riendas, para posteriormente sumergirnos en los ritmos más acelerados e incisivos   del noventero “Black Legions”.

La recta final de la actuación de M-pire Of Evil  volvería a estar marcada por una sucesión de piezas indispensables para todos los amantes del metal más oscuro y seminal, ofreciéndonos un tortuoso recorrido que haría escala en piezas como el legendario “Black Metal”, toda una declaración de intenciones que volvió a ser coreado intensamente por toda la sala, la trepidante y caótica  “Witching Hour”,  “In League With Satan”, o la elegida para dar carpetazo a su descarga “Countess Bathory”. En resumen, buena descarga en líneas generales  de M-Pire Of Evil, pero aunque  no seré yo quien cuestione  la legitimidad de Mantas de recurrir al material de su ex banda, personalmente me pareció excesivo el protagonismo que tuvieron los temas de Venom en su repertorio, y más cuando actualmente Cronos sigue girando y defendiendo el nombre del mítico trió.

Hay formaciones por las que parece que no pasan los años. Aunque viéndolo con perspectiva resultan obvias las diferencias entre aquel primitivo “Slowly We Rot” y su más reciente obra  “Inked In Blood”, lo cierto es que Obituary  han sido capaces  de mantenerse siempre fieles  a su estilo y conseguir con cada uno de sus trabajos aportar nuevos matices y ambientaciones, algo que les ha reportado el respeto y la admiración tanto de sus viejos seguidores como de una nueva generación de fans  que les han descubierto  a raíz de su regreso en 2003.

Ante una sala prácticamente llena y con un escenario presidido por  un imponente  telón  que reproducía la impactante  ilustración que Andreas Marschall creó para su última entrega, el quinteto de Florida  tomaba posiciones para romper el hielo con el aniquilador ritmo thrashero de “Centuries Of Lies”, que les servía como carta de presentación para introducirnos  de lleno en el material de “Inked In Blood”. Sin apenas concedernos un segundo de tregua y empalmando el ultimo acorde del tema de apertura con “Visions In My Head”, la formación ponía de manifiesto que no ha perdido ni un ápice de su garra en directo, mostrándose como una maquina implacable  de escupir  riffs cortantes y amenazantes, mientras que  la desgarrada  voz de John Tardy nos arrastraba sin contemplaciones hacia los recovecos más oscuros de nuestra mente.

Si hay algo que ha caracterizado la carrera  de Obituary es su predilección por esos ritmos oscuros, tétricos y pesadumbrosos,  de modo  que la primera muestra de ese sonido clásico y tortuoso llegaría con “Infected”, primer recuerdo que tuvieron a su segundo trabajo “Cause Of Death”,  fundiendo a la perfección esas vertiginosas aceleraciones de la base rítmica que forman Terry Butler y Donald Tardy, y   la  poderosa cadencia de los riffs de Trevor Peres y Kenny Andrews. Tras abrir el tarro de las esencias del material clásico de  la banda llegaba el momento de centrar nuestro objetivo en las composiciones  de su debut “Slowly We Rot”, del  que el quinteto nos ofreció una suculenta ración compuesta por trallazos del calibre de “Intoxicated”, “Bloodsoaked”, “Immortal Visions” o ese corrosivo y delirante  “´Till Death”, consiguiendo  desatar la euforia de un auditorio completamente  enloquecido.

Pese a que la banda se mostró en un gran estado de forma, sí que me pareció que su actitud en escena fue un tanto fría y distante, ya que en ningún momento me dio la impresión de que John Tardy  intentara  conectar con sus seguidores, sino que simplemente se limitó  a descargar los temas sin apenas entretenerse a la hora de las presentaciones. Pero dejando a un lado estas apreciaciones, lo cierto es que temas como el incisivo  “Don´t Care”, única pieza que rescataron de su brillantísimo  “World Demise”, consiguieron poner en movimiento a la audiencia. La vuelta sobre su material más novedoso  estaría protagonizada por  otra muestra de su afición por la velocidad y los temas rápidos y directos, “Violence”, para rápidamente mandarnos de regreso a la primera época de la banda con la angustiosa  densidad contenida en  “Stinkupuss”, que nos dejaría la imagen de un escenario brumoso  bañado en tonos rojizos y verdosos.


De su trabajo más laureado  “The End Complete”, no podían faltar piezas como el aplastante “Back To One”, conducido por la trepidante pegada de un Donald Tardy por el que parece que no pasan los años, y la fantasmagórica “Dead Silence”, todo un compendio de los elementos que debe reunir  una buena pieza de death metal “old School”,  y  que fue la elegida para su primera visita a los camerinos después de tan sólo 55 minutos de show. Tras un breve impás  el quinteto volvía a recuperar sus posiciones sobre el escenario   para dar inicio a los bises con una nueva muestra de su último trabajo “Back On Top”, desplegando su faceta más melódica, con las guitarras Peres y Andrews mostrándose  en todo su esplendor. Para los que todavía no habían tenido suficiente, nuevamente tendríamos ocasión de adentrarnos en la rotunda oscuridad de “I´m In Pain”, que contó incluso con la subida al escenario de un par de espontáneos que fueron rápidamente desalojados por el personal de seguridad de la banda. La penúltima bala en la recamara de los americanos estaría reservada para  otra de sus nuevas composiciones “Inked In Blood”, mientras que la elegida para   poner el broche definitivo a su descarga seria la primeriza “Slowly We Rot”, con la que conseguirían desatar la euforia de sus fans más veteranos.

Lo comentaba anteriormente, musicalmente hablando no se puede poner ninguna clase de pegas a una banda que demostró, una vez más, el estatus y la posición que ostenta dentro de la escena death. Pero debo admitir que su show se me hizo excesivamente corto, e  incomprensiblemente la banda se dejó en el baúl de los recuerdos todo el material que ha publicado desde su regreso, centrándose únicamente en sus clásicos y en el material de su último trabajo. Además,  creo un poco más de cercanía y comunicación con sus seguidores habrían convertido una buena actuación en un gran concierto.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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