miércoles, 13 de mayo de 2020

PARADISE LOST-OBSIDIAN


Resulta evidente que tras sobreponerse  a las críticas que tuvieron que soportar tras alcanzar el Olimpo del metal durante la década de los noventa Paradise Lost se han acabado convirtiendo en uno de los nombres de referencia para todos los que seguimos la escena metal del Viejo Continente. Sus cambios de estilo, -en ocasiones acompañados del de look-, aunque no siempre fueron bien recibidos les han servido para expandir su sonido por diferentes vertientes estilísticas, aunque siempre manteniendo ese oscuro manto de melancolía independientemente de que primaran los rotundos riffs o las bases electrónicas, o si por  contra nos enfrentábamos a la ferocidad de los guturales o a unos cristalinos registros vocales. En cualquier caso, siempre podías encontrar en su música la esencia y el sello de Paradise Lost. Y aunque eso en ocasiones les ha reportado las opiniones negativas  de algunos de sus seguidores, para otros siempre ha resultado un aliciente más para aproximarnos a sus nuevos lanzamientos, siempre con la incertidumbre  de descubrir como  sonarían sus nuevas composiciones.

Sin embargo durante la última década el quinteto oriundo de la lluviosa Halifax parece haber vuelto a retomar su primigenia pasión por el death/doom, con lo que en sus dos última entregas “The Plague Within”(2015) y “Medusa”(2017), volvíamos a reencontrarnos con esos pétreos riffs cargados de épica intensidad, la aplastante solidez de su implacable sección rítmica, y como no con los registros más agresivos y guturales de Nick Holmes. Pero si algo han demostrado los británicos a lo largo de su longeva trayectoria es que su propuesta siempre está viva, en constante evolución. Pese a ello, que nadie espere un retorno a las sonoridades más electrónicas y experimentales que marcaron obras como “Host” (1999), ya que a lo largo de “Obsidian” el protagonismo volverá a recaer sobre los pétreos guitarrazos que nos brindan  Gregor Makintosh y Aaron Aedy. 

Eso sí lo que podemos destacar  a lo largo de los nueve  cortes que integran esta décimo sexta entrega del combo inglés  es que han vuelto a recuperar muchas de las pinceladas góticas que marcaron sus obras de los noventa. En contraposición, también es apreciable la influencia de la new wave de finales de los setenta y principios de los ochenta. Y por último, otro detalle a destacar es que nuevamente volveremos a escuchar en algunos pasajes los registros limpios de Nick Holmes. Y precisamente es en este punto donde me gustaría hacer un inciso, ya que curiosamente el aspecto vocal es quizás el punto débil del álbum, especialmente en el apartado de los registros guturales, ya que la voz de Nick suena excesivamente tratada, incluso algo sintética, lo que contrasta con la elegante lírica de sus registros limpios.

En cualquier caso “Obsidian”, posee muchos de los elementos que en su momento hicieron que la formación británica se convirtiera en uno de los valores emergentes dentro de la escena europea, así que a todo lo anteriormente expuesto hay que sumar unos cuidados arreglos de cuerda, que servirán para añadir un plus extra de melancolía y dramatismo junto al  buen gusto de unos músicos que con el paso de los años parecen haber encontrado el equilibrio perfecto para conseguir facturar composiciones que sin perder la identidad les permitan no caer en la repetición ni la autocomplacencia.

La tenebrosa ambientación que crean las sugerentes notas del piano acompañando a las líneas vocales limpias de Nick marcarán el relajado arranque que los británicos nos proponen en “Darker Thoughts”, para progresivamente ir sumando  unos elegantes arreglos de cuerda que servirán para inyectar unas mayores cuotas de dramatismo a un corte que al llegar a su ecuador explotará con la descomunal  entradas de sus poderosos riffs y la desgarradora intensidad de unos abrasivos guturales. A lo largo de los años Paradise Lost, y especialmente Gregor  Mackintosh, han conseguido crear un sonido que les hace perfectamente reconocibles, y será precisamente ese sello distintivo el que impregne el oscuro y reptante “Fall From Grace”, en el que el contraste vendrá dado por la interacción entre sus versos en tonos guturales y su pegadizo estribillo en líneas cristalinas.

Como comentaba a lo largo de este “Obsidian”, la banda parece haber querido echar la vista  atrás para recuperar algunas de sus influencias más clásicas. Así que será a lo largo del tenebroso “Ghost”, especialmente en sus compases iniciales, cuando podamos apreciar esos jugosos guiños a la música siniestra de la década de los ochenta, con la base rítmica marcando con rotundidad el tempo mientras los arpegios de guitarra se encargan de rellenar los huecos junto al registro grave de Nick. Un desarrollo lento e inquietante será el encargado de flanquearnos el paso hacia los derroteros doom metaleros sobre los que transita “The Devil Embraced”, un medio tiempo que sirve para que el quinteto vuelva a estrechar los vínculos que le unen con su pasado, sonando siniestros,  tortuosos y hasta introspectivos en un medio tiempo que combina melodía con unos increscendos más densos y agresivos.

He de admitir que viendo la dinámica que estaba tomando el álbum hasta la llegada de “Forsaken” me han sorprendido muy positivamente esos desarrollos aún si cabe más tétricos, en los que el quinteto parece adentrarse de lleno en tesituras más melódicas, ya que a lo largo del tema desaparecerán los registros guturales para recuperar las tonalidades graves y melódicas que la banda ya explotó en trabajos como el celebrado “Draconian Times”(1995). Mucho más majestuosa, intensa y hasta diría que épica resulta “Serenity”, que nos deja con la implacable base rítmica volviendo a llevar las riendas de una pieza que se aproxima a los parámetros clásicos del death metal melódico.

Muchos han sido los estilos y los registros que se han atrevido a tocar Parasile Lost a lo largo de sus más de tres décadas de andadura, pero lo cierto es que creo recordar que pocas veces se habían embarcado en unos desarrollos tan evocadores y relajados como los que protagonizan los compases iniciales de “Ending Days”, en los que prácticamente dejaran de lado las guitarras eléctricas para dejar que las acústicas se vean reforzadas por el dramatismo de los arreglos de cuerda antes de que Gregor se encargue de rematar el tema con un notable ejercicio solista. Como era previsible tampoco faltará la recuperación de las ambientaciones y sonoridades de corte gótico en un tema como “Hopes Die Young”, con las notas de los teclados dando consistencia a sus etéreos dibujos de guitarra.

Un oscuro y frío halo de misterio se apoderará del oyente al arrancar el corte final del álbum “Ravenghast”, que pasa por ser la pieza más cruda, tétrica y  death metalera de todo el plástico, con Holmes volviendo a alternar registros limpios y guturales para redondear un corte lento, cadencioso, y hasta con tintes fúnebres, que les servirá para  revisitar sus influencias más doomers.

Una vez más lo han vuelto a lograr. Paradise Lost han vuelto a facturar un disco maduro, variado y, ante todo, inteligente, en el que el quinteto de Halifax  ha conseguido reunir muchas de las sonoridades e influencias que han marcado su carrera a lo largo de todos estos años para acabar completando una colección de composiciones que sin duda agradarán a la gran mayoría de sus adeptos incondicionales.


DISCOGRAFICA:NUCLEAR BLAST

Lista de Temas


1.    Darker Thoughts
2.    Fall From Grace
3.    Ghosts
4.    The Devil Embraced
5.    Forsaken
6.    Serenity
7.    Ending Days
8.    Hope Dies Young
9.    Ravenghast







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