domingo, 5 de mayo de 2019

BACKYARD BABIES+AUDREY HORNE+THUNDERMOTHER-RAZZMATAZZ 2-BCN-1-MAY-2019


Tatuajes, actitud, diversión, y toneladas de rock n´roll. Esta parece la fórmula que ha provocado que Backyard Babies se hayan consolidado como uno de los principales baluartes del rock escandinavo. A lo largo de las últimas tres décadas los suecos han mantenido una formación estable, lo que les servido para tener un sonido personal y reconocible. No obstante esto no quiere decir que todos sus trabajos estén cortados por el mismo patrón, ya que sin ir más lejos en su más reciente entrega “Sliver & Gold” el cuarteto parece de Nässjo ha querido echar la vista atrás para recuperar algunas de sus influencias clásicas. De modo que avalados por las buenas criticas que ha cosechado su octava entrega de estudio Dregen, Nicke, Johan y Peder regresaban a la mediana del Razzmatazz para dejar patente que la llama del rock n´roll sigue ardiendo en su interior.

Como preámbulo antes del desembarco del combo sueco tendríamos ocasión de presenciar la descarga de dos bandas que habían pisado previamente los escenarios de la capital catalana dejando a su paso unas muy buenas sensaciones. Así que para dar el pistoletazo de salida a la velada y empezar a calentar el ambiente de cara a lo que estaba por llegar contaríamos con el concurso de Thundermother, quienes aprovecharon la ocasión para repasar algunos de los mejores momentos de su tercera entrega homónima. Pero sin duda uno de los grandes alicientes de esta tarde noche de miércoles era volvernos a deleitar con la descarga de los noruegos Audrey Horne, quienes volvieron a demostrar  que son una auténtica apisonadora en directo  pasando como un vendaval por una sala que acabó rendida a sus pies.

A diferencia de lo que suele suceder en muchas ocasiones, las encargadas de abrir la velada eran unas viejas conocidas del público barcelonés, ya que desde que publicaran hace ya un lustro su prometedor debut “Rock N´Roll Disaster”, el cuarteto se ha convertido en un habitual  de nuestros escenarios y festivales. Eso si hay que remarcar que de aquella primera encarnación de las suevas  únicamente permanece la guitarrista Filippa Nässil, quien se ha acabado convirtiendo en la líder y foco principal de todas las miradas gracias a su enérgica puesta en escena. No obstante esto no quiere decir que sus compañeras no estén a la altura, ya que todas se mostraron muy agiles y dinámicas en escena, destacando especialmente la labor de su vocalista Guernica Mancini, quien se mostró algo tímida durante los compases iniciales del show pero que acabó su descarga dirigiéndose al público en un más que correcto castellano.

En cuanto al repertorio que nos brindaron las chicas de Estocolmo fue bastante variado, rescatando algunos de los mejores momentos de sus tres entregas discográficas. Así que la escogida para romper el hielo y empezar a dar argumentos para que el personal agitara  la cabeza siguiendo los rotundos riffs de Filippa fue la novedosa “Whatever”. La fiesta no había hecho más que comenzar y estaba claro que Thundermother no habían venido para ejercer como meras comparsas, así que el cuarteto nos invitó a levantar los puños al aire para corear con ellas los pegadizos estribillos que marcaron  “Cheers”.

Como era previsible no faltaron a lo largo de su descarga las referencias sonoras en sus composiciones a bandas clásicas e imprescindibles, de modo que fue durante los compases iniciales de otra de las nuevas, “Revival”, cuando la guitarrista se encargó de dejarnos claro que el trabajo de los hermanos Young ha sido fundamental a la hora de forjar su forma de tocar su instrumento. Poco a poco la temperatura del local iba caldeándose, pero no solo entre unas primeras filas que parecían estar disfrutando al máximo con ellas, sino también sobre las tablas. Así que la propia Filippa no dudó en bajar del escenario para darse un largo paseo por la pista mientras atacaba el divertido “Hellevator”.

De entre las composiciones que interpretaron de su segundo trabajo “Road Fever”, una de las que mejor conectaron con el público fue la siempre efectiva y vacilona “Deal With The Devil”, que con sus pegadizos coros de esencia punkera fue  la elegida para flanquearnos el paso hacia otro trallazo directo, potente y certero como fue “Shoot To Kill”, que provocaba que los bailes y la diversión no se detuvieran en los aledaños del escenario.

Fue a partir de este momento, al disponerse el cuarteto  a encarar la recta final de su presentación, cuando Mancini dejó la vergüenza a un lado y nos sorprendió con su fluido castellano durante el speech que sirvió como  introducción para el potentísimo “Give Me Some Lights”. Para finiquitar por todo lo alto este primer acto de la noche Thundermother recurrieron  a los pegadizos estribillos de “Thunderous” y a la imparable garra roquera de un tema que esta llamado a convertirse en uno de sus himnos imprescindibles y que lleva por descriptivo título “We Fight For Rock N´Roll”.

No tuvimos  que esperar mucho tiempo hasta que los chicos de Adrey Horne se adueñaron del escenario. La formación de Bergen irrumpió  en escena exultante, con las pilas bien cargadas, y con la clara intención de poner al personal en movimiento con s uexplosiva propuesta que aúna magistralmente el hard rock más vigoroso y coreable , pinceladas de corte metalero, y una actitud salvaje, festiva y desenfadada. Evidentemente teniendo en cuenta el público que arrastraban las estrellas de la noche supongo que la mayoría de los presentes tenían referencias previas de los noruegos, pero no me cabe la menor duda de que si había algún despistado en la sala acabó rendido ante el vendaval roquero que el quinteto nos ofreció.

Con seis producciones de estudio a sus espaldas, la última de ella “Blackout” publicada el pasado 2018, Adrey Horne poseen un buen arsenal de trallazos humeantes y efectivos, capaces de poner cualquier recinto patas arriba. Así que no me sorprendió la facilidad con la que consiguieron conectar con un público que se dejó arrastrar por  la locura y desenfreno que desplegaron desde que atacaron la pegadiza “This Is War”. Sin duda uno de los grandes activos de la banda reside en el carisma y la presencia escénica de su frontman, Torkjell Rød/Toschie, quien ataviado con camisa blanca, tirantes y corbata negra no dejó de animar al personal durante todo el show, invitándonos a que todos fuéramos participes de temas como el adictivo “Audrevolution”.

Por supuesto que a lo largo de su escueta presentación no faltaron esos vibrantes desarrollos melódicos que sirvieron para poner de manifiesto su gusto por las armonías dobladas de guitarra al más puro estilo Thin Lizzy, tal y como dejaron patente en temas como “California” y “Out Of The City”, que fue la escogida para realizar una primera incursión en el material de su fantástico y definitorio  “Pure Heavy”, que veía la luz hace ya un lustro.

Pero como comentaba anteriormente si algo demostraron los noruegos es que son una auténtica apisonadora en directo a la hora de facturar ese hard rock poderoso y de esencia clásica. Así que olvídate de los habituales clichés sobre la supuesta frialdad de los nórdicos, ya que los chicos de Audrey Horne no titubearon a la hora de abandonar el escenario para tocar la explosiva “Waiting For The Night”, desde el centro de la sala rodeados de sus incondicionales mientras su frontman  aprovechaba para finiquitar el tema encaramado sobre una de las barras del local. Pese a poseer un amplio fondo de catálogo, me sorprendió que Audrey Horne basaran el grueso de su repertorio en el material de sus tres últimas entregas, condenando al ostracismo el contenido de sus primeras entregas. De modo que para representar el material de su “Youngblood”, se reservaron las envolventes melodías de guitarras que arrancaron el vigoroso “Redemption Blues”, mientras que para dar por concluido su explosiva y seminal presentación optaron por el afilado “Straight Into Your Grave”.

Sin paliativos, los chicos de Audrey Horne llegaron, tocaron y arrasaron con todo a su paso, dejando el listón muy alto y poniendo las cosas muy difíciles a los propios protagonistas de la velada.

Lo bueno de salir a la carretera acompañado de dos bandas que poseen un buen directo como son Thundermother y Audrey Horne es que te obligan inexcusablemente a ofrecer tu mejor versión cada noche. Así que si en anteriores visitas pudimos achacar a Backyard Babies que tuvieran una actitud apática y un tanto displicente, lo cierto es que esta noche el cuarteto se esforzó al máximo para conseguir conectar con sus seguidores y  acabar redondeando un show que nos retrotrajo a su mejor época. No obstante, para ello el combo sueco no apoyó su puesta en escena en un montaje ambicioso, limitándose a un sencillo telón de fondo, -que parecía la portada de su anterior redondo-, unas pequeñas plataformas laterales, y unas  maquinas de humo que entraron en funcionamiento en momentos puntuales del show.

No hubo por tanto trampa ni cartón, tan solo cuatro músicos dispuestos a roquear intensamente para divertirse y acabar divirtiendo a una audiencia  que, pese a no completar el aforo de la sala, disfrutó intensamente de su descarga. “Good Morning Midnight”, al igual que sucede con su último redondo “Sliver & Gold”, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida a la velada, y rápidamente pudimos comprobar  que sus seguidores parecen hacer acogido muy bien sus nuevas composiciones, y la mejor prueba fue comprobar como el ensordecedor rugido de las primeras filas hacía que fuera prácticamente imposible escuchar la voz de Nicke durante los estribillos.

Pero por si esto no fuera suficiente para acabar de poner al personal en situación los suecos volvieron a demostrar que son unos “perros viejos” en esto del rock n´roll, ya que sin concedernos ni tan siquiera un segundo de tregua para recobrar el aliento llegaba el momento del primer gran clásico de la noche un celebradísimo “Look At You”, que acabó dejando paso al pegadizo “Dysfunctional Professional”, que con sus  andanadas de esencia punk era la escogida para dejarnos los primeros intercambios vocales entre el propio Nicke y un Dregen por el que parece que no pasan los años.

Como comentaba al inicio parece que de cara a esta octava entrega discográfica Backyard Babies han optado por echar la vista atrás para recuperar junto a algunas de sus primigenias  influencias algo de la frescura y espontaneidad que parecían haber perdido en sus últimos trabajos. Quizás por ello no me sorprendió que a lo largo de la noche fueran sucediéndose intercalados con algunas de sus viejas favoritas varias  de sus nuevas composiciones. Así que no se dejaron en el tintero temas de alto octanaje roquero como el gamberro  “Shovin´ Rocks”, que liderado por la atronadora pegada del batería de Peter Carlsson se convertiría  en uno de los momentos de la noche.

Con las columnas de humo volviendo a hacer acto de presencia para acabar engullendo las figuras  de Dregen y Nicke llegaba el momento de realizar una primera incursión sobre el material de su obra homónima de 2008, dejando fluir los estribillos y los poderosos riffs de “Nomadic”. Como viene siendo habitual en todos sus conciertos ambos guitarristas volvieron a repartirse las labores vocales a lo largo del show, amén de presentar entre ambos algunos de llos temas, tal y como sucedió con “Highligths”, otra de las gemas imprescindibles de su primera época que acabó provocando el delirio de sus fans más veteranos.

A estas alturas de la velada la sala se había convertido en una olla a presión. De modo que Nicke dejaría de lado su chupa para proseguir con el vigoroso ataque que nos estaba ofreciendo el cuarteto sueco, ya que acto seguido volverían a demandar nuestra colaboración para que nos sumáramos a los  estribillos de la fiestera “Heaven 2.9”. Pero evidentemente no todo iba a ser actitud, desenfreno, y garra roquera. De modo que para “A Song For The Outcast”, ambos guitarristas se quedaron solos en escena, con Nicke haciéndose cargo de la acústica mientras Dregen se encargaba de los punteos. Aunque el formato electro acústico se mantuvo a lo largo de “Roads”, lo cierto es que la presencia de la sección rítmica hizo que el tema sonara con bastante más garra y pegada que su antecesor.

Tras este pequeño pasaje, -que sirvió para que muchos aprovecharan para acercarse a las barras del local para refrescarse-, era un buen momento para volver a recuperar el vibrante ritmo que había llevado el show, y para ello que mejor que sorprender al respetable con un trallazo de nuevo cuño como el explosivo “44 Undead”, que nos dejaba a un desatado Dregen volviendo a dar la replica a Nicke en los estribillos mientras las primeras filas no paraban de botar. Tan solo una licencia, un único recuerdo, se permitieron los suecos a su anterior entrega “Four By Four”, rescatando para la ocasión precisamente el que fue su corte de apertura “Th1rte3n Or Nothing”, antes de que Dregen se encaramara sobre una  de las pequeñas plataformas laterales para encargarse de comandar el despiadado ataque que supuso “The Clash”, que nos dejaba a una banda entregada que supo contagiarse de la euforia de unas primeras filas que parecían completamente desatadas.

Habiendo conseguido meterse al respetable  en el bolsillo Backyard Babies no parecían dispuestos a levantar el pie del acelerador. Así que para encarar la recta final de su incendiaria presentación  volvieron a recurrir a otra de sus piezas clásicas “”Minus Celsius”, que se convirtió en la excusa perfecta para que la euforia no decreciese, y más cuando el bajista Johan Blomqvist abandonó su posición en un lateral del escenario para acercarse a la zona central y demandar la colaboración del personal. Tras recabar una estruendosa ovación toda la banda a excepción de Nicke tomó asiento mientras el frontman se encargaba de ofrecernos los compases iniciales de un “Abandon” que fue creciendo hasta poner a todo el personal nuevamente a botar.

Era el momento de volver a cantar y “Brand New Hate”, acabó convirtiéndose en la excusa perfecta para ello. Lamentablemente el tiempo de los suecos estaba tocando a su fin, pero antes de marcharse definitivamente todavía tendríamos ocasión de degustar otra de sus nuevas composiciones “Yes To All No”. Mientras que para poner el broche definitivo  a una gran velada de rock n roll enérgico, intenso y visceral optaron por la hímnica “People Like People Like People Like Us”.



TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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