domingo, 20 de enero de 2019

POWERWOLF+AMARANTHE+KISSIN´DYNAMITE-RAZZMATAZZ-BCN-12-ENE-2019



Durante los últimos años Powerwolf se han convertido en una de esas bandas que parecen estar llamadas a recoger el testigo de las formaciones  clásicas del power metal europeo. Su ascenso parece imparable. Así que tras su última visita en sala de hace un par de años, -junto a Battle Beast y Serenity-, y su posterior paso por los festivales veraniegos  los lobos germanos regresaban a la Ciudad Condal para impartir en la grande del Razzmatazz otra de sus particulares liturgias metaleras. Como compañeros de viaje la banda que formaron los hermanos Greywolf en 2003 contaría con el apoyo de otra formación emergente dentro de la escena europea como son Amaranthe. Mientras que para completar el variado y heterogéneo cartel de esta noche de sábado contaríamos con el concurso de los hard roqueros germanos Kissin´ Dynamite.

No era esta la primera ocasión en que Johannes Braun y sus muchachos pisaban los escenarios de la capital catalana, y lo cierto es que debo admitir que sorprendió la entrega y la actitud de un público que se mostró mucho más entusiasta y participativo que la anterior vez que tuve ocasión de verles abriendo para los británicos Dragonforce. Seguramente habrá quien diga que los germanos no aportan nada sustancialmente nuevo. De hecho sus influencias son más que evidentes, ya que apuestan por un hard rock marchoso, de corte festivo, y en el que son recurrentes los estribillos pegadizos. Pero lo cierto es que lo que hacen lo hacen muy bien. Tienen actitud, tablas, y saben como conectar con el personal.


Salieron con las pilas bien cargadas y dispuestos a divertir al respetable  mientras repasaban algunos de los mejores temas de su última entrega discográfica “Ecstasy”. De modo que tras irrumpir en escena acompañados de su habitual introducción no tardaron en ponernos a todos a cantar los pegadizos estribillos  de “I´ ve Got The Fire”. Pese a ser los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada el combo de Burladingen  disfrutó de un buen sonido, un cuidado juego de luces, y de unas generosas columnas de humo que ayudaron a que temas como el también novedoso “Somebody´s Gotta Do It”, quedara de lo más resultón.

Tras recabar la primera ovación de la noche el quinteto dejó de la lado las composiciones de su más reciente entrega discográfica para proponernos un primer guiño a su anterior “Generation Goodbye”, haciendo que el ambiente siguiera caldeándose gracias a la velocidad que imprimieron al hímnico “Highlight Zone”. Más atrás en el tiempo, concretamente hasta 2010, nos conducirían los ritmos más vacilones y con tintes sleazy de “Love Me, Hate Me”, que se convertía en la excusa perfecta para que todos nos sumáramos  a los coros.

Viendo la reacción del respetable resultaba evidente que el público de esta noche tenía muchas ganas de fiesta, y la mejor prueba fue ver como el personal  respondió a la invitación de su frontman a que nos pusiéramos a dar palmas durante el arranque de “Waging War”, con la que volvían a incidir sobre su último redondo. Para los que todavía no les conocían Braun proclamó que la banda lleva más de una década pateándose los escenarios antes de atacar “You´re Not Alone”.

El mejor momento de la descarga de Kissin´ Dynamite llegó cuando el quinteto encaró la recta final de su presentación, con Braun luciendo un cetro y una larga capa roja, -que acabó agitando ostentosamente-, mientras interpretaba el socarrón “I Will Be King”. El colofón definitivo para su  entretenida descarga  estuvo reservado para “Flying Colours”, que se saldaba con los miembros de la banda realizando una torre humana al más puro estilo de sus compatriotas Scorpions. N definitiva que Kissin´Dynamite se marcharon con la sensación del deber cumplido, dejando unas muy buenas sensaciones, y con la promesa de regresar en breve para ofrecernos su show completo.


No tardaron mucho en aparecer en escena Amaranthe. En apenas una década la formación que capitanea la vocalista sueca Elize Ryd ha conseguido afianzar su posición dentro del escena metálica europea y contar con el apoyo de una nueva generación de metaleros que se han dejado seducir  por su particular combinación de corrosivos riffs, ritmos bailables, y sobretodo ese fulgurante triple ataque vocal.

Aunque personalmente debo admitir que su anterior entrega “Maximalism” no  acabó de convencerme, creo que con su más reciente “Helix”, la banda ha vuelto a recuperar la buena senda. Además me da la sensación de  que la incorporación del vocalista Nils Molin (Dynazty)ha sido un total acierto, ya que conserva la faceta melódica de su antecesor Jack E., pero también suena más potente y roquero.

Si ya durante la presentación de Kissin´ Dynamite el ambiente había estado de lo más animado, cuando Amaranthe aparecieron en escena para hacer bailar al personal al ritmo de “Maximize”, la conexión con las primeras filas fue instantánea y absoluta. Como ya sucediera en sus anteriores visitas, la movilidad de la banda en escena fue fulgurante, con los tres vocalistas recorriendo incansablemente el escenario mientras se alternaban las líneas vocales y buscaban la complicidad de unas primeras filas que se fueron animando a medida que avanzaba el show y se iban sucediendo temas como el pegadizo “Digital World”.

Tras haber roto el hielo con un par de trallazos imprescindibles de su ya amplio catálogo, la vocalista sueca tomaba la palabra para darnos las buenas noches antes de presentarnos su nuevo trabajo “Helix”, del que descargaron “365”, que se zanjaba con los vocalistas abandonando el escenario para dejar que los instrumentistas fueran quienes llevaran las riendas en la parte final del tema mientras el escenario se llenaba de humo. Acto seguido llegaría el momento de echar la vista atrás para centrar nuestro objetivo sobre las composiciones que conformaron su debut homónimo de 2011.

La primera en sonar fue “1.000.000 Lightyears”, con los guturales de Englund dando la replica a los tonalidades limpias de Ryd y Molin. Los sonidos electrónicos se fundirían con los implacables riffs de Olof Mörck para abrirnos paso a través de la imprescindible  “Hunger”. Mientras que para redondear esta fantástica tripleta nos ofrecieron los aromas más relajados e intimistas de la siempre efectiva “Amaranthine”, que sirvió para el lucimiento de una Elize que acabó recabando una rotunda ovación.

La vuelta al presente llegaría acompañado del rotundo cambio de registro que supuso  “GG6”, que pasa por ser uno de los cortes más potentes y agresivos de último redondo. Precisamente fue el tema que le presta título “Helix” el que cerró el capitulo dedicado a su trabajo del pasado año. Con el escenario cubierto de humo todos nos pondríamos a saltar con la banda siguiendo el bailable ritmo de “Drop Dead Cynical” para hacer que se acabará convirtiendo en uno de los momentos culminantes del show.

Con público y banda en perfecta sintonía Englund se encargó de ejercer como animador durante los prolegómenos del marchoso “Call Out My Name”. El remate definitivo para un show que se hizo demasiado corto estuvo reservado para el tema que daba título a su segundo largo  “The Nexus”, tras el que se marcharon dejándonos con ganas de un par de temas más. Seguramente habrá quien no comulgue con el particular estilo de Amaranthe, pero dejando gustos personales a un lado, lo cierto es que Elize Ryd y sus muchachos  ofrecieron  un muy buen espectáculo, e incluso diría que acabaron convenciendo a alguno de sus detractores.


Con el ambiente ya muy animado y caldeado tras las descargas que acaban de ofrecernos Kissin´ Dynamite y Amaranthe, el escenario quedó oculto tras una lona negra que lo protegía de miradas indiscretas mientras los “pipas” de la banda se afanaban en dar los últimos retoques. La espera acabó haciéndose un poco larga. La expectación podía palparse en el ambiente, y es que durante los últimos años la formación de Saarbrücken se ha convertido en uno de los nombres de referencia para los nuevos seguidores de la escena powermetalera. Al caer el telón lo primero que llamó nuestra atención fue el cuidado montaje escénico que presentaron, con un vistoso escenario a dos niveles comunicados por una escalinata, y en donde gozó de un destacado protagonismo el teclista y particular showman de la banda el teclista Falk Maria Schlegel.

Recibidos como si fueran auténticos héroes y acompañados de la introducción “Lupus Daemonis” el quinteto alemán aparecía en escena para golpear duro a sus incondicionales con la vertiginosa estampida que supuso “Fire And Forgive”, que arrancaba con la majestuosa estampa de su frontman, Attila Dorn, encaramado en el nivel superior del escenario para alzar los brazos y convertirse en el perfecto maestro de ceremonias de la velada. La respuesta del respetable fue antológica, coreando reverencialmente el nombre de la banda hasta que los “lobos” se encargaron de poner el recinto patas arriba con uno de los temas más exitosos de su anterior entrega,  “Army Of The Night”.

Sí, evidentemente, Powerwolf disfrutaron de un buen sonido. Portaron sus ropajes, sus pinturas, un fantástico juego de luces y, como no, también tuvimos el incensiario durante la presentación y los compases iniciales de “Incense & Iron”, que se convertía en la excusa perfecta para que el nivel de euforia no decreciera mientras el personal no dejaba de cantar como si le fuera la vida en ello. Al igual que ya sucediera en anteriores incursiones, el incansable teclista Falk Maria Schlegel se acabó convirtiendo en el segundo frontman de los germanos, abandonando incluso su set de teclados para situarse en primera línea de fuego para animar a que las primeras filas se sumaran a la fiesta durante “Amen & Attack”, que nos dejaba a todo el personal levantado los puños al aire mientras acompañaba su fulgurante estribillo.


A estas alturas de la velada Powerwolf ya habían conseguido seducir al personal, logrando meterse al público en el bolsillo. De modo que lo que vimos a continuación fue un auténtico paseo militar de manos de una banda que derrochó entrega, calidad y actitud, para acabar haciendo  las delicias de un respetable que disfrutó al máximo de himnos como “Let There Be Night”, con los hermanos Greywolf encaramados en la parte superior del escenario; pero también de algunos de sus nuevos temas que están llamados a convertirse en imprescindibles de cara a los próximos años, y buena prueba de ello fue la excelente acogida que el respetable dispensó a “Demons Are A Girl´s Best Friend” y el crujiente uptempo “Killers With The Cross”, que Attila redondeó con una fantástica puesta en escena.

Una nueva mirada sobre las composiciones de su anterior entrega discográfica serviría para volver a destapar la esencia de sus raíces más netamente powermetaleras de manos del tema que le daba titulo, el coreable  “Blessed & Possessed”, que nos dejaba nuevamente al público reclamando su cuota de protagonismo a la hora de apoyar en los coros antes de que Attila nos invitara a cantar su melodía central al mas puro estilo Accept. El cambio de registro llegaría acompañando de las elegantes melodías  de piano que marcaron el arranque del inquietante “Where The Wild Wolves Have Gone”, que acabó recabando una fastuosa ovación.

Si durante los compases iniciales del show los lobos germanos habían centrado su objetivo en las composiciones de sus tres últimas entregas, fue de cara a la segunda mitad del concierto cuando Powerwolf intercalaron algunos de sus primerizos éxitos para hacer explotar definitivamente al respetable. Así que para dar el pistoletazo de salida a este segundo tramo optaron por un celebradísimo “Resurrection By Erection”, que se convirtió en el primer recuerdo que se permitieron a su tercera entrega de 2009 “Bible Of The Beast”. El contraste entre el pasado y el presente quedaría plasmado en los aromas eclesiásticos que marcaron la novedosa “Stossgebet”.

Pero sin duda los momentos más vibrantes de la velada llegarían al adentrarnos en el sprint final del show, cuando el quinteto nos ofreció una suculenta doble ración de su tercer largo “Blood  Of The Saints”. Los cánticos y las invocaciones de Attila nos pondrían en sobre aviso de que había llegado el momento de “All We Need Is Blood”, y con ella se desató la locura de unos seguidores  que no pararon  de botar y cantar. Pero que nadie piense que las huestes de los hermanos  Greywolf habían quemado ya todas sus naves, ya que el punto y seguido a la velada  lo pusieron un impresionante “We Drink Our Blood”,  y una brutal versión del “Lupus Dei”, que se saldaba con el frontman instalado en el nivel superior elevando  reverencialmente los brazos al aire para hacer rugir al entregado público.

Pero no, la ceremonia de los  germanos todavía no había concluido. De modo que no tardarían en regresar sobre las tablas para ofrecer a sus incondicionales una última muestra de su calidad y entrega dando para ello buena cuenta de  los potentes estribillos  de  “Sanctified With Dynamite”, para posteriormente ponernos nuevamente a saltar con “Coleus Sanctus”. La fiesta estaba tocando a su fin,  pero antes de que se encendieran las luces Powerwolf  todavía tuvieron  ocasión de desplegar la  intrigante oscuridad que nos condujo hacia uno de los temas más celebrados de toda la noche: “Werewolves Of Armenia”, con el que, ahora sí, rubricaban la que hasta la fecha ha sido su mejor incursión en tierras catalanas.

El triunfo de Powerwolf fue incontestable. Esta noche el combo germano venció y convenció a su paso por la Ciudad Condal. Lo tienen todo: una colección de temas explosivos  que funcionan muy bien en directo, una imagen impactante,  un cuidado montaje escénico, y la lealtad de unos seguidores que crecen en cada una de sus visitas. Bueno, todo no. Les falta el concurso de un bajista, ya que para un servidor sigue siendo un tanto extraño  ver a una banda de metal  en vivo sin la figura de un  bajista.


TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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