jueves, 8 de diciembre de 2022

SEPULTURA+SACRED REICH+CROWBAR-RAZZMATAZZ 2-BCN-12-NOV-2022


Hay formaciones que consiguen crear un vinculo especial con algunas de las ciudades que visitan en sus giras. Y sin duda la relación entre Sepultura y Barcelona ha sido siempre especial y viene de mucho tiempo atrás, concretamente desde que unos emergentes jovenzuelos brasileños eligieron la Sala Zeleste de la Ciudad Condal para grabar el mítico home video “Under Siege (Live in Barcelona)”. Muchas han sido sus visitas desde entonces y, como no podía ser de otra forma, la gira de presentación de su nueva obra de estudio “Quadra” recalaba en la sala 2 del Razzmatazz colgando el cartel de “Sold Out”.

Además como soporte para su reencuentro con la audiencia de la capital catalana Sepultura contarían con el apoyo de dos bandas clásicas dentro de la escena metalera americana. Los elegidos para dar el pistoletazo de salida a la velada eran ni más ni menos que Crowbar, quienes arribaban desde Luisiana para presentar algunas de las composiciones de su más reciente entrega “Zero And Below”, brindándonos la oportunidad de deleitarnos con esos riffs pétreos y rompe cervicales que siempre les han caracterizado. Mientras que para completar el atractivo cartel de esta tarde/noche de sábado contaríamos con la presencia de unos viejos conocidos como son Sacred Reich, quienes ya acompañaron a los brasileños en la gira que sirvió para la grabación del mencionado “Under Siege”. Aunque lejos de tirar de nostalgia, los chicos que capitanea el carismático Phil Rind nos ofrecieron un show de abrasivo thrash metal apostando por un repertorio en el que tuvieron mucho protagonismo los cortes de “Awakening”.

No fue una sorpresa. Estaba claro que las huestes que capitanea Kirk Windstein, no llegaban a la cita con la audiencia de la capital catalana para ejercer como meros comparsas de Sacred Reich y Sepultura. Y es que la formación de Luisiana se ha ganado los galones, amén de gozar de una excelente reputación como banda de directo. Salieron con un escenario tenuemente iluminado, en el que apenas podíamos distinguir la silueta de los músicos e intuir esas largas barbas que se han convertido en una seña de identidad casi tan característica como los riffs pétreos y los tempos crujientes y recios que desplegaron en cortes como la inicial “High Rate Extinction”, brindándonos así una carta de presentación que dejaba claro que su pasado es casi tan importante como su presente, y es que la banda americana ha influido a un montón de formaciones a lo largo de su longeva trayectoria.

Pero por si alguien pensaba que el cuarteto solo había llegado dispuesto a asolarnos con la rotunda densidad de sus riffs, no podía estar más equivocado. Ya que durante su descarga también tuvimos ocasión de castigarnos las cervicales acompañando los pasajes más rápidos de la aplastante “Conquering”, con la que seguían mirando al pasado. Sin renunciar en ningún momento a los afilados y acuchillantes riffs, la banda proseguiría su presentación dando pie para que el personal participase durante “I Feel The Burning Sun”, brindándonos la excusa perfecta para que siguiéramos revolcándonos por sus pantanosas ambientaciones.

Pese a la pose de tipos serios y duros, Crowbar supieron estrechar lazos con una audiencia que conectó con ellos y que se fue animando a medida que iba avanzando el show, y la mejor prueba fue ver la efusiva acogida que disfrutó la novedosa “Bleeding From Every Hole”, que comandada por unas líneas de bajo devastadoras a punto estuvo de destrozarnos los tímpanos. Las atmósferas más opresivas y tortuosas se encargarían de impregnar “To Build a Mountain”. Mientras que la elegida para brindarnos ese dinamismo roquero que también poseen los americanos fue la eléctrica “The Cemetary Angels”, que hacia mover al cada vez más numeroso público.

Una nueva mirada sobre “Zero And Below” serviría como excusa para espetarnos sin miramientos los densos y fantasmagóricos riffs de “Chemical Godz”, permitiéndonos saborear la pura esencia sabbathica que siempre ha estado presente en su propuesta. El contraste entre el presente y el pasado se haría patente cuando el cuarteto atacó una celebradísima “All I Had (I Gave)”, que acabó recabando una rotunda ovación. Acto seguido serían las gruesas y monolíticas guitarras de “Planet Collide”, las encargadas de flanquearnos el paso hacia una recta final que fue coronada por la inevitable “Like Broken Glass”.

A la altura de su fama. Los incombustibles Crowbar fueron los encargados de abrir la velada brindándonos un show de lo más compacto y arrollador, con un repertorio variado y en el que tuvimos ocasión no solo de escuchar nuevos temas sino también de repasar algunos cortes que les han acompañado en las últimas décadas.

Con la sala ya prácticamente llena era el momento de que Sacred Reich irrumpieran en escena para castigarnos inmisericordemente con una buena ración de thrash metal “old school” conveniente salpicado de letras comprometidas e incisivas. Incomprensiblemente la banda que capitanea Phil Rind no llegó a alcanzar en su momento el estatus que sin duda merecía, afortunadamente parece que actualmente están consiguiendo recuperar algo del terreno perdido gracias a la pegada de sus directos, ya que personalmente pienso que su última entrega “Divide & Conquer”, pese a no ser un mal trabajo, no puede sostener la comparación con obras míticas como “Ignorance” y “The American Way”.

En cualquier caso, y a diferencia de lo que sucediera con la descarga del cuarteto de Luisiana, Sacred Reich apostaron por incluir una fuerte representación de su última entrega prepandémica en su repertorio, ya que incluyeron hasta cinco cortes de “Awakening”. Respaldándose en la inmediatez de sus estribillos y en la rotundidad de sus aplastantes riffs el combo de Phoenix nos ponía a todos en movimiento con “Divide & Conquer”, una rotunda proclama que propició que las primeras filas se apresuraran a levantar los puños para cantar su repetitivo estribillo junto a Phil Rind. Tras haber roto el hielo tocaba echar por primera vez la vista atrás, y para ello que mejor que confiar en la pegada de uno de sus himnos más celebrados y conocidos como es el siempre efectivo “The American Way”.

Una de las pocas pegas que se puede poner a la descarga de Sacred Reich, es que al igual que ya sucediera en algunas de sus anteriores visitas, su frontman se prodigó en exceso en unas charlas excesivamente farragosas, con mucha reivindicación y carga política. Sin embargo, la mayoría del personal estaba más por la labor de thrashear que no de prestar atención a los discursos de Rind. La elegida para contemporizar el fulgurante arranque de los americanos tras la primera charla de la noche fue otra de las nuevas, la crujiente “Manifest Reality”. Mientras que la que destrozó más de una cervical de los presentes con sus rotundos y aplastantes cambios de ritmo fue “Who’s To Blame”, que les servía para volver a hacer escala en su segunda entrega de estudio “The American Way”.

Tan directos como certeros, Sacred Reich proseguirían con su paseo militar repartiendo estopa incansablemente, dando buena cuenta de los redobles marciales que servían como apertura para “Killing Machine”. Su repaso del ya mencionado “Awakening”, continuó con los flamantes fraseos del corte que presta título al álbum. Mientras que la elegida para poner el punto y seguido a una tripleta de verdadero infarto fue la rasposa y noventera “Independent”, que provocó que nuevamente el personal volviera a alzar los puños al aire cada vez que tocaba corear su fulgurante estribillo.

Una postrera mirada sobre su último redondo nos abocaría sobre el más melódico, -aunque igualmente contundente-, “Salvation”. Para dejar que el broche definitivo lo pusieran dos viejas favoritas como son “Death Squad”, que convertía, una vez más, los aledaños del escenario en un desparramo total, y la imprescindible “Surf Nicaragua”. No hubo tiempo para más, Sacred Reich dejaron al público satisfecho. Tiraron de galones y oficio para sacar músculo. Aunque pienso que unos speech’s más cortos hubieran dado más agilidad al show, y además les habría dado tiempo de tocar algún tema más.

Desde que se rompiera la formación clásica de Sepultura a finales de 1996 , y más concretamente desde que Andreas Kisser tomara las riendas de la formación brasileña tras la salida de Igor Cavalera, lo cierto es que el cuarteto de Belo Horizonte ha luchado por no ser prisionero de su glorioso pasado. Y aunque no lo ha borrado de un plumazo, si miramos su repertorio de esta gira podremos comprobar que no hay entre los elegidos para sonar en sus conciertos ningún tema de sus tres primeros largos, y solo un par de guiños al grandioso “Arise”. Sea como fuera sus seguidores en tierras catalanas respondieron a la llamada, así que pocos minutos antes de que la banda pisara el escenario en el recinto no cabía ni un alfiler.

Con la gente apretándose en las primeras mientras sonaba a través del P. A., el inmortal clásico de Black Sabbath “War Pigs” se consumieron los minutos previos a que la banda irrumpiera en escena. Precedidos de un “Policia” que sonó enlatado, el cuarteto se plantaba sobre el escenario para espetarnos a modo de bienvenida un descomunal “Isolation”, que nos dejaba con el grandullón Derrick Green posicionado en el centro del escenario y moviéndose con su peculiar estilo pugilístico mientras la mayoría de las miradas se centraban en la figura del carismático Andreas Kisser, que en muchos momentos del show hizo las funciones de segundo frontman, espoleando y animando al personal incansablemente.

No tardaría en llegar el primer gran momento de la noche cuando el cuarteto comandado por la sección rítmica que desde hace años conforman el incombustible Paulo Jr. y esa máquina percusiva que es Eloy Casagrande nos introdujo de lleno en un “Territory”, que convertido en la primera mirada a su material noventero ponía literalmente el recinto patas arriba, haciendo retumbar los cimientos del local. Al igual que sucedió en la descarga de Sacred Reich, las composiciones del último trabajo de estudio de los brasileños ,“Quadra”, tuvieron un protagonismo destacado. Así que tras recordarnos que la banda ha estado casi dos años sin tocar en directo, la segunda de las seis nuevas composiciones que interpretaron fue “Means To An End”, desplegando ese arsenal percusivo que se ha convertido en una de las señas de identidad. Sin aparcar el material de su obra de 2020 la despiadada crítica contra el sistema continuaría durante “Capital Enslavement”.

El primer cambio de registro, abocándonoslo hacia tesituras más densas y pantanosas, llegaría durante el tema que prestaba título a su obra de 2011, “Kairos”, que ralentizaba mínimamente el tempo del show permitiéndonos recobrar el aliento de cara a darlo todo durante el siguiente trallazo de la noche, que fue ni más ni menos que el incendiario “Propaganda”, siendo la excusa perfecta para volver a hacer escala en su aclamado “Chaos A.D.”. Sí, la banda siempre se ha mojado en temas políticos, pero tampoco han faltado los dardos envenenados contra la destrucción del medio ambiente. Así que no faltó en el repertorio de esta noche “Guardians Of Eath”, con un Andreas Kisser absolutamente titánico, ahora sí, ejerciendo como líder indiscutible del cuarteto para acabar arrancando una cerrada ovación de un personal, que estaba ya completamente entregado y que aclamó en diferentes ocasiones a lo largo de la velada a la formación brasileña.

Las ambientaciones más atmosféricas y etéreas se encargarían de dar un toque oscuro y mistérico a “Last Time”. Pero sin duda otro de los momentos de la noche llegaría justo a continuación, con una química perfecta entre banda y público a la hora de conformar una desgarradora y agresiva versión del desquiciante “Cut-Throat”, que fue la elegida para ser la primera representación del álbum que marcó el punto y final de la formación clásica de los brasileños: “Roots”. Más atrás todavía en el tiempo, -y para provocar el deleite de sus incondicionales más thrashers y “old school”-, nos transportó “Dead Embryonic Cells”, que a la postre fue una de las que más movió al personal para finalizar con la audiencia aclamando, una vez más, a los brasileños.

Los desarrollos más densos y el tempo más cadencioso de “Machine Messiah”, darían pie a que Andreas Kisser nos mostrara su habilidad a la hora de jugar con las melodías mientras Derrick Green dejaba a un lado su faceta más visceral y corrosiva. Pero esa aparente calma no tardaría en enturbiarse cuando tras pasarnos a cuchillo en la segunda mitad del corte que daba título a su obra de 2017 llegó el momento de volver a su etapa más clásica con “Infected Voice”, para acto seguido dejar paso a un “Agony Of Defeat”, que acabó destrozándonos los tímpanos con su estruendoso final. Después de esto la música cesó durante casi quince minutos, y es que parece que la mesa de sonido acabó empapada ya que alguien derramó líquido sobre ella.

El parón fue largo, quizás demasiado. De hecho alguien de la organización subió al escenario para anunciar que el concierto había finalizado. Pero por empeño de la propia banda y tras unos minutos, que como digo se hicieron eternos, Sepultura regresaron sobre las tablas para rematar definitivamente la velada. El sonido no fue tan bueno como había sido hasta el mencionado incidente, pero lo cierto es que el empuje de la banda y la pasión de sus incondicionales sirvieron para que la sala se viniera abajo con el tándem que conformaron dos himnos imprescindibles como son “Refuse/Resist” y “Arise”.

Un nuevo recuerdo al controvertido álbum “Roots”, serviría para hacernos mover al ritmo del contagioso “Ratamahatta”. Mientras que el colofón definitivo corrió por cuenta de otro de los imprescindibles de su obra de 1996: el icónico “Roots Bloody Roots”, que dejaba al personal saltando para poner la rúbrica definitiva a una intensa velada. Al final baño de masas para unos Sepultura que agradecieron el apoyo y la paciencia de un público que disfrutó al máximo y que nuevamente volvió a sentirse especial con la accidentada y arrolladora descarga del combo brasileño.


TEXTO:ALFONSO DIAZ

CARLOS:CARLES OLIVER



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