martes, 24 de diciembre de 2013

INTRONAUT+SCALE THE SUMMIT+NAMI-RAZZMATAZZ3-BCN-18-DIC-2013



Lamentablemente en el negocio de la música  la calidad de los  grupos  no siempre se corresponde con la afluencia de público que acude a sus conciertos. Aunque cada vez es mayor el seguimiento de la denominada corriente progresiva, lo cierto es que esta escena, salvo  contadas y muy reconocidas excepciones, sigue siendo un territorio reservado para músicos, oídos inquietos, y estudiosos de la escena que, hartos de tanta mediocridad, buscan enriquecerse con nuevas y excitantes experiencias sonoras. En esta  ocasión, una fría noche de miércoles del mes de diciembre, el marco escogido para la presentación de estas formaciones tan, a priori, diferentes era la sala pequeña del Razzmatazz. El cartel estaba compuesto por tres bandas que representaban un amplio abanico estilístico, y a las que unía su espíritu innovador y progresivo.


Los encargados de abrir la velada fueron  los andorranos Nami, una de las formaciones más importantes del principado, que se acercaron hasta tierras catalanas para ofrecernos un suculento bocado de su segundo trabajo “The Eternal Light Of the Unconscious Mind”. Los americanos Scale The Summit, serían los encargados de recoger el testigo con su rock virtuoso y progresivo a partes iguales. Mientras que los encargados de poner el colofón, a esta prometedora velada, serían los angelinos Intronaut, que con la edición de su cuarto trabajo “Habitual Leviatations (Instilling Words With Tones)”, han conseguido asomar la cabeza entre los medios especializados. Juntas, las tres bandas conformaban un cartel redondo y heterogéneo  que estaba marcado en rojo en el calendario de todos los aficionados a este estilo.
 
 
Aunque un pequeño retraso hizo demorar ligeramente la apertura de puertas del local, lo cierto es que cuando pasaban pocos minutos de las 8 de la tarde saltaban sobre las tablas los andorranos Nami. Avalados por una puesta en escena sencilla y sobria, los de Andorra La Vella asaltaron el pequeño escenario de un Razzmatazz 3 a medio gas al son del delicado ritmo instrumental de “Awakening From Lethargy”, todo un alarde  de sutileza y preciosismo que se convirtió en el preámbulo perfecto para el vendaval sonoro que se nos venía encima de manos de piezas como “The Beholders”, con la que certificaron  que venían dispuestos a arrasar con todo a su paso, descargando su conciso y rabioso death metal repleto de pinceladas progresivas.
 
La primera parte del show de Nami estuvo marcada por el material de su debut “Fragile Alignmenths” de 2011 del que descargaron piezas como “The Growing (Earth)”, en la que destacó su guitarrista Filipe Baldaia, o la poderosa “The Inner Man: Materia”, en la que el quinteto nos ofreció su cara más agresiva, posicionándose al filo del escenario mientras machacaban sin compasión sus instrumentos. Tras el arrollador clímax metálico alcanzado, llegaba el momento de destensar mínimamente el ambiente con las atmosferas más calmadas e introspectivas de “Bless Of Faintness”, en la que Roger Andreu nos  sorprendió con sus camaleónicos cambios de registro, para que posteriormente fueran sus compañeros  quienes nos transportasen  a través del tsunami de intensidad y emociones contenido en el trepidante   “Silent Mouth”.


La encargada de cerrar la actuación del combo andorrano fue la más densa y rotunda “Ariadna”, en la que volvieron a ofrecernos una nueva colección de cambios y atmosferas, predominando los registros limpios sobre los guturales. Pese a ser los representantes de los sonidos más crudos y agresivos del cartel de esta noche, Nami demostraron tener una propuesta cuidada y convincente con la que consiguieron dejar una magnifica impresión entre los asistentes.

Tras una espera algo más larga de lo habitual, llegaba el turno del primero de los platos fuertes de la noche Scale The Summit. De hecho, algunos de los asistentes habían acudido atraídos por la original propuesta  que practica el cuarteto de Houston. Aunque debo reconocer que no soy seguidor de las formaciones instrumentales, la verdad es que lo que nos ofrecieron estos cuatro "músicazos", (con sus caras de buenos chicos, y de no haber roto un plato en su vida), fue una autentica orgía de técnica, precisión y virtuosismo. Un ejercicio de perfecta sincronía y ejecución que consiguió dejar con la boca abierta, y sin pestañear a toda la sala. Y todo gracias a la magistral forma de tocar su instrumento de Chris Letchford, que con su extraña guitarra de 7 cuerdas consiguió hacer las delicias de todos los presentes.

Pese a que los americanos tienen una carrera muy interesante a sus espaldas, la verdad es que el cuarteto no es excesivamente conocido por estos lares, de modo que algunos de los asistentes se llevaron  una gratísima sorpresa con su descarga. Con un escueto “Buenas Noches”, daba arranque la actuación de Scale The Summit, con la ampulosa y cambiante “Odyssey”, que nos transportaba al universo sonoro de los Texanos, imbuyéndonos de lleno en ese viaje a través de diferentes parajes y ambientaciones que denotan el amplio potencial de la banda, a la vez que Chris Letchford nos obsequiaba con sus trepidantes carreras sobre el mástil de su guitarra sin clavijero, ofreciéndonos todo un derroche de elegancia, técnica y virtuosismo. Aunque la electricidad, y los cambios inesperados son parte fundamental del sonido del cuarteto yankee, lo cierto es que el combo también supo mostrarnos su faceta más sensible y delicada en temas como “Altas Novus”, que contrastó vivamente con las furiosas acometidas multi rítmicas de “Whales”, que se convirtió en una de las piezas más celebradas de la noche.

Tampoco faltaron los pasajes más atmosféricos y envolventes, con ambos guitarristas repitiendo de forma clónica hipnóticas armonías, en el inicio de la volátil “The Levitated”, o los remansos idílicos de la majestuosa “The Great Plains”, una pieza en la que parece intuirse la influencia del gran maestro Joe Satriani. Otro de los momentos más vibrantes  y destacados de la actuación del cuarteto llegó durante la interpretación de una de las mejores piezas de su cuarto y  último trabajo “The Migration”, el zigzagueante “The Olive Tree”, todo un dispendio de imaginación y feeling con el que la banda se embarcó en un seductor viaje que nos transportó a otra dimensión, gracias a sus  guitarras envolventes y psicodélicas,  y a los sugerentes dibujos de Mark Michell, que con su bajo de seis cuerdas cuajó una actuación realmente remarcable.

Como si de un viaje a través de las atmosferas cambiantes y las armonías imposibles se tratase  el tramo final de la actuación del cuarteto estuvo marcado por  una doble ración de su última entrega discográfica, la compacta “Narrow Salient”, que nos acercó la faceta más contundente y agresiva de la formación, demostrando que saben conjugar a la perfección técnica y potencia, mientras que la encargada de dar carpetazo a su escueta actuación fue “The Traveler” con unas rotundas y fulgurantes subidas de intensidad que convirtieron el tema en una oda de dimensiones épicas. Aunque quizás Scale The Summit, no tengan la potencia arrolladora de Nami, ni la capacidad de crear paisajes tan grises y decadentes como Intronaut, lo cierto es que el combo de Houston se marcó una descarga realmente destacable, consiguiendo reclamar la atención de todos los presentes de cara a futuras visitas.

Y por fin llegaba el momento de los cabezas de cartel de la velada, los californianos Intronaut. La formación de Los Angeles ha sabido ir creciendo poco a poco, superándose disco a disco, hasta conseguir un estatus que les ha permitido  descargar en algunos de los festivales más importantes y reconocidos a ambos lados del  Atlántico. Aunque evidentemente la propuesta del cuarteto está plenamente enmarcada dentro del panorama progresivo, la verdad es que a la hora de poner etiquetas a su sonido, la banda se muestra totalmente abierta a introducirse, sin ninguna clase de complejos, en territorios más propios del post-rock, el jazz, e incluso el Djent, consiguiendo que su heterogéneo  sonido  se convierta en un crisol en el que confluyen todas las influencias de sus componentes.  Además, la descarga del cuarteto no se limitó únicamente al aspecto musical, ya que durante su actuación se fueron sucediendo una serie de introducciones y proyecciones que dieron  al espectáculo las prestaciones de una “performance”.


Con el escenario sumido en la más absoluta oscuridad, y mientras un gran telón, situado en la parte trasera del escenario, servía para recoger las imágenes proyectadas, arrancaba la actuación del cuarteto americano con uno de los cortes más largos y complejos de su última entrega discográfica, el single “Milk Leg”, proponiéndonos una incesante sucesión de ritmos y ambientaciones, creando un paisaje sonoro en el que destacó, por encima de sus compañeros, la gran labor del bajista Joe Lester. 

Durante toda la actuación, el combo americano se mostró un tanto distante  y parco en palabras a la hora de presentar sus composiciones, dejando que sus temas hablaran por ellos. De modo que las atmósferas  densas y envolventes, capaces de crear esos parajes opresivos y angustiosos, fueron las encargadas  de introducirnos en el intimismo reflexivo de “Above”, rescatada de su  anterior trabajo de 2010 “Valley Of Smoke”, mientras las proyecciones nos hacían viajar a toda velocidad, (siguiendo el endiablado ritmo de la batería de Danny Walker), a través de un oscuro túnel que parecía no tener fin.

Aunque habrá quienes puedan tachar la descarga de Intronaut como un tanto fría y distante, lo cierto es que el cuarteto de Los Angeles se mostró muy sobrio  y concentrado a la hora de ofrecernos sus máximas prestaciones, especialmente a la hora de  encarar cortes como la densa y tétrica  “Sore Sight For Eyes”, en la que las guitarras alcanzaron un notable nivel de intensidad y saturación, mientras que las envolventes líneas vocales nos proponían un curioso guiño hacia el sonido grunge de mediados de la década de los 90. Tampoco quisieron dejarse en el tintero números más rocosos y arrolladores como el novedoso “Harmonomicon”, en el que la batería volvió a ser el motor conductor, dando al corte un sugerente e hipnótico aroma tribal, que se vio reforzado por las imágenes de esqueletos danzando.

Fue a partir de este instante cuando la actuación del cuarteto americano entró en una notable senda ascendente, gracias al rescate  de algunos temas más antiguos como “Cavernous Den Of Shame”, con ambos guitarristas repartiéndose las labores vocales en un rotundo ejercicio de brutalidad y distorsión ilimitada que convirtió el tema  en uno de los momentos más vibrantes y poderosos de su actuación. El retorno a su último plástico estuvo marcado por el “hipnotismo sabático” que aportan las guitarras de la  cambiante “Steps”, durante la que las voces limpias se alternaron con unos elegantes arpegios de guitarra, haciéndonos viajar a esos tranquilos remansos idílicos que nos conducirían a través de unos desarrollos extensos e imaginativos, convirtiendo el tema en un ejercicio de ácida improvisación.

 Sin proponer ninguna ruptura drástica con la ambientación creada, pero concediendo unas mayores cuotas de protagonismo a la percusión, arrancaba de forma sutil “The Way Down”, que iría  creciendo progresivamente hasta convertirse en un uptempo cargado de psicodelia  progresiva,  abocándonos  hacia  un final crudo y afilado. Una nueva introducción, en esta ocasión  en forma de canto gregoriano, sería la encargada de dar el pistoletazo de salida a la última pieza de la noche “The Literal Black Cloud”, una obra de pura magia y experimentación que sirvió para facturar una pieza en la que el cuarteto supo fusionar su peculiar estilo con algunas pinceladas casi jazzísticas, para acabar dando un último giro a la composición gracias a un extenso número de percusión que sirvió para poner el punto final a su descarga.

Aunque en ocasiones resulta difícil mantener el nivel de intensidad durante mucho tiempo, lo cierto es que para una formación que ha editado cuatro álbumes de estudio, amén de algunos Eps, un concierto de tan solo ocho temas se me antoja bastante corto. Nadie que presenciara la descarga de Intranaut en Barcelona podrá poner ninguna pega al nivel técnico de la formación, sin embargo un poco más de entrega e interacción con la audiencia hubieran sido cruciales para que el concierto tuviera un clima más cálido y animado. En cualquier caso, todos los que asistimos a la triple descarga de esta noche salimos satisfechos  del recinto, y siendo plenamente conscientes de haber presenciado la descarga de tres de las bandas con más futuro y proyección dentro de  la actual escena progresiva.




TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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