viernes, 12 de octubre de 2012

ACID DEATH-EIDOLON




Aunque a muchos el nombre de Acid Death, les pueda sonar a nuevo, lo cierto es que la formación griega consiguió ganarse una cierta notoriedad dentro de la escena death metalera durante la década de los noventa. Formados inicialmente en 1989, el cuarteto despertó el interés de los seguidores del underground con su demo “Rotation Of Insanity” y su posterior EP “Apathy Murders Hope” de 1993, donde dejaban clara su predilección  por un death metal técnico con toques progresivos.  Después de múltiples cambios en su formación y de compartir el Split “Misled/ Deformed Beyond Belief”, con Avulsed en 1994, Acid Death consiguieron editar su primer disco grande en 1997 bajo el título de “Pieces Of Mankind” de forma independiente, y posteriormente lanzaron al mercado “Random´s Manifest”, en el año 2000, para poco después anunciar su disolución en 2001.

Más de una década después, y con únicamente dos supervivientes de su line-up original, el bajista y vocalista Savvas Betinis y el guitarrista Dennis Kostapolous, los griegos volvieron a la carretera en 2011, con las incorporaciones del guitarrista Kostas Gusk y el batería Kostas Alexakis,  para posteriormente facturar “Eidolon”, un disco grabado en los  Deva Soundz Studios de Atenas, en el que el cuarteto griego continua desarrollando su particular death metal progresivo, no exento de grandes dosis técnicas y algunas pinceladas jazzeras.

A pesar del largo periodo de letargo, Acid Death, dejan claro desde los primeros compases de “Blind Reflection”, que siguen teniendo las ideas muy claras y que no han perdido ni un ápice de su contundencia, de manera que las guitarras suenan cortantes y envolventes durante el tema inicial, junto a una batería rotunda y marcial, a la que hay que sumar el registro rasgado y cavernoso de Savvas Betinis, que se muestra igual de rocoso y profundo que en anteriores lanzamientos, dando forma a un tema thrashero, en el que destaca la labor solista de Dennis Kostapoulos, con esas escalas diabólicas y enrevesadas que se ven potenciadas con las risas malévolas que se oyen de fondo. Sin darnos tiempo para poder asimilar el latigazo inicial y prácticamente fundiéndose con el tema de apertura “Crossing The Line”, es la siguiente en sonar, con unas guitarras más pesadas y profundas, llenas de Groove, que aparecen  sobrepuestas en diferentes capas, mientras el penetrante sonido del bajo marca el ritmo vertiginoso de una composición en la que se van sucediendo los cambios de ritmo, dejando entrever dentro de esos ritmos asincopados las influencias jazzeras de una banda atrevida, que no tiene reparos en incluir en sus composiciones arreglos arriesgados dentro de un género tan acotado como el thrash/death.

Mucho más encaminado hacia terrenos  melódicos, pero sin perder sus raíces death metaleras, “Towards Hate”, que contiene unos riffs lentos y machacones en el inicio que contrastan con la dinámica base rítmica, donde el rotundo baqueteo de Kostas Alexakis, en la primera parte del tema, dejará paso a unos desarrollos densos, con mucha cadencia, en los que se sucederán nuevamente los cambios de ambientación junto a unas melodías oscuras e inquietantes, dando forma a una pieza muy del estilo del death metal más técnico que practican bandas como los americanos Atheist. Las atmosferas recargadas con aire angustioso y opresivo son las protagonistas de la electrizante “Convict 655321”, con unas guitarras chirriantes y punzantes, que se enlazan con las ráfagas de doble bombo para crear un tema vibrante, en el que se incluye una doble armonía vocal en la que tienen cabida los registros más contundentes y guturales.

Una de las características principales en el sonido de Acid Death, y que se repite durante todo este “Eidolon”, es la preponderante presencia del bajo, y es en algunos fragmentos, como durante el tramo inicial de “No Sky Above”, cuando mejor se puede apreciar el protagonismo de las cuatro cuerdas martilleadas por Savvas Betinis, ya que es él, quien lidera los contundentes cambios de ritmo, que se van produciendo durante el extenso desarrollo instrumental que contiene el corte, para que posteriormente sean las guitarras melódicas las que nos conduzcan por una segunda parte más orientada hacia el metal más moderno y contemporáneo. Con unos riffs iniciales muy similares a los de “Blind Reflection”, arranca el corte que da título al álbum “Eidolon”, una nueva descarga de furioso thrash/death en el que se dan la mano técnica y velocidad, una composición en la que  se ha cuidado especialmente el sonido de las guitarras y los efectos de voz, para dar forma, al que sin duda, es uno de los temas más rotundos y contundentes del álbum, en el que se incluye un gran desarrollo instrumental donde destaca especialmente la aportación de Dennis Kostopolous, y el fragmento más sosegado  protagonizado por unas voces guturales que servirán de preámbulo antes de encarar un final destructivo e incendiario, donde Acid Death nos regalan uno de los momentos más trepidante de todo el disco.

Mostrando su faceta más agresiva y directa “Odious Maggots”,  que nos sumerge de lleno en las sonoridades más netamente thrasheras, con una banda pisando el acelerador al máximo, liderados por el martilleante baqueteo de Kostas Alexakis, mientras las guitarras escupen riffs secos y asesinos,  en los que han dejado  poco espacio para la experimentación, sacando a relucir  su  vertiente más contundente y arrolladora. Las atmósferas oscuras y compactas son las protagonistas de “Dying Alone”, un corte con un inicio lento y ambiental, con unas logradas líneas de bajo, que poco a poco se va convirtiendo en una pieza tétrica y densa, donde unos  teclados, que suenan en segundo plano, serán los encargados de dar un  toque ocultista y siniestro  junto a unas voces envolventes,  para posteriormente ser rematados  por unos riffs arrolladores  y unas voces agresivas y rasgadas en un estribillo veloz donde vuelve a aparecer el doble bombo. El disco se cierra con la instrumental “Sole Truth”, la pieza más melódica de “Eidolon”, donde las guitarras se arrastran sobre la potente base rítmica durante el tramo inicial, para acabar dando forma a un corte con una sonoridad más relajada, con las seis cuerdas ofreciendo grandes dosis de melodía en un final repetitivo y ambiental.

“Eidolon”, resulta un buen punto de partida de cara a esta segunda encarnación de Acid Death, una formación que lejos de reinventar su sonido, ha optado por seguir apostando y dando continuidad a la propuesta que les caracterizo durante la década de los noventa, sumergiéndose en unos temas densos, que no entran a la primera y  en los que no han renunciado a la rotundidad de su sonido primigenio, ni a los arreglos técnicos y virtuosos que ya les caracterizaron y dieron personalidad propia durante su anterior etapa.

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