martes, 2 de septiembre de 2025

RIPOLLET ROCK FESTIVAL-RIPOLLET-BCN-29-AGO-2025



Cita ineludible e imprescindible para cualquier seguidor del heavy metal en tierras catalanas, el Ripollet Rock Festival llegaba en este 2025 a su trigésimo segunda edición con un cartel de lo más variado e interesante. Una vez más, la cita marcaba no solo el inicio de las fiestas locales del municipio del Valles Occidental, sino que significaba para muchos el fin de la temporada estival y de los festivales que se celebran al aire libre. El enclave escogido volvía a ser el habitual, el Parc Dels Pinetons, y la disposición del recinto, -con un gran escenario, diferentes barras, puestos de comida, mercadillo, servicios, etc-, volvía a ser prácticamente idéntico, dando a los habituales una sensación de familiaridad. En su cartel de este año volvían a coincidir bandas nacionales e internacionales, combinándose nuevos valores con nombres ya plenamente consagrados y consolidados. Los elegidos para dar el pistoletazo de salida al certamen fueron Trayax. Noctem, serían los encargados de poner la nota más oscura con su rontundo black metal. Los italianos Moonlight Haze, quienes se sumaron al cartel en el último momento para cubrir la vacante de Shiraz Lane, regresaban para confirmar las buenas sensaciones que nos dejaron tras su reciente paso por el Barcelona Rock Fest. En cualquier caso, Sonata Artica eran sin duda el plato fuerte de esta edición y nos presentaron un repertorio que aunó presente y pasado. Mientras que para cerrar la descarga, ya a altas horas de la madrugada, contaríamos con la presencia de los hard rockeros melódicos navarros Xtasy.


TRAYAX


La noche empezaba con la frescura y la savia nueva que se encargaban de aportar los egarenses Trayax, un sexteto joven, pero con más de una década de andadura y dos largos a sus espaldas, que se encargó de dar el pistoletazo de salida con una propuesta en la que se combinó el clasicismo, la actitud y la potencia propios del heavy metal tradicional, y deudor de la N.W.O.B.H.M., con la dinámica y las coreables melodías propias del power metal europeo. Algo así como un cruce entre Iron Maiden y Helloween, y es que Trayax, -al igual que las formaciones anteriormente citadas-, contaron con una tripleta de guitarristas a la hora de trabajar algunas de sus armonías.



Se notaba que entre los presentes había muchos familiares y amigos de la banda, y es que además de presentar el recinto un muy buen aspecto desde prácticamente el inicio, también pudimos escuchar como las primeras filas coreaban su nombre en más de una ocasión. Aunque no gozaron del mejor sonido durante los compases iniciales del show, y tuvieron unas luces bastante deficientes, Trayax salieron muy motivados y dispuestos a aprovechar la oportunidad de tocar en un gran escenario como el del Ripollet Rock. Así que durante el primer tramo de su descarga nos brindaron un buen repaso a su más reciente “On The Edge Of The Madness”, que se publicó a principios de 2023, con lo que no faltaron la velocidad netamente power metalera de “The Power Of The Storm”, los aromas épicos de “Descent To Madness”, o la vertiente más hard rockera que desplegaron a lo largo de “White Lines”, que con su contagioso estribillo empezaba a calentar los motores entre unas primeras filas que comenzaban a animarse.

Me gustó mucho el dinamismo instrumental de sus guitarristas, pero sobre todo la actitud de su frontman, Jaume Escale, quien no paró de correr y animar al personal mientras atacaba cortes como el marchoso y enérgico “Like A Rolling Stone”, repescado de lo que fue su anterior entrega de estudio “King Of The Night”. El contraste entre sus inicios y el presente quedaría plasmado cuando la banda presentó su más reciente composición “Cave Of Madness”, que recientemente han publicado a través de las redes sociales, y que tuvo una muy buena acogida.

Lamentablemente el tiempo de la banda estaba agotándose. Pero antes de despedirse todavía tendrían ocasión de interpretar “Sons Of The Lightning Storm”, que incluyó un guiño al clásico de Ozzy “Crazy Train”. Mientras que para cerrar este primer acto de la noche optaron por el que según sus propias palabras es su mayor hit hasta el momento: “She’ s The Killer”. Clasicismo metalero en manos de unos músicos jóvenes, con tablas y que mostraron muy buenas ideas y aptitudes. Habrá que seguirles la pista porque gustaron y convencieron en el arranque de esta XXXII edición del Ripollet Rock.


NOCTEM


Aunque Noctem forman parte de la escena nacional, las huestes que lidera el incombustible Beleth desde hace casi 25 años han desarrollado gran parte de su carrera más allá de nuestras fronteras, realizando diferentes giras que les han valido para hacerse un hueco dentro de la escena extrema internacional. Ellos fueron los elegidos para representar las sonoridades más oscuras y extremas en esta XXXII edición del Ripollet Rock Festival, y vaya si lo hicieron.


Para ello prepararon el escenario a conciencia, con un telón de fondo, sendas pancartas laterales, así como diferentes antorchas repartidas en la parte frontal del mismo. Tampoco faltó su característico maquillaje facial y esa actitud desafiante y agresiva, que quedó personificada en la figura de un frontman que en varias ocasiones alentó a un público que se fue animando a medida que avanzaba su descarga.

Otro detalle a destacar es que el de esta noche, según nos comentó el propio Beleth, iba a ser el último concierto de presentación en nuestro país de “Credo Certe Ne Cras”, ya que la próxima vez que sus instrumentos atruenen en nuestros escenarios será ya para presentar nuevas composiciones. Sea como fuera, su descarga volvió a ser un ceremonial oscuro, tétrico y en el que por supuesto no faltó la garra, la fuerza y la intensidad que marcaron piezas como “The Black Consecration”, con un sonido todavía poco matizado que no terminó de arreglarse hasta la parte final del tema, y “Credo Certe Ne Cras”.

Por supuesto que a lo largo del tiempo que el combo valenciano estuvo sobre las tablas también tuvimos ocasión de sumergirnos de lleno en el apocalíptico torrencial que estalló durante “The Submission Of Discipline”; que nos pasaba por encima de forma inmisericorde. Con toda la banda girada hacia la batería, tocaba volver a incidir sobre el material de su más reciente entrega discográfica dando buena cuenta de “The Pale Moon Rate”, que nos flanqueaba el paso hacia tesituras más crujientes y por momentos amenazantes.

Con la banda entregándose a fondo, y contando con unas primeras filas absolutamente desatadas, que no se cortaron lo más mínimo en correr en círculos frente al escenario, -y en donde incluso tuvimos ocasión de ver a “El Mesias” en persona-, tocaba adentrarse en “Sulphur”, antes de provocar una auténtica estampida cuando los más fieles reconocieron “We Are Omega”, que se convirtió en la antesala perfecta para “A Cruce Salus”. Para los que conocíamos a la banda no fue una sorpresa la rotunda y descomunal descarga de Noctem. Sin embargo, entre los no asiduos a las sonoridades extremas pudimos ver caras de asombro, y también como más de uno se apuntaba el nombre de los valencianos para bucear en su discografía.


MOONLIGHT HAZE


La primera banda foránea en pisar el escenario en esta edición del Ripollet Rock 2025 fueron los transalpinos Moonlight Haze. La formación que capitanea la vocalista Chiara Tricarico, -a muchos les sonará su nombre por sus apariciones en las giras de Avantasia-, regresaba a tierras catalanas para volver a presentar su más reciente “Beyond”, tras su notoria aparición en el Barcelona Rock Fest. Precisamente esta descarga parece que ha servido para ampliar su base de seguidores, ya que viendo la entrega y la participación del público podría pensarse que estábamos ante una banda bastante asentada por aquí. Con el escenario engalanado con un gran telón de fondo, Chiara aparecía sola en escena para ofrecernos una primera muestra de su timbre y potencia vocal durante “Beyond”, ganándose una merecida ovación que sirvió también como bienvenida para el resto de sus compañeros.


No tardaría mucho el quinteto en desplegar su particular estilo, aunando contundencia, rotundidad y melodía con “Tame The Storm”, que servía para que Chiara se moviera con soltura tanto en los registros potentes como en los más líricos que se encargaron de conducir su fantástico estribillo. Como era previsible gran parte de las miradas recayó sobre la frontwoman milanesa. Sin embargo, el resto de sus compañeros sonaron rotundos y avasalladores, especialmente el guitarrista Marco Falanga, que sonó compacto potente y a un sonido bastante más potente y arrollador que su socio a las cuerdas Alberto Melinato en temas como “To The Moon And Back”, que fue la primera concesión que se permitieron a lo que fue su ópera prima de 2019: “De Rerum Natura”, permitiendo que la banda desplegara sus inclinaciones más netamente sinfónicas.

Mucho más contemporánea, y aposentada sobre un ritmo implacable, y por momentos casi bailable, sonó “Chase The Light”, que nos seducía con ese fantástico estribillo que fue entonado por los más devotos con el puño en alto. La elegancia y el buen trato a las melodías acabaría convirtiendo “Kintsugi”, en uno de los momentos más emocionantes e intensos de la descarga del combo italiano. Y es que el show de Moonlight Haze estuvo repleto de contrastes, ya que acto seguido y tras una inquietante introducción, llegaba el momento de zambullirse de lleno en la ampulosidad de “The Dangerous Art Of Overthinking” antes de que el tema empezara a crecer para acabar sometiéndonos a sus constantes cambios de ritmo e intensidad, con la sección rítmica de Alessandro Jacobi y el batería Giulio Capone llevando las riendas mientras Chiara nos deleitaba también con varios guturales entre su amplio abanico de registros cristalinos.

Como comenté anteriormente la banda supo conectar con el público. Y la prueba palpable fue comprobar como Chiara nos invitaba a practicar el estribillo de “Ad Astra”, antes de ponernos a todos a saltar siguiendo su implacable dinámica mientras lo coreábamos con el puño en alto. Creo que fue a estas alturas del show cuando alguien le comentó a la vocalista que: estaba en Ripollet, ya que hasta ese momento se había dirigido al público como: “Barcelona”. Pues bien, esbozando más de una sonrisa entre los presentes por el cambio en el trato, la banda encaraba la segunda mitad del show invitándonos a todos a que volviéramos a saltar, -aunque en esta ocasión fuera como conejos-, para entre todos crear una divertida coreografía siguiendo las melodías de corte oriental que marcaron “The Rabbit Of The Moon”.

Una vez más el quinteto volvería a dejarnos una nueva muestra de su faceta más contemporánea, con los ritmos más bailables y, por momentos, casi discotequeros, de “Till The End”, que, aunque sin tanta variedad vocal, a muchos nos recordó a bandas como Amaranthe. El ambiente estaba ya muy caldeado. Moonlight Haze habían conseguido no solo captar la atención del público, sino que también habían conseguido hacerle partícipe de su show. Así que para encarar la recta final que mejor que alentarnos a participar en los coros de “D.N.A. (Do Not Apologize)”, con todo el personal alzando los puños al aire para rubricar el indiscutible triunfo del combo italiano.

Aclamados por el personal, la banda no tardaría mucho en regresar a escena para rematar su fantástica presentación con una nueva mirada a su trabajo del presente año, desplegando el abrumador manto melódico de la preciosa “Awakening”. La rúbrica, el fin de fiesta definitivo, para una descarga que gustó, y que acabó quedándose un poco un corta, llegó de manos de la hímnica y luminosa “We’ ll Be Free”, para volver a poner a todo el personal a botar. Los italianos llegaron a última hora a esta edición del Ripollet Rock y para muchos fueron la grata sorpresa de la noche.


SONATA ARTICA


No lo iban a tener nada fácil las huestes que lidera Tony Kakko si querían convencer al público del Ripollet Rock tras la compacta e incontestable actuación de unos Moonlight Haze que se marcharon agasajados y con una amplia sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro. En cualquier caso, por qué no admitirlo, la presencia de Sonata Artica además de levantar pasiones entre sus más acérrimos seguidores, también llegaba acompañada de un cierto escepticismo de quienes, como un servidor, les hemos venido siguiendo desde prácticamente sus inicios. Así que a lo largo de todos estos años les hemos visto buenos conciertos, otros no tanto, y algunos en los que la autocomplacencia de Mr. Kakko ha acabado lastrando el show.


Sin embargo, es de ley admitirlo, la banda parece haber recuperado la buena senda. Y es que en las últimas veces que he tenido ocasión de verles, “después de las años pandémicos”, siempre me han acabado dejando unas buenas sensaciones. Sí, por supuesto, la banda no suena igual que en sus entregas de estudio. Las prestaciones del vocalista están bastante por debajo, pero por lo menos defiende el material con solvencia. Además, la apatía de antaño parece haber quedado definitivamente atrás y ahora nos encontramos a un frontman enérgico, que no para de saltar, correr, animar…, y que, en definitiva, pese a lucir una melena plateada, -que llevó recogida durante prácticamente todo el show-, parece rejuvenecido y mucho más motivado.

Otro detalle a destacar fue el repertorio que nos ofreció la formación de Kemi, en el que según nos comentaron era su último concierto en esta gira de festivales por el Viejo Continente. Por supuesto que sus dos primeras entregas estuvieron muy bien representadas con esa retahíla de clásicos que se han convertido en himnos imprescindibles para todos sus seguidores. Obviamente, tampoco faltó algún guiño a su más reciente “Clear Cold Beyond”. Sin embargo, lo que sí he de reconocer que me sorprendió fue que dejaran completamente aparcada su producción de la pasada década a excepción de un fugaz guiño a “Stones Grow Her Name”, con el ineludible y celebradísimo “I Have A Right”, con lo que obviaron todo el material contenido en ”Pariah’ s Child” (2014), “The Ninth Hour” (2016) y “Talviyö” (2019).

Transmitiendo buen rollo y con muchas ganas de divertir a sus seguidores, la banda aparecía en un escenario engalanado con la portada de su último redondo para levantar los ánimos del personal con uno de los temas más rápidos y enérgicos de “Clear Cold Beyond”: “First In Line”, que nos dejaba a un Tony Kakko absolutamente desatado en su labor de frontman, ya fuera corriendo por todo el escenario o agitando la cabeza mientras permanecía fuertemente aferrado a su pie de micro. Sin embargo, pese a ese arranque enérgico, vigoroso y abrumador, que les permitió meterse al público en el bolsillo, “Dark Empath”, no acabó de convencerme, ya que sonó algo embarullado y, hasta por momentos diría que, deslavazado, como si los músicos no acabaran de escucharse bien. Afortunadamente, la entrega y la participación del respetable, que acompañó con palmas, sirvieron para sostener el tema.

Habiéndonos ofrecido una jugosa muestra de su material más reciente tocaba viajar atrás, mirar al pasado, proponiéndonos para ello una primera incursión en lo que fue su obra de 2009, “The Days Of Grace”, para invitarnos a participar durante los desarrollos de “Flag In The Ground”. Prácticamente a capela, Mr. Kakko se encargaba de flanquearnos el paso hacia la hímmica “I Have A Right”, que aunaba las voces de todos los presentes para convertirse en uno de los puntos culminantes en este arranque del show. La última de las elegidas para representar a su última entrega de estudio fue “Angel Defiled”, que sorprendía a más de uno por su intensidad melódica y por la rotunda epicidad de su tramo final.

Aprovechando la buena sintonía y la euforia entre el público, la banda decidió tomarse una foto de familia antes de dar un golpe de timón a la dinámica que hasta ese momento había llevado el show. Y es que con la imprescindible “Tallulah”, no solo nos invitaban a viajar a lo que fueron los primeros tiempos de la banda, sino que nos envolvían con la sutileza y la elegancia de una balada que Mr. Kakko interpretó sentado sobre la tarima de la batería antes de levantarse para ocupar el centro del escenario y hacernos mover los brazos de lado a lado. Tras recibir la cálida ovación del respetable, no tardarían mucho en volver a acelerar el paso para levantar la moral de la tropa durante “The Last Amanzing Grays”, en la que el frontman hizo rugir al respetable cada vez que alzaba los brazos al aire. Y es que la banda supo crear una conexión especial con un público que no vaciló lo más mínimo a la hora de hacer suya la melodía de “San Sebastian”,

Las ambientaciones se tornarían algo más inquietantes cuando las líneas del bajo de Pasi Kauppinen se encargaron de adentrarnos en ese rotundo uptempo que lleva por título “Broken”, que a la postre fue el único recuerdo que se permitieron a “Winterheart’s Guild”. Creo que todos estaremos de acuerdo en que el debut de los finlandeses marcó el que probablemente fue el punto culminante de su carrera. Así que para encarar la recta final de show la banda optó por la imparable tripleta que conformaron le emotiva “Replica”, con toda la banda sentada en la tarima de batería durante la primera parte para después desatar todo su potencial melódico, la imprescindible “My Land”, que servía para que Mr. Kakko nos volviera a hacer cantar. Mientras que para poner el punto y seguido, como no podía ser de otra forma, optaron por invitarnos a “cabalgar” junto a ellos mientras entonábamos el estribillo “FullMoon”.

No tardarían en regresar para mostrarse absolutamente desatados, acelerando el paso al máximo durante la enérgica y vibrante “Wolf & Raven”, todo un ejercicio de euro-Power que servía para que todos agitáramos frenéticamente la cabeza junto a un frontman que hizo lo propio moviendo su plateada melena. Agasajados por el público la despedida definitiva llegaría con “Don’t Say A Word”, que contó como epílogo con el clásico cachondeo entre banda y público demandado “Vodka”. Aunque un servidor ha sido crítico en muchas ocasiones con las prestaciones de Sonata Artica en directo, y sobre todo con su actitud, he de admitir que en esta ocasión, -al igual que las últimas ocasiones que he tenido oportunidad de verles-, me gustaron y creo que consiguieron conquistar y convencer a un público que disfrutó intensamente de un repertorio en el que tuvieron un especial protagonismo las composiciones de sus dos primeras entregas.

Lamentablemente no pude quedarme al fin de fiesta con la descarga de Xtasy. La formación navarra que capitanean el guitarrista Jorge Olloqui y la vocalista Silvia Idoate, hace ya bastante tiempo que se erigieron como uno de baluartes dentro de la escena nacional a la hora de practicar ese hard rock potente, elegante, melódico y salpicado de unas suculentas pinceladas de A.O.R. Además de contar en sus filas con la presencia del guitarrista y productor Carles Salse, -toda una garantía en directo-, para este regreso a tierras catalanas la banda estrenaba nueva formación contando también con la presencia del batería Javi Herrero de Zenobia y el bajista David Zarzosa. Según habían anunciado en los días previos al show, Xtasy aprovecharían para repasar algunos de sus temas más representativos, amén de presentar algunas de las composiciones que formarán parte de lo que será su nuevo trabajo “Phoenix”, que verá la luz este mismo otoño y para el que ya se han anunciado las primeras fechas en directo. Así que pido disculpas a la banda y espero tener ocasión de verles pronto en directo presentando ya a su “nueva criatura”.





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