miércoles, 2 de enero de 2019

H.E.A.T+ONE DESIRE+SHIRAZ LANE-RAZZMATAZZ 2-BCN-7-DIC-2018


Durante años los más veteranos hemos tenido que escuchar como si fuera una eterna cantinela que el  hard rock melódico era un estilo caduco, pasado de moda, y que estaba abocado a la desaparición cuando las bandas clásicas se fueran retirando. Pues bien, resulta cuanto menos curioso que bien entrado el siglo XXI no solo la mayoría de las  grandes bandas siguen en activo, -con mayor o menor fortuna-, sino que además actualmente hay una nueva generación de músicos que han conseguido llamar la atención no solo de los fans más veteranos, sino también de los más jóvenes que se han dejado seducir por su vitalismo, sus potentes  estribillos, y en definitiva por sus ganas de fiesta y diversión.

Por ello no me sorprendió que pese a estar marcada la cita en pleno puente del mes de diciembre la sala mediana del Razzmatazz acabará registrando una notable entrada para presenciar el triple ataque roquero que nos brindaron Shiraz Lane, One Desire, y una banda que se ha convertido en los últimos años en una asidua de nuestros escenarios, amen de ser siempre sinónimo de fiesta, actitud y diversión: H.e.a.t.


Aunque seguramente para gran parte de los presentes los encargados de abrir la velada, Shiraz Lane, eran unos completos desconocidos, los más habituales de las salas de conciertos de la Ciudad Condal ya habían tenido ocasión de verles hace aproximadamente un año en el cercano Rocksound. Sí, los finlandeses son una banda joven, pero no les falta actitud, tablas, y una buena colección de composiciones que en directo suenan mucho más potentes que en sus trabajos de estudio. Y la mejor prueba fue comprobar con la solidez y el aplomo con el que sonó la inicial “Carnival Days”.

Me gustó mucho su intensidad y su trabajada puesta en escena, todo ello aderezado por la vitalidad  que derrochó su incansable vocalista Hannes Kett, quien por cierto me recordó en algunos momentos a un jovencísimo Sebastian Bach. Pero no fue su frontman el único que dejó patentes sus claras influencias de finales de los ochenta, ya que a lo largo del show no faltaron los fraseos de corte sleazy a la hora de atacar temas como “The Crown” y “Tidal Wave”.

Habiendo inaugurado la velada con una buena muestra del material contenido en su última entrega discográfica, los finlandeses emplearon los siguientes minutos de su presentación en hacer un poco de historia, echando la vista atrás hacia su primer largo “For Crying Out Loud”, para invitarnos a cantar el estribillo de la hímnica “Mental Slavery”. Acto seguido su potente base rítmica se encargó de marcar el tempo sobre el que se asentaron los pilares del melódico “Shangri-La”.

Para encarar la recta final de su escueta presentación las guitarras de Jani Laine y Miki Kalske volverían a recuperar toda su potencia e intensidad para liderar “Harder To Breathe”, con la que el quinteto volvía a poner de manifiesto su excelente olfato a la hora de facturar estribillos de lo más pegadizos y coreables. Habiendo llamado la atención de gran parte de los que todavía no les conocían Shiraz Lane apostaron por  culminar su presentación por todo lo alto, montando una buena fiesta durante la final “People Like Us”, que sonó como toda una declaración de intenciones con la banda botando sobre el escenario mientras la gente se animaba a cantar el estribillo. En definitiva que los finlandeses salieron contentos del escenario,  y con la certeza  de que esta noche habían conseguido un puñado de nuevos seguidores.


Si los muchachos de Shiraz Lane habían sido los encargados de poner la fuerza, el ímpetu, y el desparpajo roquero, los siguientes en tomar las tablas de un Razzmatazz 2 que a esas horas presentaba ya un buen aspecto fueron One Desire, y con ellos llegó la elegancia, las melodías accesibles y las sofisticación de un hard rock maduro, en el que los teclados gozaron de un destacado protagonismo.

Sonaron muy bien, especialmente en sus cristalinos coros, con lo que no me extrañaría que hubieran recurrido a alguna ayudita técnica .Pero, en cualquier caso, el auténtico protagonista de su descarga fue André Linman, quien además de mostrarse pletórico tanto vocalmente como en su faceta de guitarrista, nos deleitó con una buena colección de poses y posturitas que parecían directamente sacadas del libro de estilo de los grandes frontman de la década de los ochenta.

Evidentemente su repertorio estuvo centrado en las composiciones de su único lanzamiento hasta el momento, aunque el propio Linman nos anunció que ya estaba trabajando en su próxima obra. Salieron muy motivados, dispuestos a convencer al personal, así que pusieron toda la carne en el asador dando el pistoletazo de salida con el que fue su primer single “Hurt”.

Aunque como comentaba casi todas las miradas recayeron sobre André Linman, el concurso del guitarrista Jimmy Westerlund resultó imprescindible, revistiendo de potencia roquera a las accesibles melodías de “Turn Back Time”. Para los amantes de las sonoridades A.O.R., los finlandeses no quisieron dejarse en el tintero la distinguida elegancia de “Apologize”, que con su marcado estribillo lograba la complicidad de unas primeras filas que parecían cada vez más animadas.

El ecuador del show estuvo marcado por los aromas más relajados y baladísticos de la pieza que cierra su opera prima “This Is Where The Heartbreak Begins”, que era la escogida para que Linman mostrara todos los matices de su voz para acabar alzando los brazos hacia el respetable antes de recabar una rotunda ovación. Aunque no se apartaron en exceso de lo que podríamos denominar como su fórmula habitual, debo admitir que me sorprendió esa orientación más vanguardista y con toques poperos  que exhibieron a lo largo de “Love Injection” y “Falling Apart”, que nos proponía   unas guitarras más en segundo plano.

El retorno sobre los parámetros más propios del hard rock clásico llegaría de manos del marchoso “Wherever I´m Dreaming”, con Linman estirando al máximo sus cuerdas vocales. Pero, sin duda, One Desire se reservaron lo mejor para el final, ya que la última bala que se dejaron en la recamara fue uno de sus temas más potentes y coreables “Buried Alive”, con el que ponían el brillante colofón a una descarga que se nos acabó haciendo muy corta. Esperemos que no tarden en regresar presentando su nuevo trabajo.


Kilometros, giras, sudor…, y mucho rock n´roll. Así podría resumirse la trayectoria de H.e.a.t desde que Erik Grönwall se uniera a la banda en Agosto de 2010. Desde entonces la popularidad y la reputación de los suecos no hecho más que crecer, y con sus apariciones en directo, -ya sea en salas o en el marco de los grandes festivales-, se han consolidado como uno de los valores emergentes dentro del hard rock europeo. Aunque, personalmente, debo admitir que su última entrega “Into The Great Unknown” no me acabó de convencer, no quería perderme su  enésima incursión en los escenarios de la capital catalana, ya que H.e.a.t son siempre  una apuesta segura de cara al directo.

Tras haber caldeado el ambiente con las fantásticas descargas de Shiraz Lane y One Desire, el respetable parecía preparado para dejarse arrastrar por la actitud roquera y desenfadada que exhibieron Erik y sus muchachos. La fiesta empezó incluso antes de que pisaran el escenario, ya que cuando comenzó a sonar la habitual intro de sus descargas “The Heat Is On”, la gente enloqueció. Como siempre, derrochando simpatía y garra roquera, el quinteto tan solo necesitó unos segundos para meterse al público en el bolsillo, concretamente lo que tardó Erik en aparecer en escena para agitar frenéticamente  la cabeza y empezar a cantar los versos iniciales de “Bastard Of Society”, dejando patente de que es uno de los mejores frontman dentro de la escena del hard rock.

Respaldados sobre un sonido potente y muy bien equilibrado, la imparable y rotunda batería de Crash fue la encargada de flanquearnos el paso hacia el hit “Breaking The Silence”, que nos dejaba al respetable cantado su fantástico estribillo mientras Erik aprovechaba para realizar su primer paseo por el foso.  Una primera mirada a la anterior etapa de la banda serviría como excusa para rescatar un “Danger Road”, que sonó mucho más crudo y salvaje que en la versión que grabaron junto a Kenny Leckremo para su segundo largo “Freedom Rock”.

A diferencia de lo que sucediera en visitas anteriores, esta noche noté a Erik algo menos parlanchín, aunque igual de simpático y cercano. De modo que esto repercutió en que el ritmo del  show fue más  animado y frenético. Así que sin darnos ni un segundo de tregua llegaba el momento de “Emergency”, con la que quedaba patente la perfecta sintonía entre los suecos y unos seguidores que parecían dispuestos a convertirse en parte importante del show. La vuelta sobre el material que facturaron en su trabajo del pasado año llegó de manos de “Shit City”, con la que rebajaban mínimamente el nivel de revoluciones para permitir que  Erik se pegara otra excursión por el foso.

Con el escenario bañado en tonalidades azules era un buen momento para volver a incidir en el álbum que significó el debut del frontman con la banda, “Adress The Nation”, del que nos ofrecieron una buena ración enlazando varios temas. El primero fue “Downtown”, que nos mostraba su maestría a la hora de atacar esas estructuras y melodías cercanas al A.O.R. La energía y la garra netamente hardroquera , con el público nuevamente cantando a pleno pulmón, la puso “In And Out Of Trouble”. Su faceta más socarrona y juerguista quedaría plasmada a lo largo de “It´s All About Tonight”, con Erik mostrando un fantástico juego de piernas mientras lo acompañaba de movimientos pugilísticos. Tampoco faltaron los guiños a la comercialidad con un “Living On The Run”, que sonó como toda una declaración de intenciones, con una banda absolutamente desatada y un respetable completamente entregado.

Fue justo a continuación cuando llegó la primera charla de la noche, con Erik alentándonos a que la fiesta no decayese antes de poner nuevamente al personal a botar al son de “Beg, Beg, Beg”, momento que el frontman aprovechó para lanzarse sobre las primeras filas antes de acabar ganando la barra del local. Desde allí Erik realizó un pequeño guiño a Ac Dc para posteriormente volver sobre el tema para cerrarlo por todo lo alto. El cambio de tercio llegó cuando el vocalista empuñó la acústica para interpretar “Laughing At Tomorrow”, y un pequeño fragmento de “La Bamba” que cantó en un correcto castellano para acabar ganándose el beneplácito del personal.

La última incursión sobre “Into The Great Unknown” estuvo reservada para “Redefined”, con el vocalista nuevamente descendiendo al foso para calentar el ambiente antes de atacar la primeriza “There For You”. Con toda la sala saltando para crear un ambiente de fiesta absoluto llegaba el momento de adentrarnos en “Mannequin Show”. Mientras que la elegida para poner el punto y seguido a la velada fue la imprescindible “Tearing Down The Walls”.

No tardaron mucho los suecos en regresar sobre las tablas para darse un último baño de masas mientras atacaban un par de gemas de su fantástico trabajo de 2014 “Tearing Down The  Walls”. “Point Of No Return”, fue la responsable de poner el recinto patas arriba mientras Erik se paseaba a pecho descubierto y embutido en una gorra por el escenario sin parar de bailar y vacilar al personal. Mientras que el fin de fiesta definitivo llegó de manos de “A Shot At Redemption”, con Erik cantando escoltado por un par de niños para poner el broche de oro a una fantástica velada del mejor hard rock.

Lo volvieron a conseguir, y ya van unas cuantas veces. H.e.a.t llegaron a la Ciudad Condal y lograron que sus fans se marcharan plenamente satisfechos y luciendo una sonrisa de oreja a oreja.



TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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