domingo, 3 de abril de 2022

ZENOBIA+KILMARA-LA NAU-BCN-26-MAR-2022


No suele ser habitual que una banda con estatus, éxito y que está plenamente asentada dentro de la escena nacional se atreva a tomar riesgos. Pero si algo que ha marcado la la trayectoria de Zenobia ha sido su capacidad de superación, y ese arrojo que les ha permitido crecer, evolucionar y reinventarse disco a disco. Por supuesto, lo más fácil hubiera sido repetir la fórmula ganadora que convirtió en el pasado algunas de sus obras en clásicos imprescindibles para cualquier seguidor del heavy metal cantado en nuestro idioma. Pero la formación que capitanea Jorge Berceo parece no estar dispuesta a estancarse, quiere seguir creciendo, así que en plena época pandémica nos sorprendieron con la noticia de un nuevo line-up y la publicación del que probablemente sea su disco más variado y ambicioso hasta el momento “VI”, un trabajo que atesora el potencial suficiente para reclutar nuevos seguidores aunque conservando el núcleo del público que les ha acompañado durante las últimas dos décadas.

Como siempre que los riojanos pisan los escenarios de la Ciudad Condal el público atendió a su llamada, y es que Zenobia son un nombre respetado en tierras catalanas, y más desde aquellos conciertos de “Unidos Por El Metal” que les consagraron en aquel momento (2010) junto a sus compañeros de viaje Dünedain como los nuevos portadores del estandarte del metal nacional. En esta ocasión el enclave escogido para presentar su más reciente entrega fue la Sala La Nau del barrio del Poble Nou. Además para amenizar la espera antes del desembarco de Berceo y sus muchachos contaríamos con la presencia de una banda clásica y luchadora dentro de la escena de la capital catalana: Kilmara, quienes retomaban la actividad en directo tras el parón pandémico estrenando además nueva formación y algún tema que formará parte de su nuevo trabajo, que tal y como nos comentaron esta ya prácticamente acabado.

Jugar en casa siempre es positivo, y más en el caso de una banda como Kilmara que se ha fraguado una excelente reputación en directo a base de tocar, tocar y tocar. Muchos han sido los cambios que ha sufrido la formación a lo largo de los años, pero tener un capitán con la determinación, el empuje y las ideas claras como Jon Portillo ha sido clave para la evolución de un quinteto que mejora disco a disco y que parece que aún no ha alcanzado su techo. Además del mencionado guitarrista el tridente que conforma junto al bajista Didac Pla y el vocalista Dani Ponce se ha consolidado como ese núcleo duro que les ha aportado estabilidad, y al cual se han sumado el batería Eric Martínez y su flamante nueva incorporación el guitarrista Carles Salse.

Pese a que el de esta noche de sábado representaba el retorno de Kilmara a los directos, la banda abordó el escenario con la seguridad y el aplomo de quienes se saben poseedores del potencial suficiente para conectar con sus seguidores. Sonaron nítidos, potentes, melódicos..., y ante todo demostraron que son una banda de directo, y con esto me refiero a que son capaces de llevar al directo la complejidad instrumental contenida en cortes como la inicial “Purging Flames”. Sin duda su último lanzamiento “Across The Realm Of Time”, ha supuesto el espaldarazo definitivo a su carrera , y aunque la banda tiene un amplio bagaje a sus espaldas y está trabajando ya en lo que será su nuevo material, el peso de las composiciones que facturaron para su obra de 2018, -siendo la primera que grabaron con Dani Ponce-, tuvo un peso preponderante en su setlist. Así que no faltaron durante el tramo inicial del show temas como el aguerrido y power metalero “The End Of The World”, que fue la responsable de que todos nos pusiéramos a dar palmas acompañando su desarrollo siguiendo las indicaciones de su frontman.

Y es que el vocalista nacido en los States, -ataviado con un pañuelo en la cabeza-, se mostró en todo momento como el perfecto maestro de ceremonias, animando constantemente y realizando unos “speeches” cortos pero efectivos a la hora de encarar las presentaciones, tal y como sucedió en el que precedió al guitarrero “My Haven”; que nos dejaba la estampa de ambos hachas girándose hacia la batería mientras los teclados preparados se encargaban de conferir al corte una orientación cercana a los parámetros del metal progresivo. Acto seguido fue Dani Ponce quien se encargó de presentarnos a su flamante nuevo fichaje el guitarrista Carles Salse (Xtasy, Elisa C. Martin), antes de dar buena cuenta de ese derroche de potencia heavy metalera salpicado de esencias orientales, -al más puro estilo a los antiguos Kamelot-, que lleva por título “Principles Of Hatred”.

Me gustó mucho el sincero reconocimiento que sus propios compañeros, -por boca de Dani Ponce-, tuvieron hacia la figura de Jon Portillo, fundador y líder de la banda, durante los prolegómenos de “Blindfold”, que fue su primera mirada al pasado, concretamente a los tiempos de aquel ya lejano “Don´t Fear The Wolf”. El momento de ejercitar las cervicales llegaría con los pasajes powermetaleros que marcaron “Disciples” en la que combinaron a la perfección: pasajes melódicos y unos magníficos toques épicos con los que nos invitaban nuevamente a cantar.

Con el nivel de intensidad en aumento llegaba el momento de atacar el que quizás sea el tema más potente y rotundo de “Across The Realm Of Time”, precisamente el que lo cierra, “Out From The Darkness”, que comandado por su aplastante sección rítmica sonó con la tenacidad y la garra suficientes para enganchar a todos los presentes.Como comentaba anteriormente el quinteto ya está en la cuenta atrás para presentar sus nuevas composiciones, así que esta noche tuvieron el detalle de compartir una de ellas con nosotros, a modo de muestra de como va a sonar ese nuevo material, que nuevamente han grabado junto a Roland Grapow. Y lo cierto es que con “Power Of The Mind”, constataron que han optado por seguir la senda de su último redondo aunque concediendo un mayor protagonismo a unos coros más marcados y coreables.

Para cerrar su presentación el quinteto barcelonés optó por proponernos una nueva mirada al pasado, haciendo escala en “Love Song And Other Nightmares”, último trabajo que grabaron con su anterior frontman, Christian Kohl, y del que nos brindaron “The Break Up”, con todo el personal elevando los puños al aire para escenificar la perfecta comunión entre el público y una banda que disfrutó intensamente en su retorno a los escenarios. Ahora que parece que todo vuelve a rodar, Kilmara demostraron estar en plena forma y con las pilas bien cargadas de cara a esa nueva etapa que están a punto de iniciar con su flamante nuevo trabajo. Tras años de duro trabajo y dedicación sólo cabe esperar que puedan gozar de la atención y el apoyo que sin duda se merecen.

Una vez concluida la descarga del combo catalán, y tras dar rápidamente los últimos repasos al equipo, llegaba el momento de poder disfrutar del plato fuerte de la noche. Zenobia han sido de las bandas que han optado por mantenerse activas, dentro de lo posible, durante el “interminable” lapso de tiempo que han durado las más severas restricciones pandémicas, y eso es de agradecer. Los riojanos no han tenido miedo de presentarse en salas con aforo reducido. Ni tampoco de participar en festivales como el Heavy Jaia o el Ripollet Rock, en los que el público estaba sentado. Precisamente fue en la pasada edición del festival ripolletense, -compartiendo escenario con Ankhara, Angelus Apatrida y sus paisanos de Tierra Santa-, cuando tuvimos ocasión de verles por última vez. Lamentablemente, en aquella ocasión la banda no acabó de rayar al nivel al que nos tienen acostumbrados, ya que Jorge Berceo aquejado de problemas vocales tuvo que batallar lo indecible para sacar adelante el show.

Así que en esta noche, en la intimidad de una sala y contando con el apoyo de sus más fieles seguidores, Zenobia regresaban a tierras catalanas dispuestos a sacarse la espinita. Para ello arribaban con una de las formaciones más compactas que han tenido a lo largo de su longeva trayectoria y portando bajo el brazo el fantástico “VI”. Con una pancarta trasera con el nombre de la formación riojana presidiendo el escenario el sexteto irrumpía en escena acompañado de la introducción que inaugura su última referencia de estudio para dejar que, rápidamente, fueran las guitarras de Marcos Lorente y Mario Suarez las que se encargaran de dar el pistoletazo de salida a esa enérgica declaración de intenciones que lleva por título “Sin Perder La Pasión”. Lo primero que me gustaría destacar fue la respuesta de un público que parece haber acogido la nueva propuesta de los riojanos con los brazos abiertos, así que a nadie pareció chirriarle el creciente protagonismo que han ganado los teclados de Ernesto Arranz, ya que lejos de resentirse el sonido de las guitarras se ha reforzado con ese doble ataque. En cualquier caso, el centro de todas las miradas continua siendo el carismático Jorge Berceo, quien se tiró de sus compañeros y supo buscar la complicidad del respetable a la hora de hacernos participes de temas como “La Fiebre Del Oro”.

Tras haber abordado el escenario con solvencia, y habiendo conseguido establecer la conexión que habitualmente acostumbran a crear con sus incondicionales, fueron los teclados giratorios de Ernesto Arranz los que nos flanquearon el paso hacia “Entre Tinieblas”, para acto seguido dar buena cuenta de “El Pacto” y la épica “El Último Bastión”, que nos dejaba con el implacable ataque guitarrero que nos brindaron Marcos Lorente y Mario Suarez. Habiendo firmado un inicio demoledor tocaba cambiar de registro. Así que la ocasión para mover los brazos de izquierda a derecha llegó con los aromas baladísticos de “Vuelve”, que nos dejaba a Hector Hernández apoyando a Berceo en el apartado vocal para acabar recabando una cerrada ovación.

La hermandad con sus seguidores, la cercanía, y su facilidad para facturar temas que se han acabado convirtiendo en auténticos himnos quedó plasmada cuando de forma espontánea la audiencia se arrancó a cantar “Lo Llevo En La Sangre”, ante la atónita mirada de los músicos, y con Berceo observando socarronamente a las primeras filas mientras preguntaba si ya queríamos irnos a casa. Pero no, los riojanos todavía tenían mucho que ofrecer a sus parroquianos. De modo que el escogido para proseguir con el show fue el single que recientemente han estrenado, y en el que colabora el vocalista argentino Adrián Barilari, “La Danza Del Diablo”, que funcionó como un auténtico cañón, dejando claro que tiene muchos números de pasar a engrosar su extensa lista de clásicos.

Sin duda la apuesta por la dupla guitarrera que conforman Marcos Lorente y Mario Suarez ha sido todo un acierto, revitalizando y reforzando su sonido. Especialmente significativo ha sido la aportación del ex-Red Wine, tanto compositivamente como a nivel instrumental, y es que Mario nos dejó una buena muestra de sus habilidades como guitarrista a la hora de atacar las partes solistas en temas como “Tu Amistad”. Desatendiendo las encendidas demandas de un respetable que pidió insistentemente “La Tormenta”, la banda optó por volver a centrar su objetivo sobre el material de “Alma De Fuego II” para ponernos a todos a botar siguiendo las fulgurantes guitarras que impulsaron “Corazón De Hielo”.

Más atrás en el tiempo, concretamente hasta la primera parte de “Alma de Fuego”, nos invitaron a viajar con “Ícaro”, proporcionándonos argumentos para agitar frenéticamente la cabeza mientras Berceo rugía para levantar aún más la moral de la “tropa”. El retorno sobre el material de “VI”, estuvo marcado por la complicidad de un público que no vaciló a la hora de seguir las indicaciones del frontman para acompañar con palmas el desarrollo de la emocionante “No Me Dejes Caer”. En cualquier caso, el combo riojano no tardó mucho en regresar por sus fueros, dejando que las guitarras y los teclados comandaran los ritmos más musculosos y enérgicos de otra de las nuevas “Sigo Rugiendo”, con Berceo nuevamente erigido como el perfecto anfitrión, dándonos la entrada para que coreásemos un estribillo que parece haber calado hondo entre sus incondicionales.

Arrastrados por esa vorágine metalera, el nivel de intensidad continuaría creciendo gracias al alarde épico que significó “Militia Ets Vita”. Una vez más, todos levantaríamos nuestros puños y cantaríamos para acompañar la llegada de “El Sueño De Un Loco”, con la que nos invitaban a viajar a los tiempos de “Supernova” para acabar poniendo patas arriba el local. Para poner el punto y seguido a la velada, y rematar así una tripleta de verdadero infarto, que mejor que la cabalgada netamente powermetalera contenida en “Ángel Negro”.

Con el escenario sumido en la penumbra los teclados de Ernesto Arranz fueron los encargados de romper el silencio para proporcionar, -tras un escueto solo-, el soporte perfecto para que Berceo nos emocionará a todos haciéndonos participes de la emotiva y elegante interpretación de “Ante Tus Ojos”, que a la postre fue la única concesión que se permitieron al primerizo “Luchando Hasta El Final”. Tocaba, ahora sí, encarar la recta final del show, y para ello que mejor que la explosión de energía y mala leche que encierra “Borraré Tu Nombre”, con todo el personal saltando como si no hubiera mañana.

Entre los vítores de una audiencia que no paró de rendir pleitesía a los riojanos, -coreando una y otra vez el nombre de la banda-, Berceo se encargó de anunciarnos que era un buen momento para dedicar un recuerdo a todos nuestros seres queridos con “Jamás”. A su conclusión, una vez más, la concurrencia volvería a entonar a capela “Lo Llevo En La Sangre”, pero antes de que la banda colmará las ansias del respetable todavía tendríamos ocasión de abandonarnos al headbanging durante ese trallazo que lleva por título “La Tormenta”. El broche de oro, el fin de fiesta definitivo, el clímax absoluto entre banda y público se alcanzaría, ahora sí, con la inevitable “Lo Llevo En La Sangre”, que se encargaba de rubricar el incontestable triunfo que cosecharon Zenobia en su retorno a la Ciudad Condal.

Quizás haya bandas que movilicen más seguidores a su paso por la capital catalana. Pero de lo que no me cabe la menor duda es que Zenobia son un valor seguro de cara al directo. Además pueden presumir de tener un escuadrón de fieles incondicionales que no acostumbran a fallar cuando se les llama a filas. Y eso es algo que los riojanos se han ganado a pulso y sobre las tablas a lo largo de los años.



TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER

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