No debe resultar fácil, en una sociedad como la nuestra en donde lo mejor es no mojarse y mantener un perfil bajo a la hora de tocar ciertos temas si uno no quiere tener problemas, el mantenerse firme en unas convicciones e ideales fuertes y comprometidos. Nunca ha tenido miedo a la hora de posicionarse y llamar a las cosas por su nombre. Ya desde sus tiempos en Barricada, El Drogas se ha mostrado siempre como un compositor y letrista implacable, astuto, mordaz, de los que con la pluma apuntaba y denunciaba.., y eso es algo que el paso del tiempo no ha cambiado. Seguramente ese sea el secreto de su longevidad y, porque no decirlo , también de su éxito, amén de la coherencia con la que siempre ha llevado su carrera. Quizás lo más fácil sería seguir adelante con su carrera en solitario fusilando al dedillo los himnos clásicos del legado de Barricada, pero El Drogas siempre ha mirado hacia adelante, aunque sin renunciar a su pasado. En cualquier caso, lo que está fuera de cualquier tipo de duda es que el veterano músico pamplonica ha dejado una profunda huella tanto entre su nutrida legión de incondicionales como dentro de la escena del rock nacional.
Precisamente, en esta ocasión, su descarga estaba enmarcada dentro de la programación del Festival Empremtes 2025. El lugar escogido para albergar el show fue un recinto amplio y al aire libre como es la Plaza Mayor del recinto del Poble Espanyol, y como invitados antes de su show contaríamos con la presencia de una formación que ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años: Ciclonautas, quienes a última hora de la tarde, aunque con el sol todavía brillando, aprovecharon la ocasión para brindarnos un exhaustivo repaso a su último redondo “Ecdisis”, que veía la luz hace apenas unas semanas.
Ante un auditorio todavía algo despoblado, -y con la gente diseminada a lo largo y ancho de todo el recinto, solo los más fieles seguidores de Ciclonautas aguardaban bien posicionados en las primeras filas-, se produjo el desembarco del trío hispanoargentino. Con el escenario engalanado con una proyección de la portada de su último redondo, Ciclonautas aparecieron en escena para presentarnos su rock potente, taciturno e impregnado de esencias claramente setenteras, abriendo fuego con la novedosa “En Mi Espacio Sideral”. El formato trío, acabó propiciando que la batería de Alén Ayerdi tuviera una visibilidad destacada, ya que sus compañeros se posicionaron a los lados, con lo que el escenario pareció quedarles algo grande en algunos momentos. En cualquier caso, Ciclonautas no tuvieron problemas para conectar con sus seguidores, y es que temas con gancho como “El Sol” y “Bombo Sicario”, ambos rescatados de “Camping Del Hastío”, fueron un excelente reclamo para ello.
Por supuesto que entre los temas más celebrados de su descarga tuvimos al socarrón “Chinche Verde”, para acto seguido dar rienda suelta a la faceta más relajada e intimista que marcó los compases iniciales de “Eterno Aprendiz”, que fue poco a poco creciendo hasta convertirse en uno de los zarpazos más intensos del show. Tampoco faltó algún guiño a lo que fue su ópera prima de hace ya más de una década, recordando el tema que grabaron junto a Robe Iniesta: “Kamikaze Del Nido”. Mientras que el contraste entre el presente y el pasado de la banda que vocalmente capitanea Mai Medina quedaría plasmado en las tesituras cuasi stoners que marcaron “Huellas”.
Un escueto solo de batería de Ayerdi servirá como preámbulo para una doble muestra del material contenido en “Ecdisis”. Un vacilón juego de voces emulando el ulular del buho nos anunciaba la inminente llegada de “El Animal”, combinando potentes guitarrazos y pasajes más comedidos, para posteriormente darnos argumentos para mover los pies siguiendo el contagioso y adictivo ritmo de “Mi Estupidez”. Con el recinto bastante más concurrido y animado Ciclonautas se disponían a encarar la recta final del show confiando para ello en la marcha del rock n´ rollera de “Dele Al Play”.
Una vez más el inicio lento junto a la cazallosa voz de Medina servirían para flanquearnos el paso hacia el primerizo uptempo que prestaba título a lo que fue su ópera prima de hace más de una década “Qué Tal?”. Mientras que para poner el broche a su descarga el trío confió en la pegada de “Bienvenidos Los Muertos”, que arrancaba con la sección rítmica de Ayerdi y Javier “Txo” Pintor para luego desplegar esa intensidad roquera que propició que gran parte de los presentes acabara entonando su estribillo.
Concluida la descarga de Ciclonautas, y tras el habitual cambio de equipo, el amplio escenario de la Plaza Mayor del Poble Espanyol estaba preparado para albergar la descarga de El Drogas. Tras haber recorrido prácticamente todo el país con una gira en la que repasó su extensa etapa junto a Barricada en su anterior tour, en esta ocasión el carismático frontman nos ofreció un repaso a lo que ha sido su longeva trayectoria, abarcando temas desde sus inicios junto a Barricada, en el popular barrio de la Txantrea, hasta la actualidad, incluyendo guiños a lo que fueron proyectos como Txarrena, La Venganza De La Abuela, o esta ultima etapa. En definitiva, un recorrido que abarcó más de cuatro décadas de música, dándonos la oportunidad de volver a disfrutar de algunas composiciones que se han convertido en clásicos imprescindibles y atemporales para diferentes generaciones de amantes del rock en nuestro país.
El Drogas y sus muchachos no necesitaron ni grandes montajes escénicos, ni tan siquiera proyecciones para ofrecer un show redondo, en el que las auténticas protagonistas fueron las canciones y, como no, la respuesta de un público entusiasta y entregado que las hizo suyas, y que las coreó como si les fuera la vida en ello. El arranque fue cuanto menos sorpresivo, con una alocución que nos invitaba a dejar durante el show a un lado nuestros teléfonos para concentrarnos en el espectáculo. Tras ella, El Drogas irrumpió en escena, -elegantemente vestido y con gafas de sol-, junto a su socio a las seis cuerdas,Txus Maraví, para arrancar el show de forma comedida, recitando los versos iniciales de “Fue 24 D… ¿Y Qué?,. No tardaría mucho en sumarse al tándem el equipo rítmico para dotar de rabia y fuerza a este primer y, a las postre, único guiño que se permitieron al material contenido en el disco de “La Venganza De la Abuela”. Siempre incisivo, crítico, combativo y posicionándose en contra de las injusticias y el poder establecido, El Drogas no se cortó a la hora de mandar mensajes explícitos durante trallazos rotundos e incontestables como “Mientras Arde Tu País”, con la banda desplegando todo su potencial rockero mientras el carismático frontman recorría incansablemente el escenario, para acto seguido seguir dando cera, en este caso a la institución monárquica, con “Come Elefantes”.
Aunque al público le costó un poco entrar en el show, sin duda ese arranque centrado en su última etapa contribuyó a ello, lo cierto es que cuando empezó a sonar el primer recuerdo a su etapa en Txarrena, con un coreado “Nos Queda Poco Tiempo”, la descarga empezó a pillar intensidad propiciando que la primera mirada al catálogo de Barricada con “Problemas”, convirtiera la Plaza Mayor del Poble Espanyol en un auténtico hervidero, con todos los presentes saltando mientras se apuntaban a corear su estribillo con el puño en alto. Me sorprendió muy positivamente el ritmo trepidante que tuvo el show, con la banda enlazando los temas y sin apenas darnos tiempo para recuperar el aliento. De modo que el ambiente continuaría calentándose con temas como “Azulejo Frío” y “Salvaje Mirar”, ambos repescados de lo que fue el segundo disco de Txarrena.
Pese a la excelente conexión que el cuarteto consiguió crear con el público, como era lógico los momentos más calientes y vibrantes de la noche llegaron cuando el cuarteto tras “Peineta y Mantilla”, empezó a enlazar clásicos de Barricada. Un detalle que me gustaría destacar es que seguramente lo más fácil hubiera sido calcar las versiones de esos temas que todos nos conocemos al dedillo. Sin embargo, El Drogas y sus muchachos han sabido darles una vuelta de tuerca, y aunque siguen siendo plenamente reconocibles y mantienen su personalidad, a muchos de ellos les han dado una nueva dimensión, y eso es algo que los hace sonar más frescos y actuales. De entre ese torrente de clásicos que sonaron en este tramo del show sin duda me quedaría con “Víctima”, que ponía a todo el personal a botar, y con un clásico incontestable, y que volvió a desatar la euforia entre los presentes, como es “Bahía De Pasaia”, que nos dejaba con la estampa del frontman empuñando un megáfono para recordarnos que han pasado ya 40 años desde que sucedieron los hechos que se narran en la canción.
Tras semejante descarga de intensidad y adrenalina tocaba recobrar mínimamente el aliento. Así que la elegida para ralentizar momentáneamente el tempo que había alcanzado el show fue “Puede Ser”, que arrancaba de forma comedida para dejar que posteriormente todos acabáramos entonando su melodía. Los que ocupaban las primeras filas volverían a moverse intensamente durante la celebradísima “Empujó Pa’ Ki”, que se iniciaba con las palmas del público para acabar siendo cantada a medias con El Drogas. Varios fueron los momentos mágicos y cargados de emotividad que vivimos a largo del show, y sin duda uno de ellos fue durante “Deja Que Esto No Acabe Nunca”, con el vocalista alargando su pie de micro para recoger el rugido de un público que cantó casi al completo el tema, dejando patente que a estas alturas del show estaba ya completamente entregado.
Por supuesto que esta noche también pudimos disfrutar de la faceta más personal, humana e intimista del polifacético artistas. Así que tras recordarnos, una vez más, que estaba muy a gusto con nuestra compañía, El Drogas se colgó la guitarra acústica para durante los siguientes minutos hablar de la crudeza de una enfermedad, -en muchos casos silenciosa-, como es el Alzheimer, dando buena cuenta de la descorazonadora “Collar Abandonado” y posteriormente de “Cordones De Mimbre”, para ya desprendido de su acústica tratar sobre la última etapa de la enfermedad mientras volvía a solicitar nuestra colaboración para entonar su melodía.
Con una guitarra eléctrica colgada al cuello, El Drogas recuperaba el espíritu crítico durante “Cómo Son”, para acto seguido volver a incidir sobre el catálogo de Barricada para ponernos a todos a saltar y cantar durante “La Hora Del Carnaval”, que acabó convirtiéndose en otro de los momentos de la noche. Aunque llevábamos más de una hora de show, el personal seguía con ganas de fiesta y rock n” roll. De modo que el cuarteto prosiguió su descarga con el vacilón “Cuidado Con El Perro”. Tras desprenderse de la americana llegaba el momento de volver sobre los temas de Txarrena, invitándonos a participar en los coros “Así”.
Fue a partir de ese momento cuando el cuarteto volvió a centrar su objetivo en otra retahíla de clásicos imprescindibles de los míticos Barricada. De modo que composiciones inmortales como “Lentejuelas”, “Esperando En Un Billar”, un coreadísimo “Oveja Negra”, o el mítico “Okupación”, sirvieron para hacer las delicias de un respetable que se lo estaba pasando en grande . Tampoco faltaron las sorpresas, ya que aunque no estaba prevista en el repertorio que la banda tenía programado, El Drogas no quiso desmarcarse de la actualidad y empuñando una acústica se marcó una demoledora “En Nombre De Dios”. Para poner el punto y seguido al show que mejor que confiar en dos bazas indiscutiblemente ganadoras como “Tiempos Que Arden”, y la mítica “No Hay Tregua”, tras la que se marcharon agasajados por el cálido aplauso del respetable.
El broche de oro para una velada intensa, en la que tuvimos oportunidad de volver a disfrutar de una aplastante recopilación de clásicos incontestables del rock nacional llegaría de manos de la hímnica “Esta Es Una Noche De Rock & Roll”, que fue coreada reverencialmente por el personal, la socarrona y desternillante “Todos Mirando”, para dejar que todos volviéramos a aunar nuestras voces para ser protagonistas de “En Blanco Y Negro”. Ya sin instrumentos, y mientras los músicos saludaban y agradecían la entrega y el cariño del público, El Drogas entonaba los versos de “Esta Noche”, para que el respetable recogiera el testigo y acabara cantando el estribillo del tema.
En plena forma, a sus 65 años Enrique Villarreal sigue demostrando sobre los escenarios que no ha perdido las ganas de seguir denunciando injusticias y reivindicando libertades a ritmo de potente y enérgico rock n’ roll. La leyenda continua….
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