domingo, 22 de junio de 2014

SKID ROW+BUCKCHERRY-RAZZMATAZZ-BCN-17-JUN 2014



Noche de hard rock en la Ciudad Condal protagonizada por dos bandas que si bien en el tramo inicial de sus respectivas carreras parecían destinadas a consagrarse como dos nombres realmente relevantes dentro de la escena internacional, el paso de los años, los cambios de componentes  y las decisiones erróneas  acabaron relegándolas a un discreto segundo plano, condenándolas a luchar férreamente por sobrevivir e intentar recuperar el terreno perdido. Seguramente este mismo cartel en la década de los 90, con unos Skid Row liderados por su anterior vocalista, y con unos hambrientos   Buckcherry habría conseguido llenar la sala grande del Razzmatazz, pero desafortunadamente la unión de estas dos bandas americanas, a día de hoy, no fue reclamo suficiente  para llenar la sala mediana de Razzmatazz, congregando a algo menos de medio millar de seguidores en una desapacible y tormentosa noche de Martes en la capital catalana. Pese a que en principio también estaba  prevista la actuación de Buffalo Summer, un escueto comunicado, horas antes del inicio del show, nos informaba  que el cuarteto galés no podría tomar parte  en la descarga de esta noche, con lo que los horarios de inicio se retrasaban notablemente.

Pese a que la sala no llegó a llenarse, unas cuatrocientas personas no  quisieron  perderse este  primer asalto de la noche, de modo que a la hora prevista para el arranque de la descarga de Buckcherry el recinto ya presentaba un aspecto bastante animado y concurrido. Como un auténtico vendaval y directos a la yugular  salieron a escena  los muchachos liderados por el carismático e incombustible Josh Todd al ritmo del tema que les sirvió para darse a conocer al mundo "Lit Up", desatando la euforia entre las primeras filas y convirtiendo la sala en un auténtico hervidero, con todo el mundo saltando mientras un elegante y trajeado Todd gritaba incansablemente ese mítico "I Love The Cocaine". Revestidos de esa  actitud que siempre les ha caracterizado y ataviados de riguroso negro,  el quinteto californiano  ofreció durante su actuación una soberana lección de garra, entrega y actitud, regalándonos cortes como "Fall", en el que el vocalista intercaló  sus provocativos  bailes con  sutiles toques de pandereta, o el marchoso "All Night Long", que se convertiría en la excusa perfecta para que la banda nos pusiera a todos a cantar, consiguiendo recabar una de las mayores ovaciones de la velada.

Aunque Buckcherry  se mostraron compactos  y enérgicos en escena, el auténtico líder de los americanos fue su vocalista Josh Todd, un “front-man” de  vieja escuela, capaz de atraer sobre él todas las miradas, gracias a su vocabulario obsceno e irreverente, o a sus constantes contoneos exhibiendo  sus llamativos tatuajes. Y es que el vocalista no dejó de animar al respetable durante todo el show,  apoyándose en  la potencia hard roquera que desprendían trallazos del calibre de "Onset", que junto al suntuoso medio tiempo "Everything", conformarían una efectiva dupla que nos transportaba a  su exitoso  álbum de retorno de 2006 "15", dejándonos la imagen del bajista Kelly T. LeMieux  encaramado sobre  la tarima de la batería, mientras Stevie D. y Keith Nelson  se retaban en el centro del escenario para ofrecernos un orgiástico desarrollo guitarrístico .

Del mismo modo que la banda se mostró realmente potente y entregada a la hora de atacar los temas más rápidos y contundentes, que sirvieron para inyectar al show una sabrosa intensidad roquera, la encargada de adentrarnos en terrenos más accesibles y cuasi baladísticos fue una sentida "Sorry", que Todd tuvo el detalle de presentar en castellano provocando una rotunda ovación. Pero lógicamente lo que queríamos todos los presentes era degustar el descaro e  inmediatez roquera que desprenden los estribillos que el quinteto nos propondría con temas como "Dead ", que volvió a levantar el ánimo de la tropa, trayéndonos de vuelta ese inconfundible sonido “sleazy” que siempre ha marcado la propuesta de la formación estadounidense.

Lejos de decaer, la insolencia  y socarronería hard roquera perduraría a lo largo de  un explosivo "Porno Star", presentado de forma irreverente por Josh Todd  y  que acabaría de consumar la perfecta comunión entre banda y público, para posteriormente, y sin abandonar su segundo trabajo, el discreto "Time Bomb", ofrecernos un eléctrico y contagioso "Ridin'”, que volvía a hacer desgallitarse a una audiencia que estaba disfrutando al máximo con la descarga del quinteto. Tampoco quisieron dejarse en el tintero Buckcherry un pequeño guiño a su material más reciente, ofreciéndonos una potente dupla de su "Confessions", de manos de "Gluttony", precedida por un fragmento del clásico de Ac Dc "Big Balls", y que dejaría paso a la rabiosa intensidad de  "Greed", con toda la banda machacando entusiásticamente sus instrumentos ante el descontrol generalizado.

Para rematar su arrolladora actuación la banda optó por la accesibilidad melódica y envolvente del vacilón "For The Movies", que resultó ideal para que recuperáramos mínimamente el aliento antes de enfrentarnos al inicio funk de su single "Crazy Bitch", una carta ganadora que los americanos supieron exprimir al máximo, haciéndonos cantar y convirtiéndose en la sintonía perfecta para que Josh Todd nos presentara, de forma individual, a cada uno de sus compañeros antes de que la banda abandonara el escenario en olor de multitudes. Con la gente demandando la vuelta del quinteto, Todd y sus secuaces no tardaron más de dos minutos en regresar sobre las tablas para poner la rúbrica definitiva a su actuación con una estruendosa versión del "I Love It", convenientemente roquerizada y transformada en un irreverente "Say Fuck It”.

Tras unos años en los que la banda parecía de capa caída, Buckcherry demostraron que están en uno de los mejores momentos de su carrera, sonando intensos potentes y poderosos, sabiendo imprimir un ritmo frenético  a sus descargas y consiguiendo enganchar a sus seguidores como ya lo hicieran durante sus primeros años de andadura.

Difícil, muy difícil lo iban a tener Skid Row tras la apabullante descarga que nos habían brindado  sus compatriotas Buckcherry. Habiendo podido ver a su formación clásica en 1995 y siendo  seguidor de la banda  desde principios de la década de los noventa, debo reconocer que nunca me ha acabado de convencer el registro de Johnny Solinger, pero en honor a la verdad, y pese a quien pese, hay que reconocer que Solinger  se ha ganado a pulso el ser considerado la voz de Skid Row, aunque sólo sea  porque lleva al frente de la formación de New Jersey bastantes más años de los que estuvo el mítico Sebastián Bach. Aunque estaremos  de acuerdo en que con el canadiense al frente la banda alcanzó sus mayores cuotas de éxito y popularidad, especialmente con la tripleta formada por su debut homónimo, "Slave To The Grind" y el EP de versiones  "B-Side Ourselves", lo cierto es que hay que reconocer que Solinger también ha sabido imprimir  su personalidad y carisma al material más punk  incluido en  las composiciones  de "Thickskin", "Revolutions Per Minute", o su más reciente EP "United World Rebellion - Chapter One".

Con una sala en la que podía palparse la excitación y con un escenario engalanado con un vistosos telón de fondo  que reproducía la portada de su último EP, por fin se apagaban las luces y empezaba a sonar a través del P.A. el clásico himno de The Ramones que serviría como  sintonía para que los músicos tomarán posiciones para abrir su descarga con el puñetazo sonoro que representa el novedoso "Let' s Go", con la formación derrochando actitud y rabia roquera por los cuatro costados, especialmente su bajista Rachel Bolan, quien se mostró en todo momento como el motor de la banda junto al batería Rob Hammersmith. Pese al paso de los años la dupla de guitarrista formada  por  Dave “Snake” Sabo  y Scotti Hill  sigue manteniendo su imagen clásica, con sus largas melenas y su eterna sonrisa dibujada en el rostro, llenando el escenario e irradiando el carisma que les otorga el haber liderado a la formación frente a grandes audiencias. Tras recibir una calurosa bienvenida por parte de su fiel parroquia, era el propio Solinger el encargado de ejercer como maestro de ceremonias para anunciarnos que esta noche sería especial, ya que la banda tenía previsto descargar  muchos de los himnos que formaron parte de su aclamado debut publicado hace ya  25 años. Y quizás, fuera ese el principal hándicap de su actuación,  ya que el registro de Solinguer dista mucho del de Bach con lo que piezas como "Big Guns" o " Makin' A Mess", que fueron recibidas de forma apoteósica por parte del público, no acabaron de brillar ni convencer a los fans más veteranos de la banda.

Sin abandonar las composiciones de su debut de 1989, y sonando bastante más compactas e inspiradas  nos topamos con la arrolladora "Piece Of Me", con Rachel, embutido en su gorro de lana y unas llamativas gafas de sol, marcando el machacón ritmo con su bajo, para posteriormente cambiar radicalmente de tercio y ofrecernos la primera balada de la noche, un coreadísimo y sentido "18 And Life", que contó con la emocionada colaboración  de un público que se dejó la garganta coreando la letra junto al vocalista.

Ante una sala que supo agradecer la entrega y el detalle de la banda de descargar sus temas más clásicos y representativos, por fin llegaba el momento de adentrarnos en la segunda etapa de la banda, de manos de ese rabioso " Thick Is The Skin", en el que el quinteto se mostró mucho más suelto y enérgico, demostrando que se siente mucho más identificado y cómodo  con el descomunal dinamismo de su material más reciente que con sus antiguas  composiciones más orientadas hacia el "hair-metal", especialmente un Jhonny Solinger al que se vio disfrutar enormemente a la hora de animar a todos los presentes a tararear esos contagiosos  estribillos. El retorno sobre el material más clásico de la banda estaría marcado por la dupla compuesta por una de las piezas más punkeras  de su debut "Riot Act", y por la envolvente "In A Darkened Room", primera mirada al metálico "Slave To The Grind", que pese a sonar poderosa e intimista no llegó a alcanzar las cuotas de épica e intensidad que desprendía  su versión en estudio.

Pese a los altibajos de la actuación, lo cierto es que la audiencia se mostró muy entregada y participativa, consiguiendo que temas como el novedoso "Kings Of Demolition", sonarán como un poderoso puñetazo sonoro. El espíritu más netamente punk roquero, que siempre ha encarnado Rachel Bolan, quedó plasmado en su versión de los Ramones, una adrenalítica "Psycho Therapy", que la banda interpretó en formato de cuarteto encargándose de las voces el propio bajista.

El retorno de Solinguer sobre las tablas estaría protagonizado por una lacrimógena versión de su hit "I Remember You", con el vocalista encarándose a la valla de seguridad para compartir el micrófono  con los seguidores de las primeras filas, para acto seguido volver a centrarse en su segundo trabajo y  ofrecernos una apoteósica "Monkey Business", que volvía a hacer explotar a todos los presentes, certificando el alto nivel de cohesión entre banda y público.

A diferencia de lo que suele ser habitual, el quinteto optó por no abandonar el escenario y renunciar al paripé de los bises. Así que la  sorpresa de la noche, ya que en un principio no estaba prevista en el repertorio,  fue una celebradísima versión del clásico de Cheap Trick "Surrender", que convirtió la sala en una auténtica fiesta.  Con el público deseoso de más rock n´roll, las encargadas de poner el broche de oro a la velada fueron dos gemas de muchos quilates. La primera de ellas, la perturbadora "Slave To The Grind", todo un torbellino sonoro que dejaba las espadas en todo lo alto para rematar la faena con ese himno generacional que es "Youth Gone Wild", que servía para echar el cierre definitivo a una actuación realmente notable, en la que la banda dejó totalmente aparcado el material del incomprendido "Subhuman Race" de 1995.

No me gustaría acabar esta crónica sin ofrecer una reflexión muy personal al respecto de la formación de  New Jersey. Habiendo visto la descarga de Skid Row, pienso que quizás haya llegado el momento de que el quinteto  pase  página definitivamente de la etapa  Sebastian Bach. De modo que creo que la banda tendría que centrarse en el material grabado con Jhonny  Solinger al frente,  ya que en muchos momentos del show  la formación me pareció  una banda de punk rock descargando versiones de clásicos hard roqueros de la década de los 80.


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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