lunes, 31 de octubre de 2016

PAUL GILBERT-BIKINI-BCN-24-OCT-2016



Desde su más tierna infancia Paul Gilbert se sintió atraído por el mágico sonido de las guitarras. Durante su longeva y exitosa  carrera  el guitarrista de Illinois ha puesto su talento al servicio de bandas míticas como Racer X o Mr. Big, amen de participar en múltiples proyectos y desarrollar  una prolífica trayectoria  en solitario que le ha servido para consagrarse como uno de los “hachas” más versátiles dentro del universo de los “guitar-heros”. A una hora temprana, a las 20 horas, y sin el concurso de teloneros que se encargaran de calentar el ambiente, una sala Bikini bastante concurrida aguardaba impaciente la llegada del indiscutible protagonista de la velada.

Desmarcándose de las excentricidades propias de otros maestros de las seis cuerdas, Paul Gilbert apareció en escena sonriente, vestido de forma informal, -pantalón y camiseta negra-; y escoltado por el  bajista Kevin Chown y el batería Thomas Lang, que formarían una sección rítmica que se convertiría en parte fundamental  del show. Recibido de forma entusiasta, el guitarrista nos deleitaría para abrir su recital con un extenso medley instrumental, -de más de cuarenta minutos de duración-, en el que a base de retazos de temas antiguos consiguió que la audiencia quedara embelesada observando su amplia gama de recursos técnicos y su facilidad para moverse con soltura por estilos tan dispares como el funk, el hard rock, el heavy metal, el blues, el jazz e incluso algún fugaz destello  de corte clásico. Así que no faltarían durante esta extensa primera toma de contacto  pequeños guiños a su primeriza etapa con los metaleros  Racer X, el recuerdo a algunos de los  hits de Mr. Big, -dando buena cuenta del taladro con broca de púas en el pasaje dedicado a “Daddy, Brother, Lover, Little Boy”-, y un somero repaso a través de algunos de los mejores momentos de su discografía en solitario.

A diferencia de lo que sucediera en algunas de sus visitas previas, en esta ocasión, Gilbert prescindió de sus característicos auriculares. Lo que no cambió fue la simpatía y cercanía que transmitió sobre las tablas, lo que sin duda fue clave para crear ese ambiente de comunión con sus seguidores. Y es que el guitarrista se comportó como ese profesor enrollado que no para de ofrecer detalles y trucos a sus alumnos, pero no para vacilarles sino para motivarles a base de mostrar    cual es la recompensa al  tesón y al trabajo duro.  Tras dejarnos recuperar el aliento, después de semejante atracón de virtuosismo y dinamismo instrumental, Gilbert nos daba la bienvenida  y nos anunciaba que esta noche también habría tiempo para escuchar algunas de las composiciones de su nuevo trabajo “I Can Destroy” . De modo que la primera en sonar sería “One Woman Too  Many”, con Gilbert haciéndose cargo de las voces para proponernos un ejercicio de clasicismo roquero que ponía de manifiesto que el maestro Hendrix siempre fue una de sus grandes influencias.

Si la primera parte del show había estado marcada por la amplitud estilística del guitarrista, este segundo acto estaría reservado para que el guitarrista desarrollara  en forma de canción todos los estilos que había propuesto durante el medley. Así   que la encargada de adentrarnos en tesituras funkeras sería la vacilona “Everybody Use Your Goddam Turn Signal”, con Chown apoyando en los estribillos  mientras el guitarrista repasaba el mástil de su instrumento sin dejar de asentir con la cabeza. Para cerrar esta primera tripleta dedicada a su último trabajo el trío optaría por los desarrollos más sosegados de la tormentosa “Blues Just Saving My Life”, con la que nos traía al recuerdo a viejos bluesman como Gary Moore o B.B. King.

El cambio de tercio llegaría junto su primera mirada al pasado, concretamente hacia su trabajo “Vibrato”, del que nos ofrecería “Enemies (In Jail)”, que ponía de manifiesto el fantástico trabajo de sus compañeros de viaje, con la base rítmica sosteniendo el tema mientras Gilbert se concentraba en las voces en falsete. Y es que aunque Gilbert no sea un vocalista brillante, lo cierto es que sabe sacar buen partido a sus aptitudes, jugando con diferentes tonos y registros tal y como demostró a lo largo del marchoso “I Can Destroy”, que fue precedido de un fugaz guiño al “To Be With You” de Mr. Big.

Habiendo creado un ambiente de lo más distendido en el local, Gilbert nos daría una breve lección de “Slide” en “Woman Stop”, para acto seguido mostrarnos su faceta mas gamberra y desenfadada con los ágiles guitarrazos que marcarían “Better Chords”, que fue la escogida por el maestro para presentarnos al resto de su compañeros. Un fantástico solo de batería del rotundo Thomas Lang serviría para que Gilbert recuperara el aliento para una recta final que estaría marcada por la voracidad metalera del soberbio “Technical Difficulties”, que se convertiría en uno de los puntos álgidos de la velada.

Una última visita sobre las composiciones de “I Can Destroy”, sería la perfecta excusa para ofrecernos una nueva ración de eléctrico  blues-rock con “I Am Not The One (Who Wants To Be With You), y los desarrollos más sofisticados y elegantes del fantástico “Adventure And Trouble”. Mientras que la escogida para poner el broche definitivo a  una fantástica velada, que estuvo marcada por la maestría de un Gilbert en estado de gracia, sería la vertiginosa “SVT”, cuyo estribillo fue coreado con devoción por sus incondicionales.

Con su cara de chico bueno y sin hacer grandes aspavientos Paul Gilbert dejó patente que es uno de los guitarristas más versátiles y elegantes de los últimos años. Su sobria puesta en escena y su cercanía para con sus seguidores hicieron que su presentación en la Ciudad Condal fuera todo un éxito.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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