martes, 13 de mayo de 2025

MICHAEL SCHENKER+HUMAN ZOO+GUT´S-APOLO-BCN-5-MAY-2025


Hay músicos que no necesitan presentación, y sin duda Michael Schenker es uno de ellos. Y no lo digo únicamente porque de su guitarra hayan salido algunos de los riffs y  solos más emblemáticos e icónicos de la historia del hard rock y el heavy metal, que también; sino por qué su forma de tocar y componer ha influenciado a músicos de diferentes generaciones y estilos hasta el punto que entre sus reconocidos incondicionales podemos a encontrar a “hachas” tan a priori dispares como Slash, Kirk Hammett, John Norum  o Michael Amott, entre otros. Sea como fuera la carrera del genio alemán sobrepasa el medio siglo y, evidentemente, a lo largo de ese periodo Schenker ha disfrutado de momentos gloriosos, pero también de épocas en las que parecía haber tocado fondo, musicalmente  e incluso  a nivel personal. Afortunadamente, los últimos años parecen haber tratado bien al de Sarstedt, dándole la oportunidad de volver a posicionar su nombre en el estatus que nunca debiera haber abandonado. En cualquier caso, de cara a esta nueva incursión por nuestro país Michael Schenker llegaba dispuesto, al igual que ya hiciera en su más reciente lanzamiento, a repasar algunos de los mejores momentos de su carrera durante la década de los setenta, concretamente los años que militó en los británicos UFO. Como acompañantes para esta gira revival que aterrizaba en la sala Apolo de la ciudad condal, con el descriptivo nombre de “My Years With UFO”, Schenker contó con el respaldo de los rockeros suizos Gut’s, y también con sus compatriotas Human Zoo. 

Ante una sala que aún presentaba un aspecto un tanto desangelado, algo lógico si tenemos en cuenta que el inicio de las descargas estaba marcado para las 18,30 horas de un lunes, aparecían en escena los encargados de empezar a hacer rugir los instrumentos para calentar al personal de cara al viaje al pasado que íbamos a vivir de la mano del mítico guitarrista alemán: los chicos de Gut’s. Como si llegaran directamente salidos de una cápsula del tiempo, el combo suizo  presentó una propuesta marchosa, con sus raíces bien asentadas sobre el material más clásico de Ac Dc. De modo que no faltaron durante los cuarenta minutos que estuvieron sobre las tablas los riffs marcados y vacilones, los contagiosos coros, la actitud fiestera, macarra y descarada, y por supuesto la vitalidad de un guitarrista como Luca, que no paró de agitar la cabeza mientras recorría incansablemente el escenario , -al más puro estilo Angus Young, ataviado con jeans y camiseta ajustada a rayas-,  atacando piezas repletas de actitud y electricidad como la inaugural  “High As Noise”.



Aunque no puede decirse que la propuesta del quinteto suizo fuera muy original,- a lo largo de las últimas décadas hemos visto a cientos de bandas practicar un estilo muy similar al suyo-, lo cierto es que su apuesta sigue siendo segura, y más si tenemos en cuenta que el público de esta noche era inminentemente veterano. Así que piezas como “Jump The Gun” sirvieron como perfecto reclamo para que los más animados levantaran los puños para acompañar el marcado y pegadizo estribillo que nos proponía su frontman, Freddy. Evidentemente, tampoco faltó durante la escueta presentación del quinteto  los aromas netamente setenteros contenidos en “Danger Stripper”, en la que los suizos levantaron mínimamente el pie del acelerador para proponernos un desarrollo a ritmo de medio tiempo que fue acompañado con  palmas por el respetable.


Como era previsible el grueso del repertorio de la descarga de Gut’s estuvo centrado en la material de su más reciente entrega discográfica “Dirty Squeeze”. Así que tras proclamar que la de esta noche era su tercera descarga en nuestro país llegaba el momento de “Nut’s On The Road”, que fue testigo del particular show de un Luca, agitándose compulsivamente por el escenario mientras pegaba alguna patada al aire sin dejar de castigar su instrumento. Sin darnos apenas tiempo para recobrar el aliento, y con algo más de público ya en el recinto, el quinteto se disponía a encarar la recta final del show dando cancha a los ritmos con  matices boogie contenidos en  “That Guy”.


La particular fiesta rockera de los suizos no se detendría, y es que una vez más nos invitarían a cantar los pegadizos estribillos de la gamberra  “Drink, Drink”. Mientras que para cerrar lo que fue el primer acto de la noche Gut´s optaron, precisamente, por la composición que presta título a su más reciente lanzamiento: “Dirty Squeeze”. Rock potente, riffero, desenfadado y, ante todo, marchoso y divertido. Eso fue lo que nos ofrecieron Gut’s, dejando claro que en pleno siglo XXI la alargada  figura de los hermanos Young sigue creando escuela e influyendo a infinidad de bandas.



No tardarían mucho en hacer acto de presencia los encargados de protagonizar lo que fue el segundo acto de la noche: Human Zoo. Avalados por una trayectoria que se ha extendido a lo largo de las últimas dos décadas, y habiendo publicado cinco largos de estudio hasta la fecha, el más reciente “Echoes Beyond”, que vio la luz a mediados del pasado año, los germanos llegaban dispuestos a conquistar al público barcelonés a base de combinar  ritmos de lo más dinámicos, y por momentos hasta bailables, y la pegada de unos rotundos estribillos. Comandados por su “danzarín” frontman, Thomas Seeburger, la banda desplegó todo su potencial melódico en temas como la inicial “Hello! Hello!”, que a modo de presentación mezclaba enérgicos riffs y el melódico colchón que propiciaron los teclados de Zarko Mestrovic.


Sin embargo, si hubo algo que de alguna forma marcó, y dio un toque personal y distintivo a la descarga de Human Zoo, fue la presencia de Boris Matakovic, que con su saxofón aportó un toque de elegancia y distinción a la enérgica “Gun 4 A While”. Pese a no ser composiciones excesivamente complejas,  el material de los germanos llamó la atención por su gran carga rítmica y su buen hacer a la hora de proponernos unas melodías cargadas de optimismo y buen rollo. Así que piezas como “Echo”, se convirtieron en la excusa perfecta para que el público coreara su pegadizo estribillo siguiendo las indicaciones de Mr. Seeburger. La elegida para cerrar este primer bloque de su presentación, en el que la banda centró su objetivo en su material más reciente, fue el marchoso y dinámico “To The Ground”, que volvió a contar con la presencia del saxofón para potenciar sus melódicos desarrollos.


Aunque a un servidor no acabó de convencerle la descarga de los alemanes, viendo lo que se movieron las primeras filas, y como el personal coreó algunos de sus estribillos, diría que esa apreciación no fue mayoritaria. En cualquier caso, pese a la adición del saxofón y el protagonismo del que disfrutaron los teclados en temas como “The Answer”, que fue el único recuerdo que se permitieron a su “Eyes Of The Stranger”, me faltó algo de pegada rockera en la guitarra de Inglof Engler. Con la sección rítmica marcando el paso de forma rotunda e inexorable nos adentramos en “Like A Bith”, que nos dejaba varios guiños que nos permitían reconocer las influencias más poperas y accesibles  del  combo de Balingen.


La última mirada a su trabajo del pasado año estaría reservada para “Ghost In Me”, que rompía la dinámica que hasta ese momento había llevado el show, proponiéndonos una inmersión  unas sonoridades más oscuras, que se vieron potenciadas por la puesta en escena  que realizó Thomas Seeburger, luciendo un sombrero y una larga gabardina blanca. Sin embargo, Human Zoo no tardarían en volver por sus fueros, apostando por las vivaces y pegadizas melodías del primerizo “Crowd’s On Fire”, para la que volvieron  a contar con la participación del respetable. De cara a lo que fue el último corte de su presentación, “Love Train”, la banda pondría a todos los presentes a dar palmas acompañando el desempeño de su sección rítmica para posteriormente golpearnos con la potencia de su rotundo riff. En definitiva, descarga correcta y entretenida de Human Zoo. Aunque, personalmente, me dio la impresión de que su show fue de menos a más. 



Mientras iba transcurriendo la descarga de Human Zoo la gente no dejó de ir accediendo al recinto. Por lo que cuando concluyó la descarga de los alemanes la sala Apolo estaba ya prácticamente llena en sus dos plantas. Por supuesto que la ocasión lo merecía, ya que no hay muchos artistas que puedan jactarse de enfrentarse a un auditorio lleno en la gira que conmemora, -tal y como nos anunciaba la proyección que presidía el escenario-, el 50 aniversario de su carrera centrando el objetivo en los cuatro álbumes de estudio  que Michael Schenker grabó junto a los británicos UFO. Evidentemente, el centro de todas las miradas a lo largo del show fue el virtuoso guitarrista alemán. En cualquier caso, hay que  destacar que la expectación era máxima, ya que apenas dos días antes de la cita el vocalista que le estaba acompañando, el sueco Erik Gronwall, se vio  obligado a dejar la gira a causa de un grave problema familiar, siendo reemplazado por el vocalista R.D. Liapakis, quien se incorporó al tour en la fecha anterior, la de Madrid.


Precisamente las prestaciones del vocalista germano eran la gran incógnita de la velada, ya que su trayectoria previa le vinculaba a proyectos y bandas más cercanos al power metal que a los parámetros más netamente rockeros propios del material de UFO, que repasaríamos esta noche. Mucho más confiados estábamos con respecto al resto de la banda, destacando la solvencia y solidez de la sección rítmica que conformaron el batería Bodo Schopf y el bajista Barend Courbois. Mientras que como viene siendo habitual desde hace años,  Steve Mann fue  quien se encargó tanto de algunos aportes a las seis cuerdas como de los teclados.


Precedido de una alocución que nos anunciaba lo que estábamos a punto de presenciar aparecía en escena  Michael Schenker, luciendo esa estampa que se ha convertido en una de sus marcas de identidad en los últimos años: empuñando su flecha blanca y vistiendo camiseta negra sin mangas, muñequeras, braga de cuello  y gorro, para junto a sus compañeros de viaje dar el pistoletazo de salida a nuestro particular recorrido por  las raíces del hard rock con “Natural Thing”, dejando claro  que el registro de R.D. Liapakis iba a dar a los temas un tamiz más potente y cañero, algo que por otro  lado no pareció importar a un público que acogió a la banda con los brazos abiertos.


Estaba claro que teniendo en cuenta el material en torno al que iba a girar el repertorio de esta noche, el respetable iba a tener un protagonismo más que destacado. De hecho durante varios pasajes del show el público podría decirse que ejerció como un miembro más  de la banda, y es que pudimos ver como los presentes entonaban de forma ensordecedora, y casi reverencial, el estribillo de himnos imperecederos como “Only You Can Rock Me”, que fue la excusa perfecta para que el frontman, -quien por cierto no se deshizo de sus gafas del sol durante todo el show-, nos invitara a mover los brazos de izquierda a derecha antes de que Schenker nos deleitara con el primer gran solo de la velada para acabar recabando una cerrada ovación. Obviamente, aunque Mr. Schenker fue quien acaparó  todas las miradas al encargarse de la mayoría de los desarrollos solistas, el mítico guitarrista también supo delegar en su “viejo socio”, Steve Mann, repartiéndose desarrollos instrumentales tan intensos y vibrantes como los de “Hot And Ready”, en cuyo inicio pudimos ver como las primeras filas saltaban incansablemente.


Tras el escueto saludo de Michael Schenker, la sala se vino literalmente abajo al reconocer ese himno que muchos han tildado como una de las canciones perfectas dentro de la historia del rock. Un tema que ha traspasado barreras estilísticas, y que creo que cualquier aficionado al rock que se precie ha escuchado en infinidad de ocasiones, -muchos de ellos sin quizás saber que era una composición de UFO-. Sin embargo, esta noche sonó ante  un auditorio que la estaba esperando con los brazos abiertos: “Doctor Doctor”, fue sin duda el primer gran momento de la noche, dejándonos a todo el recinto cantando su inmortal estribillo antes de que el “Maestro” tomara la parte central del escenario para plasmar su legendario solo de guitarra. Iba a ser difícil conseguir mantener semejante nivel de entrega e intensidad, así que para tratar de prolongar el éxtasis de un público que parecía haber tocado el cielo que mejor que tirar de la garra rockera contenida en “Mother Mary”, con nuevamente el tándem Schenker/ Mann guitarreando para hacer las delicias de un personal que parecía completamente entregado.


Habiéndonos invitado a cantar y a bailar durante las dos piezas anteriores, llegaba el momento de darnos un respiro para permitirnos recobrar el aliento. De modo que Steve Mann se colocó tras su kit de teclados para flanquearnos el paso hacia  “I’m A Looser”, proponiéndonos un rotundo cambio de registro al adentrarnos en esas tesituras más introspectivas y personales que se vieron acentuadas por la sentida interpretación, -con un registro roto y rasgado-, de R.D. Liapakis. Sin dejar que se perdiera el ambiente y la magia que el quinteto había conseguido crear arrancaba “This Kid’s”, que fue otra en las que Steve Mann compaginó sus tareas como teclista y guitarrista, dejando claro el porqué se ha convertido en una pieza clave en los directos de Michael Schenker  desde hace ya muchos años.


Aunque el repertorio estuvo plagado de temas imprescindibles para cualquier seguidores del hard rock, especialmente para los más versados hacia el que se hacía en la década de los setenta, -por motivos obvios-, a lo largo del show hubo algunos temas que demostraron su entidad como himnos atemporales. Y es que piezas como “Lights Out”, fueron coreadas por todos y cada uno de los presentes para convertirse en otro de los puntos culminantes de la velada. Pese a ser uno de los “hachas” más reputados e influyentes dentro de la escena del hard & heavy, no me dio la impresión de que  Mr. Schenker buscara acaparar más protagonismo del necesario, brindándonos solos y demostraciones infinitas que sirvieran para alimentar su ego como instrumenta, sino que más bien se ciñó a interpretar esa colección de temas que todos tenemos más que interiorizados. En cualquier caso, también tuvimos ocasión de verle enlazar en forma de medley dos números instrumentales como “Lipstick Traces” y “Between The Walls” que sirvieron para aplacar un poco los ánimos del personal durante el ecuador del show.


Esas ambientaciones más densas, en las que los más melómanos nos permitimos el lujo de perdernos, servirían para que la banda nos deleitara con el fantástico “Love To Love”, con Schenker dejando de nuevo su posición para ponerse al frente de sus compañeros. El ritmo más vivaz y netamente rockero, que predominó durante todo el show, no tardaría en regresar con el vitalista  y marchoso tema que abría el álbum “Force It”, que los británicos publicaron en 1975: “Let It Roll”. Muchos fueron los temas en los que pudimos comprobar que el registro más potente de R.D. Liapakis acabó concediendo a algunos cortes una orientación más próxima a lo que podríamos denominar como tesituras heavy metaleras, y sin duda “Can You Roll Her”, fue uno de ellos, con una recta final trepidante con el vocalista inyectando un plus de fuerza e intensidad. Con el público acompañando con palmas, y emergiendo de las cenizas del tema anterior para ponernos a todos a saltar, llegaba el turno de “Reasons Love”, que comandado por su ritmo rotundo y aplastante servía para Schenker volviera a encorvarse sobre su flecha para deleitarnos con otro fantástico solo que acabó arrancando una cerrada ovación de sus seguidores.


Nuevamente un escueto “Thank You”, espetado por el Maestro alemán sería lo que serviría como preámbulo para el siguiente tema, “Rock Bottom”, que nos ponía a todos a bailar antes de que coreáramos estruendosamente su aplastante estribillo. Fue precisamente durante este tema cuando Schenker se permitió la licencia de brindarnos el desarrollo más extenso de toda la velada, moviéndose desde su posición hacia el centro del escenario ante la atenta mirada de unos seguidores que no quisieron perderse el más mínimo detalle conscientes  de que estaban viendo en acción a una leyenda viva del rock.


Con el show encarando su recta final, Schenker nos preguntaba si queríamos escuchar un par de temas más. Lógicamente la respuesta del respetable fue positiva. Así que todos nos pusimos a botar mientras entonábamos otra de las que se ha convertido en mítica, -y cual no lo ha hecho de las que sonaron esta noche-, “Shoot Shoot”. La elegida para poner el broche de oro a este recorrido por los cuatro trabajos de estudio que Mr. Schenker grabó junto a UFO fue la memorable “Too Hot To Handle”. Al finalizar el show, saludo al respetable, la habitual foto de familia, y un Michael Schenker sonriente que se dio un merecido baño de masas recogiendo el cariño y la admiración de todos sus seguidores en la ciudad condal.


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