jueves, 27 de febrero de 2014

DARK MOOR+SINHERESY+MINDFEEDER+MENZIA-BOVEDA-BCN-21-FEB-2014


Analizándolo con perspectiva resulta sorprendente que una banda como  Dark Moor se haya pasado una década sin pisar  los escenarios de la Ciudad Condal, y más si tenemos en cuenta  la trayectoria ascendente de una  banda que lleva más de veinte años en activo. Durante este tiempo  el cuarteto  ha publicado un total de nueve álbumes de estudio,  y lejos de conformarse con las escasas perspectiva que les ofrecía el mercado nacional, los madrileños  han apostado por centrar su objetivo en la expansión internacional, descargando su música por todo el viejo continente, e incluso en las lejanas tierras del Sol Naciente, en donde  la banda tiene una buena legión de seguidores.


Avalados por la calidad y la buena acogida de su trabajo “Ars Musica”, editado durante el pasado año 2013, el cuarteto del foro se presentaba en la ciudad de Barcelona con su último trabajo ya muy rodado, con lo que la formación capitaneada por el guitarrista Enrik García arribaba a la Sala Bóveda dispuesta a  protagonizar una de las descargas más atractivas de la temporada. Para acompañarles en este anhelado reencuentro con la audiencia barcelonesa los madrileños contaban con la participación de los locales Menzia, los portugueses Mindfeeder, que pondrían  la nota de clasicismo con su vertiginoso power metal, y los italianos Sinheresy que con su heavy metal sinfónico,  interpretado a dos voces,  serían los encargados de caldear el ambiente de cara a  la  actuación de las estrellas de la noche.

Pese al atractivo y extenso cartel de esta noche, la sala no llegó a llenarse, de hecho a la hora prevista para el arranque de la actuación de Menzia, el recinto presentaba un ambiente bastante frío, con tan solo algunas decenas de aficionados siguiendo las evoluciones del voluntarioso quinteto barcelonés. Ataviados de forma extravagante, y con una actitud descarada y atrevida,- personificada en la figura de su vocalista Gat-, Menzia nos ofrecieron un entretenido show descargando su variopinto metal melódico, demostrando que lejos de los esquemas y las formulas preconcebidas lo suyo es la fusión. Durante el poco tiempo de que dispusieron la banda nos ofreció un buen repaso a los mejores temas de su segunda demo “Way To Nowhere”, descargando con solvencia cortes como la inicial “D-Generation”, o la más incisiva y cañera “Nasty Words”, con la que el sexteto mostraba sus cartas,  presentándonos un metal melódico en el que había mucha presencia de los teclados e incluso algunas bases electrónicas.

Aunque el quinteto no disfrutó de un buen sonido, la voz de Gat resultó totalmente indescifrable durante algunos momentos del show, los barceloneses no cayeron en el desánimo y mostraron su vertiente más fiera y eléctrica al atacar piezas como la corrosiva “Puzzle Mind”, que además fue la escogida para que la vocalista nos presentara al resto de sus compañeros. A Medida que fue avanzando la actuación del quinteto catalán, la sala fue ganando en colorido, así que la parte final de su show estuvo marcada por las pinceladas góticas de “Stupid Loop”, rescatada de su anterior demo, y la oscura “Necrosis” que sería la encargada de poner el punto y final a la cirquense actuación del combo catalán.

Los encargados de recoger el testigo de los catalanes fueron los lisboetas Mindfeeder, y debo reconocer que, para el que suscribe, fueron la gran sorpresa de la noche. Aunque el sexteto luso no ofreció nada sustancialmente nuevo con su clásico power-metal de corte melódico, lo cierto es que demostraron una gran confianza, amén de una excelente calidad técnica a la hora de descargar sus composiciones, consiguiendo captar nuestra  atención y conectar con la audiencia.

A pesar de que su trabajo del pasado año  “Endless Storm”, significaba su debut discográfico, el sexteto luso lleva más de una década descargando su potente power metal, y toda esa experiencia y tablas se palparon en la potencia arrolladora de trallazos como la inicial “The Call”, en la que desde los primeros compases pudimos observar las buenas formas de la banda. Además, por si no fuera suficiente con su efectiva propuesta, su vocalista Leo se dirigió al público en castellano, lo que les  allanó todavía más el camino a lo hora de presentar cortes como “Endless Storm”, en el que la voz del propio Leo se fundió con la del bajista Sergio dando más mordiente e intensidad a sus contagiosos coros.

Tampoco faltaron durante su descarga esas clásicas  cabalgadas a ritmo de doble bombo en temas como el vertiginoso “Colours Of The Skies”, o el doble ataque guitarrero contenido en piezas  como “Together”, que sirvió a los lusos para mostrar sus credenciales, certificando el potencial que en ellos vio el propio Piet Sielck (Iron Savior), que es quien se ha encargado de masterizar y  co-producir su debut.

Además de esas poderosas andanadas a ritmo de doble bombo, el sexteto también tuvo tiempo para mostrarnos sus excelentes cualidades técnicas, embarcándose en la extensa y camaleónica “Memories”, de la que desgranaron  las  cuatro suites que la forman, proponiéndonos un envolvente viaje que dio inicio con los aires  baladísticos de “Spark Of Thoughts”,  para acabar desembocando en la grandilocuencia contenida en el hímnico  “Awakening”. En resumen, grata sorpresa la que nos llevamos con la actuación de estos chicos de Lisboa que esperemos no tarden mucho en volver para mostrarnos todo su potencial en vivo.

Con una sala algo más concurrida y animada  llegaba el momento de la presentación de los italianos Sinheresy. Nacidos inicialmente como una banda tributo de los finlandeses Nightwish, el sexteto de Trieste ha ido poco a poco perfilando y puliendo su propio estilo. Pese a que en sus composiciones todavía resultan evidentes las influencias de bandas como Edenbridge o After Forever, lo cierto es que cada vez son más apreciables en su sonido esos delicados toques góticos que junto al doble ataque vocal consiguen diferenciar su propuesta de la de otras formaciones con cantante femenina al frente.  Dejando a un lado la excelente labor vocal de Cecilia Petrini, también destacaría la aportación de su compañero Stefano Sain, creando entre ambos esas contagiosas melodías que les caracterizan.

Ante un auditorio más curioso que expectante, ya que la banda no es excesivamente conocida por estos lares, el sexteto abordaba las tablas del Bóveda con los ritmos electrónicos de la vanguardista  “The Gambler”, dejándonos ver a una banda que parecía un tanto nerviosa ante la frialdad con la que fueron recibidos. Sin embargo, el sexteto pareció  asentarse definitivamente sobre el escenario al atacar temas más metálicos como el crujiente “Made For Sin”, durante el que los italianos nos deleitaron con esos intensos duelos melódicos que nos proponían la guitarra de Lorenzo Pasutto y los teclados de Daniele Girardelli.

Pese a contar con la participación de dos vocalistas, la auténtica  líder de la banda en escena fue Cecilia Petrini, quien dejó una fantástica impresión con sus altísimos registros, consiguiendo brillar con luz propia durante la interpretación de piezas como la delicada “Roses & Throns”. A lo largo de su actuación los italianos se fueron ganando la atención del respetable, consiguiendo recabar el apoyo de los más participativos a la hora de atacar cortes como el envolvente “Break Point”. Cambiando totalmente de registro, y apostando por esas atractivas melodías orientales, la banda todavía tuvo tiempo de insuflarnos los cautivadores influjos de la perturbadora “Elua´s Gift”, que contó con un vistoso baile a cargo de la vocalista durante su tramo inicial, poniendo la nota exótica a la velada.

El contrapunto a tanta elegancia y sutileza estuvo  protagonizado por el oscuro e introspectivo “Merciless Game”, extraído de su anterior Ep de 2011 “The Spiders And The Butterfly”, que fue el encargado de mostrarnos la faceta más cruda y devastadora del combo de Trieste, con la  guitarra de Pasutto  en primera  línea respaldando con contundencia los guturales  registros del orondo Stefano Sain. Tampoco faltaron durante su descarga los pasajes con una mayor carga sinfónica como en el intrigante “Lost In The Shadows”, durante el que destacaron unos grandilocuentes coros que  serían rematados por un excelente alarde a cargo del guitarrista Lorenzo Pasotto.

Respondiendo a las continuas arengas de Cecilia, por fin el público decidió acercarse hasta el escenario, dando algo más de colorido al tramo final de su actuación, embarcándonos en un último segmento de show que estuvo marcado por la elegancia melódica del tema que presta título a su debut, el delicado “Paint The World”, y por la composición  que abría su anterior EP, la clasicista “Temptation Flame”, en la que destacaron unos intensos y elegantes pasajes sinfónicos  a cargo de los teclados de  Daniele Girardelli. Tras su descarga, el combo italiano se mostró muy satisfecho con la respuesta obtenida del público catalán, y de hecho estuvieron firmando y tomándose fotos  con todos aquellos que se acercaron a su puesto de “merchandising”.

Tras haberse consumido los actos previos, por fin llegaba el momento del plato fuerte de la noche. Aunque a  priori la descarga de Dark Moor tenía todos los alicientes para convertir su regreso a los escenarios barceloneses en un rotundo éxito, lamentablemente un cúmulo de problemas técnicos, retrasos y adversidades acabaron convirtiendo lo que tenía que ser un triunfal reencuentro con sus seguidores en un concierto que, pese a la innegable calidad técnica de los músicos, nos acabó dejando con una sensación un tanto agridulce, y con la impresión de no haber podido disfrutar en todo su esplendor del directo de una banda que atraviesa uno de sus mejores momentos tras la edición de su fantástico “Ars Musica”.

Lo primero que me llamó la atención fue que, pese a la larga ausencia del combo madrileño y a su excelente reputación en directo, la banda no consiguió movilizar al siempre exigente público barcelonés, y lejos de llenar el recinto, el aforo quedó reducido a algo más de media entrada. Pese a ello, resultaba evidente, viendo el ambiente que se respiraba en la sala, que los allí congregados eran fieles seguidores del cuarteto, con lo que los músicos pudieron sentir durante su actuación el calor y el apoyo de una audiencia devota y completamente entregada al talento de sus héroes.
Dejando a un lado el retraso acumulado a lo largo de la velada, la descarga de Dark Moor arrancaba de forma prometedora con la banda tomando posiciones sobre el escenario acompañada de la grandilocuente introducción que abre su último trabajo, y   que servía para que su líder y guitarrista Enrik García se llevara la primera ovación de la noche antes, incluso, de colgarse su instrumento para atacar los primeros compases del  trepidante “First Lance Of Spain”,  que fue el elegido para romper el hielo poniendo  a toda la sala a cantar su pegadizo estribillo, mientras Alfred se adueñaba  del escenario manejando a su antojo a la audiencia, demostrando sus buenas formas como frontman y la experiencia adquirida con el paso de los años. Lamentablemente, fue durante este primer tema cuando empezaron a surgir los primeros problemas con el bajo de Mario García. Como auténticos profesionales, y sin dejar que el inoportuno contratiempo rompiera el ritmo inicial de su actuación, Alfred, Enrik y Roberto improvisaron una versión del clásico “Smoke On The Water”, haciendo cantar a la audiencia  mientras Mario intentaba subsanar el  problema con su instrumento.

Una vez solucionado el problema, y  después de que Alfred verbalizara el deseado reencuentro con el público barcelonés, el cuarteto volvía la vista atrás para rescatar la pieza de apertura de su plástico de 2005 “Beyond The Sea”, para ofrecernos el primer clásico de la noche “Before The Duel”, en el que pudimos comprobar que aunque Enrik  sigue siendo el auténtico líder de la banda en directo, ahora el guitarrista no asume tanto protagonismo como antaño, y se apoya  bastante más en el resto de sus compañeros. Pero cuando parecía que todos los problemas iniciales estaban olvidados, y justo cuando la banda parecía dispuesta a ofrecer su mejor versión, los problemas en el bajo de Mario volvieron a reproducirse durante la interpretación de “Together As Ever”, restando potencia e intensidad a la elegancia melódica del corte. Pese a las reiteradas disculpas del bajista, y a las continuas muestras de apoyo del respetable, lo cierto es que la banda no llegó a sonar con total nitidez en este tramo inicial  del show, aunque hay que remarcar que una vez quedaron definitivamente solventados los problemas técnicos temas de nuevo cuño como el épico “El Último Rey”, sonaron realmente compactos y poderosos, con la banda rindiendo a un magnifico nivel, mientras Alfred mostraba una gran personalidad imprimiendo mucha fuerza y elegancia  a su interpretación.

Curiosamente, fue cuando mejor estaba sonando la banda, cuando el cuarteto tuvo que lidiar con el otro gran problema de la noche, el horario de la sala. Así que sin extenderse en las   presentaciones la banda tuvo que empezar a desgranar a toda prisa temas como la roquera “This Is My Way”, con la que demostraron su maestría para moverse por diferentes registros, y que el propio Alfred presentó como un tema que hablaba de ellos mismo: “Una banda que hace las cosas a su manera”. Tras una generosa ovación, por fin llegaba el momento de pisar el acelerador al máximo, y que mejor elección que la desquiciante “Living In A Nightmare”, con Alfred entonando esas teatrales y diabólicas líneas vocales, mientras Enrik y Mario se batían en una ardua batalla intercambiando las notas de sus instrumentos. Aunque la formación no se había acercado hasta Barcelona para presentar sus últimas obras de estudio, el grueso de su repertorio estuvo centrado básicamente en el material de su más reciente entrega discografía “Ars Musica”, del que desgranaron hasta un total de seis composiciones. De entre las que no quisieron dejarse en el tintero, destacaría la delicada balada  “Gara & Jonay”, todo un ejercicio de elegancia y sutileza que caló profundamente entre sus seguidores, protagonizando uno de los momentos más vibrantes y emotivos de la noche.

El repaso a sus anteriores trabajos de estudio estuvo marcado por una explosiva dupla en la que se alternaron los aires melancólicos de “On The Hill Of Dreams”, que por cierto sonó mucho más potente y rabiosa que en su versión de estudio dando al tema una nueva dimensión, para posteriormente dejar paso a los grandilocuentes coros de “Love From The Stone”, que sirvió para poner  a toda la sala a cantar demostrando la buena repercusión de su anterior trabajo “Ancestral Romance”.​

Con un ambiente un tanto enrarecido, a causa de  la obligación expresa de tener que acabar el show a una hora determinada,  y con el consiguiente mosqueo de Alfred que se quejó enérgicamente  desde el escenario por no poder ofrecer a sus seguidores todo el repertorio previsto, los madrileños quisieron aprovechar al máximo su tiempo desgranando una coreadísima versión de “The Chariot”, con la que certificaron que la pieza se ha convertido en un clásico absoluto dentro de su repertorio. Para finiquitar su accidentada descarga los madrileños apostaron por la efectividad de una de las mejores piezas de su última entrega, el single  "The Road Again”, para acabar poniendo el broche definitivo  a su presentación con su particular revisión de los clásicos versos de Espronceda, ofreciendo a sus seguidores, a petición popular, una coreadísima interpretación de “La Canción Del Pirata”, que puso a toda la sala a cantar como si le fuera la vida en ello.

A pesar de que no fue un mal concierto, no creo que el de esta noche fuera el reencuentro soñado ni por la banda ni por el público barcelonés, pero en cualquier caso sirvió para poner fin a un desencuentro que se había dilatado demasiado en el tiempo. Simplemente desear que de cara a futuras ocasiones  la mala suerte y el infortunio no se vuelvan a cebar con el cuarteto del foro. Y que, por supuesto, no tengamos que esperar otros 10 años para poder disfrutar de una nueva descarga de Dark Moor en Barcelona.​


TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER

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